lunes, 8 de septiembre de 2008

EL ALCALDE DE ISLA MAYOR

Paco Murcia, natural de Motril, Granada, Maestro (y repetiremos otra vez, Maestro), vecino y Maestro de Isla Mayor, Sevilla, desde hacia mas de un cuarto de siglo y Alcalde desde la legislatura pasada ha muerto.
Mejor dicho, Paco Murcia, Maestro y Alcalde de Isla Mayor no ha muerto, porque los hombres como Paco Murcia no mueren, no pueden morir. Y no ha muerto porque los vecinos de Isla Mayor, su viuda, hijos y familiares no lo van a dejar morir.
Lo más vivo de todo cuanto puede ser vivido es el recuerdo. El recuerdo es una brizna de vida que se mete en lo hondo de los más íntimo del ser y ahí permanece para siempre, agrandándose y haciendo presente todos los pretéritos, puliendo el alma, sustentando la existencia propia con sentido en el caminar diario.
Que Paco Murcia renunciara a su sueldo de Alcalde para uso particular, no puede ser considerado más que como anécdota, una simple anécdota, porque en la política, y más que en la política, en la vida entera, no interesa tanto un hecho concreto y aislado por muy noble que pudiera ser, sino el conjunto de actitudes y comportamientos que a diario se tengan, desde que uno se levanta hasta que se acuesta.
Paco Murcia madrugaba, abría pronto los ojos para no dejar que el nuevo día le sorprendiera, y salía a la calle para ser de los primeros en ver lo que empezaba a acontecer en el pueblo, y claro es, lo veía.
Veía Paco a los que más madrugan en el pueblo, a los pescadores, los que salen de sus casas mucho antes de que salga el sol, y quizás fuera ahí, entre los pescadores, en la barra del bar, entre voces roncas y cansadas, donde Paco tomara el primer pulso a la vitalidad del pueblo.
Ya se ha dicho que Paco Murcia fue un buen Maestro y un buen Alcalde, y esto a mi no me parece muy ajustado a la realidad. Maestro y Alcalde no son más que adjetivos que sólo valen para calificar.
Antes que Maestro, Alcalde o tractorista se es persona. Sin la existencia previa de la persona no hay, no puede haber nada.
Paco Murcia fue una buena persona, y por ello buen Maestro y buen Alcalde, y además de esa bondad suya, tenía también las esencias en las que deben basarse las nobles artes de la enseñanza y la política, muy parejas la una a la otra, caso de no ser variantes o ramas del mismo tronco, porque, en suma, tanto la enseñanza como la política no son más que instrumentos para la vida, la vida social.
Aristóteles decía que el político, si de verdad quería serlo, debía tener virtudes. Virtudes que poder enseñar a los demás, y para mí que por este camino, por el de las virtudes, encontramos pronto a Paco Murcia, alcalde que fue de Isla Mayor.
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Manuel Sogas Cotano
Isla Mayor, 07/09/08

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hola!
Estoy totalmente de acuerdo, D. Paco Murcia era y sigue siendo una de esas grandes y eternas personas, de esas que te dejan una sonrisa en el alma.
Saludos,
MBR.

Anónimo dijo...

Fue una persona fenomenal lo recordaremos diariamente