sábado, 17 de junio de 2017

REVOLUCIÓN RUSA Y SOCIEDAD DE TRANSICIÓN



LENIN Y TROTSKY FRENTE A LA BUROCRACIA Y A STALIN

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Eric Toussaint

VIENTOSUR

25/01/2017

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¿QUÉ FACTORES LLEVAN A TROTSKY A CAMBIAR DE ACTITUD?

En primer lugar, la amplitud del descontento obrero (numerosas huelgas) y la gravedad de las medidas represivas que se han traducido en el encarcelamiento de centenares de militantes, algunos de ellos expulsados del partido bolchevique unos meses antes.
En segundo lugar, la esperanza de ver triunfar la tan esperada revolución alemana. Está planificada para fines de octubre de 1923 una insurrección en Alemania. Si el bloque Stalin-Kamenev-Zinoviev se ha opuesto con vigor a la demanda de la dirección comunista alemana de enviar a Trotsky sobre el terreno, no deja de ser verdad que los dos enviados soviéticos Radek y Piatakov le son muy cercanos. Trotsky espera que una victoria alemana permita un relanzamiento sólido del entusiasmo revolucionario de la juventud y de la clase obrera soviéticas, condiciones necesarias para un profundo cambio de curso del régimen del partido bolchevique.
Una semana después de la carta de Trotsky, un texto confidencial firmado por 46 de los más importantes cuadros bolcheviques, entre los cuales están Preobrajenski, ex-secretario del partido, Piatakov, uno de los elementos más prometedores según el Testamento de Lenin, Antonov, Ovseenko, uno de los organizadores de la insurrección de 1917, … es enviado al BP. Muchos de sus firmantes han estado, en el pasado, estrechamente asociados a Trotsky, otros han formado parte de la antigua oposición decista. Los 46, a los que se puede añadir 3 dirigentes soviéticos en misión en el extranjero, Rakovsky, viejo bolchevique, dirigente de la república de Ucrania, Radek, dirigente de la Internacional Comunista y Krestinsky, ex-secretario del partido, piden la convocatoria de una conferencia extraordinaria del Comité Central ampliado a los “obreros más importantes y más activos del partido”. Los 46 ponen en cuestión a la mayoría del BP por su política económica desastrosa y por el régimen burocrático impuesto al partido.
EL DEBATE SOBRE EL NUEVO CURSO (diciembre 1923-enero 1924)
La respuesta común de la Troika Stalin-Kamenev-Zinoviev toma dos formas: una condena violenta de la carta de Trotsky y de la de los “46” combinada a una apertura. Esta se expresa por el lanzamiento de un debate público vía el Pravda con el objetivo de permitir la aplicación de la democracia obrera en el partido.
Del lado del palo: en el interior de las instancias del partido, Trotsky es acusado de “querer ejercer una dictadura personal en el plano militar y económico” y sus pasadas divergencias con Lenin son mencionadas de forma falsificada.
Los 46 son condenados por el CC ampliado el 25 de octubre de 1923 como constituyentes de una fracción (prohibida desde el 10º Congreso).
En una nueva carta al CC, Trotsky replica duramente a las críticas que le son dirigidas mostrando el acercamiento ha realizado entre Lenin y él desde finales de 1922 a comienzos de 1923.
Del lado de la zanahoria: como se ha mencionado anteriormente, apertura de un debate público como válvula de seguridad al descontento en el partido. Este debate provoca un aumento del interés de la base del partido por las discusiones. Las expectativas son grandes: lo demuestra el hecho de que en noviembre-diciembre de 1923 la difusión del Pravda, en la que aparece una amplia columna de discusión, se duplica. En público no se hace mención ni a la carta de Trotsky al CC ni a la de los 46. Esto da la falsa impresión de que el BP ha tomado la iniciativa del debate sobre la democracia obrera en el seno del partido sin haber sido presionado. De hecho la Troika abre el debate para canalizarlo.
A finales de noviembre el debate se radicaliza: Preobrajensky en el Pravda del 28 de noviembre de 1923 expresa las críticas de los 46. De otra parte, en las asambleas de base del partido en Moscú, la oposición gana una amplia audiencia.
