«Quien no estuvo allí no puede entender lo que
sucedió»: últimos supervivientes de Auschwitz ofrecen sus testimonios 75 años
después de su liberación.
El 27 de enero
de 1945, el Ejército Rojo de la Unión Soviética liberó el infame campo de
exterminio nazi, poniendo fin a uno de los episodios más negros de la historia
de la humanidad.
Diario Octubre
enero 28, 2020
Se cumplieron
ayer 75 años del 27 de enero de 1945, fecha en que el Ejército Rojo de la Unión
Soviética liberó el mayor complejo de campos de concentración y de exterminio
de judíos de la Alemania nazi.
Auschwitz se
convirtió desde entonces en el símbolo de una de las mayores atrocidades en la
historia humana. En 2005, el 27 de enero fue proclamado por la asamblea General
de la ONU como el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas
del Holocausto.
La trágica
historia de este execrable lugar comenzó el 20 de mayo en 1940,
cuando se finalizó la construcción del campamento en la ciudad
polaca de Auschwitz.
75 años
después, los últimos supervivientes del campo ofrecen sus
testimonios sobre el infierno que tuvieron que sufrir. Como recuerda
Malka Zaken, «quien no estuvo allí no puede entender lo que sucedió«.
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«Un infierno»
«No había
compasión, ¿sabe? Era un infierno. Un infierno. Los prisioneros que
llevaban más tiempo parecían locos, con sus ojos fuera de las órbitas» explica
otro de los supervivientes, Shmuel Blumenfeld.
«Vivíamos con
la amenaza de que cualquier instante fuera el último«, añade Batcheva
Dagan.
Trabajos
forzados extremadamente duros iban acompañados de raciones escasas de comida.
El hambre era uno de los enemigos contra los que tenían combatir diariamente
los reclusos que intentaban luchar por su vida.
«No se puede
imaginar el hambre que pasamos en Auschwitz. La sopa era agua con algunas papas
pequeñas flotando. Era la única comida«, relata por su parte Saul Oren.
«No dejo de vivir el pasado»
Todos los
sobrevivientes coinciden en que su paso por el campo de concentración les marcó
profundamente de por vida.
«Casi todas las
noches [tengo pesadillas]. Sueño mucho y lo recreo todo», confiesa Menahem
Haberman: «75 años después, todavía vivo con eso. Vivo en el presente, pero no
dejo de vivir el pasado«.
«No puedes
olvidar, nunca lo olvidas. Ese sufrimiento no se puede olvidar», asegura
por su parte Zaken.
«Vivir para contar»
Según afirman
varios de ellos, lograron sobrevivir esa etapa tan dura porque
no se rindieron y «lucharon» por su vida, además de establecerse unos
objetivos que posteriormente pudieron cumplir.
«Quería vivir
para contar al mundo [lo que ocurría allí]: ese era mi objetivo«, señala
Dagan. «Cuando me preguntan: ‘¿quién podía sobrevivir?’, mi respuesta es
‘quienes sabían sufrir’. Los que no podían soportar el sufrimiento se
acercaban a la valla electrificada, estiraban la mano y morían».
«Sobreviví
porque luché por mi vida, no fue un regalo que me dieron», defiende la anciana.
A muchos, el
hecho de haber podido sobrevivir a sus torturadores -aquellos que entonces se
veían con derecho de elegir quién podía vivir y quién no- incluso hoy en día
les causa una sensación de satisfacción y victoria.
«Todavía hoy
siento que derroté a los peores asesinos, a todos. Yo estoy vivo y ellos
se pudren bajo tierra», concluye Haberman su testimonio sobre uno de los
episodios más negros de la historia de la humanidad.
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