miércoles, 17 de septiembre de 2014

UCRANIA: PARA ENTENDER LA GUERRA ACTUAL


GOLPE DE ESTADO Y LUCHA DE CLASES EN UCRANIA. CRISIS EN UCRANIA Y SUS RAÍCES PROFUNDAS

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Guennadi Ziuganov
Presidente del CC del PCFR
Socilogía Crítica
14.09.2014

Política del Occidente

No cabe duda alguna de que la crisis que causó la guerra civil fue provocada en una considerable medida por Estados Unidos y sus aliados. La política de Occidente en cuanto a Ucrania aun desde los tiempos de “Maydan-1” en 2004 tenía carácter de una burda intromisión en los asuntos internos de un Estado soberano. Desde aquel entonces, esa política ha cambiado y se ha hecho más descarada. Hace apenas varios meses, la vice secretaria de Estado de los EE.UU V. Nuland, siendo franca en su deseo de demostrar la fuerza real de la influencia norteamericana, declaró que su país había gastado no menos de 5 mil millones de dólares para crear una base de apoyo en Ucrania.

Pero esa suma realmente colosal se usó para crear un sistema poderoso de “organizaciones no gubernamentales” y medios de información “independientes”. Según algunas estimaciones, en el sistema de manipulación de la opinión publica creado por los norteamericanos participan no menos de 150 mil personas que reciben becas y subsidios occidentales.

No hay duda de que la política agresiva del poder de los nacionalistas de Bandera no solamente recibe apoyo total de Estados Unidos. La Junta actual se ha convertido en una herramienta directa de Norteamérica para romper los lazos multiseculares entre nuestros pueblos e incorporar a Ucrania en su órbita político-militar.

La tarea principal de los marionetistas extranjeros es no construir una Ucrania democrática y próspera sino apoderarse de sus recursos naturales: hulla, mineral de hierro, yacimiento del gas de esquistos descubiertos recientemente así como los mercados de venta. El golpe de estado en Ucrania fue de vital importancia para Estados Unidos. La deuda colosal de Estados Unidos de 17 billones de dólares lo empuja más fuertemente hacia la búsqueda de una salida a la situación económica desastrosa. Esa salida según los dirigentes de Estados Unidos podría ser la conquista de los mercados europeos o guerras para las que el conflicto en Ucrania podría servir como detonante. Es claro que tal política provocará la quiebra final de la economía ucraniana. Ya son casi un millón los refigiados. Ucrania dejará de ser un pais amistoso para Rusia y será integrado en la OTAN con emplazamiento del sistema de Defensa Anticoheteril y armas del primer golpe mucho más cerca de las fronteras con Rusia.

La hipocresía del Occidente consiste en que por una parte separa violentamente de Serbia la provincia de Kosovo auténticamente serbia y Metoquia mediante una agresión directa y las limpiezas étnicas. Por otro lado, no reconoce cínicamente la voluntad de los habitantes de Crimea y Nueva Rusia que aspiran a reunificarse con Rusia. Aún más, el Occidente se tapa obstinadamente los ojos ante los crímenes de guerra monstruosos que perpetran los destacamentos de bandidos de la Junta destruyendo con bombardeos de artillería ciudades y poblados. Según los datos de la ONU, en Nueva Rusia ya fueron asesinados más de 2200 civiles. En realidad el número de victimas es mucho mayor. Pero los “humanistas” occidentales y los medios de comunicación por ellos controlados están silenciando adrede la catástrofe humanitaria en las regiones antes prosperas.

Es muy demostrativo que el estallido del descontento en Occidente por el accidente del avión Boeing de Malasia con centenares de pasajeros de a bordo ya se aminoró rápidamente cuando se ponía claro que el avión fue derribado por la Defensa antiaérea de Ucrania. Bajo el pretexto del peligro para la vida de los expertos se pone fin a la investigación del accidente. Se hace cualquier cosa para salvar a los auténticos culpables que más pronto hay que buscar en Washington y Kiev.

En la política norteamericana están dominando como antes los llamados neoconservadores que desconocen completamente las nuevas realidades del mundo y procuran el dominio global de Estados Unidos. No les detienen los duros fracasos de la política exterior de Norteamérica en Irak y Afganistán ni el fiasco de su política en Siria. Al mismo tiempo, sería incorrecto pasar por alto las evidentes discordias en el campamento occidental sobre el “problema ucraniano”. Europa que está atravesando una dura crisis política y económica ocupa una posición menos activa que Estados Unidos en cuanto a Ucrania se refiere.

