Ucrania
Dos miradas desde abajo y la izquierda
08-05-2014
Ahora, estas dos
entrevistas realizadas hace un poco más de una semana se ven diferentes.
Están alumbradas por el fuego infernal de la Casa de los Sindicatos de
Odesa, donde en un operativo planificado y calculado unos seres humanos
quemaron vivos a otros seres humanos y remataron a los supervivientes.
Los miserables medios de comunicación
oficialistas nos hablan de «responsabilidades compartidas». El gobierno
ucraniano declara días de duelo, sin precisar si están incluidas las
futuras víctimas.
En lo político Maidan
no resultó ser más que una sangrienta reedición de la Revolución
Naranja, que detrás de comparsas y carnavales de simbología rebelde
esconde un vulgar enroque de elites oligárquicas. La revolución naranja
fue limpia y fotogénica. La de Maidan tiene imagen de turbas de guerreros medievales y olor a carne quemada y a mierda.
Uno de los entrevistados, Volodymyr Chemeris, hace sólo un par de
décadas fue uno de los más conocidos activistas estudiantiles a favor de
la independencia de Ucrania de la URSS. Me acuerdo de la huelga de hambre
de un grupo de estudiantes en la plaza central de Kiev, encabezada por
él en 1990, con una serie de demandas políticas que tuvieron como
consecuencia la declaración de la independencia del país un año después.
A diferencia de varios otros disidentes y “defensores de los derechos
humanos” soviéticos, él siguió luchando contra las mafias políticas que
heredaron del Partido Comunista el poder en Ucrania. Su evolución
política fue al revés: iniciando su vida social como derechista y
anticomunista, ahora es una persona de izquierda y un lúcido critico del
fascismo y el modelo neoliberal.
El otro, Andriy Manchuk, es
mi amigo y compañero desde hace años, de una generación posterior a la
de Volodymyr, tal vez la primera en la Unión Soviética que se salvó de
aburridas y obligatorias clases de marxismo leninismo dictadas por
profesores que ya no creían en nada. Por eso estos jovenes tuvieron que
descubrir caminos de izquierda por su propia cuenta y contra todas las
corrientes de la época. Guiados por la estrella guevarista más que por
los añejos manuales soviéticos, Andriy y sus compañeros, siempre
críticos a los partidos comunistas instutucionales y sus funcionarios,
fundaron primero el Movimiento de Juventud Che Guevara, que luego derivó
a una pequeña organización de la izquierda independiente y autónoma
ucraniana, hoy conocida como «Borotba» («Lucha» en ucraniano). Hace un
poco menos de un año, organizando en la humilde oficina de «Borotba» en
el centro de Kiev una exposicion de la pintora zapatista Beatríz Aurora y
compartiendo con ellos experiencias y noticias de Latinoamérica, creo
que ninguno de los presentes podíamos imaginar que sólo dentro de unos
meses esta oficina y los cuadros zapatistas serían saqueados y
destruidos por turbas neonazis y que los primeros mártires de nuestra
generacion de la izquierda ucraniana serían nuestros hermanos y
compañeros de «Borotba» en Odesa, quemados vivos y rematados por bestias
humanas adiestradas y dirigidas por el poder.
Cuando escribo
estas líneas, las tropas del gobierno ilegitimo de Kiev, en su
infructuoso intento de combatir grupos armados ilegitimos del sureste
del país, piden oficialmente apoyo de otros grupos armados ilegitimos
del oeste, en su mayoría de ultraderecha.
Sabemos que en los
próximos meses toda la máquina militar y toda la prensa oficial
ucraniana caerán sobre los pequeños grupos de nuestros compañeros de
izquierda. Acusados de «separatistas» o «prorrusos» por los medios
dóciles al poder, ellos son mil veces más proucranianos que su gobierno,
apurado en vender las ruinas del país al FMI por un precio que haría
sonrojar a Mefistofeles. Necesitarán de nuestra solidaridad. Tal como
los luchadores sociales de América Latina hace décadas necesitaron la
solidaridad de los pueblos de la Unión Soviética, ahora la izquierda
ucraniana, perseguida por el fascismo y las calumnias de la prensa
local, necesitará de la solidaridad latinoamericana e internacional.
Aquí presentamos a los entrevistados y luego va la entevista.
Andriy Machuk:
Sociologo ucraniano, periodista que cubrió conflictos en Chechenia,
Osetia del Sur, Georgia, Kosovo, Iran, Kurdistan, Libano, Siria,
Pridnestovie, Egipto, hizo reportajes para Ucrania y Rusia desde
Sudafrica, Corea del Norte;
China, Sur y Sureste asiatico, Cuba, Venezuela y Ecuador. Partició en
la investigacion del fusilamiento de la manifestacion obrera en la
ciudad petrolera Zhanaozen (Kazajstan) y el comercio de los desechos
radioactivos desde la zona de Chernobyl.
Fundador del principal
sitio web de la izquierda ucraniana Liva.com.ua y cofundador del
proyecto de cultura urbana alternativa Ghetto.in.ua.
Autor de varios libros y publicaciones sobre temas sociales, culturales y de derechos humanos.
Uno de los fundadores y dirigentes del m ovimiento ucraniano de izquierda Unión “Borotba”.
Vive en Kiev.
Volodymyr Chemerys:
Activista social y defensor de derechos humanos. En los 80 dos veces
fue expulsado de la universidad por “actividades antisoviéticas”. Fue
uno de los mas activos luchadores por la independencia de Ucrania de la
URSS. En los 90 fue presidente de la Unión de Estudiantes de Ucrania y
diputado del parlamento. En 200 fue coordinador del movimiento de
protesta “Ucrania sin Kuchma”. Uno de organizadores de campaña que exige
reconocimiento de responsabilidad y pago de idemnización por parte de
los EEUU a la familia de su amigo, periodista ucraniano Taras Protsiuk
asesinado por disparo de un tanque norteamericano durante la invasión a
Irak. Conocido adversario y critico del duopolio que gobernó Ucrania los
últimos 20 años. Activista de la iniciativa ucraniana “Por protesta no
violenta”.
Fundador y presidente de la organización de la
izquierda ucraniana “Instituto República”, actualmente aliados de
“Borotba” en la lucha por la paz en Ucrania.
Vive en Kiev.
¿Qué fue lo que pasó en Ucrania en febrero de este año? Algunos medios lo han llamado golpe de estado, ¿Es cierto?
ANDRIY MANCHUK
Lo que pasó fue que en febrero, como resultado de los choques
sangrientos en el centro de Kiev, llegó al poder una coalición de
políticos de derecha y neoliberales, con apoyo de la UE y EEUU. Hubo
también participación financiera de algunos oligarcas ucranianos
descontentos por la creciente influencia y apetitos de la familia de
Yanukovich. Este nuevo gobierno derechista, cuya mayoría de integrantes
ya había estado antes en el poder, utilizó hábilmente el descontento de
la gente que padecía por las políticas antisociales de Yanukovich, para
seguir ahora con la misma política incluso a un ritmo más acelerado.
