sábado, 31 de mayo de 2025
Aranceles o globalización, elijan
EEUU lanzó la
eliminación de aranceles como parte de las estrategias dominantes del
neoliberalismo. EEUU lidera la restauración de los aranceles. ¿Significa eso
que la globalización pasó a mejor vida? ¿Trump es un loco, o un gran estratega?
Aranceles o globalización, elijan
Joan
Robinson
EL VIEJO TOPO
31 mayo, 2025
Hay que saber
de economía para que no nos engañen los economistas
1. LOS
ARANCELES
Un arancel es
un impuesto y de lo que se está debatiendo desde hace meses es del “arancel de
aduanas”, los derechos a pagar por la importación de mercancías de procedencia
extranjera, es decir un impuesto a las importaciones. Lo que se compra al
extranjero se grava con un impuesto que hay que pagar para que el producto
pueda pasar por la aduana y que lo recibe el Estado. Todos pagamos impuestos
cada vez que compramos algo, normalmente el IVA, que en el tipo general es del
21%.
Los aranceles
se inventaron para proteger las economías locales, a la vez que suponen un
ingreso para el recaudador. En la obra clásica Diccionario de Economía (Alianza
Editorial) se define que el arancel de aduanas “Protege la producción nacional,
y de su aplicación se derivan ingresos para el presupuesto”, obra
dirigida por un progresista Ramón Tamames publicada allá por 1988, cuando el
autor era reconocido como uno de los mejores economistas. En su breve
definición se señalan las dos consecuencias principales que provocan los
aranceles: proteger la producción nacional frente la competencia extranjera y
producir ingresos para el Estado, como cualquier impuesto público.
Un poco de
historia. En la Edad Media europea se fueron implantando aranceles en las
múltiples aduanas de las fronteras existentes, primero para proteger a los
artesanos de cada lugar (comarca o territorio feudal), después a la industria
de cada región o país. Todos los Estados impusieron aranceles al alza, hasta
que llegamos a mediados del siglo XX. Por un lado se crea la Comunidad
Económica Europea para eliminarlos paulatinamente entre sus países miembros,
creando un área de libre comercio que aspiraba a ser mucho más que una unión
económica. Así comienza la construcción de la Unión Europea, como una zona
libre de aranceles que fuera creando también una armonización política y
social. Las diferencias salariales y de derechos laborales y sociales se fueron
reduciendo entre los países miembros de la Unión. Fue positivo para el
desarrollo socioeconómico del conjunto, no exento de desajustes. El objetivo de
la armonización y de reducir los desajustes obligó a la creación de múltiples
normas reguladoras para compensar las diferencias entre países. Por ejemplo, la
Política Agraria Común (PAC), creada nada menos que en 1962, regula todo lo que
se puede o no producir en cada país, es una planificación económica estricta,
hasta unos niveles más propios de una economía planificada que del libre
mercado capitalista.
Las uniones de
libre comercio producen, entre otros efectos, una acelerada especialización
económica. Por ejemplo, España entró en la UE bajo unas condiciones estrictas
sobre lo que su agro-ganadería podía producir, para que sobre todo la de
Francia no se hundiera. Francia impuso esas condiciones para aprobar la entrada
de España. Aun así es evidente que, visto en perspectiva histórica, esa mini
globalización europea ha sido beneficiosa para el conjunto de sus países
miembros, para el desarrollo del Estado social y para las clases trabajadoras
de la Unión.
Pero ¿qué pasa
si creamos zonas de libre comercio, sin aranceles, por ejemplo con Marruecos y
más aún con el resto de África, Asia etc? La economía agraria e industrial de
España y buena parte de la UE desaparecería ¿Puede competir una empresa
agrícola o industrial española con una marroquí que paga a sus empleados una
quinta o sexta parte por su trabajo? Imposible. Incluso si miramos el salario
medio en 2024: en España es de 1.323 euros, en Marruecos 288. Por no hablar del
volumen de la economía sumergida en ambos países, más del triple en Marruecos
según algunos estudios, ni de los controles sobre el uso de plaguicidas, herbicidas,
etc. Por mucho que nuestro ministro de Agricultura se empeñe en convencernos de
que todo lo que entra en España pasa los debidos controles fitosanitarios
¿cuantas inspecciones y controles hay en las fronteras, cuántos inspectores hay
in situ?