Aún más, los políticos y hombres de negocio occidentales se opusieron a las sanciones contra Rusia entendiendo perfectamente que es el arma de doble filo y las sanciones, sobre todo las económicas, pueden surtir el efecto negativo sobre la situación en Europa que padece las enfermedades crónicas aun sin ellas.

En Europa también entienden que los norteamericanos quisieran que sus socios-competidores entren en una nueva crisis como lo fue en los 1990 en los Balcanes para debilitar a la Unión Europea, y mantener la dependencia europea de Norteamérica. Ello explica la postura más realista de la UE en Ucrania. Por otro lado no podemos engañarnos que el conflicto de intereses entre Estados Unidos y la UE debilitaría la estrategia antirrusa del Occidente. Al fin de cuentas, la oligarquía mundial obligó a los políticos eurooccidentales a subordinarse a Norteamérica y sus planes más agresivos.

PCFR y la política de Rusia

El golpe de estado en Ucrania y la subsiguiente operación punitiva contra la población de Nueva Rusia es una señal para la política exterior rusa y nuestro Estado. Desde hace tiempo el PCFR señalaba que la prioridad en las relaciones con Occidente en perjuicio al desarrollo de relaciones con los pueblos hermanos de la URSS contradice a los intereses de largo plazo de Rusia. La política de Rusia para con Ucrania durante mucho tiempo consistía exclusivamente en el aseguramiento del tránsito de gas a Europa. En varias ocasiones el Partido Comunista advirtió sobre el peligro de que Ucrania quedara en la periferia de nuestra política, y fue designado como nuestro Embajador el señor Zurabov que anteriormente sufrió un fiasco total en el cargo ministerial.

Los acontecimientos en Crimea y Nueva Rusia pusieron al descubierto mediante un ejemplo concreto todo lo nefasto de la política liberal para Rusia. Con un 10 por ciento escasos del sector publico existente luego de la privatización total, nuestro país se enfrenta a duras penas con los retos de la modernidad. Nuestro potencial económico casi no alcanza para la integración de Crimea. El predominio del capital privado en el sector financiero le deja al país sin fondos necesarios cuando se requiere movilizar todos los recursos. Resulta que no hay otra salida que sacar recursos de los fondos de pensiones. Es con dificultades que se forma el puño armado en condiciones actuales puesto que los señores liberales lograron llevar las Fuerza Armadas casi hasta la parálisis. Con tristeza recuerda uno las poderosas Tropas de construcción de la época soviética casi eliminados por las autoridades debido a su “innecesidad” cuando conoces los problemas de tránsito a Crimea durante la temporada de vacaciones del año 2014. Nosotros, los comunistas, durante años no solamente advertíamos sobre la destrucción liberal de todo y todos, sino presentábamos un programa de medidas urgentes para fortalecer el potencial del Estado. La indiferencia y, a veces, la adversidad de las autoridades a nuestras propuestas determinaron todo el abanico de problemas actuales.

Últimamente, la dirección de la Federación de Rusia ha ocupado posiciones que responden en un grado mayor a los intereses nacionales estratégicos. El inicio fue dado por la posición firme en torno a los acontecimientos en Siria donde Rusia impidió la intervención de los países miembros de la OTAN y el derrocamiento del gobierno amigo de Bashar Asad. El siguiente paso fue la postura decidida de Moscú en el problema de retorno de Crimea a Rusia. El PCFR respaldó esos pasos.

Consideramos que una respuesta dura a las sanciones económicas occidentales es un importante testimonio de que la dirigencia de la Federación de Rusia sigue adelante en la política de realismo, de la defensa de los intereses nacionales. Conocemos naturalmente que ella se enfrenta con la posición de los liberales que controlan el bloque económico del gobierno. Pero las amenazas que llegan del Occidente son tan fuertes y evidentes que la dirección superior del país es obligada a seguir esa política propuesta insistentemente por el PCFR desde hace muchos años. Por ejemplo, las autoridades han comprendido finalmente lo peligroso de la situación cuando el 60 % del mercado de alimentos ruso lo inundaron productos importados. Y se empezó a hablar de que la suspensión de la importación de productos agropecuarios desde la Unión Europea sería ventajosa para los productores nacionales ya que sólo ellos son capaces de alimentar al país en condiciones de las sanciones.

