(A la derecha, siempre a la derecha de la foto, en traje oscuro, Agapito, y a su derecha, Bandrés. Poliédricos dirigentes del Real Zaragoza, S.D.)
Si la corrupción, el oscurantismo, la hipocresía y la mentira es lo que predomina en la política, nada tiene de extraño que ese mismo espíritu de oscurantismo, hipócrita y mentiroso sea el que reine en el futbol, que seguramente constituya el hecho político por excelencia en esta sociedad de chabacanería social y de simpleza mental (a un pasito del fascismo de nuevo cuño que ya tenemos preparado detrás de la puerta) que padecemos y que se fomenta cada vez más desde las diferentes estancias políticas bajo el pretexto del deporte.
El trasiego de dinero de unos clubes de fútbol a otros para amañar resultados no es nuevo, no lo ha inventado Zapatero. Con Franco también llovía.
En países como Italia, donde la mafia tenía un espíritu “deportivo” mas purificado, los escándalos por casos de amañamiento de partidos de fútbol llega de antiguo, pero como esto de la globalización y, sobre todo, la libertad de movimiento de capitales se moderniza y amplia, que para eso estamos en la globalización chis pum, según la UEFA, que para mi es donde se da cita lo mas granado de lo angelical, acaba de hacer público que la corrupción con su cáscara de deportiva podría estar presente en 200 partidos de fútbol en nueve países de Europa, incluyendo también al baloncesto y al tenis y al menos tres partidos de la previa de la Liga de Campeones y doce de la Liga Europa, y claro, conviene aclararlo, Zapatero no “reina” en todos eso países europeos.
Parece evidente el espíritu de nuestro tiempo: corrupción sobre mentira está globalizado, y parece que se va a incrementar por eso de las apuestas que se empieza a hacer publicidad a través de programas de radio de gran audiencia, como quien anuncia caramelos, pero de los buenos, de los ecológicos y de los que no engordad, es decir, que con las apuestas todos ganan y, el que mas gana, seguro, es el que no apueste.
Pero todo esto es lo lejano, lo que parece que no pasa o que si pasa es como si no pasara, hasta, claro es, que pase en Zaragoza, como ha pasado con el portero del Real Zaragoza, S. D., Vallejo, que aparece, presunta, presunta y presuntamente como implicado en algún caso de corrupción des cubierto por la UEFA, porque desde el ordenador de Vallejo, presunta, presunta y presuntamente se han hecho apuestas de forma ilegal, fraudulenta o como quier que sea, presuntamente, que aquí todo termina en presunto, menos chorizo, que termina en cuerda.
Pero tampoco conviene que nos centremos en el portero del Real Zaragoza por muy culpable e implicado que pudiera terminar siendo. Si así fuera, no dejaría de ser un caso particular de corrupción.
El origen de la corrupción, el principio de la misma, hay que buscarlo, porque ahí se encuentra, en la concepción misma del fútbol que hoy se tiene, que para eso estamos en un sistema político y social corrupto.
Verbigracia (sólo por cercanía inmediata): EL REAL ZARAGOZA, S. D.
El Real Zaragoza, S. D., tiene de deportivo la “D” de su denominación. El Real Zaragoza es una sociedad mercantil de la que su propietario, Agapito, tiene el 90% de su capital social, y la explotación de su negocio consiste en apropiarse de una propiedad municipal: los terrenos y edificios de la Ciudad deportiva y los terrenos e instalaciones del campo de fútbol de la Romareda, y la utilización en falso del nombre de la Ciudad de Zaragoza y la explotación, mediante el engaño, de los sentimientos de los miles de ciudadanos que creen que el Real Zaragoza S. D. representa algo aragonés.
Para que el Real Zaragoza S. D. fuera lo que sus seguidores y aficionados creen que es, haría falta que los miles de personas que cada día mantienen a miles de niños y jóvenes haciendo que practiquen fútbol en los cientos de equipos que hoy existen en Zaragoza, dirigieran al Real Zaragoza. S. D., que son los que verdaderamente saben y sienten el fútbol como deporte, y no el Agapito y el Bandrés, hombre procedente de la política impura y dura incrustado al negocio del Real Zaragoza, S. D.
