LOS SINVERGUENZAS TAMBIEN TIENEN RAZON
Lo cortés no quita lo valiente ni la sinvergonzonería tiene por qué quitar razón, necesariamente. De manera que el señor Arenas, político ganador del PP en Andalucía (que ni ganando las elecciones ha podido formar gobierno), tiene razón y hay que dársela, del mismo modo que hay que dársela a todos los sinvergüenzas que, conociendo casos de corrupción propios, no los denuncian, y sin embargo denuncian otros ajenos.
No es creíble –como afirma el señor Arenas con respecto de los casos de corrupción de los ERE en Andalucía– que el presidente del gobierno andaluz (socialista cuando demuestre que es socialista), no estuviera informado hasta las cachas de toda la corrupción–estafa relativa a los ERE.
Hay un político de segundo orden en la cárcel por ese motivo, pero no es creíble que Griñán no supiera nada, excepto lo que oficialmente se dice que sabe (ya sabemos que “lo oficial”, toda la verdad que tiene, es que suele ser mentira para engañar a los ciudadanos).
De acuerdo, pues, con el señor Arenas (persona de “ética distraída” en lo referente a otros casos de corrupción). Y por estar de acuerdo con él, lo mismo que él, aunque yo por otras razones, exijo que el presidente Griñán dimita por haber ocultado la verdad a los andaluces, en primer lugar, y al resto de los españoles después.
Incluso no me parecería en absoluto descabellado que todos los bienes presentes y futuros del presidente Griñán y de todos los que han participado en sus respectivos gobiernos, fueran embargados como medida de prevención para pagar de sus bolsillos los daños causados a la sociedad, aunque para no ser abusivo, lo que sobrara de sus bienes embargados después de la reparación de los daños, previos juicios (como no podría ser de otra manera), se les devolvería ¡Faltaría más!
Así, pues, al César lo que es del César (que es nada, porque el César no trabaja), y al sinvergüenza lo que es del sinvergüenza (que como el César, tampoco trabaja, y encima saca pecho buscando honradeces). De cuando en cuando, hay que romper una lanza a favor de los sinvergüenzas, aunque sea en sus propias costillas, que es un lugar donde romper lanzas como otro cualquiera.
Arenas es un responsable político (o irresponsable, según sea el lado e intención con que sea mirado) de altura del Partido Popular, de cuyo seno salió con todas las de la ley la especulación urbanística causante en muy buena medida de la crisis actual, acompañada del más elevado grado de corrupción política y económica de los hasta ahora conocidos, como es el caso Gürtel, donde aparecen dirigentes políticos de altura del PP del señor Arenas, pringados de sospechas hasta los mismos ojos.
A esto hay que aplicarle el mismo arranque de honradez que la que ha tenido el señor Arenas (y estoy de acuerdo con él en eso) con respecto de los ERE de Andalucía, y por supuesto, embargarles sus bienes presentes y futuros en previsión jurídica y real de la reparación de los posibles daños causados, mediante el pertinente juicio, porque tela,… pero tela marinera, es la que todavía queda por cortar en el caso Gürtel, que al estar anidado en las mismas entrañas del PP, es del todo impensable que el señor Arenas –aunque ahora diga misa– no tuviera ni siquiera los indicios suficientes de la tal corrupción, como para haberla denunciado en el cuartelillo de la Guardia Civil más cercano.
Pero hay que señalarlo también para que esto no se vea (aunque también lo sea) como ensañamiento personal de hacer fuego sólo con la leña corrupta del PP, ni de quedarnos tampoco con la corrupción de los jefes del PSOE andaluz, que ya ha sido señalada, y muy bien señalada, por el señor Arenas, al exigir responsabilidades políticas al señor Griñán, que yo creo más bien que ha sido con la boquita pequeña y sin ninguna gana de que verdaderamente los responsables políticos y los autores materiales del caso de los ERE en Andalucía respondan de verdad, y sin la trampa ni el cartón de la responsabilidad política (que sólo es válida para no devolver lo robado ni reparar de manera efectiva el daño causado).
Puesto que aquí venimos hablando de corrupción y tan sólo por darle la razón al señor Arenas (que es el jefe gordo del PP de Andalucía), quedaría este trabajo tal que jardín sin flores si en el mismo no apareciera algo tan criminal y sin castigo como todo lo referente al todavía al responsable “señor X” de los crímenes de Estado cometidos por el GAL, siendo presidente del gobierno don Felipe González; asunto éste que mil y una veces (o puede que incluso hasta mil y dos), el PP le ha restregado por toda la cara al PSOE cuando se le ha presentado algún atasco político, a fin de salir de él poniendo en marcha el ventilador repartidor de mierda.
Pero sin investigar seriamente con la seriedad de llegar al verdadero “señor X” responsable del asesinato de más de cincuenta personas a manos de los GAL sin absolutamente ninguna relación con ETA, o sea, asesinatos mondos y lirondos, de los que el PP no tenía pelos en la lengua para decir que la X de los GAL era el entonces presidente del gobierno Felipe González.
Yo, personalmente, creo eso, que la X era Felipe González (en esto, de acuerdo también con el PP), pero no obstante, igualmente creo que a la X le falta un +Y, es decir, que a la X seguramente no fuera sola y a palo seco, sino que dada la gravedad del asunto, o sea, crímenes de Estado, no fuera la X tan a palo seco como se presentó y tuviera algo de humedad, por ejemplo X+Y, siendo Y = otras partes del Estado, sin excluir al propio PP y a otras instancias de majestad más alta, que pudieron haber estado al tanto de lo que se iba a hacer. Pero esto es creencia mía, que reconocido queda: pienso mal para acertar.
Lo que no tiene nada de creencia, puesto que fue la conclusión a la que llegó el magistrado Vázquez Honrubia del juzgado de instrucción número 21 de Madrid, es que las órdenes de espionaje partían de las cúpulas del PSOE y del Gobierno.
La cosa anda entre sinvergüenzas y a mí me parece bien, porque los sinvergüenzas también son hijos de Dios y tienen derecho a la vida. A lo que no tienen derecho es a vivir como Dios a costa de mi trabajo y además diciéndome “tonto”. Esto sí que no, las cosas como son.
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