Para cumplir con las condiciones exigidas para obtener créditos
del FMI, las autoridades anunciaron un aumento de tarifas sin
precedentes, los precios se dispararon y comenzó a haber retrasos en el
pago de sueldos, pensiones y ayudas sociales en general. La situación se
agrava en el Sudeste del país, pero las autoridades de Kiev apuestan
por una solución de fuerza anunciando que reprimirá a los ciudadanos
descontentos haciendo imposible cualquier acuerdo. Los medios de
comunicación están ahora en plena histeria patriótica, la censura es
evidentemente mayor que en tiempos de Yanukovich, los defensores de los
derechos humanos partidarios del nuevo régimen cierran los ojos frente a
las persecuciones políticas y la violación del derecho a reunión
pacífica.
Sin duda este es el gobierno más derechista en la
historia de Ucrania y su ideología combina un fundamentalismo neoliberal
(con su fe incondicional en los dogmas de libre mercado) y un
nacionalismo extremo, que se ha convertido en una especie de religión
para la mayor parte de los intelectuales ucranianos. En el país actúan
hoy abiertamente varios grupos armados, formados por paramilitares
neonazis. Por iniciativa del Fiscal General Mikhnitsky (cercano a
Svoboda) y pasando por encima de las decisiones de la justicia, el
parlamento liberó a todos los presos de ultraderecha condenados por
delitos violentos, incluso por asesinato.
En el Maidán hubo
personas de diferentes ideas y entre ellos muchas personas honestas y
sinceras. Pero la derecha controló este movimiento en el sentido
político, ideológico y organizativo. Por la correlación de fuerzas, al
menos para nosotros, desde el inicio ya estaba claro que ellos tomarían
el poder después de la caída de Yanukovich.
VOLODYMYR CHEMERIS
En Ucrania maduraron las contradicciones sociales y los ucranianos
salieron al Maidán (plaza en ucraniano) varias veces: el 2000, con el
movimiento “Ucrania sin Kuchma”; el 2004, con la Revolución Naranja y el
2013, con los eventos conocidos mediaticamente como Euromaidán.
En tiempos del movimiento “Ucrania sin Kuchma”, por primera vez se
planteó con fuerza el tema del cambio del sistema de relaciones
sociales, económicas y politicas; también surgió la demanda de una
república parlamentaria. Pero ni en 2001 ni en 2004 el sistema cambió en
lo más mínimo. Y cada año crecía el número de acciones de protesta, la
mayoría de ellas por demandas sociales: estudiantes y pequeños
empresarios en 2010, maestros, inválidos de Chernobyl y veteranos de
Afganistán en 2011 y mineros en 2013. En el verano de 2013, en un
pueblito llamado Vradievka, las protestas contra la crueldad de la
policía fueron especialmente fuertes y ya era evidente que Ucrania
estaba al borde de un nuevo estallido social.
Lo que ahora se
conoce como Euromaidán tuvo su origen en una protesta de una parte de la
clase media educada (“creative class”), debido a la negativa del
gobierno a firmar el acuerdo sobre asociación con la Unión Europea. Se
inició el 21 de noviembre de 2013 y prácticamente se agotó hacia fin de
mes. Las manifestaciones ya estaban por desaparecer, pero en la noche
del 30 de noviembre, violando la constitución y con una crueldad inusual
fueron reprimidas por las fuerzas especiales de la policía, la Berkut y
al día siguiente, el 1 de diciembre, salieron a las calles de Kiev
varios cientos de miles de ucranianos indignados. Pero esto ya no era
propiamente Euromaidán. De hecho, según el fondo “Iniciativas
Democráticas”, la exigencia de una asociación con Europa era apoyada
sólo por una minoría de quienes protestaban; la mayoría (más de un 70%),
quería en primer lugar “mejorar la vida en Ucrania” y la renuncia del
corrupto presidente Yanukovich. Las palabras “cambio del sistema” eran
las más populares en el Maidán. Pero la voz del Maidán, fue secuestrada
por representantes de la oposición burguesa, dos partidos liberales y
uno nacionalista. Fueron ellos justamente los que tuvieron recursos
necesarios para imponer su agenda, mientras la ultraderecha se dedicaba a
destruir los monumentos a Lenin, hacer marchas con antorchas y agredir
físicamente a los sindicalistas.
La gente que protestaba lo
hacía por demandas sociales y en primer lugar quería acabar con el
poderío de los oligarcas; pero estas demandas no se convirtieron en las
del Maidán. Esto sucedió porque la izquierda estaba literalmente
“atomizada” y la sociedad civil no tuvo la suficiente fuerza ni
organización para resistir la avalancha de recursos económicos de los
partidos. Al final los líderes de la oposición política, varias veces
abucheados por el Maidán, fueron los únicos que lograron capitalizar la
caída del régimen de Yanukovich formando su gobierno de transición.
En el oriente de Ucrania existía un potencial de protesta quizás
incluso más grande que en el occidente; en la primavera del 2013, por
ejemplo, en la región de Lugansk los mineros tomaron el edificio de la
administración minera para exigir el cumplimiento de sus demandas
sociales al conocido oligarca ucraniano Rinat Akhmetov. Pero el oriente
del país no apoyó la rebelión de Maidán: en primer lugar, porque no vio
expresadas sus exigencias sociales y también porque rechazó las acciones
agresivas de la ultraderecha. Otra razón fue que los obreros casi no
estaban representados: de acuerdo a la información de la misma
organización “Iniciativas Democráticas”, los obreros en el Maidán eran
sólo un 7%. Después del triunfo de la oposición y que el nuevo gobierno
quedara constituido por el partido liberal Batkivschina y el
nacionalista Svoboda, ambos ajenos a sus intereses, el oriente se
rebeló. Ni el Maidán ni el nuevo gobierno le ofrecían a Ucrania un nuevo
modelo social; sólo insistían en un esquema ideológico rechazado tanto
en el oriente como en el sur. Además, el nuevo gobierno designó como
gobernadores de las regiones orientales a oligarcas que son odiados por
el pueblo de esas regiones. También el habló de la necesidad de “apretar
los cinturones” por la amenaza militar Rusa, en una situación económica
que ya era catastrófica, trasladando toda el peso de este período no
hacia el gran capital, sino hacia las personas que participaban tanto en
el Maidán como en el Anti-Maidán oriental. Los programas sociales
fueron reducidos en 7 mil millones de grivnas (aproximadamente 875
millones de dólares de esa fecha). Debido a las exigencias del FMI se
dispararon los precios de la energía y en consecuencia las tarifas
comunales y de transporte. Actualmente la grivna está en caída libre,
los precios crecen y los sueldos y pensiones están congelados. Los
expertos dicen que debido a los saltos del cambio de moneda nacional,
los bancos especuladores ya han ganado cerca de 3 mil millones de
dólares,
Viendo la situación de este modo, las protestas en
Ucrania oriental pueden entenderse como una prolongación del Maidán,
pero con exigencias sociales más definidas. Los movimientos de protesta
en el oriente son tan diversos como lo eran en Maidán: hay partidarios
de la descentralización, de la federalización del país y también
partidarios de la unión con Rusia.
