sábado, 29 de agosto de 2009

¡PENA DE HOMBRE, DIOS MIO!

Ser humano (aunque no lo parezca) en versión ovejita descarriada, con disfraz de peregrino, presto a partir en peregrina huida cibernética de las soluciones Obámicas que le persiguen.
Porta la ovejita esta bajo el brazo buen pollo que ha logrado trasplantar a su propiedad privada desde corral ajeno (en lo que nada le podemos objetar a la ovejita. Ha actuado como un banco más, en defensa propia); morral lleno de pan y queso, comprado en el Eroski de la esquina que estaba de oferta, y su buena calabaza llena de vino peleón, también comprado, en el vinatero de su barrio, que de agua Dios proveerá.
Qué pena de hombre. Y que paran las madres hijos así…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto,amigo Manuel me empieza a preocupar, creo que deberías mirértelo. Quien sabe, hoy en día, con los avances que hay...