2. LA GLOBALIZACIÓN
¿Qué ha pasado
en el mundo desde los pasados años setenta? Estados Unidos lanzó la eliminación
de aranceles como parte de las estrategias dominantes del neoliberalismo. La
globalización sería positiva para todos, nos dijeron. El tándem ultraliberal
Reagan-Thatcher propuso la eliminación de aduanas económicas y la reducción de
los Estados al mínimo posible. Los controles fronterizos solo para evitar la
emigración masiva. Todo el poder para las empresas. Las más grandes se comerán
a las pequeñas, las economías fuertes a las débiles. Las multinacionales
pasaron a ser transnacionales, con poder e implantación mundial. En el corto
plazo los Estados fuertes, norteamericano, británico, occidentales, aumentaron
su poder.
Hay que hacer
un inciso para explicar la globalización. Como proceso de intercomunicación
mundial, es un fenómeno histórico natural: mestizaje, fusión y contaminación
entre culturas, economías, tecnología… Es un proceso que se ha dado lenta y
paulatinamente desde siempre en la historia de las civilizaciones. El
incremento constante del comercio y la comunicación entre países y continentes
conllevó beneficios culturales y para el avance de la ciencia, y perjuicios
para las sociedades más simples y minoritarias, muchas han desaparecido.
Pero la
globalización moderna aceleró enormemente estos procesos. Hasta el punto de que
podemos decir que la globalización neoliberal imperante desde los años
setenta/ochenta es un proceso nuevo, diferente a lo que había existido, que
quiere imponer sus reglas de mercado como únicas y que se está dando en al
menos cinco ámbitos diferentes: 1. En la Cultura. Es la neoglobalización más
antigua, como proceso de exportación del modelo de vida norteamericano a través
de su potente industria cultural: películas, música, bebidas, comida rápida…
el american way of life como forma de vida y conjunto de
valores y creencias que Hollywood vendió como lo mejor del mundo y a imitar por
todos. 2. Económica. Desregulación y deslocalización del capital financiero
especulativo y, en menor medida, de la industria que seguía teniendo aranceles
pero cada vez menores. Libertad para el movimiento de capitales pero no de los
recursos humanos, no de las personas. 3. Tecnológica y científica.
Especialmente de las tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) que
en el siglo actual conforman un mismo cuerpo con la anterior. 4. Del crimen
organizado. Tráfico de drogas ilegales, de armamento (legal e ilegal), tráfico
ilegal de mercancías -el de obras de arte y de falsificaciones es el que más
dinero mueve después de los anteriores- y tráfico ilegal de personas. 5. Y la
globalización política y social, de los derechos humanos, de la democracia, del
poder de la ciudadanía, que es la que menos se da o que menos se respeta.
Regulada por organismos y acuerdos internacionales con escasísimo poder (ONU,
OMS. Corte Penal Internacional, protocolo de Kioto…).
En los años 70
las teorías de Milton Friedman y de la Escuela de Chicago se extendieron y los
nuevos lobbies norteamericanos e internacionales transmitieron incluso el
mensaje de que en las sociedades occidentales había un “exceso de democracia”
que había propiciado levantamientos como los de movimientos sociales de mayo de
1968 y la extensión de las ideas “social-comunistas”. La batalla de las ideas
había comenzado con las propuestas de los think-tanks que fueron en el sentido
de “1) obligar a los norteamericanos y al mundo entero a regresar a los
parámetros del capitalismo salvaje; 2) imponer un retorno a los ‘genuinos
valores americanos’ de corte puritano… Se estaba tramando la revolución
de los muy ricos, como la bautizó Galbraith… A la altura de 1980 los
neoliberales se hicieron con las riendas del Fondo Monetario Internacional y
del Banco Mundial, dejando fuera de combate a varias generaciones de socialdemócratas”
(Garcia–Rosales y Penella 2011:21-27 1).
Estas
propuestas neoliberales triunfan en los años 80 y se imponen como hegemónicas a
nivel mundial, partidarias de la globalización, la desregulación de los
mercados y la flexibilidad laboral: menos normas, menos rigideces comerciales
y menos regulaciones a todos los niveles, que incluye libertad de despido,
menos derechos laborales y sociales y privatizaciones. En palabras de Zygmunt
Bauman es la modernidad líquida, menos Estado y más mercado. Los
derechos legales, antes sólidos como rocas, se licuan y se nos escapan entre
los dedos de la mano cuando tratamos de atraparlos. Podríamos añadir que ahora,
en muchos países, se han hecho gaseosos y se esfuman en el aire.
En la España de
Felipe González de los años 80 se cerraron los astilleros, los Altos Hornos,
las siderurgias… España que se dedique al turismo y poco más. Pasar de la
producción manufacturera a una economía de servicios le llamaron “reconversión
industrial”, pero la industria no se estaba reconvirtiendo simplemente se
cerraba, se pasaba a la nada. En Europa solo Alemania fabricará algo, lo demás
lo compraremos fuera, donde haya mano de obra barata.