El movimiento prorruso, antes
del Maidán, prácticamente no se notaba. Explicar su crecimiento
exclusivamente por la presencia de provocadores mandados desde Rusia
(quienes sin duda también existen), como lo quiere presentar el gobierno
de Kiev, es absurdo; la causa está en la política antisocial de este
gobierno. En realidad, existen fuertes coincidencias entre las posturas
del Maidán y del Anti-Maidán: descentralización con aumento de la
autogestión local en vez de gobernadores nombrados por el gobierno
central y sentimiento de odio hacia los oligarcas que han gobernado
Ucrania prácticamente a lo largo de todo el período independiente. La
diferencia es que en oriente hay un rechazo generalizado del gobierno
actual, el que sólo es aceptado en el centro y occidente del país en
gran medida por la excusa de una amenaza imperialista rusa.
La
unión del Maidán con el Anti-Maidán en un solo movimiento, que
conduciría a Ucrania a una revolución social, es obstaculizada tanto por
el gobierno de Kiev y sus aliados de ultraderecha como por el gobierno
de Putin, que imponen una agenda muy lejana a la social.
En
febrero de 2014, lo que hubo en Ucrania no fue un cambio de sistema
social (o sea una revolución), sino solo un cambio de los grupos en el
poder. Los representantes de un clan de la gran burguesía, igual que en
el 2004, una vez más se alternaron en el poder con los del otro clan.
Pero, como es evidente, las contradicciones sociales no desaparecieron y
son las mismas que en otras ocasiones y por diferentes motivos
(asesinato de un periodista, elecciones presidenciales, integración
europea), han llevado antes a los ucranianos al Maidán. Y es también
evidente que esto seguirá sucediendo hasta que una revolución de verdad
acabe con estas contradicciones. Ahora en Ucrania es común hacer
paralelos históricos: en 1917 en Rusia fue la revolución de febrero,
seguida luego por la revolución de octubre; es muy probable que después
del golpe de febrero, en Ucrania habrá una revolución… de octubre, de
noviembre o de septiembre…
El término “junta de Kiev”… ¿qué
opina de esto?. Los medios rusos llaman al gobierno ucraniano “junta”,
haciendo alusión a la junta militar de Pinochet.
ANDRIY MANCHUK
Yo no ocupo este término. Pero después de visitar los actos masivos del
llamado Anti-Maidán, entendí que este término nació espontáneamente
entre los manifestantes, en un medio popular descontento por el poder
derechista de Kiev y ahora se usa activamente en el sudeste del país. En
esta zona muchos consideran que un gobierno con ministros de
ultraderecha, que llegó al poder después de choques sangrientos con
participación de paramilitares neonazis y que toma una postura
absolutamente enemiga con los habitantes de esta enorme región, bien
puede ser llamado “junta”. Este calificativo ya se arraigó y es un hecho
objetivo. Para cambiar esta situación, hay que empezar por rechazar las
etiquetas descalificadoras que los partidarios del Maidán ponen ahora a
los habitantes del sudeste: colorados, topos, titushkas, vatniks, etc. (Nota del Traductor: Colorado:
por un escarabajo muy dañino para la agricultura que tiene los mismos
colores que la cinta de San Jorge, utilizada para simbolizar la victoria
del ejército soviético sobre los nazis; Topos: por la condición de mineros de muchos de los Anti-Maidán; Titushka:
se refiere a matones, frecuentemente de las barras del fútbol o
delincuentes comunes, utilizados por Yanukovich para amedrentar a los
manifestantes de oposición. El término hace referencia a Vadim Titushka,
quien fue uno de los primeros de estos matones detenido y
desenmascarado por los manifestantes; V atniks: tipo de chaqueta o parka muy fea pero abrigadora de uso popular entre los obreros.)
VOLODYMYR CHEMERIS
Efectivamente, la separación de Yanukovich del poder y la formación del
nuevo gobierno en febrero no se hizo conforme a la constitución de
Ucrania. Pero la situación real fue que el presidente y parte de su
gobierno se fugaron del país. El partido de gobierno estaba
desmoralizado, el poder prácticamente estaba botado y no cualquiera
podía levantarlo. La sociedad civil, la clase media y los representantes
de los diferentes grupos de Ucrania occidental, que representaban la
mayoría del Maidán, no estuvieron en condiciones para constituir un
nuevo gobierno. Por eso, la oposición parlamentaria burguesa, junto con
los escombros del ex partido de gobierno (Partido de las Regiones)
fueron los que levantaron el poder tirado en las cenizas del Maidán. En
ese momento, simplemente no había posibilidad de realizar todos los
procedimientos constitucionales necesarios. Y no había nadie más que
pudiera tomar el poder.
Creo que el poder actual de Kiev debe
considerarse legítimo, pero no en el sentido de que fuera constituido
conforme a la constitución, sino porque aunque no lo quieren, lo
reconocen como poder las instituciones armadas, los poderes locales, la
mayoría de las organizaciones de la sociedad civil y el ya opositor
Partido de las Regiones. En lo personal opino que por ahora es mejor no
cuestionar la legitimidad del gobierno de Kiev, al menos mientras no
estemos en condiciones de proponer una alternativa.
¿Cual fue el rol de las potencias extranjeras en el derrocamiento del gobierno de Yanukovich y en los acontecimientos actuales?
ANDRIY MANCHUK
Los gobiernos de EEUU y la UE, abierta y activamente apoyaron el
Maidán. Cuando los manifestantes comenzaron a tomarse los edificios
administrativos en el centro de la capital, ejercieron presión política
sobre Yanukovich para que no los reprimiera. También apoyaron desde
mucho antes a los adversarios de Yanukovich con información y finanzas a
través de un sistema de becas (grants) destinado a periodistas y
activistas de oposición. Los embajadores y políticos occidentales
estaban permanentemente presentes en el Maidán, incluyendo a personas
tan siniestras como el senador McCain, legitimando así a los
paramilitares de ultraderecha. Después de que los neonazis derribaron el
monumento de Lenin en el centro de Kiev, erigido para la exposición de
París de 1936, tres ministros del exterior de países de la Unión Europea
públicamente apoyaron este acto de vandalismo. Sin duda que sin este
apoyo decisivo, Maidán no hubiera tenido ninguna posibilidad de
triunfar.
VOLODYMYR CHEMERIS
El gobierno de
Yanukovich reiteradas veces señaló que el Maidán fue organizado por
provocadores cumpliendo instrucciones de potencias extranjeras
(seguramente teniendo en cuenta a EEUU y la Unión Europea). Según las
leyes aprobadas el 16 de enero de 2014, las organizaciones que reciben
dinero desde el exterior eran consideradas “agentes del extranjero”. El
actual gobierno de Kiev está repitiendo ahora el error fatal de
Yanukovich, cuando declara que la rebelión en el oriente de Ucrania se
debe sólo a la intromisión rusa. Tanto el Maidán como el Anti-Maidán
tienen un origen social; ningún Obama (o Merkel) o Putin podría jamás
hacer lo que hizo el pueblo de Ucrania. Desde el Occidente, personas
como Nuland, Ashton, Tombinsky, Kvasnevsky, Füle, presionaban a la
oposición parlamentaria y a Yanukovich a la negociación y el compromiso.
Al final, lograron convencer a Yanukovich de deshacerse del gobierno de
Azarov y ofrecer el cargo de Primer Ministro a Yatseniuk; este aceptó,
pero el Maidán lo abucheó. Los manifestantes, cada vez más radicalizados
ya no permitían ningún tipo de acuerdo con Yanukovich. En general, el
Occidente siempre tuvo miedo a la anarquía de las masas, aun más, temía
que esta anarquía fuera encabezada por los declarados fascistas de
Sbovoda o de Pravyi Sektor; por eso querían conservar a Yanukovich en la
presidencia haciendo primer ministro a Yatseniuk.