La discusión de noviembre-diciembre de 1923 encuentra un amplio eco en la prensa del partido (será la última vez antes de la noche estalinista). Hasta mediados de diciembre de 1923, el lector soviético puede tomar conocimiento en el Pravda del contenido exacto de las discusiones que se desarrollan en las asambleas moscovitas del partido. Las intervenciones de los portavoces de la oposición y los artículos de Trotsky son reproducidos in extenso igual que las posiciones de la Troika y de sus partidarios. Las cosas cambian a partir del 11 de diciembre de 1923: en el acta de una asamblea desarrollada en Petrogrado, solo se reproducen las intervenciones de la Troika. Ésta ha obtenido el control del Pravda/3, y los dos jóvenes responsables de la rúbrica de discusión dimiten como señal de protesta. A continuación otros artículos de Trotsky, que vienen a completar su serie Nuevo Curso, son publicados pero flanqueados de artículos que le son virulentamente opuestos y que representan el punto de vista de la Troika sin aparecer necesariamente con firma. A comienzos de enero de 1924, Trotsky, Radek y Piatakov protestan vigorosamente contra este cambio que traduce la radicalización de la Troika. Ésta ha comprendido por una parte la importante audiencia adquirida por la oposición incluso si ésta no tiene los medios para intervenir con fuerza más que en Moscú y, de otra parte, se da cuenta del peligro que representa para ella la actitud de Trotsky, peligro que podría aumentar si éste realizara públicamente su unión con los 46.
Es la razón por la que hasta el 11 de diciembre de 1923, la Troika ha hecho todo lo posible para evitar esta confluencia. Se puede con bastante facilidad, basándose en Pravda, trazar la evolución de la actitud de los protagonistas del debate. El 3 de diciembre de 1923, Stalin, tomando la palabra en un barrio obrero moscovita, declara que hay que llevar a cabo la lucha contra la burocracia en el seno del partido. Para cortar la yerba bajo los pies de Trotsky y de los 46 insiste especialmente en la necesidad de poner fin a las nominaciones por arriba y volver al principio electivo. Hablando así, rompe con la posición que tomó en el 12º Congreso de la primavera de 1923 en el que decía que al lado del aparato del Estado deformado burocráticamente, el partido seguía sano. Por otra parte, afirma que hay identidad de puntos de vista entre Trotsky y el resto del BP; dirige su tiro contra los 46.
El 5 de diciembre de 1923, el BP adopta un texto redactado por Trotsky (con Bujarin, según parece) y enmendado por Stalin y Kamenev, en el que la dirección anuncia la necesidad de un nuevo curso a fin de cambiar el régimen interno del partido. Stalin ha insistido en particular en que tal texto fuera adoptado y estuvo de acuerdo en asumir una serie de puntos que Trotsky desarrollaba desde octubre de 1923. Stalin considera que con la adopción de este documento publicado a los dos días en el Pravda, ha logrado disociar a Trotsky de los 46 y aparecer como cabalgando el movimiento por el Nuevo Curso.
Trotsky, por su parte, ve en ello una victoria de los partidarios del cambio. Sin embargo, para verificar la fiabilidad del acuerdo realizado con la Troika, dirige el 8 de diciembre a una asamblea del partido en Moscú una carta en la que expresa su visión del texto del BP. Esta carta publicada el 11 de diciembre hace el efecto de una bomba pues pone en evidencia el peligro de ver a los burócratas poner cara de aceptar el cambio para mejor impedirlo: “Y ahora los burócratas están dispuestos formalmente a “tomar acta” del “Nuevo curso”, es decir a prácticamente enterrarlo”.
