LENIN Y TROTSKY FRENTE A LA BUROCRACIA Y A STALIN
Eric Toussaint
VIENTOSUR
25/01/2017
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¿QUÉ FACTORES LLEVAN A TROTSKY A CAMBIAR DE ACTITUD?
En primer lugar, la amplitud del descontento obrero
(numerosas huelgas) y la gravedad de las medidas represivas que se han
traducido en el encarcelamiento de centenares de militantes, algunos de ellos
expulsados del partido bolchevique unos meses antes.
En segundo lugar, la esperanza de ver triunfar la tan
esperada revolución alemana. Está planificada para fines de octubre de 1923 una
insurrección en Alemania. Si el bloque Stalin-Kamenev-Zinoviev se ha opuesto
con vigor a la demanda de la dirección comunista alemana de enviar a Trotsky
sobre el terreno, no deja de ser verdad que los dos enviados soviéticos Radek y
Piatakov le son muy cercanos. Trotsky espera que una victoria alemana permita
un relanzamiento sólido del entusiasmo revolucionario de la juventud y de la
clase obrera soviéticas, condiciones necesarias para un profundo cambio de curso
del régimen del partido bolchevique.
Una semana después de la carta de Trotsky, un texto
confidencial firmado por 46 de los más importantes cuadros bolcheviques, entre
los cuales están Preobrajenski, ex-secretario del partido, Piatakov, uno de los
elementos más prometedores según el Testamento de Lenin, Antonov, Ovseenko, uno
de los organizadores de la insurrección de 1917, … es enviado al BP. Muchos de
sus firmantes han estado, en el pasado, estrechamente asociados a Trotsky,
otros han formado parte de la antigua oposición decista. Los 46, a los que se
puede añadir 3 dirigentes soviéticos en misión en el extranjero, Rakovsky,
viejo bolchevique, dirigente de la república de Ucrania, Radek, dirigente de la
Internacional Comunista y Krestinsky, ex-secretario del partido, piden la
convocatoria de una conferencia extraordinaria del Comité Central ampliado a
los “obreros más importantes y más activos del partido”. Los 46 ponen en
cuestión a la mayoría del BP por su política económica desastrosa y por el régimen
burocrático impuesto al partido.
EL DEBATE SOBRE EL NUEVO CURSO (diciembre 1923-enero
1924)
La respuesta común de la Troika
Stalin-Kamenev-Zinoviev toma dos formas: una condena violenta de la carta de
Trotsky y de la de los “46” combinada a una apertura. Esta se expresa por el
lanzamiento de un debate público vía el Pravda con el objetivo de permitir la
aplicación de la democracia obrera en el partido.
Del lado del palo: en el interior de las instancias
del partido, Trotsky es acusado de “querer ejercer una dictadura personal en el
plano militar y económico” y sus pasadas divergencias con Lenin son mencionadas
de forma falsificada.
Los 46 son condenados por el CC ampliado el 25 de
octubre de 1923 como constituyentes de una fracción (prohibida desde el 10º
Congreso).
En una nueva carta al CC, Trotsky replica duramente a
las críticas que le son dirigidas mostrando el acercamiento ha realizado entre
Lenin y él desde finales de 1922 a comienzos de 1923.
Del lado de la zanahoria: como se ha mencionado
anteriormente, apertura de un debate público como válvula de seguridad al
descontento en el partido. Este debate provoca un aumento del interés de la
base del partido por las discusiones. Las expectativas son grandes: lo
demuestra el hecho de que en noviembre-diciembre de 1923 la difusión del
Pravda, en la que aparece una amplia columna de discusión, se duplica. En
público no se hace mención ni a la carta de Trotsky al CC ni a la de los 46.
Esto da la falsa impresión de que el BP ha tomado la iniciativa del debate
sobre la democracia obrera en el seno del partido sin haber sido presionado. De
hecho la Troika abre el debate para canalizarlo.
A finales de noviembre el debate se radicaliza:
Preobrajensky en el Pravda del 28 de noviembre de 1923 expresa las críticas de
los 46. De otra parte, en las asambleas de base del partido en Moscú, la
oposición gana una amplia audiencia.
