(¿Y a donde va este ahora?)
La culpa, querido Bruto, no es de nuestra estrella, sino nuestra.
VILLIAM SHAKESPEARE
La mosca tras la oreja hace días que la tenía. Para mí que no eran las cosas como parecían, y efectivamente, así ha sido, el Imperio yanqui no puede con todo. El Séptimo de Caballería, angelito mío, no puede resolver los problemas del mundo (¡Tass tonto ú qué. Si los creas tú, jo mío. Si el problema eres tú!), ni el del sistema financiero, ni el del cambio climático, ni el de Iran, ni el de Afganistán… Pero jo mío, si no eres capaz ni de resolver el problema de la pobreza interna tuya con más de treinta millones de pobres en el paraíso del capitalismo USA, cuando estabais con las vacas gordas y no os discutía la gendarmería del mundo y parte el extranjero ni Dios, como coño vais a resolver problema mundial alguno.
Claro, cuando teníamos a Superman por una especie de tres en uno que resolvía todo, pues allá que te va, dabais el pego, pero cuando se os ha visto el plumero y nos hemos dado cuenta que Superman de volar nada de nada, pues la cosa queda en eso, en que como mucho, Superman de burócrata volante no pasa.
Que el Séptimo de Caballería no llega a todas partes lo acaba de reconocer el Secretario de Estado adjunto de EE.UU. para Asuntos Europeos, Phillip Gordon, que es un zagal más vivo que el hambre, asesor que era del presidente Clinton, ahora de Obama, y que lo será del pilón de la fuente de mi pueblo, cuando la hagamos.
Aboga Phillip Gordon porque los grandes bancos y grandes empresas europeas (él lo dice de otra manera, porque ya he dicho que es más agudo que el hambre) se pongan de acuerdo con eso del Pacto de Lisboa de la Unión Europea, para que le echen una mano al Imperio y entre todos ellos, podernos sacar mejor las mantecas a los trabajadores, a los pequeños ahorradores, a las clases sociales más desfavorecidas y a los pequeños y medianos empresarios no ligados a los grandes capitales, porque esto de la crisis, aparte obámicas palabras, no es que la riqueza creada por el trabajo haya desaparecido, ni que la capacidad productiva del trabajo se haya esfumado, o que los trabajadores se han vuelto unos vagos y no quieran trabajar, sino que los canales de acumulación y concentración de capitales creados por los propios capitalistas, están obstruidos, y se trata ahora de que el Superman de alas mojadas, porque volar no vuela, con la ayuda de sus colegís europeos, hacernos trabajar más por menos dinero para que los grandes capitales puedan mantener su tasa de beneficios, cuya tasa de beneficios no puede ser conseguida más que a costa del trabajo.
A ver si no lo consiguen, pero reconozco que esto ya es pedir mucho. Somos más del Madrid y del Barcelona que ciudadanos conscientes de la que tenemos encima, que se le va a hacer…
*
La culpa, querido Bruto, no es de nuestra estrella, sino nuestra.
VILLIAM SHAKESPEARE
La mosca tras la oreja hace días que la tenía. Para mí que no eran las cosas como parecían, y efectivamente, así ha sido, el Imperio yanqui no puede con todo. El Séptimo de Caballería, angelito mío, no puede resolver los problemas del mundo (¡Tass tonto ú qué. Si los creas tú, jo mío. Si el problema eres tú!), ni el del sistema financiero, ni el del cambio climático, ni el de Iran, ni el de Afganistán… Pero jo mío, si no eres capaz ni de resolver el problema de la pobreza interna tuya con más de treinta millones de pobres en el paraíso del capitalismo USA, cuando estabais con las vacas gordas y no os discutía la gendarmería del mundo y parte el extranjero ni Dios, como coño vais a resolver problema mundial alguno.
Claro, cuando teníamos a Superman por una especie de tres en uno que resolvía todo, pues allá que te va, dabais el pego, pero cuando se os ha visto el plumero y nos hemos dado cuenta que Superman de volar nada de nada, pues la cosa queda en eso, en que como mucho, Superman de burócrata volante no pasa.
Que el Séptimo de Caballería no llega a todas partes lo acaba de reconocer el Secretario de Estado adjunto de EE.UU. para Asuntos Europeos, Phillip Gordon, que es un zagal más vivo que el hambre, asesor que era del presidente Clinton, ahora de Obama, y que lo será del pilón de la fuente de mi pueblo, cuando la hagamos.
Aboga Phillip Gordon porque los grandes bancos y grandes empresas europeas (él lo dice de otra manera, porque ya he dicho que es más agudo que el hambre) se pongan de acuerdo con eso del Pacto de Lisboa de la Unión Europea, para que le echen una mano al Imperio y entre todos ellos, podernos sacar mejor las mantecas a los trabajadores, a los pequeños ahorradores, a las clases sociales más desfavorecidas y a los pequeños y medianos empresarios no ligados a los grandes capitales, porque esto de la crisis, aparte obámicas palabras, no es que la riqueza creada por el trabajo haya desaparecido, ni que la capacidad productiva del trabajo se haya esfumado, o que los trabajadores se han vuelto unos vagos y no quieran trabajar, sino que los canales de acumulación y concentración de capitales creados por los propios capitalistas, están obstruidos, y se trata ahora de que el Superman de alas mojadas, porque volar no vuela, con la ayuda de sus colegís europeos, hacernos trabajar más por menos dinero para que los grandes capitales puedan mantener su tasa de beneficios, cuya tasa de beneficios no puede ser conseguida más que a costa del trabajo.
A ver si no lo consiguen, pero reconozco que esto ya es pedir mucho. Somos más del Madrid y del Barcelona que ciudadanos conscientes de la que tenemos encima, que se le va a hacer…
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