Occidente
quería llegar a este acuerdo. Tres cancilleres europeos y un ex
Ombudsman (defensor del pueblo) ruso prácticamente obligaron a
Yanukovich y a tres lideres de la oposición parlamentaria, el 21 de
febrero, a firmar un compromiso según el cual Yanukovich seguiría como
presidente hasta fines de año. Los opositores incluso hicieron que la
asociación Maidán, controlada por ellos y compuesta por una parte de los
activistas sociales, lo aprobara. Pero el Maidán real también rechazó
este acuerdo. Tengo la impresión de que la oposición burguesa
simplemente tenía miedo de tomar el poder y los ministros occidentales
querían conservar a Yanukovich como garantía contra la posibilidad de un
viraje social que podía ocurrir como consecuencia de la energía y
radicalización del Maidán. Pero pasó lo que pasó. Aunque Occidente no
quería la caída definitiva de Yanukovich, el actual gobierno resultó ser
el mejor regalo para ellos. Este gobierno no tiene apoyo de Rusia, ni
del oriente del país, ni, en términos reales, tampoco del occidente del
país; depende totalmente de EEUU y la UE.
¿Quien cree que disparó a los manifestantes en Kiev?
ANDRIY MANCHUK
La versión oficial de que esto lo hicieron las fuerzas especiales por
orden de Yanukovich genera escepticismo incluso entre varios de los
partidarios del nuevo gobierno y sus protectores europeos, lo que se
hizo evidente por la grabación de la conversación entre el ministro de
defensa de Estonia y la “baronesa” Ashton. Aun más, los jefes de las
fuerzas especiales no solo no fueron arrestados, ni siquiera fueron
despedidos y siguen trabajando para el nuevo régimen. Se sabe que
Yanukovich, durante varios meses, se rehusó a autorizar que se abriera
fuego contra los manifestantes. Esto fue así, no por razones
humanitarias, sino porque estaba muy preocupado por su imagen en los
medios internacionales, ya que cadáveres en las calles de Kiev
significarían la caída inmediata de su régimen. Por eso existen varias
versiones respecto a que los disparos podrían haberlos hecho partidarios
de la oposición, con mayor razón porque sus representantes tenían armas
y las usaban abiertamente. Es conocida la foto que le tomaron a
Pashinsky, diputado del bloque de Yulia Timoshenko que ahora encabeza la
administración del presidente, con un fusil de francotirador. Pero no
quiero seguir especulando con este tema, lo que es obvio es que el
actual gobierno no tiene ninguna intención de investigar esta tragedia.
VOLODYMYR CHEMERIS
Es una pregunta para los organismos competentes. Los resultados de la
investigación que presentaron el Ministerio del Interior, el SBU
(Servicio de Seguridad de Ucrania) y la Fiscalía General, producen
serias dudas prácticamente a todos.
La lógica fue así: el
Maidán se debilitaba, pero de repente, el 30 de noviembre, lo reprimen y
en respuesta a eso los ucranianos se rebelan. La gente está protestando
en el Maidán sin ningún resultado y poco a poco se desmotiva, pero de
repente, en la noche del 10 al 11 de diciembre, el Maidán es atacado por
la Berkut. Esta vez la policía no golpea a nadie y su ataque no da
ningún resultado, pero la gente recupera el sentido de estar en el
Maidán y construye las primeras barricadas. Luego, la protesta
nuevamente se debilita, pero el Parlamento repentinamente aprueba las
leyes del 16 de enero que restringen fuertemente los derechos
ciudadanos, en primer lugar, el derecho a reunión; la respuesta del
Maidán son los cócteles Molotov. Da la impresión de que alguien, a
propósito, arrojaba combustible al fuego. Luego, de nuevo se produce un
equilibrio de fuerzas, pero el 20 de febrero suenan disparos, después de
los cuales no hay ninguna acción de las autoridades; el resultado, la
caída de Yanukovich.
Existen diferentes versiones sobre las
razones de fondo de la caída de Yanukovich. Una de ellas señala que
habitualmente en Ucrania un presidente autoritario cumplía el rol de
garante y árbitro: tenía que ser garante de que todo lo que era robado
por los oligarcas permanecería en sus manos y árbitro en caso de
conflicto entre ellos. Yanukovich dejó de cumplir el rol de árbitro
cuando las propiedades de los oligarcas comenzaron a ir a parar a manos
de su propia familia. Los oligarcas (Kolomoysky, Firtash y otros) se
molestaron mucho, fueron ellos quienes participaron en el apoyo y en la
“estimulación” del Maidán.
¿Cual es el conflicto entre el gobierno de Ucrania y Pravy Sektor?
ANDRIY MANCHUK
Dentro de la coalición gobernante hay una lucha por el poder. Pero el
asesinato del siniestro paramilitar ultraderechista Muzychko y el hecho
de que una parte de los paramilitares de Pravy Sektor después de un
tiroteo en el centro de Kiev se mudaron a una mansión fuera de la
ciudad, no significa que entre Pravy sector y el poder exista algún
conflicto de fondo. El líder formal de Pravy Sektor, Yarosh, está
orgulloso de su amistad y de ser compadre del jefe del SBU,
Nalivaychenko, quien a su vez es conocido por sus estrechos contactos
con los servicios secretos norteamericanos. Hace poco lo visitó en Kiev
el director de la CIA. No es ningún secreto que los grupos a partir de
los cuales fue creado Pravy Sektor, siempre han estado bajo control de
SBU. Pravy Sektor es una estructura manejable y bajo control de los que
hoy están en el poder. Lo que ocurre es que ahora simplemente los han
desplazado de la primera plana, para que no asusten con su apariencia y
sus acciones a los periodistas y al público liberal que simpatiza con el
Maidán.
VOLODYMYR CHEMERIS
Pravyi Sektor (PS),
se convirtió en un partido, creado en base al partido Asamblea Nacional
Ucraniana (UNA), también llamado Autodefensa Nacional Ucraniana (UNSO).
Este último participó activamente en el movimiento “Ucrania sin Kuchma” y
durante mucho tiempo nos visitaba en la oficina de nuestro Instituto
República, junto con representantes de los grupos de izquierda. Teníamos
fuertes discusiones, pero nunca llegábamos a la agresión física. Entre
Svoboda y el PS, adonde aparte de UNSO entra el grupo “Trizub”
(Tridente) con su líder Yarosh y otros grupos de ultraderecha, no existe
ninguna diferencia ideológica, pero sí hay diferencias en temas
tácticos y lo más importante, odios personales. El PS se formó en Maidán
como una alternativa a Svoboda. El aumento de popularidad del PS,
después de sus ataques con cócteles Molotov el día 19 de enero sin tener
respuesta de la policía (antes de eso los llamaban provocadores) causó
que ahora se convirtiera en un serio peligro electoral para Svoboda.
Actualmente Svoboda es parte del gobierno; su representante es el
fiscal nacional interino. Justamente, fue este fiscal, Makhnitsky, quien
junto con el ministro del interior Avakov fue acusado por el PS de
organizar el asesinato de su más destacado representante, Sashko Bilyi.