La discusión de noviembre-diciembre de 1923 encuentra
un amplio eco en la prensa del partido (será la última vez antes de la noche
estalinista). Hasta mediados de diciembre de 1923, el lector soviético puede
tomar conocimiento en el Pravda del contenido exacto de las discusiones que se
desarrollan en las asambleas moscovitas del partido. Las intervenciones de los
portavoces de la oposición y los artículos de Trotsky son reproducidos in
extenso igual que las posiciones de la Troika y de sus partidarios. Las cosas
cambian a partir del 11 de diciembre de 1923: en el acta de una asamblea
desarrollada en Petrogrado, solo se reproducen las intervenciones de la Troika.
Ésta ha obtenido el control del Pravda/3, y los dos jóvenes responsables de
la rúbrica de discusión dimiten como señal de protesta. A continuación otros
artículos de Trotsky, que vienen a completar su serie Nuevo Curso, son
publicados pero flanqueados de artículos que le son virulentamente opuestos y
que representan el punto de vista de la Troika sin aparecer necesariamente con
firma. A comienzos de enero de 1924, Trotsky, Radek y Piatakov protestan
vigorosamente contra este cambio que traduce la radicalización de la Troika.
Ésta ha comprendido por una parte la importante audiencia adquirida por la
oposición incluso si ésta no tiene los medios para intervenir con fuerza más
que en Moscú y, de otra parte, se da cuenta del peligro que representa para
ella la actitud de Trotsky, peligro que podría aumentar si éste realizara
públicamente su unión con los 46.
Es la razón por la que hasta el 11 de diciembre de
1923, la Troika ha hecho todo lo posible para evitar esta confluencia. Se puede
con bastante facilidad, basándose en Pravda, trazar la evolución de la actitud
de los protagonistas del debate. El 3 de diciembre de 1923, Stalin, tomando la
palabra en un barrio obrero moscovita, declara que hay que llevar a cabo la
lucha contra la burocracia en el seno del partido. Para cortar la yerba bajo
los pies de Trotsky y de los 46 insiste especialmente en la necesidad de poner
fin a las nominaciones por arriba y volver al principio electivo. Hablando así,
rompe con la posición que tomó en el 12º Congreso de la primavera de 1923 en el
que decía que al lado del aparato del Estado deformado burocráticamente, el
partido seguía sano. Por otra parte, afirma que hay identidad de puntos de
vista entre Trotsky y el resto del BP; dirige su tiro contra los 46.
El 5 de diciembre de 1923, el BP adopta un texto
redactado por Trotsky (con Bujarin, según parece) y enmendado por Stalin y Kamenev,
en el que la dirección anuncia la necesidad de un nuevo curso a fin de cambiar
el régimen interno del partido. Stalin ha insistido en particular en que tal
texto fuera adoptado y estuvo de acuerdo en asumir una serie de puntos que
Trotsky desarrollaba desde octubre de 1923. Stalin considera que con la
adopción de este documento publicado a los dos días en el Pravda, ha logrado
disociar a Trotsky de los 46 y aparecer como cabalgando el movimiento por el
Nuevo Curso.
Trotsky, por su parte, ve en ello una victoria de los
partidarios del cambio. Sin embargo, para verificar la fiabilidad del acuerdo
realizado con la Troika, dirige el 8 de diciembre a una asamblea del partido en
Moscú una carta en la que expresa su visión del texto del BP. Esta carta publicada
el 11 de diciembre hace el efecto de una bomba pues pone en evidencia el
peligro de ver a los burócratas poner cara de aceptar el cambio para mejor
impedirlo: “Y ahora los burócratas están dispuestos formalmente a “tomar acta”
del “Nuevo curso”, es decir a prácticamente enterrarlo”.
Ataca así implícitamente a Stalin que declaraba el 3
de diciembre que el Nuevo Curso tiene que ver en gran medida con una cuestión
de nueva pedagogía. Trotsky considera al contrario que “es necesario abordar la
cuestión, no desde el punto de vista pedagógico, sino desde el punto de vista
político. No hay que hacer depender la aplicación de la democracia obrera del
grado de “preparación” de los miembros del partido para esta democracia.
