martes, 1 de diciembre de 2020

Ni se imaginan lo bien que se entiende el chino hablando el chino, y como en china, que es la parte del mundo que más chinos tiene, en cuanto le han aplicado el chino al Covid 19, a tomar polculo que se ha ido el covid-19 en unos cuantos meses, mientras que en el resto del mundo sigue y sigue y sigue, excepto en África que hasta la fecha es prácticamente inexistente, se ha convertido en el agua bendita que necesitaban los grandes capitales para seguir acrecentándose y tética monja para utilizarlo como instrumento político de meter miedo al personal y utilizarlo como medio de control social para los respondones que pudieran salir, por parte de los diferentes gobiernos al servicio y órdenes de esos mismo capitales, al tiempo que de base política donde se sustentan los programas equinos del caballo de Santiago Abascal, o sea, los programas políticos de la extreme derecha, y la extrema derecha disfrazada de derechita central para alterar el orden público como elemento previo y necesario para no admitir nuevas derrotas electorales y poder liar la de San Quintín como Dios manda. ¿Y cómo lo manda Dios? Que se me yo cómo lo manda Dios si esto versa sobre los grandes capitales.

 

Wuhan: el regreso al escenario del crimen no encuentra el rastro que esperaba


elregio.com/noticias/30.11.2020

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La Biblia empieza por el Génesis, donde se cuenta el origen de todo, y la policía también empieza por el lugar del crimen, donde el delincuente ha dejado sus mejores rastros. Si encuentras el origen, encuentras la explicación.

Si la pandemia empezó en Wuhan, ahí deben estar el rastro de sangre y las huellas dactilares. Por eso, una vez terminado el confinamiento, el Ayuntamiento puso a los científicos a buscar el origen de todo. Se suman así a los equipos de la OMS y The Lancet, que también han enviado a sus sabuesos al epicentro del desastre, porque ya saben: los chinos no han dicho la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad de esta pandemia (de la que son responsables).

Los chinos son unos rastreadores de verdad. Hicieron las cosas al más puro estilo chino: si Wuhan tiene 10 millones de habitantes, los científicos se pusieron a buscar coronavirus en todos y cada uno de sus habitantes. En masa. Sus conclusiones las acaba de publicar la revista Nature (*) y no tienen desperdicio.

El confinamiento, que había empezado el 23 de enero, se acabó el 8 de abril y durante los primeros dos meses, hasta el 10 de mayo, sólo detectaron seis casos positivos en la ciudad, o sea, casi nada. En menos de tres meses la terrible pandemia se había marchado sin dejar huellas.

Los científicos enviados por el Ayuntamiento acabaron su rastreo exhaustivo el 1 de junio y sólo encontraron 300 casos. Todos ellos eran asintomáticos, es decir, personas sanas. No hay enfermos. El epicentro no mostraba ningún signo del huracán.

A partir de aquí vuelven a abrirse todos los interrogantes, no sólo de esta pandemia sino de la doctrina sobre la que se ha construido. Los “expertos” de la tele nos deben una explicación, otra más, que no podemos esperar obtener en ningún caso.

En el origen no aparece lo que cabría esperar y, sobre todo, en Wuhan solucionaron en tres meses lo que en Europa no son capaces en ocho meses. No es que algo este fallando, sino que falla todo.

Siempre podrán recurrir al consabido argumento -muy cientifico sin duda alguna- de que no vale nada que no proceda de Estados Unidos y sus socios. Incluso es posible que los chinos se hayan apoderado de la revista Nature para seguir engañando al munto entero.

(*) https://www.nature.com/articles/s41467-020-19802-w

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