GOLPE DE
ESTADO Y LUCHA DE CLASES EN UCRANIA. CRISIS EN UCRANIA Y SUS RAÍCES PROFUNDAS
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Guennadi Ziuganov
Presidente del CC del PCFR
Socilogía
Crítica
14.09.2014
Política del Occidente
No cabe duda alguna de que la crisis que
causó la guerra civil fue provocada en una considerable medida por Estados
Unidos y sus aliados. La política de Occidente en cuanto a Ucrania aun desde
los tiempos de “Maydan-1” en 2004 tenía carácter de una burda intromisión en
los asuntos internos de un Estado soberano. Desde aquel entonces, esa política
ha cambiado y se ha hecho más descarada. Hace apenas varios meses, la vice
secretaria de Estado de los EE.UU V. Nuland, siendo franca en su deseo de
demostrar la fuerza real de la influencia norteamericana, declaró que su país
había gastado no menos de 5 mil millones de dólares para crear una base de
apoyo en Ucrania.
Pero esa suma realmente colosal se usó
para crear un sistema poderoso de “organizaciones no gubernamentales” y medios
de información “independientes”. Según algunas estimaciones, en el sistema de
manipulación de la opinión publica creado por los norteamericanos participan no
menos de 150 mil personas que reciben becas y subsidios occidentales.
No hay duda de que la política agresiva
del poder de los nacionalistas de Bandera no solamente recibe apoyo total de
Estados Unidos. La Junta actual se ha convertido en una herramienta directa de
Norteamérica para romper los lazos multiseculares entre nuestros pueblos e
incorporar a Ucrania en su órbita político-militar.
La tarea principal de los marionetistas
extranjeros es no construir una Ucrania democrática y próspera sino apoderarse
de sus recursos naturales: hulla, mineral de hierro, yacimiento del gas de
esquistos descubiertos recientemente así como los mercados de venta. El golpe
de estado en Ucrania fue de vital importancia para Estados Unidos. La deuda
colosal de Estados Unidos de 17 billones de dólares lo empuja más fuertemente
hacia la búsqueda de una salida a la situación económica desastrosa. Esa salida
según los dirigentes de Estados Unidos podría ser la conquista de los mercados
europeos o guerras para las que el conflicto en Ucrania podría servir como
detonante. Es claro que tal política provocará la quiebra final de la economía
ucraniana. Ya son casi un millón los refigiados. Ucrania dejará de ser un pais
amistoso para Rusia y será integrado en la OTAN con emplazamiento del sistema
de Defensa Anticoheteril y armas del primer golpe mucho más cerca de las
fronteras con Rusia.
La hipocresía del Occidente consiste en
que por una parte separa violentamente de Serbia la provincia de Kosovo
auténticamente serbia y Metoquia mediante una agresión directa y las limpiezas
étnicas. Por otro lado, no reconoce cínicamente la voluntad de los habitantes
de Crimea y Nueva Rusia que aspiran a reunificarse con Rusia. Aún más, el
Occidente se tapa obstinadamente los ojos ante los crímenes de guerra
monstruosos que perpetran los destacamentos de bandidos de la Junta destruyendo
con bombardeos de artillería ciudades y poblados. Según los datos de la ONU, en
Nueva Rusia ya fueron asesinados más de 2200 civiles. En realidad el número de victimas
es mucho mayor. Pero los “humanistas” occidentales y los medios de comunicación
por ellos controlados están silenciando adrede la catástrofe humanitaria en las
regiones antes prosperas.
Es muy demostrativo que el estallido del
descontento en Occidente por el accidente del avión Boeing de Malasia con
centenares de pasajeros de a bordo ya se aminoró rápidamente cuando se ponía
claro que el avión fue derribado por la Defensa antiaérea de Ucrania. Bajo el
pretexto del peligro para la vida de los expertos se pone fin a la
investigación del accidente. Se hace cualquier cosa para salvar a los
auténticos culpables que más pronto hay que buscar en Washington y Kiev.
En la política norteamericana están
dominando como antes los llamados neoconservadores que desconocen completamente
las nuevas realidades del mundo y procuran el dominio global de Estados Unidos.
No les detienen los duros fracasos de la política exterior de Norteamérica en
Irak y Afganistán ni el fiasco de su política en Siria. Al mismo tiempo, sería
incorrecto pasar por alto las evidentes discordias en el campamento occidental
sobre el “problema ucraniano”. Europa que está atravesando una dura crisis
política y económica ocupa una posición menos activa que Estados Unidos en
cuanto a Ucrania se refiere.