Nuestro Partido es un partido. Podemos presentar exigencias rigurosas a quienes
quieren entrar en él y permanecer en él; pero una vez que se es miembro, se
participa por ello mismo en toda su acción”. Añade: “Es necesario regenerar y
renovar el aparato del partido y hacerle sentir que no es más que el ejecutor
de la voluntad de la colectividad”. Presenta la resolución del 5 de diciembre
como una ruptura con el pasado reciente mientras que la Troika tiende a
presentarla como la consecuencia lógica de las decisiones del CC de octubre de
1923. Lo que va a constituir el objeto de una polémica muy dura, es que Trotsky
declara en su carta que hay un peligro de degeneración de la vieja guardia
bolchevique que podría conocer una evolución comparable a la de la dirección de
la II Internacional en vísperas de la Primera Guerra Mundial.
En los días que siguen a la adopción por el BP de la
resolución del 5 de diciembre se celebran en Moscú varias asambleas generales
de barrio. Trotsky no puede estar presente en ellas pues está muy enfermo desde
fines de octubre (las reuniones del BP tienen que celebrarse en su apartamento
del Kremlin). Los portavoces de los 46 que asisten a esas asambleas apoyan la
resolución del 5 de diciembre así como los puntos clave de la carta de Trotsky.
La oposición logra ganar una muy amplia mayoría en una serie de asambleas
amplias celebradas en Moscú. En una de ellas, Kamenev hablando por el CC no
obtiene más que seis votos frente a una aplastante mayoría favorable a
Preobrajensky. Los dos tercios de las células bolcheviques en el Ejército Rojo
en Moscú votan por la oposición. Una gran parte de los dirigentes de las
Juventudes Comunistas así como las células de las Escuelas superiores
constituidas esencialmente de jóvenes obreros con beca, apoyan igualmente a la
oposición. En las células de fábrica moscovitas, la oposición fue por el
contrario minoritaria. 67 células la apoyaron de un total de 346 (no se conoce
el porcentaje que obtuvo la oposición en las células en que fue minoritaria).
Como subraya el historiador E.H.Carr: “El fracaso de la oposición en el
proletariado revelaba la debilidad no solo de la oposición sino también la del
propio proletariado” (En “Interregno” p. 327). De hecho, en 1923, el
proletariado soviético no es ya más que la sombra de lo que había sido cuando
la toma del poder en 1917.
En total, la oposición obtuvo el 36% de los votos en
los órganos de base del partido en Moscú. Es una cifra impresionante si se
tiene en cuenta que la Troika se declaraba ella misma favorable al Nuevo Curso
a la vez que atacaba virulentamente a la oposición por su carácter fraccional y
cuando se sabe que los partidarios de ésta se sabían amenazados de medidas de
marginación cuando no de expulsión. Por otra parte, la Troika no se contentó
durante mucho tiempo con amenazas: Antonov-Ovseenkko, responsable político el
Ejército Rojo y opositor será destituido y 15 dirigentes de las Juventudes
Comunistas conocerán la misma suerte o serán enviados a provincias. Algunos
meses más tarde, una ola de exclusiones golpeará a otros miembros y partidarios
de la oposición.
Cuando la 13ª Conferencia del partido se celebró a
mediados de enero, la Troika se encontró asegurada de una mayoría aplastante.
Había conseguido controlar las organizaciones provinciales salvo en Riazan,
Penza, Kaluga, Simbirsk y Cheliabinsk donde la oposición logró la mayoría
gracias a la presencia de cuadros opositores que, apartados de Moscú, habían
sido relegados allí algunos meses antes.
¿QUÉ BALANCE DE LA DISCUSIÓN SOBRE EL “NUEVO CURSO”?
En primer lugar, el sistema de control del partido por
la burocracia se reveló muy eficaz, fue sacudido durante la discusión, pero
aguantó.
En segundo lugar, la ola de reflujo en el seno del
partido, durante un momento contrarrestada por la perspectiva de una victoria
en Alemania -y en menor medida por la apertura del debate en noviembre de 1923-
seguía siendo muy fuerte.