Pero la competencia entre PS y Svoboda será sólo por los electores de la
ultraderecha. Hay que tener en cuenta que el actual gobierno de Ucrania
no está interesado en la existencia de un grupo armado que siga
asustando a los habitantes de Kiev, disparando de vez en cuando sus
Kalashnikovs en el centro de la ciudad e irrumpiendo en el Parlamento
para imponer sus exigencias.
Lo importante son dos cosas: que
el PS está bajo el control de las fuerzas de seguridad SBU (el jefe del
PS, Yarosh, fue ayudante del director del SBU Nalivaychenko) y que es
financiado por el oligarca judío Kolomoysky, quien también financia a
Svoboda.
¿Donde está la izquierda ucraniana?
ANDRIY MANCHUK
La izquierda ucraniana no existe como movimiento y esa fue una
importante razón para que la oposición derechista no tuviera problemas
para instrumentalizar según sus intereses el descontento social, usando
sus manos para tomar el poder.
Ser de izquierda en Ucrania no
es fácil, ya que durante los últimos más de 20 años en la conciencia
social del país ha predominado la propaganda anticomunista combinada con
una glorificación del nacionalismo. La ideología de izquierda se ha
satanizado de mil maneras, presentándose como algo a priori extraño al
pueblo ucraniano y aun más, como la ideología de los enemigos, de
aquellos forajidos que supuestamente planificaron la eliminación física
de los ucranianos como pueblo. Una generación entera de intelectuales
creció con mitos históricos de derecha y dogmas anticomunistas.
Pero esta situación no empujó a la izquierda ucraniana a unirse, pese a
que desde hace varios años era evidente que la extrema derecha tomaría
el poder. Esto se hizo claro, sobre todo, luego de los grandes éxitos
electorales de Svoboda, con quien se aliaron los partidos liberales. Los
intentos de organizar algún movimiento político de izquierda más o
menos influyente o masivo fracasaron, no por acciones de la policía
política que en los tiempos de Yanukovich era corrupta y débil, sino por
el infantilismo, impotencia política y tontas peleas internas de la
izquierda. Pese a las acostumbradas consignas de unidad y solidaridad,
siempre terminaban imponiéndose mezquinas peleas sectarias. Una parte de
la izquierda abandonó definitivamente la idea de la organización
política y la lucha por el poder, autoexcluyéndose así del proceso
político. Los acontecimientos en Maidán evidenciaron esta crisis de la
izquierda.
Pequeños grupos de anarquistas se convirtieron de
hecho en ayudantes involuntarios de la derecha y ultraderecha, fuerzas
predominantes del Maidán, ayudándoles a tomar al poder. Además de esto
estos grupos se dejaron influir por la histeria patriótica y el racismo
social, despreciando a los habitantes del sudeste a veces incluso más
que algunos activistas de derecha.
Borotba, una organización de
izquierda, después de que matones de ultraderecha destruyeran en enero
su oficina en Kiev, trasladó su trabajo principal a Kharkov, Mariupol,
Odesa y otras de las ciudades en las que se inició el movimiento masivo
de resistencia al poder central. En las “Maidanes” de estas ciudades, la
izquierda sí puede salir con sus banderas y su agenda, compitiendo
exitosamente con otras fuerzas políticas. Creemos que después de la
crisis que inevitablemente sobrevendrá en los próximos meses, la
izquierda tendrá la oportunidad de encabezar estas protestas, las que
tendrán una potente agenda social y serán muchas veces más fuertes.
VOLODYMYR CHEMERIS
La izquierda ucraniana extraparlamentaria llegó a los acontecimientos
de fines del 2013 en una situación de absoluta división, prácticamente
atomizada. Lo único que hacían los pequeños y marginales grupitos de
izquierda era pelear entre ellos y discutir temas como el trotskismo y
el anarcosindicalismo, es decir cosas que a la sociedad no le
interesaban en lo más mínimo. Todos los intentos de unir a los grupos de
izquierda sobre una base federativa, como por ejemplo en el caso de la
CIRIZA griega, fracasaron. Esto explica el rol marginal que ellos
tuvieron en el Maidán. Los activistas sindicales de izquierda, los
hermanos Levin, fueron golpeados en el Maidán el 4 de diciembre por
militantes ultraderechistas de Svoboda. El intento de organizar una
“centuria” anarquista en el Maidán también fracasó por la oposición
violenta de la ultraderecha. (los manifestantes del Maidán se organizaban en grupos de 100. Nota del traductor)
Pero la izquierda logró al menos elaborar y dar a conocer 10 puntos de
acuerdos básicos, que en el fondo eran las exigencias sociales de la
gente que salió al Maidán. Estas exigencias fueron apoyadas por los
manifestantes, aunque jamás se convirtieron en demandas oficiales de la
oposición burguesa que encabezó el Maidán.
La asociación de
izquierda Borotba participa ahora activamente en el Anti-Maidán y tiene
una influencia bastante grande en las protestas de Kharkov, segunda
ciudad de Ucrania. Borotba no quiere la unificación de Ucrania oriental
con Rusia, sino que exige una organización federal para el país. También
se ha declarado abiertamente enemiga del gobierno oligárquico de Kiev.
¿Cómo es el Partido Comunista de Ucrania y cual es la postura de sus dirigentes y sus bases?
ANDRIY MANCHUK
El Partido Comunista de Ucrania es en realidad el partido conservador
de Petro Symonenko, quien privatizó esta popular marca política hace 20
años. En los 90, este partido fue la principal fuerza opositora en el
país y tuvo influencia masiva y apoyo popular real, pero Symonenko
expulsó a todos los activistas honestos que molestaban a su negocio
político con Timoshenko, Yanukovich y Putin. Desde entonces, este
partido “comunista por su nombre”, ha adoptado la ideología del
clerical-patriotismo ruso. Después del Maidán, sus oficinas en Kiev y en
todo el occidente fueron tomados por los neonazis, que quemaron sus
banderas, símbolos de izquierda y libros. La cúpula del partido se fugó
del país y sus bases fueron víctimas de ataques; aunque los dirigentes
ya regresaron, parte de los militantes, desmoralizados y desilusionados,
siguen abandonando el partido.
VOLODYMYR CHEMERIS
Desde el principio del Maidán, el Partido Comunista de Ucrania apoyó al
gobierno Yanukovich-Azarov… y en general ellos, con sus votos en el
parlamento siempre apoyaron al gobernante Partido de las Regiones, que
representaba los intereses del gran capital en el oriente de Ucrania.
Solo muy de vez en cuando votaban contra algunas de las más siniestras
iniciativas de mercado del gobierno, como la reforma del sistema de
pensiones o la del código laboral. Debido a esta postura, el partido
comunista obtuvo varios “premios” del poder, tales como cargos para
varios altos funcionarios y el apoyo a sus negocios, por ejemplo para la
familia Kaletnikov. Muchos dejaron de considerar al partido comunista
un partido de izquierda …
Luego de la caída del gobierno de
Yanukovich, muchas oficinas del partido fueron tomadas, la ultraderecha
empezó a exigir su prohibición y se inició un éxodo masivo de sus
militantes de base. Sin embargo, el partido conservó su influencia en
las regiones orientales y ahora apoya activamente el Anti-Maidán. No
cabe duda de que tendrán una participación en el nuevo parlamento
gracias a los votos del oriente.