Alberto Garzón:
“se impuso la lógica del mercado como principio rector, cuya máxima expresión
fue la famosa frase de Carlos Solchaga, ministro de industria de aquellos años,
según la cual «la mejor política industrial es la que no existe». Como
consecuencia de aquella ceguera, España protagonizó uno de los procesos de
privatización más intensos de Europa … pero esto resultó ser prácticamente una
excepción en Europa. Por ejemplo, Austria, Finlandia, Alemania, Italia y Suecia
son países que tienen más de 10 empresas públicas energéticas… Salta a la vista
que privatizar empresas públicas no fue una obligación, sino una elección
política” (Necesitamos
una empresa energética pública).
Los procesos de
globalización/privatización, como dos caras de la misma moneda, fue contestado
por los movimientos sociales de todos los países del capitalismo avanzado.
Desde los agricultores franceses hasta los obreros industriales de medio mundo
protestaban por un proceso que disminuía sus beneficios y hacia peligrar la
existencia de múltiples puestos de trabajo. Se les bautizó como movimientos
antiglobalización y en 1999, en la cumbre de Seatle de la OMC y los organismos
financieros internacionales, paralizaron la ciudad y obligaron a suspender las
reuniones. Las protestas continuaron por años a favor de Otro Mundo es
Posible.
Monereo lo
describe más claramente: “En todas partes la globalización transformó las
relaciones de poder entre las naciones y las clases, impuso una nueva división
del trabajo y formas flexibles de gestión de la fuerza laboral, propició la
descentralización productiva y debilitó enormemente el poder contractual de los
sindicatos, allí donde tenían peso e influencia; es decir, en las economías
centrales. Dicho de otra forma, la globalización generó coaliciones de
ganadores y perdedores tanto social como territorialmente; las desigualdades
sociales se incrementaron y las viejas identidades de las clases subalternas se
fueron disolviendo en un espacio público cada vez más colonizado por un
individualismo que se hizo de masas, por el descrédito del socialismo (en
cualquiera de sus acepciones) y rechazo de la política como instrumento de
transformación social … Todo esto terminó con la crisis financiera
internacional de 2008 … Biden no es la democracia; Trump no es el fascismo.
Donald Trump es efecto y no causa de esta crisis. Quien no parta de aquí,
difícilmente entenderá el conflicto que asola al Occidente colectivo” (La Guerra
civil del occidente colectivo | Manolo Monereo).
Estar en contra
de la globalización neoliberal era apostar por las economías de proximidad,
solo posibles con el mantenimiento de aranceles y aduanas económicas, y
manifestarse en contra de las zonas de libre comercio, como la creada entre
México, EEUU y Canadá.
El proceso de
globalización neoliberal se aceleró a principios de siglo cuando se apuntó
China, apostó por el libre comercio y entró en la Organización Mundial del
Comercio (OMC). Se pasó a una nueva fase. En pocos años China, la India y el
sudeste asiático se convirtieron en la fábrica del mundo. Los gurús neoliberales
occidentales no podían imaginar que un enorme país, con un Estado fuerte,
gobernado autoritariamente por un partido comunista, se convirtiera en pocos
años en el mayor abanderado de la globalización neoliberal capitalista en lo
internacional. No les cabía en la cabeza.
Las economías
nacionales se resintieron, las empresas, pequeñas y grandes, no podían competir
con los gigantes de Asia en un mercado desregularizado. El desarrollo
tecnológico mundial empezaba a cambiar de sitio. El asentamiento occidental,
como productor-controlador propietario del desarrollo del conocimiento
científico y de la industria más sofisticada, dejaba de estar en EEUU (Silicon
Valley) y Europa para competir en situación de desigualdad con los gigantes
orientales. China no se limitaba a fabricar barato, competía en todos los
sectores.
En 1998 se crea
en Francia la conocida entidad ATTAC, siglas de “Asociación por la Tributación
de las Transacciones Financieras y la Acción Ciudadana”, en el año 2000 en
España, para precisamente promover que se cargara con un impuesto a las
transacciones financieras internacionales, con un objetivo doble: reducir la
hiperespeculación en estas transacciones y obtener unos ingresos para los
Estados para reducir la desigualdad. A partir de la propuesta conocida como
Tasa Tobin se calculaba que grabando con un impuesto del 0,1% a estos
intercambios financieros se podría acabar con el hambre en el mundo (la presión
promovida por movimientos y asociaciones como ATTAC consiguieron que se
aplicara en algunos países según casos, a empresas españolas solo a las
que tienen una capitalización bursátil superior a mil millones de euros, con un
tipo impositivo del 0,2%).
