jueves, 22 de abril de 2010

DE MOROS Y POBRES: HAITI


Me he encontrado por la calle a un moro, pobre, lógicamente. Hace días que no come, y por eso creo yo en la Virgen del Pilar, porque es un milagro que la gente que no come no se muera de hambre.
El moro este que digo es Yasid, argelino, alumno mío en las clases de español que damos unos cuantos despistados como yo para emigrantes los viernes y sábados. “Nada trabajo, Manuel… Mal, mal, Manuel…”, me ha dicho el moro este. Y luego se preguntaba: “¿Dónde estar dinero de mi país. Tener petróleo, tener riqueza, gente buena, militares no, pero gente buena… Dónde Manuel el dinero estar?”
Donde va a estar el dinero de tu país, moro mío -he pensado-, más que en las cuentas que tengan fuera de Argelia los dirigentes argelinos en colaboración con los dirigentes franceses, españoles o cualquier otro hijo de puta que tenga negocios en Argelia, porque esto de la hijoputez en los dirigentes de altura es de naturaleza universal.
Hemos visitado el moro este, Yasid, y yo, la tienda de otro moro y allá que se ha ido Yasid con algo de comida.
Subo a mi casa, pongo la radio, y me topo con que una ministra española se está echando unas flores con la ayuda española a Haití. La ministra esta no pasa hambre como Yasid. Se lo he notado en la voz, la mujer está bien alimentada.
España, ha dicho la ministra, dará tres millones de euros para solidarizarse con Haití. Debería haber dicho la ministra que de los dineros de la gente que trabajamos y pagamos impuestos, el gobierno, como si fuera suyo, ha proporcionado esos tres millones de euros a alguna gentuzuela haitiana para que haga negocios particulares.
Y para aseverar esto me atengo a los hechos y no a las palabras.
Dentro de las Naciones Unidas y en un plazo de 10 años se ha establecido un plan, dentro de cuyo plan está España, para “fortalecer la gobernabilidad democrática en Haití y promover un desarrollo social y económico sostenible, así como crear estabilidad duradera y recuperar respeto por la ley y la justicia.”
Este texto para ser leído no queda feo, eso hay que reconocerlo, pero la práctica –no lo que yo pienso ni lo que me gustaría o me dejaría de gustar- dice que el sector textil en Haití ha estado generando más de 500 millones de dólares anuales, donde operan desde hace años angelitos empresariales como Disney, Levis, Hanes o New Balance y los gobiernos de Brasil y USA ocupan el 30% de la superficie cultivable, y mientras este zancocho empresarial hace que se enriquecen unos cuantos, la renta per cápita de los haitianos desde 1.984 tan solo se ha elevado unos cuantos céntimos. O sea, que los haitianos pobres, que son la inmensa mayoría, no viven bien ni siquiera estadísticamente.
Y me pregunta a mi Yasid, el moro pobre, que dónde está el dinero de la riqueza de Argelia. ¡Donde va ha estar, moro mío!
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