La verdad es que no he consultado en el Diccionario de la Lengua Española el significado de criminal. Tampoco me he parado a pensar el significado de ese mismo término en mi pueblo (que por lo general acertamos al darle nombre a las cosas), pero para mi un criminal es aquel que comete un crimen.
Unas veces puede ser con derramamiento de sangre, como e cometido por don Felipe González en tanto que presidente del gobierno cuando organizaciones criminales paraestatales actuaba contra ETA, en cuyas acciones se asesinaron a más de 50 personas QUE-NA-DA-TU-VIE-RON-QUE-VER CON-ETA, de lo que hay que suponer deberá responder algún día por mucha cuchibamba de razones de Estado que se puedan argüir.
Otros crímenes, sin salpicones directos de sangre es el Pacto de Toledo, en el que se maquina el cómo se nos quitará las pensiones a los jubilados, que quiérase o no, por mucho que les pese a los economistas de postín televisivos y locutores de la Cadena Cope, tal que Carlos Herrera, las pensiones que cobramos los jubilados es dinerete ahorrado precisamente por nosotros. Otro crimen, el impedimento de la Moción de Censura (figura política y legal recogida en la Constitución Española. ¡Ay Constitución y ay democracia española!) para señalar con lso diez dedos de las manos al principal responsables de la corrupción en estos momentos... ¡SEÑOR RAJOY!, sin sangre de por medio, de momento, porque la "caprilización" de la política venezolana que tan tamborilicamente apoyan PP, PSOE, Ciudadanos, PNV y otros, podría ser aplicado en España en un momento determinado, y este momento determinado podría llegar en el momento que PP (jefes), PSOE (jefes), etc., etc., etc., pierdan las elecciones democráticamente.
Pero a lo que yo quería ir, a la banca: SEÑOR DON FEIPE GONZÁLEZ, ¿POR QUÉ Y EN BASE A QUÉ, Y QUÉ, Y QUÉ Y QUÉ, LE QUITÓ USTED LA BANCA PÚBLICA AL ESTADO ESPAÑOL QUE TAN BIEN ESTABA FUNCIONANDO?
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Campaña por una Banca Pública de Attac Navarra-Nafarroa
La banca pública, una necesaria ancla de estabilidad
29.04.2017
El profesor Christoph Scherrer, de la Universidad de Kassel (Alemania), expone ejemplos exitosos de Bancas Públicas en una charla en el Parlamento de Navarra
El sistema bancario privado es incapaz de garantizar la correcta circulación del dinero. La última crisis, cuyas secuelas tardaremos en superar, lo ha puesto en evidencia. Esto es así porque los bancos privados, como casi cualquier otra empresa, tienen como objetivo principal conseguir el máximo beneficio. Por supuesto, es un objetivo lícito, pero tiene sus consecuencias. Durante años, y en aras de satisfacer los requerimientos de sus inversores, estos bancos incurrieron en riesgos desmesurados, y contribuyeron al crecimiento de las burbujas inmobiliaria y financiera cuyo estallido dio origen a la crisis.
Fue entonces cuando cientos de miles de pymes (más de 200.000, según datos de la CEOE) y casi dos millones de autónomos tuvieron que cerrar. De un día para otro, los bancos privados cortaron el grifo del crédito, y estas pequeñas entidades no tuvieron dónde acudir para financiar su día a día. Esto supuso que millones de personas perdieran sus puestos de trabajo y, por tanto, el estado viera cómo caían los ingresos por cotizaciones mientras aumentaban los gastos para sufragar subsidios y ayudas sociales.
La crisis bancaria hizo tambalearse los cimientos del Estado, que tuvo que acudir al rescate. Según datos del Banco de España, son ya 61.000 millones de euros de dinero público los que se han introducido en el sector bancario privado para evitar un desplome que habría tenido efectos catastróficos sobre la economía. Otros grandes bancos de países de nuestro entorno, como USA, Gran Bretaña, Holanda o Bélgica, también estuvieron en la cuerda floja, y fueron rescatados mediante ayudas públicas. Evidentemente, la economía actual está sometida a este riesgo porque ha fiado la totalidad del flujo de capitales a los bancos privados, con lo que se ha convertido en rehén de los mismos.