Aun en 2014 y
2015 se seguían promoviendo nuevas áreas sin aranceles y de libre comercio, que
provocaron campañas internacionales en contra, como la realizada en
contestación al nuevo Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversión
(TTIP), con movilizaciones y mesas en la calle, promovidas en España por las
asambleas del 15M o sus sucesores ¿ya se nos ha olvidado todo esto?
El TTIP era una
huida hacia adelante, en la misma dirección neoliberal que había demostrado ya
sus fracasos, especialmente desde la Gran Crisis de 2007/8. Desde hace lustros
en USA se es consciente de que no podían seguir sacando réditos a la
globalización y trata de recomponerse y revertir la situación.
Ahora llegamos
a la nueva era Trump, con un aparente mundo al revés. Hace unas semanas la
televisión estatal china emitía en sus informativos los videos de Reagan a
favor de la globalización y en contra de los aranceles, mientras las cadenas
norteamericanas repetían machaconamente los mensajes de su Gobierno en el
sentido contrario.
3. LA COMPLEJIDAD DE LA GLOBALIZACIÓN Y SUS DESASTRES ECOLÓGICOS
Hay que
considerar que la globalización y la hiperespecialización territorial produce
efectos contradictorios:
– Ecológicos
catastróficos en múltiples ámbitos. El transporte: decenas de miles de aviones
y barcos transportando diariamente mercancías de un continente a otro. Hasta el
punto, lo vimos con la pandemia, de que en Europa no se fabricaban apenas
mascarillas, venían de China, y todo lo demás también. Desde los palitos para
el chupa-chups hasta las gominolas, pasando por todo lo que lleve plástico ¿Las
nueces? de California. En los súper tenemos lentejas de EEUU ¿La fruta? buena
parte de América. Alberto Garzón ha recordado que “todo el comercio
internacional se desenvuelve sobre la base de energía abundante y barata,
especialmente gracias a los combustibles fósiles”, pero los análisis críticos
en este sentido son escasísimos.
Cuerpo, ministro
de Economía, indicaba en entrevista reciente que el comercio entre América y
Europa factura 4.400 millones de euros ¡cada día! Y que este comercio es
fundamental para la economía mundial. Desde luego ¿Y para la salud
medioambiental? Copiando a Friedman y la fabricación de un simple lápiz, Cuerpo
nos explicaba en el Parlamento donde se ha fabricado cada parte de sus gafas:
el cristal en un país, las varillas en otro, los tornillos en otro, el plástico
en otro. Fantástico ¡viva la globalización y el libre mercado! Le faltó gritar.
Para fabricar
un automóvil europeo o norteamericano intervienen empresas de cinco o seis
países en los que, en diferentes fábricas, cada una produce algo que envía a
miles de kilómetros de distancia para seguir con la producción, y el montaje se
realizará en otro país… Más consecuencias para el medio ambiente.
– Cierre de las
empresas nacionales que no están en el reparto mundial, que no les toca
producir eso que fabricaban porque otros lo harán por menos precio, ya que los
trabajadores de esos países cobran la décima parte o menos que sus colegas
europeos, en su equivalente en euros. Influido también por el valor de cambio
de sus monedas nacionales.
– Por contra,
también es evidente que cuando se crea una zona de libre comercio entre varios
países, favorece la creación de empresas productivas, de capital extranjero
generalmente, en los países más débiles económicamente. Esto favorece la
economía de estos países menos desarrollados, al menos en el corto plazo. La
zona de libre comercio entre México y EEUU favoreció la creación de miles de
empresas manufactureras, del textil y otros sectores, en México. Favoreciendo
el desarrollo económico de este país y el cierre de empresas en el norte. En la
balanza hay que tener en cuenta este factor.
Pero mientras
existan enormes diferencias en los niveles de renta, en el valor de cada moneda
y en los derechos sociolaborales entre unos países y otros, el libre mercado
desregularizado provoca el cierre de empresas y provocará la disminución de derechos
en el país más desarrollado.
Primera
conclusión: los aranceles son necesarios mientras no exista una armonización
mundial de los ingresos económicos, de los derechos sociales y laborales y una
armonización del valor de cambio de las monedas nacionales. Estos procesos de
igualación social y equiparación mundial son positivos y pueden ocurrir a nivel
planetario, pero no parece que se vayan a dar antes de tres o cuatro décadas, o
en un siglo o nunca, que es básicamente lo mismo. Mientras estos procesos de
armonización económica y de derechos a nivel mundial no lleguen, los aranceles
son necesarios, imprescindibles, si no queremos hundir las economías nacionales
y locales y con ellas nuestros derechos.