Según todo parece indicar, el
partido comunista, al igual que el Partido de las Regiones serán
integrados al sistema político post-Maidán ya que el nuevo gobierno de
Kiev necesita de la colaboración del Partido de las Regiones (ahora
totalmente controlado por el oligarca de Donetsk Akhmetov) y del partido
comunista; sin ellos el actual gobierno no podría pacificar al oriente
ni reunir la cantidad de votos necesaria en el parlamento.
¿Qué pasó en Crimea?
ANDRIY MANCHUK
Durante los 23 años de independencia de Ucrania, los habitantes de
Crimea no recibieron de parte de Kiev nada aparte de su política
antisocial combinada con retórica nacionalista. Incluso varios
representantes de la intelectualidad de Kiev, como los escritores
Andrukhovich y Shkliar, llamaban abiertamente a devolver Crimea a Rusia,
por ser una región “insuficientemente ucraniana”.
Inmediatamente después de los hechos sangrientos en Kiev, en el centro
de la capital de Crimea, Simferopol, hubo choques entre nacionalistas
prorrusos y proucranianos, los que causaron como mínimo dos víctimas;
esto causó un fuerte impacto en la población. Después de eso, los
habitantes de la península temieron represalias de la ultraderecha de
Kiev, que mostraba sus armas y prometía mandar a Crimea “trenes de
amistad”. Putin aprovechó hábilmente esta situación para tomar la
península bajo su control. En realidad, una parte de la verdad fue que
en Crimea hubo una ocupación armada rusa; la otra parte fue que la gran
mayoría de la población la apoyó pasivamente con la esperanza de que las
autoridades de Putin garantizaran el orden y subieran su nivel de vida.
Durante todo el tiempo en que las autoridades ucranianas gobernaron la
Crimea heredada de la URSS, no hicieron nada para conquistar una mínima
simpatía en sus habitantes; por el contrario, todas las acciones de Kiev
parecían destinadas a empujarlos a los brazos de Rusia. Con todo esto,
muchos crimeos no es que tengan tantas ilusiones respecto a la
“estabilidad” de Putin, pero, en comparación con el régimen de Kiev,
parece preferible.
Los acontecimientos en Kiev llegaron a ser
una catástrofe para la izquierda ucraniana, ya que el gobierno actual
presenta todos los problemas como el resultado de provocaciones de
enemigos internos y externos, acusando de ser agentes prorrusos a todos
los adversarios de su régimen.
VOLODYMYR CHEMERIS
Los acontecimientos en Crimea se parecen mucho a los del oriente, con
la diferencia de que los ánimos prorrusos en Crimea han sido mucho más
fuertes que en Donetsk. La tendencia prorrusa en Crimea ha existido
desde hace décadas, pero antes del triunfo del Maidán solo se expresaba
en el ámbito de lo cotidiano. Cuando los ultraderechistas empezaron a
destruir los monumentos de Lenin cerca de Kerch (una ciudad vecina a
Crimea) y los crimeos se asustaron al ver gente armada en el Maidán de
Kiev, apoyaron entusiastamente a los “hombrecitos verdes” que tomaron el
edificio del parlamento de Crimea en Simferopol. (La expresión
“hombrecitos verdes” ha sido utilizada popularmente para denominar a los
militares rusos en Crimea, vestidos con uniformes sin distintivos. Nota
del traductor).
Les daba lo mismo si eran soldados rusos o
“autodefensas”. Sin duda, la mayoría de los crimeos, entre los cuales
predominan los rusos étnicos, votaron en el “referendum” por la
unificación con Rusia. Pero hay otra cosa importante: la población
nativa de Crimea, los tártaros, boicoteó este referendum. Ellos habían
sido expulsados de su patria por el régimen de Stalin, sus casas fueron
ocupadas por los migrantes que venían de Rusia y sólo pudieron regresar
luego de la desarticulación de la URSS. Actualmente son 300.000, entre
dos millones de crimeos. Es decir, son una minoría. Existe el derecho de
las naciones a la autodeterminación, reconocido por la comunidad
internacional, el que fue invocado por los pueblos de Abjasia y de
Osetia. Pero no existe el derecho de la autodeterminación de los
territorios y no existe una nación “crimea” o “de Pridniestrovia”
(Transnistria), que pudieran “autodeterminarse”. El derecho de
autodeterminación en Crimea le compete solo a su pueblo autóctono, los
tártaros, que en su enorme mayoría insisten que Crimea es parte de
Ucrania.
¿Qué pasa hoy en el sudeste del país?
ANDRIY MANCHUK
Lo que pasa es que comenzaron a haber protestas masivas de gente
descontenta por la política del nuevo régimen de Kiev, con sus medidas
antisociales y escandaloso nacionalismo, con una manifiesta enemistad
hacia los habitantes de esta región rusoparlante. La caída del Partido
de las Regiones, que antes bloqueaba cualquier activismo político,
también ayudó a ese proceso. La compositiva de los participantes de las
protestas es muy diverso: hay activistas de izquierda y prorrusos que
están en permanente conflicto unos con otros y existen también muchos
ciudadanos auto organizados que no pertenecen a ningún grupo político
pero salen a la calle por su desacuerdo con quienes gobiernan ahora el
país. Sobre esta autoorganización están hablando ahora todos los
observadores objetivos, ya que derriba los mitos clasistas sobre la
“chusma oriental pasiva” que predominan entre los partidarios del Maidán
de Kiev. Se crearon milicias armadas, en su mayor parte, militares en
retiro y veteranos de Afganistán. Rusia sin duda apoya este movimiento
pero las afirmaciones de que este fue creado por agentes rusos y que son
los líderes de los manifestantes, eso sin duda no es verdad.
Los nuevos gobernantes del país, mandaron tropas contra el pueblo de la
región oriental, pero los habitantes de Khramatorsk desarmaron a los
soldados de la brigada de élite de paracaidistas y hasta tomaron parte
de sus equipos. Simples campesinos, literalmente “cazaban” a los tanques
en sus viejos autos y cuadriciclos, nada similar ocurría desde los
tiempos de Makhno (Néstor Makhno, revolucionario anarquista
ucraniano, héroe de la guerra civil de principios del siglo pasado. Nota
del traductor). Los soldados se negaron a disparar al pueblo para
defender a sus jefes y a los políticos que los habían enviado. En la
región ocurren choques esporádicos entre los paramilitares llegados
desde Kiev y las autodefensas locales.
La liberación de todos
los presos políticos, la federalización con amplios derechos de
autogestión local y el status oficial para la lengua rusa permitirían
resolver la crisis. Sin embargo, las autoridades de Kiev no están
dispuestas a aceptarlo y apuestan por la fuerza, lo que de hecho ya
llevó al país a una situación casi de guerra civil.
¿Qué intereses representa el gobierno de Ucrania?
