miércoles, 9 de diciembre de 2009

¡FELICIDADES A LOS CORRUPTOS!

Hoy es el día de la Corrupción, y por ello, Felicidades a los corruptos y corruptas y a los aspirantes a corruptos que ahora son niños para cuando lleguen a los cargos que sus padres y sus madres desempeñan hoy, y ¡BIBA LA CORRUSION Y SU PUTA MADRE!
Acabo de escuchar hace unos momentos en la Cadena SER una solemne tontería y una solemne sensatez acerca de la corrupción. La primera ha corrido a cargo del prestigioso periodista Francino, por lo que nos convendría a todos empezar desconfiando de los hombres prestigiosos. Y la sensatez a David Martínez Madero de la lucha contra la corrupción en Cataluña.
Para Francino la corrupción se acaba con una buena ley que se aplicara, lo que equivale a decir que si yo meara colonia los problemas de alcantarillado dejarían de serlo.
Para David Martínez Madero el verdadero problema de la misma no es otra que la apatía que presenta el ciudadano ante la corrupción, o sea, que no es cuestión de leyes, sino de disposición personal ante el corrupto, y sabemos ya que trabajando no se hace rico nadie, robando sí. Más claro que la sopa de un asilo.
De tener razón David Martinez Madero, que es lo que yo creo, y no Francino, la primera mirada a la corrupción hay que dirigirla a los políticos, que son los que con sus políticas y las formas de llevarlas a cabo promueven la apatía y la lejanía de los ciudadanos de la política.
Pero claro, tomados los políticos uno a uno y teniendo en cuenta sólo sus gracias personales no dejarían de ser más que una mierdecilla pinchada en un palo, por lo que para que sean lo que son, necesitan de un andamiaje legal que ellos mismos se fabrican en función de sus intereses y no de los míos (y de usted lector, no se piense que usted queda libre de polvo y ley). Y todavía más. La ley que hacen los politicos para que yo la respete y ellos no, no tendría efecto alguno sobre mí si yo no empiezo por creer previamente que la ley es para todos y no solo para mi por la parte que me jode, porque no crean que no me jode que el Congreso haga leyes para justificar y dar cobertura legal a los paraísos fiscales donde los ricos se llevan el dinero que a mi me roban.
Y nada les digo si ese rico es además miembro del Congreso donde se hacen leyes como churros caso de que convenga a unos poquitos, que tampoco son tantos los ricos en relación al monto total de la población.
Pero hay más todavía. Para que la corrupción tome cuerpo es menester el instrumento que ahora se denomina mediático, esto es, los grandes medios de comunicación: prensa, radio y televisión, cuyos propietarios jurídicos son los mismos a favor de los cuales barren los políticos.
Hoy el factor determinante en la corrupción, para que exista y no pueda ser erradicada, son los denominados grandes medios de comunicación, pero no porque los periodistas sean directamente los que se llevan los dineros a Suiza o cualquier otro paraíso fiscal, sino por la carencia de conciencia social (conocimiento profundo de la sociedad en la que viven) que le lleva a dosificar la información que poseen en función de los intereses de los propietarios jurídicos de esos mismo medios de comunicación, de manera que a mi me llega la información que ellos quieren que me llegue y cuando quieren, de modo tal, que yo acabo comportándome como en definitiva a ellos les interesa.
Y así, engarzadas las leyes con la ideología que se me inculca a través de los medios de comunicación (también la escuela, también) se aplica debidamente a la economía y tenemos lo que tenemos: la corrupción completa, monda, lironda y redondeada: el sistema de producción capitalista, que usted si lo prefiere, porque pueda resultar herida su sensibilidad puede llamarle H.
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