En un artículo
reciente Andrés Villena relataba como el economista Michael Pettis en su
estudio ‘Las guerras comerciales son guerras de clase’ (ed. Capitán Swing),
“ofrece un enfoque y una solución bien distintos de la propuesta en los debates
mayoritarios: China debe repartir el excedente empresarial de su economía
aumentando el valor de sus pensiones públicas, de los servicios de bienestar,
que aún no son universales, de los salarios y de unas inversiones que se hacen
imprescindibles en un periodo de incertidumbre radical y transformación
industrial forzada por el clima y por otras amenazas” (Guerras
comerciales que encubren guerras de clase).
– Las amenazas
de Trump con una guerra comercial mundial han provocado que se prevea una
posible recesión económica y el descenso en el comercio mundial -beneficioso
para el medio ambiente-, lo que a su vez ha provocado una inmediata rebaja en
el precio del petróleo. Si va a haber menos comercio habrá menos demanda de
petróleo, lo cual es bueno para el medioambiente y malo para las empresas
petroleras. A menos demanda la respuesta es bajar los precios para amortiguar
lo anterior: se anima a su consumo al ser más barato -vender más para mantener
los ingresos de las petroleras. Con lo cual volvemos al mismo punto: los
posibles beneficios al medioambiente con la disminución del comercio mundial se
anulan o amortiguan con un petróleo barato.
4.TRUMP
¿IDIOTA, PAYASO, FANFARRÓN O ASTUTO INTELIGENTE? ¿O TODO A LA VEZ?
Según lo visto
en los últimos meses, la mayoría de las izquierdas están ancladas en un
análisis simplista, liberal y cortoplacista de la guerra comercial arancelaria.
Es difícil encontrar análisis que vayan más allá de decir que los aranceles son
malos y Trump malo malísimo.
Las guerras,
también las comerciales, son malas en sí mismas. Vale, de acuerdo. Pero
profundicemos un poco. La solución no es en absoluto una zona de libre comercio
mundial y/o todos contra USA, como propone asiduamente el exministro socialista
Miguel Sebastián. En este tema, el consenso entre las derechas y las
socialdemocracias nacionales e internacionales es abrumador.
Decir que Trump
tiene razón en algo puede parecer una provocación. Acostumbrarse a historias de
buenos y malos es lo más fácil para no profundizar en el análisis. Trump no es
ni supervillano ni idiota. Decir que es fascista, neofascista o posfascista, no
va a alejar a sus seguidores y votantes, al igual que decirlo de Vox no le ha
quitado votos.
Es cierto que
el mundo no estaba preparado, y los más adultos menos lo estamos, para asumir
que el Presidente de la potencia militar y económica más grande y armada de la
historia es un machista fanfarrón mal hablado, matón de colegio, que insulta a
cualquiera, sea dirigente político o institucional de todo país, sea amigo o
enemigo (me besan el culo, la UE nos estafa…).
Inevitablemente
Donald Trump tiene razón en algunas cosas, como cuando dice que América, es
decir USA, ha venido perdiendo poder económico, militar, político y cultural en
las últimas décadas, sobre todo en este siglo. Ahora intenta que EEUU recupere
poder mundial con políticas agresivas en todos los frentes, con políticas
rupturistas y sin precedentes en la historia, principalmente en tres ámbitos:
guerra comercial (aranceles y restricciones, un giro copernicano al comercio
mundial y por tanto a la economía), agresión al medio ambiente (facilitando la
extracción de combustibles fósiles) y rearme a todos los niveles, aumentando la
inestabilidad mundial y en Oriente próximo (Israel no ha dejado de ser punta de
lanza de la penetración del Imperio en Asia) y reducción de los DDHH también en
el interior (racismo, expulsión de migrantes…). A pesar del previsible aumento
puntual de los ingresos por los aranceles, la economía estadounidense se sigue
basando en un hiperendeudamiento público y privado muy por encima de sus
posibilidades, insostenible en el largo plazo.
Abundando en
ejemplos, Trump ha asestado un golpe de muerte a la Organización Mundial del
Comercio (OMC). J.F. Collin (Viento Sur): “Recordamos que la OMC nació de
la voluntad estadounidense de imponer la globalización económica al resto del
mundo. Después de lograrlo, los gobiernos estadounidenses demuestran ahora que
no tienen absolutamente nada que ver con esta organización y los tratados que
han impuesto a todos sus socios, que pisotean sin restricciones … el
capitalismo no es un inocente juego de libre empresa y libre comercio, sino un
sistema depredador de la humanidad y el planeta guiado por codiciosos. Necesita
ser regulado. Siempre lo ha estado y siempre lo estará. Al menos mientras
existan los Estados”.