Ataca así implícitamente a Stalin que declaraba el 3 de diciembre que el Nuevo Curso tiene que ver en gran medida con una cuestión de nueva pedagogía. Trotsky considera al contrario que “es necesario abordar la cuestión, no desde el punto de vista pedagógico, sino desde el punto de vista político. No hay que hacer depender la aplicación de la democracia obrera del grado de “preparación” de los miembros del partido para esta democracia. Nuestro Partido es un partido. Podemos presentar exigencias rigurosas a quienes quieren entrar en él y permanecer en él; pero una vez que se es miembro, se participa por ello mismo en toda su acción”. Añade: “Es necesario regenerar y renovar el aparato del partido y hacerle sentir que no es más que el ejecutor de la voluntad de la colectividad”. Presenta la resolución del 5 de diciembre como una ruptura con el pasado reciente mientras que la Troika tiende a presentarla como la consecuencia lógica de las decisiones del CC de octubre de 1923. Lo que va a constituir el objeto de una polémica muy dura, es que Trotsky declara en su carta que hay un peligro de degeneración de la vieja guardia bolchevique que podría conocer una evolución comparable a la de la dirección de la II Internacional en vísperas de la Primera Guerra Mundial.
En los días que siguen a la adopción por el BP de la resolución del 5 de diciembre se celebran en Moscú varias asambleas generales de barrio. Trotsky no puede estar presente en ellas pues está muy enfermo desde fines de octubre (las reuniones del BP tienen que celebrarse en su apartamento del Kremlin). Los portavoces de los 46 que asisten a esas asambleas apoyan la resolución del 5 de diciembre así como los puntos clave de la carta de Trotsky. La oposición logra ganar una muy amplia mayoría en una serie de asambleas amplias celebradas en Moscú. En una de ellas, Kamenev hablando por el CC no obtiene más que seis votos frente a una aplastante mayoría favorable a Preobrajensky. Los dos tercios de las células bolcheviques en el Ejército Rojo en Moscú votan por la oposición. Una gran parte de los dirigentes de las Juventudes Comunistas así como las células de las Escuelas superiores constituidas esencialmente de jóvenes obreros con beca, apoyan igualmente a la oposición. En las células de fábrica moscovitas, la oposición fue por el contrario minoritaria. 67 células la apoyaron de un total de 346 (no se conoce el porcentaje que obtuvo la oposición en las células en que fue minoritaria). Como subraya el historiador E.H.Carr: “El fracaso de la oposición en el proletariado revelaba la debilidad no solo de la oposición sino también la del propio proletariado” (En “Interregno” p. 327). De hecho, en 1923, el proletariado soviético no es ya más que la sombra de lo que había sido cuando la toma del poder en 1917.
En total, la oposición obtuvo el 36% de los votos en los órganos de base del partido en Moscú. Es una cifra impresionante si se tiene en cuenta que la Troika se declaraba ella misma favorable al Nuevo Curso a la vez que atacaba virulentamente a la oposición por su carácter fraccional y cuando se sabe que los partidarios de ésta se sabían amenazados de medidas de marginación cuando no de expulsión. Por otra parte, la Troika no se contentó durante mucho tiempo con amenazas: Antonov-Ovseenkko, responsable político el Ejército Rojo y opositor será destituido y 15 dirigentes de las Juventudes Comunistas conocerán la misma suerte o serán enviados a provincias. Algunos meses más tarde, una ola de exclusiones golpeará a otros miembros y partidarios de la oposición.
Cuando la 13ª Conferencia del partido se celebró a mediados de enero, la Troika se encontró asegurada de una mayoría aplastante. Había conseguido controlar las organizaciones provinciales salvo en Riazan, Penza, Kaluga, Simbirsk y Cheliabinsk donde la oposición logró la mayoría gracias a la presencia de cuadros opositores que, apartados de Moscú, habían sido relegados allí algunos meses antes.
¿QUÉ BALANCE DE LA DISCUSIÓN SOBRE EL “NUEVO CURSO”?
En primer lugar, el sistema de control del partido por la burocracia se reveló muy eficaz, fue sacudido durante la discusión, pero aguantó.
En segundo lugar, la ola de reflujo en el seno del partido, durante un momento contrarrestada por la perspectiva de una victoria en Alemania -y en menor medida por la apertura del debate en noviembre de 1923- seguía siendo muy fuerte.
