(Emperador que empera en Japón, que después de 22 años se ha dejado ver el pelo para decirle a los japonenes que no hay que desanimarse, que dentro de 22 años volverá a aparecer ante su querido pueblo para ver como van las cosas. ¡Animo, pues, japoneses, que estais protegidos!)
A los especuladores, cuya función es alterar artificialmente el precio de las cosas para beneficio propio, los podemos considerar desde el punto de vista que queramos, que no falla: son unas malas bestias antisociales.
Según los expertos (que esta es otra especie aparte) se calcula en unos 190.000 millones de dólares (ciento noventa mil millones de dólares, una mijitilla más de lo que yo gano al mes, incluso al año) la recuperación económica del Japón.
El gobierno japonés (que sólo son japoneses y no angelitos) para hacer frente a esa cantidad tiene que recoger cuanta moneda japonesa (yenes) haya fuera del Japón, pero como los especuladores (en cuya carroña no hay ninguna persona que viva o mal viva de su trabajo, ni pensionistas, ni parados, y a mi me da la ulor, ché, de que hay mas de un banquero y banquera) ya tenían prevista esta circunstancia, los muy hijos de puta (quiere decirse hijo de puta) han acaparado cuantos millones de yenes hay fuera del mercado (incluidos los paraísos fiscales) para hacer subir el precio del yen. Por una parte, los compran o arramplan con ellos a precio baratito, haciendo bajar el precio cuanto pueden a la hora de comprar y poniéndolo a precio alto de cojón de mico pardo a la hora de vender, como es el caso y dada la necesidad actual que tiene ahora el Japón como consecuencia de los terremotos y, la contaminación radio activa de las centrales nucleares.
Desde la II Guerra Mundial el yen no ha estado tan caro como ahora. Y en cuanto al volumen de operaciones "la negociación entre dólares y yenes de esta mañana ha sido uno de los cinco movimientos más grandes de la historia", ha destacado Kathy Lien, directora de divisas de Global Forex Trading. (1)
Es decir, que al pueblo japonés, por muy pueblo y muy japonés que sea, como a todos los demás pueblos que viven del trabajo propio, los explota el capital, sufren las consecuencias del terremoto y las consecuencias de la radioactividad y los especuladores les va a sacar la poca sangre que les quede. Eso sí, más allá de la palabrería, los discursos, las llamadas a la responsabilidad que tienen los trabajadores que les haga el gobierno, que se puede resumir en que tienen que trabajar más y ganar menos, que la patria llama al sacrificio, que mas sacrificio que una reforma laboral, tipo Zapatero, les está esperando con los brazos abiertos, y que el gobierno, en vez de meter a la cárcel a los especuladores, tiene el sagrado deber de hacer que los especuladores se forren más. Y todo esto dicho en japonés, porque a los japoneses hay que hablarles en japonés.
A los especuladores, cuya función es alterar artificialmente el precio de las cosas para beneficio propio, los podemos considerar desde el punto de vista que queramos, que no falla: son unas malas bestias antisociales.
Según los expertos (que esta es otra especie aparte) se calcula en unos 190.000 millones de dólares (ciento noventa mil millones de dólares, una mijitilla más de lo que yo gano al mes, incluso al año) la recuperación económica del Japón.
El gobierno japonés (que sólo son japoneses y no angelitos) para hacer frente a esa cantidad tiene que recoger cuanta moneda japonesa (yenes) haya fuera del Japón, pero como los especuladores (en cuya carroña no hay ninguna persona que viva o mal viva de su trabajo, ni pensionistas, ni parados, y a mi me da la ulor, ché, de que hay mas de un banquero y banquera) ya tenían prevista esta circunstancia, los muy hijos de puta (quiere decirse hijo de puta) han acaparado cuantos millones de yenes hay fuera del mercado (incluidos los paraísos fiscales) para hacer subir el precio del yen. Por una parte, los compran o arramplan con ellos a precio baratito, haciendo bajar el precio cuanto pueden a la hora de comprar y poniéndolo a precio alto de cojón de mico pardo a la hora de vender, como es el caso y dada la necesidad actual que tiene ahora el Japón como consecuencia de los terremotos y, la contaminación radio activa de las centrales nucleares.
Desde la II Guerra Mundial el yen no ha estado tan caro como ahora. Y en cuanto al volumen de operaciones "la negociación entre dólares y yenes de esta mañana ha sido uno de los cinco movimientos más grandes de la historia", ha destacado Kathy Lien, directora de divisas de Global Forex Trading. (1)
Es decir, que al pueblo japonés, por muy pueblo y muy japonés que sea, como a todos los demás pueblos que viven del trabajo propio, los explota el capital, sufren las consecuencias del terremoto y las consecuencias de la radioactividad y los especuladores les va a sacar la poca sangre que les quede. Eso sí, más allá de la palabrería, los discursos, las llamadas a la responsabilidad que tienen los trabajadores que les haga el gobierno, que se puede resumir en que tienen que trabajar más y ganar menos, que la patria llama al sacrificio, que mas sacrificio que una reforma laboral, tipo Zapatero, les está esperando con los brazos abiertos, y que el gobierno, en vez de meter a la cárcel a los especuladores, tiene el sagrado deber de hacer que los especuladores se forren más. Y todo esto dicho en japonés, porque a los japoneses hay que hablarles en japonés.
(1) EL PAÍS 17/03/2011
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