Pepito se lió a besos con una vaca y hasta que no la mató a besos no paro el chaval. Fíjense si era pesado Pepito. Pero agarrénse a la silla para no caerse ( a ver si encima se me van a descalabrar), que la cosa no terminó ahí.
Una vez muerta la vaca por la sofoquina de besos que le metió Pepito, este se dijo, “pues, que ahora me la voy a resucitar”. Y dicho y hecho. A besos que la emprendió otra vez Pepito con la vaca que en paz descansaba, y dale que te pego.
Cien mil besos por acá, otros quinientos mil cuatro por allá, más los que le endosó por debajo del rabo de caca de la vaca, hasta que esta, pobrecita mía, dijo: “que me voy a resucitar porque el hijoputa este no me va a dejar tranquila ni muerta”. Y, ahí la tienen, ¡vaca resucitada! y, no sólo eso, sino vaca ministrosa de aeropuertos descontrolados y rumiantosa de sus beneficios. Mas los que le cuelguen vía ferrocarriles más rápidos que el rayo y las superficies comerciales que le rodean y lo urbanístico que le entremetan entre col y col.
El ministro de fomento del vaciamiento de las arcas del Estado, Pepe Blanco, la ha tomado peleona contra los controladores aéreos, pobrecitos míos, tan bien que están ahora vigiladitos por los militares que cumplen su función de vigilar escrupulosamente a los saboteadores de los controladores aéreos para que sigan saboteando la seguridad de las miles de personas que vuelan en los aviones, porque ya se sabe, de un saboteador no puede esperarse más que sabotajes (como se caiga un avión por culpa de un saboteador controlador habrá que preguntar el qué del qué hacian los militares haciendo que los saboteadores hicieran su trabajo)
Claro que, para ser saboteador se tiene que demostrar y así lo tiene que calificar un tribunal civil o militar, cosa que no ha hecho a este momento ningún tribunal.
El principio sacro santo, según y cómo, de presunción de inocencia no cuenta en el caso de los controladores aéreos. En el mayor caso de los conocidos hasta hoy de corrupción político-económico como es la trama Gürtel, sí, como debe ser.
Yo me fío del ministro Blanco. Si Pepe Blanco, el ministro, sustituye por h o por b, o incluso por su vista lacia y desenfocada al poder judicial y dice que los controladores son unos saboteadores, ¡caña, caña, caña!, Pepe, que al pueblo no se engaña.
Al pueblo hay que hablarle radiofónicamente claro. Por eso Pepe en su venganza personal contra los controladores está utilizando todos los medios del Estado + 1, que en su versión teórica están para defender el espacio aéreo español y no para facilitar que los negocios del espacio aereo español y lo que rodea a los aeropuertos (el que se rentable a medio y largo plazo) caiga en manos de los capitales, algunos, incluso extranjeros, de potencias extranjeras, y por eso de que al pueblo hay que hablarle claro y no engañarle como hace él, Pepe Blanco, el ministro, no se corta un pelo para decirle al pueblo que los controladores no son conscientes del daño que han hecho a la nación española. Y puede que no lo sean,pero Pepe Blanco sí que es consciente del daño que él y el gobierno de Zapatero no socialista, están haciendo al Estado español al quitarle fuentes de ingresos con la excusa de que los controladores aéreos cobran mucho.
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El ministro de fomento del vaciamiento de las arcas del Estado, Pepe Blanco, la ha tomado peleona contra los controladores aéreos, pobrecitos míos, tan bien que están ahora vigiladitos por los militares que cumplen su función de vigilar escrupulosamente a los saboteadores de los controladores aéreos para que sigan saboteando la seguridad de las miles de personas que vuelan en los aviones, porque ya se sabe, de un saboteador no puede esperarse más que sabotajes (como se caiga un avión por culpa de un saboteador controlador habrá que preguntar el qué del qué hacian los militares haciendo que los saboteadores hicieran su trabajo)
Claro que, para ser saboteador se tiene que demostrar y así lo tiene que calificar un tribunal civil o militar, cosa que no ha hecho a este momento ningún tribunal.
El principio sacro santo, según y cómo, de presunción de inocencia no cuenta en el caso de los controladores aéreos. En el mayor caso de los conocidos hasta hoy de corrupción político-económico como es la trama Gürtel, sí, como debe ser.
Yo me fío del ministro Blanco. Si Pepe Blanco, el ministro, sustituye por h o por b, o incluso por su vista lacia y desenfocada al poder judicial y dice que los controladores son unos saboteadores, ¡caña, caña, caña!, Pepe, que al pueblo no se engaña.
Al pueblo hay que hablarle radiofónicamente claro. Por eso Pepe en su venganza personal contra los controladores está utilizando todos los medios del Estado + 1, que en su versión teórica están para defender el espacio aéreo español y no para facilitar que los negocios del espacio aereo español y lo que rodea a los aeropuertos (el que se rentable a medio y largo plazo) caiga en manos de los capitales, algunos, incluso extranjeros, de potencias extranjeras, y por eso de que al pueblo hay que hablarle claro y no engañarle como hace él, Pepe Blanco, el ministro, no se corta un pelo para decirle al pueblo que los controladores no son conscientes del daño que han hecho a la nación española. Y puede que no lo sean,pero Pepe Blanco sí que es consciente del daño que él y el gobierno de Zapatero no socialista, están haciendo al Estado español al quitarle fuentes de ingresos con la excusa de que los controladores aéreos cobran mucho.
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