ANDRIY MANCHUK
Hasta sus partidarios, del diario Ukrainska Pravda, lo llaman “gobierno de oligarcas”: “Es
notorio que hasta ahora el gabinete de ministros no ha preparado ni una
sola iniciativa que obligue a pagar a los oligarcas, aunque el poder
tiene la posibilidad de aumentar los ingresos del presupuesto sin
aumentar la carga fiscal de la gente común. Por ejemplo, Ucrania tiene
las rentas más bajas (aquí esto se llama pago) por el uso de subsuelo
para la extracción de minerales. Son varias veces más bajas que en
Rusia, sin hablar de Europa. Pero el aumento del pago por el uso del
subsuelo es una carga fiscal para los oligarcas y eso sería inaceptable
para el poder. Los proyectos de Leyes antipopulares propuestos son una
clara respuesta a la pregunta sobre quienes ganaron en Ucrania como
resultado de la revolución. Si el gobierno anterior fue “familiar”,
entonces el actual merece el título de “oligárquico”.
Luego
de tomar el poder, las nuevas autoridades entregaron las regiones del
sudeste a los oligarcas Kolomoisky y Taruta, nombrándolos gobernadores.
Aparte de esto, el gobierno actualmente asegura su apoyo corrupto a las
estructuras comerciales de Kolomoisky a quien abiertamente denominan “el
principal aventajado del Maidán de Kiev”. A cambio de eso, el oligarca
reprimió con violencia las manifestaciones de oposición en
Dniepropetrovsk, armando grupos de paramilitares de derecha. El nuevo
gobierno representa por supuesto también los intereses de sus
protectores extranjeros, de quienes depende por completo.
VOLODYMYR CHEMERIS
Este régimen no es más que un algo remozado “gobierno naranja” del período 2005-2010 (se
refiere a la “Revolución Naranja” que en 2005 inhabilitó un fraudulento
triunfo electoral del prorruso Yanukovich y llevó al poder al candidato
prooccidental Victor Yushenko, ambos de derecha. Nota del traductor).
Igual que sus antecesores, este gobierno trabaja en función de los
intereses del gran capital y los oligarcas, que a fines del 2013 se
unieron contra la familia Yanukovich y ahora pretenden controlar toda la
vida económica y política en Ucrania. En marzo, el principal
beneficiario de los cambios parecía ser el oligarca Dmitri Firtash, pero
su repentino arresto en Viena por exigencia de EEUU, abrió el camino a
Igor Kolomoisky, que ahora controla los principales ministerios e hizo
una alianza estratégica con el más probable triunfador de las elecciones
presidenciales del 25 de mayo, el oligarca Petro Poroshenko.
¿Cual es la política de Putin respecto a Ucrania?
ANDRIY MANCHUK
Al igual que el gobierno de Kiev, Putin utiliza la guerra para unir
mediante propaganda patriótica a la sociedad rusa y para desacreditar a
la oposición como “quinta columna” del enemigo extranjero. En Moscú
están esperando ver hasta que punto se va a desestabilizar Ucrania,
debido a la crisis social y económica en la que se hunde
vertiginosamente y se preparan para la futura lucha política con la
Unión Europea y EEUU que son quienes ahora dictan la política exterior
de Kiev. Es decir, se trata de una lucha imperialista por el control de
Ucrania.
VOLODYMYR CHEMERIS
Creo que Putin se
imaginó a si mismo como el “reunificador de las tierras rusas” o tal vez
como una reencarnación del emperador Pedro el Grande. No creo que ahora
se trate de la anexión de Ucrania a Rusia, más bien, el plan de Putin
consiste en convertir a Ucrania en un estado estructurado como una
confederación, controlado por Rusia.
¿Cual es el rol que en la crisis han tenido los países de la OTAN?
ANDRIY MANCHUK
Las autoridades ucranianas declararon abiertamente su intención de
ingresar a la OTAN, aun cuando esta idea nunca ha tenido apoyo en la
población del país. La misma OTAN hasta el momento se ha limitado a
proporcionar ayuda técnico-militar y a hacer declaraciones en contra de
la intervención rusa, lo que es a todas luces una hipocresía por parte
de quienes siempre han organizado invasiones y guerras en todo el
planeta.
VOLODYMYR CHEMERIS
Es mínimo. En algún
momento EEUU y otros miembros de la OTAN, protegieron con sus fuerzas a
Koweit y Bosnia, estados no miembros. Pero ahora no se hay un grado
similar de involucramiento para proteger a Ucrania de la agresión rusa.
Los países occidentales solo expresan “una profunda preocupación” y
aplican sanciones económicas irrelevantes a Rusia. Es evidente que la
OTAN tiene miedo de desatar una tercera guerra mundial.
Un gran
problema para Ucrania es que debido a esta expansión rusa, cada vez hay
más gente aquí que insiste en el ingreso del país al bloque militar de
la OTAN, sin pensar en las múltiples consecuencias negativas que ello
tendría.
¿Que opina del apoyo de una parte de los gobiernos progresistas de América Latina a la postura de Rusia respecto a Ucrania?
ANDRIY MANCHUK
Estuve en América Latina y se que muchos ahí todavía ven en la Rusia
capitalista una heredera de la URSS, considerando a Putin un estadista
progresista y adversario de Washington. En esto también hay razones
prácticas: Putin mantiene una colaboración militar y económica con los
gobiernos latinoamericanos que se oponen al gobierno de EEUU.
Considerando el abierto apoyo al Maidán por parte de EEUU, cuyo
imperialismo es conocido muy de cerca por los latinoamericanos, sería
difícil esperar de Correa o de Maduro un apoyo al gobierno que surgió de
este proceso. Además muchos activistas del Maidán apoyan directamente a
la oposición venezolana y la lucha contra lo que llaman “la tiranía
chavista”. Como observó irónicamente nuestro compañero el sociólogo
ucraniano Vladimir Ischenko, hasta los anarquistas ucranianos critican a
Maduro con más fuerza que a los propios ministros de derecha de Kiev.
VOLODYMYR CHEMERIS
Podemos entenderlo. Tal como para Ucrania el agresor es Rusia, para
Venezuela y Ecuador es EEUU. Si en nuestro país se cuenta con la ayuda
de EEUU contra Rusia, en América Latina se cuenta con la ayuda de Rusia
contra EEUU.
¿Cual es el rol que está teniendo la prensa que cubre los acontecimientos en Ucrania?
ANDRIY MANCHUK
Los principales medios ucranianos, inicialmente, apoyaron muy
decididamente a los manifestantes del Maidán. Este apoyo fue
absolutamente acrítico, problemas como la hegemonía de la ultraderecha y
la violencia que ejercía se callaban mientras los adversarios al Maidán
eran satanizados. Se creó así una imagen idealizada del Maidán para
consumo de los medios internacionales; la prensa liberal ucraniana se
convirtió en su vocera y propagandista, mostrando tan poca objetividad
como la que tienen los programas de la televisión oficial rusa sobre
Ucrania. Son justamente los medios los que están alimentando en la
sociedad una histeria chauvinista y un racismo social respecto a los
habitantes del sudeste. No hay ningún equilibrio en la postura de los
medios de comunicación; aun más, la censura y la autocensura crecen,
mientras los partidarios del nuevo gobierno persiguen a los periodistas
críticos, llamando a quitarles el derecho a ejercer la profesión y
arrestarlos por traidores. Algunos de los periodistas disidentes ya han
sido agredidos físicamente y detenidos, al tiempo que los defensores de
los derechos humanos que en los tiempos de Yanukovich llamaban a
defender los derechos de la prensa hoy miran hacia otro lado. Los “doble
estándares” respecto a los “nuestros” y los “ajenos” se convirtieron en
el principal paradigma de los medios de comunicación ucranianos.