Aún más, los políticos y hombres de
negocio occidentales se opusieron a las sanciones contra Rusia entendiendo
perfectamente que es el arma de doble filo y las sanciones, sobre todo las
económicas, pueden surtir el efecto negativo sobre la situación en Europa que
padece las enfermedades crónicas aun sin ellas.
En Europa también entienden que los
norteamericanos quisieran que sus socios-competidores entren en una nueva
crisis como lo fue en los 1990 en los Balcanes para debilitar a la Unión
Europea, y mantener la dependencia europea de Norteamérica. Ello explica la
postura más realista de la UE en Ucrania. Por otro lado no podemos engañarnos
que el conflicto de intereses entre Estados Unidos y la UE debilitaría la
estrategia antirrusa del Occidente. Al fin de cuentas, la oligarquía mundial
obligó a los políticos eurooccidentales a subordinarse a Norteamérica y sus
planes más agresivos.
PCFR y la política de Rusia
El golpe de estado en Ucrania y la
subsiguiente operación punitiva contra la población de Nueva Rusia es una señal
para la política exterior rusa y nuestro Estado. Desde hace tiempo el PCFR
señalaba que la prioridad en las relaciones con Occidente en perjuicio al
desarrollo de relaciones con los pueblos hermanos de la URSS contradice a los
intereses de largo plazo de Rusia. La política de Rusia para con Ucrania
durante mucho tiempo consistía exclusivamente en el aseguramiento del tránsito
de gas a Europa. En varias ocasiones el Partido Comunista advirtió sobre el
peligro de que Ucrania quedara en la periferia de nuestra política, y fue
designado como nuestro Embajador el señor Zurabov que anteriormente sufrió un
fiasco total en el cargo ministerial.
Los acontecimientos en Crimea y Nueva
Rusia pusieron al descubierto mediante un ejemplo concreto todo lo nefasto de
la política liberal para Rusia. Con un 10 por ciento escasos del sector publico
existente luego de la privatización total, nuestro país se enfrenta a duras
penas con los retos de la modernidad. Nuestro potencial económico casi no
alcanza para la integración de Crimea. El predominio del capital privado en el
sector financiero le deja al país sin fondos necesarios cuando se requiere
movilizar todos los recursos. Resulta que no hay otra salida que sacar recursos
de los fondos de pensiones. Es con dificultades que se forma el puño armado en
condiciones actuales puesto que los señores liberales lograron llevar las
Fuerza Armadas casi hasta la parálisis. Con tristeza recuerda uno las poderosas
Tropas de construcción de la época soviética casi eliminados por las
autoridades debido a su “innecesidad” cuando conoces los problemas de tránsito
a Crimea durante la temporada de vacaciones del año 2014. Nosotros, los
comunistas, durante años no solamente advertíamos sobre la destrucción liberal
de todo y todos, sino presentábamos un programa de medidas urgentes para
fortalecer el potencial del Estado. La indiferencia y, a veces, la adversidad
de las autoridades a nuestras propuestas determinaron todo el abanico de
problemas actuales.
Últimamente, la dirección de la Federación
de Rusia ha ocupado posiciones que responden en un grado mayor a los intereses
nacionales estratégicos. El inicio fue dado por la posición firme en torno a
los acontecimientos en Siria donde Rusia impidió la intervención de los países
miembros de la OTAN y el derrocamiento del gobierno amigo de Bashar Asad. El
siguiente paso fue la postura decidida de Moscú en el problema de retorno de
Crimea a Rusia. El PCFR respaldó esos pasos.
Consideramos que una respuesta dura a las
sanciones económicas occidentales es un importante testimonio de que la
dirigencia de la Federación de Rusia sigue adelante en la política de realismo,
de la defensa de los intereses nacionales. Conocemos naturalmente que ella se
enfrenta con la posición de los liberales que controlan el bloque económico del
gobierno. Pero las amenazas que llegan del Occidente son tan fuertes y
evidentes que la dirección superior del país es obligada a seguir esa política
propuesta insistentemente por el PCFR desde hace muchos años. Por ejemplo, las
autoridades han comprendido finalmente lo peligroso de la situación cuando el
60 % del mercado de alimentos ruso lo inundaron productos importados. Y se
empezó a hablar de que la suspensión de la importación de productos
agropecuarios desde la Unión Europea sería ventajosa para los productores
nacionales ya que sólo ellos son capaces de alimentar al país en condiciones de
las sanciones.