Luis Ángel
Hierro (en Público.es) profundizaba en esta línea: “Trump está siguiendo la
lógica de organizar la economía norteamericana para una hipotética guerra
global contra China … La política autárquica es una política de producción no
de precios; el objetivo es tener capacidad de producir, no conseguir los bienes
más baratos. En la lógica de la economía para la guerra son perfectamente
coherentes los aranceles de Trump, ya que los aranceles lo que pretenden es
reducir las compras del exterior, la dependencia externa, y ampliar la producción
nacional”.
5.LOS ARANCELES
SON POSITIVOS, EN SU JUSTA MEDIDA
Lo difícil es
eso, encontrar la medida justa. Dependerá de cada caso, pero aranceles a la
importación por debajo del 15 o 20% perjudican gravemente a todas las
economías, también a las de la UE, a sus empresas y a sus trabajadores. Serían
admisibles solo sobre algunas materias primas y productos imprescindibles para
la propia producción nacional o regional. Por encima del 40% ralentizan y
paralizarían buena parte del comercio internacional.
Los aranceles
entre USA y la UE han estado entre el 3 y el 5% durante décadas. Es una
barbaridad que está cambiando y va a cambiar sustancialmente. Aunque algunos
magnates, como Elon Musk y los accionistas de Amazón o Apple, trabajen para que
los aranceles sean lo más cercano a cero. El primer ministro británico Keir
Starmer ha sido el primero en pactar pero con un arancel universal del 10% a
las exportaciones hacia EEUU y abriendo el mercado de Reino Unido a la carne de
vacuno. Al menos eso fue lo pactado en abril, cada mes las posiciones han
podido cambiar varias veces.
Es una de las
tácticas de Trump: cambios y giros del guion, crear incertidumbre constante. Lo
cual es malo para los mercados y la bolsa, los inversores quieren seguridad.
Las tácticas de Trump son propias de una economía de guerra, provocar miedo
entre la población -así protestará menos- o asustar con una guerra comercial
constante, sabiéndose el más fuerte en el enfrentamiento. Si la guerra
comercial no le sale bien pasará a la otra. A corto plazo es evidente que
provoca malestar e inflación en el mercado interior norteamericano. Y si la
economía va a peor la única forma de mantener apoyos es la guerra, los
llamamientos a unirse frente al enemigo exterior. No parece que esta vaya a ser
la vía, al menos por ahora. Pero de momento provoca miedo en todos los ámbitos,
ese es uno de sus objetivos.
Buscando
análisis críticos sobre el tema, alejados del discurso hegemónico del libre
comercio, he encontrado algún artículo y posicionamiento pero cuesta trabajo
encontrarlos. Algunos ya los he citado. El panorama simplista, descriptivo y
superficial contra los aranceles, es mayoritario, aplastante. Posturas críticas
al libre comercio son minoritarias y marginadas en los medios. Esperemos que
vayan a más.
Por ejemplo
está la postura de Ecologistas en Acción de Andalucía: “El confinamiento debido
a la COVID puso de manifiesto la vulnerabilidad que implica la orientación
exportadora y la dependencia de importaciones… Necesitamos superar el debate
entre liberalismo y proteccionismo económico con un nuevo modelo de producción
y comercio con justicia ecosocial donde los aranceles pueden ser útiles si nos
ayudan a relocalizar diversificando las producciones locales… la solución -a la
guerra comercial trumpista- no es una huida hacia delante buscando mercados
internacionales alternativos para profundizar la globalización económica con
sus nefastas consecuencias de desigualdad social y destrucción ambiental” (Aranceles,
¿una oportunidad para reorientar el modelo productivo agrario andaluz pasando
de la exportación a la Soberanía Alimentaria? • Ecologistas en Acción).
Efectivamente, la solución no está en más globalización o en una nueva
globalización económica total, mientras no exista en todo lo demás.
¿Estamos en un
cambio de ciclo o en el fin de la democracia como la entendemos?
Terminamos con
la opinión de Josep Ramoneda, un tanto pesimista y que abre debates para otros
análisis “¿En esta nueva etapa, la democracia seguirá siendo factible? Esa es
la cuestión de fondo ¿Qué significa que los acompañantes de Trump digan que su
libertad es incompatible con la democracia? ¿Debemos entender que la democracia
liberal es una etapa que corresponde a un periodo determinado y que ahora
entramos en otra fase en la que esa democracia está en fase de
extinción? … En el capitalismo industrial existía un espacio físico
en el que las partes se encontraban. Y eso ahora está difuminado … el señor
Elon Musk dispone de un poder que no había tenido ningún otro empresario en el
capitalismo” (https://www.eldiario.es/cultura/josep-ramoneda-elon-musk-dispone-no-habia-tenido-empresario-capitalismo-cat_128_11802598.html).
