viernes, 16 de mayo de 2008

¿GANAN ZAPATERO Y RAJOY, O PERDEMOS TODOS?

Los amantes de la estética, de las formas, de la imagen, pueden darse por contentos: Zapatero y Rajoy con dos palabras logran dar la sensación de la “unidad” en la lucha contra ETA.
Pero ETA no es un problema de imagen, sino político. Lo es desde su nacimiento, y así lo hace saber el comisario Pepe Sainz en sus correspondientes informes a la Dirección General de Seguridad hace ahora cuarenta años. “Incluso llegó a poner el dedo en la llaga sobre un problema que no era baladí: un gran número de jóvenes vascos estaba dispuesto a ingresar en ETA… y no para luchar contra el franquismo sino para conseguir la independencia del País Vasco”
[1].
ETA desde su nacimiento en el siglo pasado supuso para las clases dirigentes del Estado español un problema estrictamente político, al igual que lo es hoy. Y entonces al igual que hoy, por la cerrazón y simpleza mental de aquellos políticos, al igual que los de ahora, incapaces de tratar un asunto político en términos estrictamente políticos, ETA ha terminado siendo lo que era: un problema político agravado por los cientos de muertos que hay detrás, hoy, uno más que hace dos días, lo que sin duda no hace más que agravar y hacer mucho más compleja la solución que pueda tener el problema de ETA.
Ante un problema político complejo no se puede uno contentar con que Zapatero y Rajoy se hayan hecho “amiguitos” y declaren ahora verbalmente que están unidos ante la lucha antiterrorista. ¿Antes no lo estaban?
La función del político, al menos es por lo que cobra y cobra bien, es la de resolver problemas, y es evidente que el problema de ETA no es que no esté resuelto, sino que cada vez se agrava más y se ve más lejana su solución, de donde no parece muy difícil deducir que los políticos que nos han dirigido y los que nos están dirigiendo, juegan a cosas distintas a la de resolver problemas, y a lo mejor va siendo hora de ir echando a sus respectivas casas a los políticos que en vez de arreglar desarreglan.
Utilizar el problema de ETA como cantera inagotable de obtener votos es inmoral, cosa que no escandaliza a nadie, no estamos en una sociedad donde predomine la moralidad, ni en los políticos ni en quienes no lo somos, y más allá del acto formal en el que Zapatero y Rajoy aparecen “unidos” contra ETA podría constituir un lavado de cara, una nueva inmoralidad de unos y otros, en tanto no se vean hechos concretos (aparte de los policiales) tendentes a la resolución del problema, que no necesita ni de fotos ni de declaraciones conjuntas, ni de multitudinarias manifestaciones para condenar lo que ya condenamos todos sin necesidad de salir a la calle, sino de soluciones que puedan ser vistas en la práctica.
*

[1] Jorge Cabeza. Yo maté a un etarra. Pag. 29, Ed. Planeta, S.A., 3ª edición marzo 2003.

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