Tercero, las posiciones de Trotsky y de los 46 convergían en gran medida tanto en el plano del cambio que había que dar al régimen interno del partido como en el plano económico. El carácter limitado de este estudio no permite presentar de forma detallada las proposiciones económicas de la oposición. Sin embargo, hay que considerar que tanto Trotsky como Preobrajensky y Piatakov ponían el acento en la necesidad de desarrollar de forma planificada la industria estatalizada en el marco de la NEP. Esto correspondía a una preocupación de Trotsky expresada desde el año 1922 y con la que Lenin había finalmente expresado muy claramente su acuerdo (ver tomo 45 de sus obras a propósito del Gosplan). Trotsky, Preobrajensky y Piatakov subrayaban que en ausencia de tal desarrollo planificado, la NEP iba a producir efectos cada vez más perversos, lo que negaban la Troika y Bujarin. Está claro que si la línea de la oposición hubiera sido adoptada por el partido, ello habría permitido evitar la catástrofe económica de finales de los años 1920.
La batalla llevada a cabo por Trotsky y los 46 constituye la primer ofensiva pública concertada de un miembro del Buró Político y de una serie impresionante de cuadros del partido contra la fracción estalinista y sus aliados. El hecho de que hubiera unión entre Trotsky y los 46 ha sido puesto en cuestión por Isaac Deutscher de forma equivocada en su cautivadora biografía de Trotsky. Otro historiador que constituye una autoridad en el tema como E.H.Carr afirma con razón que la carta del 8 de octubre de 1923, de Trotsky no había podido no ser objeto de una concertación con los dirigentes de los 46. Pero no pone suficientemente el acento el hecho de que los 46 se apoyaban sin reserva en las tomas de posición de Trotsky de octubre de 1923 a enero de 1924. La lectura de sus propias intervenciones públicas no deja sin embargo ninguna duda al respecto (ver Preobrajensky, Sapronov, Piatakov, o.cit.) Pierre Broué en su libro Trotsky da una visión correcta de los hechos.
Sobre una cuestión, Preobrajensky y Trotsky adoptan sin embargo una táctica diferente (que no señala Broué). El primero propone la supresión de la prohibición de la fracciones y grupos decidida por el X Congreso. Declara que el ejercicio por los militantes del derecho a constituirse en grupo que defiende el mismo tipo de proposición, permitiría poner fin a la existencia de agrupamientos secretos que impiden progresar en el debate y que constituyen abscesos fijados. Declara que esos grupos, si fueran permitidos, no tendrían más que un carácter temporal -el tiempo durante el que se desarrolla la discusión preparatoria a tal o cual conferencia o congreso- y que su composición podría variar en función de los temas en debate…
Trotsky compartía en el fondo la posición de Preobrajensky, pero no deja de ser cierto que no hace la propuesta de poner fin a la prohibición de los grupos y tendencias. Por el contrario, Stalin estaba por que se reafirmara su prohibición, lo que le lleva a enredar a Trotsky en la redacción del texto del BP del 5 de diciembre. Stalin mismo lo relatará más tarde: “El camarada Kamenev y yo mismo poníamos por delante de forma determinante la cuestión de los grupos. El camarada Trotsky protestó bajo forma de ultimátum, declarando que, en tales circunstancias, no votaría en favor de la resolución. A partir de ahí, nos hemos limitado a hacer referencia a una parte de la resolución del X Congreso que, sin duda alguna, Trotsky no leyó en aquella ocasión y en la que se mencionaba que no solo las fracciones eran prohibidas, sino también los grupos” (Stalin, citado por Carr, op.cit. p. 304).
Engañado o no, Trotsky había decidido de todas formas no llevar a cabo explícitamente la batalla para poner fin a la decisión del X Congreso.
Ciertamente, pensaba que sería imposible ganar una mayoría sobre esta cuestión tan sensible. En particular porque esto habría sido presentado por la Troika como la puesta en cuestión de una medida querida por Lenin. Sin embargo, el hecho de que la oposición no pudiera organizarse oficialmente como grupo disminuía sus posibilidades de ganar más partidarios.
Otra cuestión táctica ha sido objeto de un juicio controvertido.