Sociólogo Pensamientos Talberich
1 Garcia–Rosales, C. y Penella, M. (2011): Palabras
para indignados. Madrid, Mandala Ediciones.
viernes, 30 de mayo de 2025
Esperando a EEUU en Palomares: el Gobierno rechaza otra vez limpiar las tierras contaminadas con plutonio
Esperando a EEUU en Palomares: el Gobierno rechaza otra vez limpiar las
tierras contaminadas con plutonio
Rebelion / España
30/05/2025
Fuentes: El Diario [Foto: La playa de Palomares]
El Ministerio de Transición Ecológica se opone a la última demanda de los
ecologistas y señala en un escrito que la limpieza es sólo “una alternativa
entre las posibles”
Casi sesenta años después de que
cuatro bombas termonucleares cayeran sobre Palomares (Almería) y
dos de ellas se abrieran liberando al aire nueve kilos de isótopos de plutonio
en forma de aerosoles, el Estado sostiene que no hay nada que hacer allí, salvo
vallar algunas hectáreas y dejar pasar los años. Hace tiempo que Ecologistas en
Acción cuestiona esta actitud pasiva, pero se ha vuelto a topar con un portazo:
el Abogado del Estado ha rechazado en la Audiencia Nacional que el Ministerio
para la Transición Ecológica esté obligado a recoger y tratar las tierras
contaminadas, tirando de una panoplia de motivos que van desde los puramente
procesales a la mera descalificación de los temores de los ecologistas, pasando
por una advertencia: no está claro que remover esas tierras sea mejor que
dejarlas tal cual.
Desde 2007 la
superficie contaminada está vallada para evitar el paso de despistados o
curiosos. Existe un programa de vigilancia radiológica para recoger muestras de
tierra, vegetales o animales y una misión europea ha visitado la zona en un par
de ocasiones, pero los ecologistas denuncian que no
es suficiente: creen que la radiactividad, que existe, excede el
perímetro del vallado, y califican el lugar de “instalación nuclear
clandestina”. Pretenden la ejecución de un Plan de Rehabilitación que no llegó
a aprobarse y sigue siendo parcialmente secreto, en el que se preveía el
tratamiento de 50.000 metros cúbicos, alrededor de cien hectáreas, y el
almacenamiento y traslado de los 6.000 m³ resultantes.
Ecologistas en
Acción lleva una década pleiteando para lograrlo. Su primera demanda fue rechazada en 2021 por la
Audiencia Nacional porque el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN)
no tenía competencias para limpiar nada. El Estado se pasaba la pelota de
ministerio a ministerio. En 2023 volvieron a la carga, apuntando al
Ministerio y esgrimiendo un nuevo artículo de la Ley de Energía Nuclear que,
según ellos, ampararía la extracción de la tierra con residuos nucleares y el
transporte hasta un almacén temporal.
Ahora, la
respuesta del Estado demuestra que sigue sin querer hacer nada y que hay un
elefante en la habitación: todo está marcado por la falta de voluntad de
Estados Unidos para llevarse la tierra contaminada. Esta es una perspectiva que
se acerca o se aleja en supuesta sincronía con quién mande, y que tras el
regreso de Donald Trump estaría más lejos. Lo cierto es que tampoco se culminó
durante los mandatos de Joe Biden o Barack Obama.
Un informe del
Gobierno de Estados Unidos al Senado de aquel país reconoció el año pasado
que Palomares “sigue sufriendo los
efectos” de la “contaminación residual”, que “supera los niveles” de
la normativa europea, pero no insta ninguna medida para intervenir. Y eso que
existe un Plan de Rehabilitación preparado desde 2010. Pasados 60 años, las
autoridades españolas dicen que no puede hacer nada, y ahora añaden que quizá
tampoco convenga hacerlo.
Ministerio: falta de amparo legal, “tergiversaciones” y “coste/beneficio”
Para el
Ministerio, las sospechas en torno a la situación radiológica en Palomares son
una exageración sin fundamento. En su escrito, el Abogado del Estado acusa con
virulencia a los ecologistas por sostener su petición de intervención en
“opiniones propias, tergiversación de fuentes legales y científicas” y
conclusiones propias para crear una “ficción”.
El Ministerio
sostiene que no hay ninguna norma que obligue a intervenir, puesto que no se
trata de un accidente nuclear ni una afección por actividades potencialmente
contaminantes. Sería sólo un lugar al que aplicar medidas de vigilancia y
control radiológico, suficientes al estar el nivel de dosis efectiva de
radiación (1 mSv/año) dentro de lo previsto. “Como lo califica de
”radiactividad perdurable“, el límite es muy alto”, protesta José Ignacio
Domínguez, abogado de Ecologistas en Acción: “Equivale a cuatro radiografías de
tórax cada semana, todas las semanas del año. ¿Y por eso hay que dejar la
radiactividad al aire libre? Sentaría un nefasto precedente para todo el que
tenga material radiactivo”.