Tercero, las posiciones de Trotsky y de los 46
convergían en gran medida tanto en el plano del cambio que había que dar al
régimen interno del partido como en el plano económico. El carácter limitado de
este estudio no permite presentar de forma detallada las proposiciones
económicas de la oposición. Sin embargo, hay que considerar que tanto Trotsky
como Preobrajensky y Piatakov ponían el acento en la necesidad de desarrollar
de forma planificada la industria estatalizada en el marco de la NEP. Esto
correspondía a una preocupación de Trotsky expresada desde el año 1922 y con la
que Lenin había finalmente expresado muy claramente su acuerdo (ver tomo 45 de
sus obras a propósito del Gosplan). Trotsky, Preobrajensky y Piatakov
subrayaban que en ausencia de tal desarrollo planificado, la NEP iba a producir
efectos cada vez más perversos, lo que negaban la Troika y Bujarin. Está claro
que si la línea de la oposición hubiera sido adoptada por el partido, ello
habría permitido evitar la catástrofe económica de finales de los años 1920.
La batalla llevada a cabo por Trotsky y los 46
constituye la primer ofensiva pública concertada de un miembro del Buró
Político y de una serie impresionante de cuadros del partido contra la fracción
estalinista y sus aliados. El hecho de que hubiera unión entre Trotsky y los 46
ha sido puesto en cuestión por Isaac Deutscher de forma equivocada en su
cautivadora biografía de Trotsky. Otro historiador que constituye una autoridad
en el tema como E.H.Carr afirma con razón que la carta del 8 de octubre de
1923, de Trotsky no había podido no ser objeto de una concertación con los
dirigentes de los 46. Pero no pone suficientemente el acento el hecho de que
los 46 se apoyaban sin reserva en las tomas de posición de Trotsky de octubre
de 1923 a enero de 1924. La lectura de sus propias intervenciones públicas no
deja sin embargo ninguna duda al respecto (ver Preobrajensky, Sapronov,
Piatakov, o.cit.) Pierre Broué en su libro Trotsky da una visión
correcta de los hechos.
Sobre una cuestión, Preobrajensky y Trotsky adoptan
sin embargo una táctica diferente (que no señala Broué). El primero propone la
supresión de la prohibición de la fracciones y grupos decidida por el X Congreso.
Declara que el ejercicio por los militantes del derecho a constituirse en grupo
que defiende el mismo tipo de proposición, permitiría poner fin a la existencia
de agrupamientos secretos que impiden progresar en el debate y que constituyen
abscesos fijados. Declara que esos grupos, si fueran permitidos, no tendrían
más que un carácter temporal -el tiempo durante el que se desarrolla la
discusión preparatoria a tal o cual conferencia o congreso- y que su
composición podría variar en función de los temas en debate…
Trotsky compartía en el fondo la posición de
Preobrajensky, pero no deja de ser cierto que no hace la propuesta de poner fin
a la prohibición de los grupos y tendencias. Por el contrario, Stalin estaba
por que se reafirmara su prohibición, lo que le lleva a enredar a Trotsky en la
redacción del texto del BP del 5 de diciembre. Stalin mismo lo relatará más
tarde: “El camarada Kamenev y yo mismo poníamos por delante de forma
determinante la cuestión de los grupos. El camarada Trotsky protestó bajo forma
de ultimátum, declarando que, en tales circunstancias, no votaría en favor de
la resolución. A partir de ahí, nos hemos limitado a hacer referencia a una
parte de la resolución del X Congreso que, sin duda alguna, Trotsky no leyó en
aquella ocasión y en la que se mencionaba que no solo las fracciones eran
prohibidas, sino también los grupos” (Stalin, citado por Carr, op.cit. p. 304).
Engañado o no, Trotsky había decidido de todas formas
no llevar a cabo explícitamente la batalla para poner fin a la decisión del X
Congreso.
Ciertamente, pensaba que sería imposible ganar una
mayoría sobre esta cuestión tan sensible. En particular porque esto habría sido
presentado por la Troika como la puesta en cuestión de una medida querida por
Lenin. Sin embargo, el hecho de que la oposición no pudiera organizarse
oficialmente como grupo disminuía sus posibilidades de ganar más partidarios.
Otra cuestión táctica ha sido objeto de un juicio
controvertido.
