¿Quién quiere privatizar las pensiones públicas aunque
diga lo contrario?
TERCERAINFORMACION.ES
06/04/2019
En las últimas
horas se ha levantado revuelo en los medios de comunicación porque el
presidente Pedro Sánchez ha acusado al Partido Popular de querer privatizar las
pensiones. Enseguida, desde el Partido Popular lo han negado, concretamente a
través de mi amigo Daniel Lacalle (la noticia aquí).
Como siempre,
el debate (si a estos rifirrafes se le puede llamar debates) tiende a generar
confusión por los términos en que se plantea.
Es cierto que
en España, salvando a algún ultraliberal sin responsabilidades políticas, casi
nadie aboga por la sustitución completa del actual sistema público de pensiones
(basado en el reparto, es decir, en que los cotizantes actuales financien con
sus salarios las pensiones actuales) por otro de capitalización (basado en que
cada persona ahorre lo que pueda, que ese ahorro lo gestionen fondos de
inversión y que el ahorrador “rescata” ese ahorro más los intereses como
pensión).
Las razones de
por qué no se defiende abiertamente la privatización de las pensiones públicas
son tres. La primera, que la inmensa mayoría de los votantes de todos los
partidos prefiere y defiende que se mantengan como tales. La segunda, que es
muy difícil de vender lo que la experiencia de los fondos de pensiones de
capitalización privada han demostrado: que son muy inseguros, poco rentables y
que terminan por dejar tirados a los ahorradores si no son rescatados con
dinero público, bien a través de ayudas fiscales o directas del gobierno. Y la
tercera, porque es muy comprometido decirle a los votantes que lo que en
realidad se está proponiendo es un sistema que sólo va a proporcionar pensiones
de jubilación a quienes a lo largo de la vida laboral hayan podido ahorrar,
algo que con los salarios actuales no puede hacer todo el mundo.
Es por esas
tres razones por lo que ni los propios liberales ni los bancos y demás
entidades financieras que son quienes más están interesados en que haya un
sistema de capitalización que les permitiría manejar una suma inmensa de
ahorro, defienden un cambio radical. Y es por eso que desde hace años han
optado por plantear una estrategia más sutil para llegar a la privatización:
dejar que el sistema de pensiones públicas se vaya debilitando sin que se note
mucho (básicamente reduciendo la pensión por diferentes métodos), al mismo
tiempo que fomentan que la gente vaya recurriendo cada vez más al ahorro
privado mediante incentivos, publicidad, ayudas fiscales y, sobre todo, con un
discurso catastrofista y machacón orientado a convencer a la gente de que en el
futuro no será posible que haya pensiones públicas (sobre todo, por un
argumento falso pero muy convincente de crecimiento demográfico).
Pero es
evidente que quien propone que una parte de las pensiones se financie a través
de un sistema de capitalización está defendiendo que se privaticen las
pensiones públicas, en todo o en parte. Y es evidente también que, en un
sistema de vasos comunicantes, es decir, de recursos limitados, más recursos en
el lado privado supone menos en el público y, por tanto, su muerte a cámara
lenta.
Por eso llevan
razón quienes dicen que darle cabida al sistema de actualización es privatizar
las pensiones, aunque quienes proponen esto último digan al mismo tiempo que
quieren que eso se vaya compatibilizando con el sistema de reparto.
Seamos serios.
Cómo puede decir que no defiende la privatización del sistema (no digo en el
todo y a corto plazo, pero desde luego que sí en parte y condicionando el medio
y largo plazo) quien propone: a) que bajen las pensiones públicas b) que se
creen mecanismos de capitalización (en el sector privado) para proporcionar
pensiones privadas y c) que se den ayudas a los fondos privados que gestionan
ese ahorro,
Por eso me
extraña que diga el Partido Popular que no busca privatizar las pensiones. Las
declaraciones de sus dirigentes en ese sentido son muy numerosas y los medios
han dado buena muestra de ello. Por ejemplo:
Daniel Lacalle
(amigo a pesar de la enorme distancia ideológica que nos separa) también ha
defendido en muchas ocasiones la puesta en marcha de un sistema de
capitalización privado como complementario del público. Por ejemplo, en los
siguientes videos o artículos:
Y me choca, por
último, que quienes defienden la privatización de las pensiones a través del
sistema de capitalización renieguen de su ideología liberal. No lleva razón
Daniel Lacalle cuando dice que defender la privatización o el sistema de capitalización
no es algo propio de los liberales. ¡Claro que sí! Es algo evidente.
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