Partimos de que el desarrollo de la situación en Ucrania amenaza objetivamente a la seguridad de Rusia. No se puede observar impasiblemente como cerca de nuestras fronteras con el apoyo del Occidente se forma un régimen con ideología neonazi, rusofoba, antisemita. Incluso los analistas experimentados de Estados Unidos, por ejemplo Stev Kohen conocido en nuestro país y Katrina Vanden Heuvel hoy advierten directamente desde las páginas de la revista norteamericana “Nation” que “ahora en Ucrania puede suceder rápidamente lo inconcebible: no simplemente una nueva “guerra fría” que ya ha empezado sino una guerra bien real entre las fuerzas de la OTAN y Rusia”.
Es necesario revisar decididamente la política de Rusia en Ucrania. Se requiere dotar de un carácter mas integral nuestras relaciones con el pueblo hermano y activar la cooperación en materia de la economía, ciencia, cultura y educación.

La situación necesita un apoyo enérgico de las fuerzas políticas, asociaciones no gubernamentales que se pronuncian en pro de la amistad histórica de nuestros pueblos. Hay dar la luz verde a todas las iniciativas dirigidas al apoyo de nuestros compatriotas en Ucrania. Desde el inicio los comunistas con hechos concretos ayudaban y ayudan a Nueva Rusia en su lucha. Hoy por hoy, enviamos más de 1200 toneladas de ayuda humanitaria. Es no más que el inicio. El partido se incorporó muy activamente en lo que podríamos llamar como trabajo político-diplomático. Lo estamos haciendo todo para atraer la atención de los gobiernos europeos a la amenaza de una nueva gran guerra. En particular, lo advertí en mi carta dirigida a los líderes de Francia, Alemania e Italia, países que sufrieron más del fascismo y los horrores de la Segunda Guerra mundial. El PCFR respalda activamente la idea de celebrar en la ciudad de Minsk el encuentro de los presidentes de Rusia, Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania. En vísperas del 70 Aniversario de la Gran Victoria que según parecía sepultó para siempre al fascismo ese encuentro sería un paso muy significativo.

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El PCFR expresa solidaridad con todos los participantes en la Resistencia popular, los rusos, ucranianos, personas de diferentes nacionalidades que de una manera audaz y enérgica luchan contra los neonazis. Expresamos nuestra solidaridad con los comunistas de Ucrania que son blanco de la violencia por parte de los extremistas.

Uno de los rasgos importantes de los ciudadanos de Ucrania es su indeseo de reconciliarse con el poder de ladrones, su disposición constante de protestar, de echar abajo a los líderes que han perdido la confianza. Esa característica del pueblo ucraniano facilita mucho a los marionetistas la organización de diferentes actos de desobediencia y “revoluciones naranja”, protestas ficticias que persiguen objetivos diferentes a los escritos en las consignas y declarados en los mítines.

Pero esta propiedad de los ucranianos también permite suponer que el actual régimen de Kiev no sea duradero, que la resistencia abnegada por parte de Donbas y Lugansk se proyecte sobre la mayor parte de Ucrania y provoque la caída del régimen. Pero existe el peligro de que como resultado de las “elecciones parlamentarias” en octubre del año en curso la actual “elite” ucraniana sea sustituida por los radicales más extremistas que profesan nacismo y rusofobia no disfrazada y la ideología de Bandera se afirme en Ucrania en calidad de ideología gobernante. Y la sociedad ucraniana dividida definitivamente en bandos irreconciliables se va a sumir en un conflicto civil más cruel que el actual.

La única disyuntiva salvadora de la situación actual podría ser el cambio total del sistema económico-social en Ucrania, el retorno a los principios del estado social en el cual Ucrania alcanzó la situación de prosperidad en la época soviética. Estamos convencidos que las fuerzas sanas de la sociedad ucraniana lograrán la victoria y harán que los sucesores de Bandera se metan en las mismas catacumbas de las que habían salido.

El artículo puede leerse en inglés en la página del PCFR (http://cprf.ru/2014/09/1108/) o descargar su versión en castellano aquí:

Crisis en Ucrania y sus raíces profundas

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