Se trata de la oportunidad para Trotsky de firmar con
la Troika el texto del BP del 5 de diciembre. Carr, por ejemplo, ve ahí la
prueba de que Trotsky se contenta con una victoria sobre papel cuando Stalin y
sus aliados no están dispuestos a mantener sus compromisos. Esta crítica no
parece oportuna pues ¿cómo explicar que, si se contentaba con el texto, Trotsky
haya decidido redactar casi inmediatamente una carta pública sobre su versión
del acuerdo realizado? De hecho, creo que en esta ocasión, Trotsky sacando una
lección clave del debate sobre la cuestión georgiana, no se contenta con un
compromiso, aunque sea bueno al 90% y continúa la ofensiva públicamente para
lograr un verdadero cambio de régimen. Haciendo esto, evita el aislamiento de
los 46 buscado por la Troika. Por su parte, los portavoces de los 46 se apoyan
enérgicamente en este texto, consideran que éste refuerza su posición (ver las
intervenciones de Preobrajensky, Sapronov, Piatakov de diciembre 23-enero 24
reproducidas por New Park Publications).
Sin embargo, esta táctica de Trotsky tiene su reverso:
el texto del 5 de diciembre, da la impresión que hay ahora un acuerdo en el
seno del BP, que la Troika desea aplicar claramente el Curso Nuevo. Stalin
decide aprovechar al máximo la situación. Disgustado por un momento por la toma
de posición de Trotsky el 8 de diciembre, Stalin decide cambiar de táctica: en
un artículo de Pravda del 15 de diciembre, denuncia públicamente por primera
vez a Trotsky reprochándole su duplicidad. Tras haberle acusado de intentar
enfrentar a los jóvenes con los viejos, Stalin termina su artículo con el “¿a
quien beneficia el crimen?”
“¿Porqué esta tentativa de desprestigiar a la vieja
guardia y de halagar demagógicamente a la juventud a fin de abrir y luego
ampliar una fisura entre estos dos destacamentos principales de nuestro Partido?
¿A quién puede servir esto, si no se quiere ver más que el interés del Partido,
su unidad, su cohesión, sin intentar romper esta unidad en beneficio de la
oposición? ¿Es así como se defiende al Comité Central y su resolución sobre la
democracia en el interior del Partido, resolución adoptada además por
unanimidad? Por lo demás es bien evidente que Trotsky no se ha propuesto este
objetivo cuando ha dirigido su carta a las conferencias del Partido.
Manifiestamente, su intención era otra: proporcionar un apoyo diplomático a la
oposición en su lucha contra el Comité Central del Partido, a la vez que
pretendía defender la resolución del Comité Central. Es lo que explica,
propiamente hablando, la duplicidad de la que está marcada la carta de Trotsky.
Trotsky hace bloque con los centralistas democráticos y una parte de los
comunistas “de izquierda”: tal es el sentido político de su carta” (Pravda,
285, 15/12/1923. Firmado: J. Stalin).
Se puede plantear hasta el infinito la cuestión de
saber si otra táctica de Trotsky habría sido posible a finales de 1923. Puede
imaginarse otro escenario. Primeramente, Trotsky habría podido pública y
explícitamente tomar la cabeza de la oposición de los 46 y proponer la
supresión de la prohibición de los grupos.
Habría podido negarse a firmar un texto con la Troika.
La opción entre dos líneas y dos grupos de dirigentes habría resultado más
clara. Pero, no es evidente que tal táctica habría sido más eficaz, y por
varias razones. La primera, es que la creación de tal reagrupamiento formal de
la oposición habría sido condenado y sancionado como fraccional por el CC… La
segunda, es que ni Trotsky ni los 46 consideraban oportuno proponer una
dirección alternativa; declaraban incluso no querer un cambio de composición de
la dirección. La tercera razón es que, de todas formas, la mayoría del BP, la
Troika secreta, se habría presentado como la garantía de la unidad del partido,
como la mejor representante de la vieja guardia y habría declarado que quería
también la democracia interna… salvo los grupos, fracciones, en definitiva,
todo lo que podía representar un peligro de escisión del partido. Para hacerse
un juicio sobre la actitud de Trotsky también hay que tener en cuenta el que
ningún dirigente de los 46 le criticó por su actitud. Al contrario.
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