Se trata de la oportunidad para Trotsky de firmar con la Troika el texto del BP del 5 de diciembre. Carr, por ejemplo, ve ahí la prueba de que Trotsky se contenta con una victoria sobre papel cuando Stalin y sus aliados no están dispuestos a mantener sus compromisos. Esta crítica no parece oportuna pues ¿cómo explicar que, si se contentaba con el texto, Trotsky haya decidido redactar casi inmediatamente una carta pública sobre su versión del acuerdo realizado? De hecho, creo que en esta ocasión, Trotsky sacando una lección clave del debate sobre la cuestión georgiana, no se contenta con un compromiso, aunque sea bueno al 90% y continúa la ofensiva públicamente para lograr un verdadero cambio de régimen. Haciendo esto, evita el aislamiento de los 46 buscado por la Troika. Por su parte, los portavoces de los 46 se apoyan enérgicamente en este texto, consideran que éste refuerza su posición (ver las intervenciones de Preobrajensky, Sapronov, Piatakov de diciembre 23-enero 24 reproducidas por New Park Publications).
Sin embargo, esta táctica de Trotsky tiene su reverso: el texto del 5 de diciembre, da la impresión que hay ahora un acuerdo en el seno del BP, que la Troika desea aplicar claramente el Curso Nuevo. Stalin decide aprovechar al máximo la situación. Disgustado por un momento por la toma de posición de Trotsky el 8 de diciembre, Stalin decide cambiar de táctica: en un artículo de Pravda del 15 de diciembre, denuncia públicamente por primera vez a Trotsky reprochándole su duplicidad. Tras haberle acusado de intentar enfrentar a los jóvenes con los viejos, Stalin termina su artículo con el “¿a quien beneficia el crimen?”
“¿Porqué esta tentativa de desprestigiar a la vieja guardia y de halagar demagógicamente a la juventud a fin de abrir y luego ampliar una fisura entre estos dos destacamentos principales de nuestro Partido? ¿A quién puede servir esto, si no se quiere ver más que el interés del Partido, su unidad, su cohesión, sin intentar romper esta unidad en beneficio de la oposición? ¿Es así como se defiende al Comité Central y su resolución sobre la democracia en el interior del Partido, resolución adoptada además por unanimidad? Por lo demás es bien evidente que Trotsky no se ha propuesto este objetivo cuando ha dirigido su carta a las conferencias del Partido. Manifiestamente, su intención era otra: proporcionar un apoyo diplomático a la oposición en su lucha contra el Comité Central del Partido, a la vez que pretendía defender la resolución del Comité Central. Es lo que explica, propiamente hablando, la duplicidad de la que está marcada la carta de Trotsky. Trotsky hace bloque con los centralistas democráticos y una parte de los comunistas “de izquierda”: tal es el sentido político de su carta” (Pravda, 285, 15/12/1923. Firmado: J. Stalin).
Se puede plantear hasta el infinito la cuestión de saber si otra táctica de Trotsky habría sido posible a finales de 1923. Puede imaginarse otro escenario. Primeramente, Trotsky habría podido pública y explícitamente tomar la cabeza de la oposición de los 46 y proponer la supresión de la prohibición de los grupos.
Habría podido negarse a firmar un texto con la Troika. La opción entre dos líneas y dos grupos de dirigentes habría resultado más clara. Pero, no es evidente que tal táctica habría sido más eficaz, y por varias razones. La primera, es que la creación de tal reagrupamiento formal de la oposición habría sido condenado y sancionado como fraccional por el CC… La segunda, es que ni Trotsky ni los 46 consideraban oportuno proponer una dirección alternativa; declaraban incluso no querer un cambio de composición de la dirección. La tercera razón es que, de todas formas, la mayoría del BP, la Troika secreta, se habría presentado como la garantía de la unidad del partido, como la mejor representante de la vieja guardia y habría declarado que quería también la democracia interna… salvo los grupos, fracciones, en definitiva, todo lo que podía representar un peligro de escisión del partido. Para hacerse un juicio sobre la actitud de Trotsky también hay que tener en cuenta el que ningún dirigente de los 46 le criticó por su actitud. Al contrario.

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