Partimos de que el desarrollo de la
situación en Ucrania amenaza objetivamente a la seguridad de Rusia. No se puede
observar impasiblemente como cerca de nuestras fronteras con el apoyo del
Occidente se forma un régimen con ideología neonazi, rusofoba, antisemita.
Incluso los analistas experimentados de Estados Unidos, por ejemplo Stev Kohen
conocido en nuestro país y Katrina Vanden Heuvel hoy advierten directamente
desde las páginas de la revista norteamericana “Nation” que “ahora en Ucrania
puede suceder rápidamente lo inconcebible: no simplemente una nueva “guerra
fría” que ya ha empezado sino una guerra bien real entre las fuerzas de la OTAN
y Rusia”.
Es necesario revisar decididamente la
política de Rusia en Ucrania. Se requiere dotar de un carácter mas integral
nuestras relaciones con el pueblo hermano y activar la cooperación en materia
de la economía, ciencia, cultura y educación.
La situación necesita un apoyo enérgico de
las fuerzas políticas, asociaciones no gubernamentales que se pronuncian en pro
de la amistad histórica de nuestros pueblos. Hay dar la luz verde a todas las
iniciativas dirigidas al apoyo de nuestros compatriotas en Ucrania. Desde el
inicio los comunistas con hechos concretos ayudaban y ayudan a Nueva Rusia en
su lucha. Hoy por hoy, enviamos más de 1200 toneladas de ayuda humanitaria. Es
no más que el inicio. El partido se incorporó muy activamente en lo que
podríamos llamar como trabajo político-diplomático. Lo estamos haciendo todo
para atraer la atención de los gobiernos europeos a la amenaza de una nueva
gran guerra. En particular, lo advertí en mi carta dirigida a los líderes de
Francia, Alemania e Italia, países que sufrieron más del fascismo y los
horrores de la Segunda Guerra mundial. El PCFR respalda activamente la idea de
celebrar en la ciudad de Minsk el encuentro de los presidentes de Rusia,
Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania. En vísperas del 70 Aniversario de la Gran
Victoria que según parecía sepultó para siempre al fascismo ese encuentro sería
un paso muy significativo.
* * *
El PCFR expresa solidaridad con todos los
participantes en la Resistencia popular, los rusos, ucranianos, personas de
diferentes nacionalidades que de una manera audaz y enérgica luchan contra los
neonazis. Expresamos nuestra solidaridad con los comunistas de Ucrania que son
blanco de la violencia por parte de los extremistas.
Uno de los rasgos importantes de los
ciudadanos de Ucrania es su indeseo de reconciliarse con el poder de ladrones,
su disposición constante de protestar, de echar abajo a los líderes que han
perdido la confianza. Esa característica del pueblo ucraniano facilita mucho a
los marionetistas la organización de diferentes actos de desobediencia y
“revoluciones naranja”, protestas ficticias que persiguen objetivos diferentes
a los escritos en las consignas y declarados en los mítines.
Pero esta propiedad de los ucranianos
también permite suponer que el actual régimen de Kiev no sea duradero, que la
resistencia abnegada por parte de Donbas y Lugansk se proyecte sobre la mayor
parte de Ucrania y provoque la caída del régimen. Pero existe el peligro de que
como resultado de las “elecciones parlamentarias” en octubre del año en curso
la actual “elite” ucraniana sea sustituida por los radicales más extremistas
que profesan nacismo y rusofobia no disfrazada y la ideología de Bandera se
afirme en Ucrania en calidad de ideología gobernante. Y la sociedad ucraniana
dividida definitivamente en bandos irreconciliables se va a sumir en un
conflicto civil más cruel que el actual.
La única disyuntiva salvadora de la
situación actual podría ser el cambio total del sistema económico-social en
Ucrania, el retorno a los principios del estado social en el cual Ucrania
alcanzó la situación de prosperidad en la época soviética. Estamos convencidos
que las fuerzas sanas de la sociedad ucraniana lograrán la victoria y harán que
los sucesores de Bandera se metan en las mismas catacumbas de las que habían
salido.
El artículo puede leerse en inglés en la
página del PCFR (http://cprf.ru/2014/09/1108/) o descargar su versión
en castellano aquí:
Crisis en Ucrania y sus raíces profundas
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