HBO y los
comunistas rusos.
DIARIO
OCTUBRE / agosto 31, 2019
. «En la
serie Chernobyl se inventaron persecuciones a científicos y detenciones por la
KGB que nunca existieron y silenciaron los esfuerzos de la sanidad rusa y
cubana»
- «En Years and Years la audiencia no sabrá que la realidad es precisamente la contraria: que los prohibidos y perseguidos en Ucrania hoy son los comunistas»
- «En HBO no necesitan una ley criticada en el TEDH. Para estigmatizar el comunismo basta con colarnos en casa una serie impecablemente entretenida y facturada»
Una imagen
con la que la serie Years and years ilustra la revolución española con la que
la extrema izquierda llega al poder. / HBO
Pascual Serrano.— Primero fue la serie Chernobyl, en HBO,
donde los héroes que ayudaron a paliar las consecuencias de la catástrofe
nuclear fueron presentados como unos pringados enviados al matadero por el
gobierno comunista soviético. Una serie donde se inventaron
persecuciones a científicos y detenciones por la KGB que nunca existieron. Y
donde silenciaron todos los esfuerzos que hizo la sanidad rusa y cubana (ambas
socialistas) para atender a las víctimas de la catástrofe nuclear. El ocultismo
soviético de entonces lo convierten en espectáculo occidental de una serie de
ficción, sin aval científico ni documental ni histórico. Pero eso
sí, técnicamente impecable, porque ya se sabe que si algo hacen bien el
capitalismo son los envoltorios de las mentiras.
Y si coló cambiar el pasado para contarlo a su medida,
más fácil todavía debería ser inventarse el futuro con el mismo objetivo. Y
aquí es donde viene la nueva serie de HBO, Years and years,
que recrea la historia de una familia en una década futura en el Reino Unido,
no tan lejana, a partir de 2020. Una de las tramas principales gira en
torno a un ucraniano que debe huir de su país porque allí han tomado el poder
los comunistas rusos y lo persiguen por homosexual. Según cuenta el novio
británico del ucraniano, los comunistas ya intentaron perseguir a los
homosexuales en 2016, luego en 2019 y a la tercera, en 2022, fue la vencida. Y,
claro, esa será la tesis que creerá la audiencia. Una audiencia que no
sabrá que la realidad es precisamente la contraria: que los prohibidos y
perseguidos en Ucrania hoy son los comunistas.
En 2014 los diputados comunistas fueron expulsados del
Parlamento y en 2015 prohibió las actividades del Partido
Comunista Ucraniano, una decisión que está recurrida ante el Tribunal Europeo
de Derechos Humanos. Pero es que, en los últimos capítulos de la serie el
homosexual ucraniano, que se encontraba refugiado en España acogido por un
gobierno socialdemócrata, debe huir porque se produce una revolución donde “el
gobierno de izquierdas queda reemplazado por un gobierno de extrema izquierda”.
Lo ilustran con una batiburrillo de manifestaciones de guardias civiles y
policías que piden equiparación salarial, de independentistas con esteladas y
otras de extrema derecha con saludos fascistas y banderas españolas. “Extrema
izquierda y extrema derecha se acaban encontrando”, dice el ucraniano para
explicar que el nuevo gobierno lo va a repatriar. Curiosamente, las dos
series, Chernoby y Years and years, son recomendadas por Iñigo Errejón.
De modo que tenemos a HBO contándonos la historia al
revés. El mundo del espectáculo al que nos han llevado está suponiendo que sean
los productos de ficción televisiva los que den las lecciones de historia y de
rigor científico. El
refinamiento de nuestra sociedad capitalista es tan sutil que ha descubierto la
forma amable de mentir y engañar, de negar la historia e imponer sus falsas
versiones.
Las víctimas pasan a ser los verdugos con toda
impunidad. Tan amable y seductora es su versión que nadie se planteará si es
verdad o es mentira, es… entretenida. ¿Acaso queríamos otra cosa que no fuera
entretenimiento?
El gobierno ucraniano aprobó una
ley llamada de “descomunistización”, con la que, además de perseguir
a los comunistas, pretende borrar de la memoria del país toda referencia al
comunismo, a la República Socialista Soviética de Ucrania, a la Unión
Soviética, imponiendo en los centros educativos, en la universidad y en los
medios de comunicación una vergonzosa manipulación de la historia del
país. En HBO son más elegantes, no necesitan una ley que pueda ser
criticada en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Para estigmatizar el
comunismo basta con colarnos en casa una serie impecablemente entretenida y
facturada. Como en el mundo feliz de Aldous Huxley, las series son
nuestro soma. Sabemos que nada es real, pero nos encanta. Y,
mientras tanto, ese encantamiento va destrozando la verdad, la historia y, del
mismo modo, nuestra capacidad de aprender del pasado.
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