Los países miembros del
G20 invirtieron el año pasado cantidades récord de dinero público en
combustibles fósiles, según un informe, pese a haber prometido reducirlas
parcialmente.
TOPOEXPRESS
Los países ricos siguen subvencionando los
combustibles fósiles
El Viejo Topo
10 septiembre,
2023
Los países
miembros del G20 invirtieron el año pasado cantidades récord de dinero público
en combustibles fósiles, según un informe, pese a haber prometido reducirlas
parcialmente. El volumen de dinero público dedicado al carbón, el petróleo y el
gas por parte de veinte de las economías más grandes del mundo alcanzó un nivel
sin precedentes de 1,4 billones de dólares en 2022, según el Instituto
Internacional de Desarrollo Sostenible (IISD), a pesar de que los líderes mundiales
acordaron eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles ineficientes en
la cumbre sobre el clima COP26, que tuvo lugar en Glasgow hace dos años.
El informe
precede a una reunión de los países del G20 que se celebrará el mes que viene
en Delhi y que podría marcar la pauta de cara a la siguiente gran conferencia
sobre el clima, prevista para noviembre en los Emiratos Árabes Unidos.
Es crucial que
los líderes debatan sobre las subvenciones, ha declarado Tara Laan, socia del
IISD y autora responsable del estudio. “Estas cifras nos recuerdan
las cantidades masivas de dinero público que los gobiernos del G20 siguen
invirtiendo en combustibles fósiles, a pesar de los efectos cada vez más
devastadores del cambio climático.” Los combustibles fósiles liberan sustancias
contaminantes cuando se queman, y estas calientan el planeta y hacen que los
fenómenos meteorológicos extremos sean cada vez más violentos. También ensucian
la atmósfera con toxinas que dañan los pulmones y otros órganos de la
población. La ciencia calcula que la contaminación atmosférica debida al uso de
combustibles fósiles mata cada año a entre 1 y 10 millones de personas.
Aparte de los
costes para la sociedad, que desdeñan, los gobiernos han rebajado todavía más
los precios apoyando con dinero público a las empresas productoras de
combustibles fósiles y sus clientes. El informe señala que los gobiernos del
G20 dedicaron 1 billón de dólares a subvenciones, 322.000 millones a
inversiones por parte de empresas públicas y 50.000 millones a préstamos
otorgados por entidades financieras públicas. El importe total duplica con
creces la cantidad invertida en 2019, según la autoría del informe. Los líderes
del G20 acordaron ya en 2009 eliminar las subvenciones a los combustibles
fósiles ineficientes “a medio plazo” . En la cumbre sobre el clima COP26,
una década después, los líderes mundiales aceptaron acelerar este esfuerzo. Sin
embargo, desde entonces el coste de la vida ha aumentado drásticamente a
resultas de la pandemia de Covid-19 y la invasión rusa de Ucrania. Esta última
desencadenó una crisis energética que hizo que muchos gobiernos decidieran
intervenir para frenar el aumento del precio del combustible y topar las
facturas de luz y gas.
Desde la
ciencia y la medicina se viene alertando desde hace tiempo sobre los peligros
de subvencionar combustibles que matan a personas y bloquean los
esfuerzos por limpiar las economías.
Últimamente
también ha habido expertos en energía y economistas que se han unido al coro de
voces que cuestionan las subvenciones otorgadas a los combustibles fósiles. En
febrero, un informe de la Agencia Internacional de la Energía concluyó que la
magnitud de las subvenciones a los combustibles fósiles en 2022 era una “señal
preocupante para las transiciones energéticas”, aunque señaló que algunas de
las medidas eran defendibles como necesidades sociales o políticas “dados los
apuros que podría haber causado la plena exposición de los precios de mercado”.
En junio, un
informe del Banco Mundial estableció que “al bajar los precios de los
combustibles fósiles, los gobiernos no solo incentivan el uso excesivo, sino
que también perpetúan las tecnologías contaminantes ineficientes y consolidan
la desigualdad”. Las y los autores también calcularon que unas tres cuartas
partes de todas las subvenciones que recibe el sector energético se destinan a
los combustibles fósiles. “Existe un enorme potencial en la reforma de las
subvenciones”, declaró Richard Damania, economista jefe de un grupo de
sostenibilidad en el Banco Mundial y autor responsable del estudio.
“Readaptando unas subvenciones derrochadoras podemos liberar cantidades
significativas de dinero que podrían emplearse para abordar algunos de los
retos más apremiantes del planeta.” Y añadió: “Los gobiernos deberían priorizar
reformas que conciten la aceptación pública, protejan a las personas más
vulnerables y muestren cómo se utiliza el dinero para mejorar
significativamente la vida de la gente.”
El IISD calculó
que aumentando el impuesto sobre el carbono a 25-75 dólares por tonelada de
gases de invernadero, los gobiernos del G20 podrían recaudar un billón de
dólares más al año. Para compensar los costes para las personas vulnerables que
viven en la pobreza, los y las autoras recomiendan el pago de una renta a
quienes más lo necesitan. También aconsejan a los líderes mundiales que
eliminen el adjetivo ineficientes de su promesa de acabar con las subvenciones
a los combustibles fósiles y en su lugar especifiquen los casos en que estos
estén justificados.
El IISD también
reclama que los líderes del G20 pongan fin a las subvenciones a los
combustibles fósiles en los países ricos a más tardar en 2025 y en los demás
países en 2030. “Visto que las compañías energéticas obtuvieron beneficios
récord en plena crisis energética del año pasado, no se ven motivadas para
cambiar sus modelos de negocio con arreglo a lo que es necesario para limitar
el calentamiento global”, declaró Laan. “Pero está en la mano de los gobiernos
empujarlas hacia el buen camino.”
23/08/2023
Artículo
publicado originalmente en The Guardian
Traducción y fuente: viento sur.
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