En Attac Navarra-Nafarroa tenemos clara esta reflexión, y es por ello que hemos lanzado la Campaña por una Banca Pública. Lo que pretendemos es iniciar un debate colectivo que nos permita delimitar qué necesidades financieras hay en Navarra, y cómo podrían ser cubiertas estas mediante una institución pública que no estuviera a merced de los vaivenes del mercado o de la voracidad de determinados accionistas. Por supuesto, creemos que este debate tendrá sentido en la medida en que la mayor parte de grupos políticos, sindicales, sociales y empresariales se sumen a él.
El pasado lunes dimos el primer paso en esta dirección. El investigador alemán Christoph Scherrer, profesor de la Universidad de Kassel y miembro del Centro Internacional para el Desarrollo y el Trabajo Digno (ICDD), ofreció una charla en el Parlamento de Navarra, donde desentrañó algunas de las claves de su último libro, “Banca Pública en la era de la financiarización”. En líneas generales, definió a la Banca Pública como un “ancla de estabilidad”, que permite llevar a cabo políticas monetarias anticíclicas que permitan paliar los efectos negativos de los vaivenes de la economía. En su libro resaltan algunos casos de éxito, como por ejemplo en Alemania, donde los efectos de la crisis han podido ser suavizados mediante algunas de estas entidades. O en India, donde el sector bancario público es mayoritario y ha jugado un papel fundamental en el desarrollo del país y el correcto reparto de los recursos.
Scherrer explicó que una banca pública es una entidad financiera con gestión pública, controlada democráticamente y con una finalidad social que huya de las inversiones especulativas. Su objetivo fundamental debe ser gestionar de manera prudente los ahorros de la ciudadanía para proporcionar crédito a familias y empresas. Eso implica definir un modelo de gestión distinto al visto en las extintas cajas de ahorros. Un modelo que incluya criterios y controles sociales, así como una financiación de la economía productiva que resulte eficaz y rentable.
Precisamente hizo hincapié en la gobernanza de estas entidades, que si bien deben estar sometidas al control público y a las necesidades de la ciudadanía, deben contar con modos de funcionamiento muy estrictos para evitar excesos en épocas de bonanza, como ocurrió con las cajas españolas.
Una banca pública en Navarra
Para ponerla en marcha, debemos tener claras políticas respecto a diferentes aspectos. Por un lado está el aspecto ciudadano. Una banca pública debe garantizar la inclusión financiera de todas las personas. Hoy día es prácticamente imposible tener un salario, hacer la declaración de la renta, disponer de una tarjeta que nos dé acceso a dinero en efectivo o pagar los mínimos necesarios para vivir si no contamos con una cuenta bancaria. Y por tanto el sector público debería ofrecer este servicio básico a la ciudadanía.
Pero también una banca pública debería garantizar que los ahorros de las personas tengan una seguridad, y evitar que ese capital se pierda en inversiones especulativas que nada tienen que ver con la economía real. Una de las principales razones de la crisis financiera que asoló la economía mundial está en la ligazón entre los bancos de ahorros y los de inversión, que han evaporado millones de euros hacia productos financieros de alto riesgo, y que no suponen ningún beneficio para la actividad productiva.
Además, una banca pública permitiría destinar el ahorro disponible hacia actividades de interés social, primando unos sectores sobre otros. El caso de India, donde un 40% del capital prestado por los bancos estatales se destina a la actividad agrícola, base fundamental de la producción del país, ha hecho que se creen millones de puestos de trabajo en ese sector. Y también pensamos, por supuesto, que podría servir para financiar proyectos estratégicos y líneas de desarrollo socioeconómico de interés público, que se pretendan implantar tanto por parte del Gobierno de Navarra, como de los ayuntamientos.
Creemos que una banca pública es una herramienta financiera fundamental para orientar las políticas públicas hacia otras formas de funcionar, más acordes con las necesidades de la mayoría social. En Attac Navarra-Nafarroa tenemos el convencimiento de que es necesario iniciar este debate, y encaminar nuestras energías hacia el alumbramiento de una entidad financiera que permita desarrollar la sociedad de forma más equitativa y justa.
Firmas: Juan Bautista Astigarraga, Joan Josep Bosch, Raúl Ciriza, Patricia Díaz de Rada, Alberto Górriz, Feli Mateo, Íñigo Muerza, Iosu Osta, Josu Pardo y Blas Simón. Todos ellos miembros de Attac Navarra-Nafarroa
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