Pero esta última aseveración es un decir por decir, porque para que se pusiera dar haría falta un tipo de sociedad que hoy no tenemos, que a su vez, exigiría como condición previa, un tipo de ciudadano responsable, culto y preocupado por sus asuntos que hoy tampoco tenemos. Que se le va a hacer, son cosas del fútbol tal y como hoy se le concibe.
Atengámonos, pues, al dato concreto y cercano. A la corrupción concreta y cercana. La mercantil que pasa por ser deportiva bajo la denominación de Real Zaragoza S. D., tiene que hacer frente durante el año 2.010 a una deuda de 90.888.817 de euros.
Las explicaciones correspondiente de cómo se ha llegado a esa deuda: sueldos volanderos de más allá de las nubes de sus dirigentes, si es que eso es dirigir, gastos y regastos sobre gastos previstos o no, las tendrán que dar Agapito y Bandrés a quien quiera que sea. A mi no me importa ni me tiene que explicar nada, no soy accionista de esa mercantil.
Lo que ami me importa es que yo tengo una parte indivisible en todas las instalaciones del Real Zaragoza por ser ella de propiedad municipal, y exijo que Agapito, como propietario indiscutible que es del 90% del capital social, es responsable indiscutible también del 90% de la deuda, esto es, responsable personal de 88.607.770 de euros, y quiero ver las garantías reales que ha dado y que tiene para hacer frente a esa deuda.
Es urgentísimo que los zaragozanos conozcamos las garantías que tiene y que ofrece Agapito para hacer frente a las deudas contraídas, antes de que el Ayuntamiento de Zaragoza y el gobierno de Aragón consoliden el tejemaneje que se llevan para poner en manos del Agapito y del Bandrés en nuevo campo de fútbol y dejarles las manos libres para que especulen con la venta de los terrenos de la Ciudad deportiva y de los de la Romareda actual.
Y no es por nada, no me lo vayan a tomar a mal, que yo para lo que es lo políticamente correcto soy muy miradito y no me gusta sacar los pies del tiesto, pero es que el Agapito y el Bandrés, compréndame, lo que tienen demostrado hasta el momento, es que son unos inútiles tanto en el aspecto económico como deportivo, sin entrar en si el portero Vallejo es o deja de ser lo que sea, de momento, presunto.
*
Si la corrupción, el oscurantismo, la hipocresía y la mentira es lo que predomina en la política, nada tiene de extraño que ese mismo espíritu de oscurantismo, hipócrita y mentiroso sea el que reine en el futbol, que seguramente constituya el hecho político por excelencia en esta sociedad de chabacanería social y de simpleza mental (a un pasito del fascismo de nuevo cuño que ya tenemos preparado detrás de la puerta) que padecemos y que se fomenta cada vez más desde las diferentes estancias políticas bajo el pretexto del deporte.
El trasiego de dinero de unos clubes de fútbol a otros para amañar resultados no es nuevo, no lo ha inventado Zapatero. Con Franco también llovía.
En países como Italia, donde la mafia tenía un espíritu “deportivo” mas purificado, los escándalos por casos de amañamiento de partidos de fútbol llega de antiguo, pero como esto de la globalización y, sobre todo, la libertad de movimiento de capitales se moderniza y amplia, que para eso estamos en la globalización chis pum, según la UEFA, que para mi es donde se da cita lo mas granado de lo angelical, acaba de hacer público que la corrupción con su cáscara de deportiva podría estar presente en 200 partidos de fútbol en nueve países de Europa, incluyendo también al baloncesto y al tenis y al menos tres partidos de la previa de la Liga de Campeones y doce de la Liga Europa, y claro, conviene aclararlo, Zapatero no “reina” en todos eso países europeos.
Parece evidente el espíritu de nuestro tiempo: corrupción sobre mentira está globalizado, y parece que se va a incrementar por eso de las apuestas que se empieza a hacer publicidad a través de programas de radio de gran audiencia, como quien anuncia caramelos, pero de los buenos, de los ecológicos y de los que no engordad, es decir, que con las apuestas todos ganan y, el que mas gana, seguro, es el que no apueste.