VOLODYMYR CHEMERIS
En los dos lados hay una guerra informativa. En Rusia, los medios de
comunicación obedecen órdenes del gobierno; lo mismo ocurre en Ucrania,
donde los medios de comunicación en su mayor parte cumplen órdenes de
sus dueños oligarcas. Una información objetiva u opinión diferente no se
ve en ninguno de los dos países. Por una parte escuchamos que los
fascistas tomaron el poder en Kiev y golpean a todos los rusos y por la
otra, que los separatistas borrachos están aterrorizando al oriente.
Ambas cosas son mentiras.
¿Cuales son las posibles variantes del desarrollo de los acontecimientos y sus respectivos riesgos?
ANDRIY MANCHUK
Según nuestros pronósticos, durante el año en curso al país le espera
un colapso económico y social generalizado: las autoridades ya no tienen
como sostener el presupuesto y los pagos respectivos; las condiciones
del crédito del FMI generarán un crecimiento catastrófico de las tarifas
del gas, la energía eléctrica y significarán el fin de los beneficios
sociales para los grupos vulnerables; todo esto junto con inflación,
retraso de sueldos y un crecimiento generalizado de los precios de la
bencina y los productos de primera necesidad. Sin duda esto puede
derivar a una explosión social de gran envergadura, multiplicada por las
protestas civiles en la región sudeste. El régimen tratará de
reprimirlas con fuerza usando los grupos paramilitares de derecha
legalizados como Guardia Nacional, pero no tendrá la suficiente fuerza
para acabar con un movimiento de protesta que será realmente masivo.
Justamente eso le proporcionará una oportunidad a la izquierda
ucraniana, a condición de que esta izquierda logre organizarse y ganar
prestigio dentro del movimiento de resistencia.
VOLODYMYR CHEMERIS
Actualmente hacer pronósticos es igual que adivinar mirando la borra de
una taza de café. A corto plazo, mucho dependerá de cómo se celebre el 9
de mayo, día en el que en los países de la ex URSS se celebra el “Día
de la Victoria” sobre la Alemania fascista. Ese día se puede esperar
movilizaciones masivas en el oriente, toma de edificios administrativos y
hasta nuevos actos terroristas. ¿Qué obtendremos como resultado? ¿Una
invasión rusa? ¿la caída del gobierno de Kiev? ¿Una declaración de
“estado de sitio” que tenga como consecuencia la anulación de las
elecciones del 25 de mayo? O a pesar de todo, el gobierno resistirá,
Putin no intervendrá y las elecciones se realizarán de todas maneras? Es
posible cualquier escenario.
¿Hay alguna solución para la situación actual?
ANDRIY MANCHUK
El país, al igual que antes e incluso más que antes, necesita de una
fuerza política influyente de izquierda, que pueda contraponerse al
nuevo régimen y también a los nacionalistas prorrusos y partidarios de
Yanukovich. Mientras una fuerza así no exista, la protesta popular una y
otra vez será instrumentalizada por los anteriores o los actuales
dueños del país en sus luchas por el control de Ucrania. Para eso, los
militantes de izquierda y los verdaderos demócratas, a pesar de sus
posturas personales respecto al Maidán, deberían unirse y trabajar
juntos.
VOLODYMYR CHEMERIS
Ucrania fue y sigue
siendo un país controlado por los oligarcas. Fue justamente contra ellos
que se reveló el occidente (Maidán) y el oriente (Anti-Maidán). Una
solución de fuerza (occidente vence al oriente o al revés) no es
posible. Lo único que puede unir el oriente con el occidente es una
agenda social o parafraseando a los clásicos “la eliminación de la
oligarquía como clase”. Pero es evidente que el actual gobierno de
Ucrania no va a hacerlo, sólo por su origen social. Esto podrán hacerlo
solo las fuerzas “de abajo”, del occidente y el oriente unidas. Pero
todavía no veo que puedan unirse, al menos por ahora. Tengo la impresión
de que a personas iguales alguien les puso en las manos diferentes
banderas y les dijo: peleen. Esta guerra civil ya ha llegado tan lejos
que para enterrar el hacha de guerra se necesitará mucho tiempo.
¿Cómo pueden ayudar los pueblos de otros países al pueblo de Ucrania?
ANDRIY MANCHUK
En estos días sentimos un gran apoyo internacional, el que es muy
importante para la izquierda ucraniana. Sin duda ahora lo más importante
es ayudar a los pueblos de nuestros países a aclarar mejor qué es lo
que ocurre en nuestro país y a obtener una información objetiva sobre
estos acontecimientos, no tergiversada por los “espejos curvos” de los
medios oficiales. La experiencia tanto positiva como negativa de las
protestas en Ucrania es muy importante ya que mañana todo esto puede
repetirse en otras regiones del planeta, incluyendo a América Latina.
VOLODYMYR CHEMERIS
Una vez el Subcomandante Marcos le contestó a los europeos que llagaron
a Chiapas a ayudar a los zapatistas, más o menos lo siguiente: la única
manera de ayudarnos es si ustedes, cuando vuelvan a sus países, hacen
allí una revolución.
¿Qué diría a los familiares de los caídos en el Maidán?
ANDRIY MANCHUK
Conozco a algunos de ellos. Hubo un colega y conocido mío. También
escuché a los familiares de uno de los que en marzo fue acribillado por
la ultraderecha en el centro de Kharkov. Creo que los que perdieron a
sus seres queridos no necesitan de nuestras palabras solemnes ni menos
de especulaciones políticas sinvergüenzas en su nombre. Hay que tomar
conciencia de esta tragedia sacando conclusiones y parando la escalada
de violencia a fin de frenar la guerra civil que de hecho ya ha está por
comenzar en Ucrania.
VOLODYMYR CHEMERIS
No hay
nada que decirles, las palabras no ayudarán a nadie. El 18 de enero,
cuando empezaron los choques en la calle Grushievsky yo traté de
detenerlos. Por supuesto, no me resultó. Pensé y sigo pensando que la
violencia no tenía ninguna justificación. Pero me encontré con muchos
conocidos, de los tiempos de “Ucrania sin Kuchma” y entonces entendí que
los que lanzaban los cocteles Molotov a la policía no eran
“provocadores”. Actuaban desde una profunda desesperación y en ese
momento realmente creían que actuaban correctamente. Ahí se inició una
espiral de violencia, desconocida en Ucrania hasta ese momento, la que
ha causado víctimas tanto entre los manifestantes como entre las fuerzas
del orden.
Ahora muchos participantes del Maidán se hacen la
pregunta sobre qué fue lo que cambió en Ucrania después del Maidán:
murieron 100 personas; se perdió Crimea; no se sabe lo que pasará con el
oriente; el sistema no cambió; al poder volvieron los “naranjos”; los
oligarcas se sienten con plena libertad; aumentan los precios y las
tarifas de servicios comunitarios y de transporte; se reducen los
programas sociales ... ¿Para que fue el Maidán? ¿Para qué murió la
gente?
No tengo nada que decir a los familiares de los muertos,
pero quisiera que estas muertes no fueran en vano. Y este “no-en-vano”
será posible solo cuando en Ucrania triunfe una revolución social.
@OlegYasinsky
yasinsky.oleg@gmail.com
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