EJE
CENTRAL DEL MARXISMO: EL DESARROLLO DEL SER HUMANO
EXTRACTO DEL PREFACIO DEL LIBRO
MARX
Y SU CONCEPTO DEL HOMBRE, ERICH FROMN, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA.
TERCERA REIMPRESIÓN EN ESPAÑOL, 1970
Marx escribió más de 20 obras a lo largo de su vida, incluso una novela cómica
Dicho Libro de 172 páginas es
un Breviario del Fondo de Cultura Económica.
Concebir al marxismo
(materialismo histórico, su filosofía, y materialismo dialectico, su ciencia)
como un dogma de fe es tanto como reconocer explícitamente la supina ignorancia
o la mala fe de quien así lo conciba, y reducirlo a un simple tratado de
economía o una simple teoría política sin más, significa el equivalente a una
variante de la ignorancia o mala fe mencionadas.
“La
filosofía de Marx […] representa
una protesta contra la enajenación (una absoluta carencia de conocimiento
profundo de sí mismo –conciencia personal- y del papel que desempeña el sujeto
en la vida y en la historia –conciencia social-) , su pérdida de sí mismo y su transformación en cosa; es un movimiento
contra la deshumanización y automatización del hombre, inherente al desarrollo
del industrialismo occidental. Es despiadadamente crítica de todas las
“respuestas” al problema de la existencia humana que tratan de aportar
soluciones por la negación o simulación de las dicotomías inherentes a la
existencia humana […] y cuya esencia
misma es la preocupación por el hombre y la realización de sus potencialidades
[…] Marx contempla al hombre en toda su
concreción, como miembro de una sociedad y una clase dada y, al mismo tiempo,
como cautivo de estas. La plena realización de la humanidad del hombre y su
emancipación de las fuerzas sociales que lo aprisionan está ligado, para Marx,
al reconocimiento de estas fuerzas y al cambio social basado en este
reconocimiento.
[…] La filosofía de Marx (el materialismo dialéctico) es una filosofía […] imbuida de fe en el hombre […] para liberarse y realizar sus
potencialidades […] Si el pensamiento
Occidental, del siglo XIII al XIX (o quizás, para ser más exacto, hasta el
estallido de la primera Guerra Mundial en 1914), fue un pensamiento de
esperanza, una esperanza enraizada en las ideas de los profetas y el
pensamiento greco-romano, los últimos cuarenta años han sido de un pesimismo y
una desesperanza crecientes (ha de tenerse en cuenta que esta afirmación
fue realizada en la década de 1960, por lo que de actualizarse en 2018, habría
que cifrar tales pesimismo y desesperanza en un siglo aproximadamente) […]. Si no podemos salir de esta desesperanza, es
posible que aún podamos sostenernos algún tiempo sobre la base de nuestra
fuerza material pero, a la larga, la perspectiva histórica de Occidente estará
condenada a la extinción física o espiritual.
[…] El mundo se desangra hoy entre dos ideologías rivales: la del
“marxismo” y la del “capitalismo” […]. Aunque
la verdad es que la Unión Soviética es un sistema de capitalismo conservador de
Estado y no la realización de un socialismo marxista y aunque China niega, por
los medios que emplea, esa emancipación de la persona humana que es el fin
mismo del socialismo, ambas utilizan la fuerza del pensamiento marxista para
atraer a los pueblos de Asia y África […], e identificando al marxismo y el socialismo con el capitalismo de
Estado soviético y el totalitarismo chino […], hay que entender el pensamiento de Marx y descartar la imagen
ignorante y deformada del marxismo.
[…] La crítica a Marx es, sin embargo, algo muy distinto del juicio
acostumbrado, fanático o condescendiente, tan característico de las opiniones
actuales sobre él. Estoy convencido de que sólo si entendemos el sentido real
del pensamiento de Marx y podemos diferenciar, en consecuencia, del
seudomarxismo ruso y chino, seremos capaces de entender las realidades del
mundo de hoy y estaremos preparados para enfrentarnos realista y positivamente
a su reto […], la persona de Marx, como sus ideas, han sido
calumniadas y difamadas por muchos autores.
[…] Se hacen continuas referencias a Marx y a marxismo en la prensa, los
discursos políticos, los libros y artículos escritos por estudiosos de las
ciencias sociales y filósofos respetables; no obstante, con pocas excepciones,
parece que los políticos y periodistas jamás han echado siquiera una mirada a
una línea escrita por Marx y que los estudiosos de las ciencias sociales se
contentan con un conocimiento mínimo de Marx. Aparentemente se sienten seguros
actuando como expertos en este tema, puesto que nadie con prestigio y posición
en el reino de la investigación social pone en cuestión sus ignorantes
afirmaciones.
Manuel Sogas Cotano
Mao, RD, Diciembre 2018
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