Pero todo esto es lo lejano, lo que parece que no pasa o que si pasa es como si no pasara, hasta, claro es, que pase en Zaragoza, como ha pasado con el portero del Real Zaragoza, S. D., Vallejo, que aparece, presunta, presunta y presuntamente como implicado en algún caso de corrupción des cubierto por la UEFA, porque desde el ordenador de Vallejo, presunta, presunta y presuntamente se han hecho apuestas de forma ilegal, fraudulenta o como quier que sea, presuntamente, que aquí todo termina en presunto, menos chorizo, que termina en cuerda.
Pero tampoco conviene que nos centremos en el portero del Real Zaragoza por muy culpable e implicado que pudiera terminar siendo. Si así fuera, no dejaría de ser un caso particular de corrupción.
El origen de la corrupción, el principio de la misma, hay que buscarlo, porque ahí se encuentra, en la concepción misma del fútbol que hoy se tiene, que para eso estamos en un sistema político y social corrupto.
Verbigracia (sólo por cercanía inmediata): EL REAL ZARAGOZA, S. D.
El Real Zaragoza, S. D., tiene de deportivo la “D” de su denominación. El Real Zaragoza es una sociedad mercantil de la que su propietario, Agapito, tiene el 90% de su capital social, y la explotación de su negocio consiste en apropiarse de una propiedad municipal: los terrenos y edificios de la Ciudad deportiva y los terrenos e instalaciones del campo de fútbol de la Romareda, y la utilización en falso del nombre de la Ciudad de Zaragoza y la explotación, mediante el engaño, de los sentimientos de los miles de ciudadanos que creen que el Real Zaragoza S. D. representa algo aragonés.
Para que el Real Zaragoza S. D. fuera lo que sus seguidores y aficionados creen que es, haría falta que los miles de personas que cada día mantienen a miles de niños y jóvenes haciendo que practiquen fútbol en los cientos de equipos que hoy existen en Zaragoza, dirigieran al Real Zaragoza. S. D., que son los que verdaderamente saben y sienten el fútbol como deporte, y no el Agapito y el Bandrés, hombre procedente de la política impura y dura incrustado al negocio del Real Zaragoza, S. D.
Pero esta última aseveración es un decir por decir, porque para que se pusiera dar haría falta un tipo de sociedad que hoy no tenemos, que a su vez, exigiría como condición previa, un tipo de ciudadano responsable, culto y preocupado por sus asuntos que hoy tampoco tenemos. Que se le va a hacer, son cosas del fútbol tal y como hoy se le concibe.
Atengámonos, pues, al dato concreto y cercano. A la corrupción concreta y cercana. La mercantil que pasa por ser deportiva bajo la denominación de Real Zaragoza S. D., tiene que hacer frente durante el año 2.010 a una deuda de 90.888.817 de euros.
Las explicaciones correspondiente de cómo se ha llegado a esa deuda: sueldos volanderos de más allá de las nubes de sus dirigentes, si es que eso es dirigir, gastos y regastos sobre gastos previstos o no, las tendrán que dar Agapito y Bandrés a quien quiera que sea. A mi no me importa ni me tiene que explicar nada, no soy accionista de esa mercantil.
Lo que ami me importa es que yo tengo una parte indivisible en todas las instalaciones del Real Zaragoza por ser ella de propiedad municipal, y exijo que Agapito, como propietario indiscutible que es del 90% del capital social, es responsable indiscutible también del 90% de la deuda, esto es, responsable personal de 88.607.770 de euros, y quiero ver las garantías reales que ha dado y que tiene para hacer frente a esa deuda.
Es urgentísimo que los zaragozanos conozcamos las garantías que tiene y que ofrece Agapito para hacer frente a las deudas contraídas, antes de que el Ayuntamiento de Zaragoza y el gobierno de Aragón consoliden el tejemaneje que se llevan para poner en manos del Agapito y del Bandrés en nuevo campo de fútbol y dejarles las manos libres para que especulen con la venta de los terrenos de la Ciudad deportiva y de los de la Romareda actual.
Y no es por nada, no me lo vayan a tomar a mal, que yo para lo que es lo políticamente correcto soy muy miradito y no me gusta sacar los pies del tiesto, pero es que el Agapito y el Bandrés, compréndame, lo que tienen demostrado hasta el momento, es que son unos inútiles tanto en el aspecto económico como deportivo, sin entrar en si el portero Vallejo es o deja de ser lo que sea, de momento, presunto.
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