El Estado
sostiene que el Plan de Rehabilitación que los ecologistas quieren aplicar es
papel mojado. Una mera propuesta que en su día manejó el CSN, pero sin valor
alguno. “Ni existe un Plan de Rehabilitación de Palomares, ni esa Propuesta
Preliminar que no fue aprobada tiene fuerza ejecutiva”, señala el escrito.
El último y
definitivo argumento de la Abogacía del Estado es que mejor no tocar las cosas
porque no se sabe qué puede pasar. “Podría ser contraproducente por resultar
del mismo mayor perjuicio que utilidad”, advierte el escrito del Ministerio,
que subraya que sólo se debe intervenir cuando haya un balance positivo
coste/beneficio, “incluidos los costes sociales”. La limpieza, escribe, es una “alternativa
entre las posibles”.
No se detallan
esos potenciales efectos perjudiciales de la limpieza, pero eso es algo que, se
supone, está contemplado por el Plan de Rehabilitación. “Está todo previsto. La
limpieza se haría dentro de unas carpas con presión negativa para que no salga
nada dentro. Es ahora cuando se están liberando partículas radiactivas”,
advierte Domínguez. Los conejos hacen madrigueras en
la tierra y los caracoles, que aquí se cocinan en salsa de almendras
o con tomate, son fabulosos bioacumuladores de plutonio.
Los ecologistas
ha pedido que se aporte el Plan, previa desclasificación, y que en el pleito
declare Carlos Sancho Llerandi, Jefe del Programa de Recuperación Radiológica
del CIEMAT. El Estado se opone.
Mayor actividad radiológica entre 2030 y 2033
La exposición
radiactiva en Palomares no es una paranoia ecologista. Las conclusiones del
Plan de Rehabilitación fueron reveladas parcialmente en la sentencia de la
Audiencia Nacional de 2021, y mostraban que el tiempo corre en contra. “En el
apartado de consideraciones finales [del Plan] se explica cómo por los plazos
de liberación de los isótopos debe afrontarse el Plan lo antes posible”,
advertían dos de los cinco magistrados, que emitieron un voto particular.
El motivo es
que entre 2030 y 2033 el isótopo de americio (241 Am) alcanzará su máxima
actividad radiológica debido a la desintegración de isótopos de plutonio. El
americio emite radiaciones de tipo gamma que generan riesgos muy superiores
para la salud. Los dos magistrados apelaban al “elemental principio de
precaución”: “El Estado español tiene la obligación de intervenir en las
situaciones de exposición perdurable, cuando sea conveniente y prudente para
preservar la salud de la población, y la conservación del medio ambiente”.
Tampoco la
Comisión Europea ha validado la situación en Palomares. Como desveló este
medio, la última misión de verificación, en 2019, requirió a España que informara
antes de 2022 de los avances para rehabilitar la zona, en línea con
el objetivo fijado ya desde la primera misión de 2010. España no lo ha hecho y
anunció que no lo haría, justificándolo en que la Comisión no es competente
para evaluar los avances del plan de rehabilitación de Palomares. La tajante
respuesta se envió sin firma, fecha, número de referencia o logo, pero aparecía
en las webs de la Comisión y del CSN.
De la Operación Flecha Rota al Proyecto Indalo
La propia
Historia acredita que los efectos sobre las personas de la radiactividad en
Palomares son una posibilidad cierta. Tras la caída de las bombas, provocada
por una colisión en vuelo entre un bombardero B-52 y un avión cisterna KC-135,
Estados Unidos envió un equipo de limpieza cuyo primer objetivo fue localizar
dos bombas extraviadas y el segundo, tapar lo que pasó. Se llevaron 1.000
metros cúbicos a las instalaciones nucleares en Savannah River, en Carolina del
Sur. El resto lo enterraron o lo dejaron tal cual: 103 hectáreas con residuos
radiactivos a unos 30 centímetros de profundidad. Se le llamó Operación Flecha
Rota.
En 2016 The
New York Times publicó documentos desclasificados que demostraban
que más de la mitad de quienes
participaron en la operación sufrieron algún tipo de cáncer. En
España, El Mundo desveló la alta tasa de
cáncer entre los guardias civiles que ayudaron a los
norteamericanos. También se supo décadas después que el Departamento de Energía
Nuclear de EEUU y la Junta de Energía Nuclear española aprovecharon para
estudiar el efecto de la exposición al material radiactivo de los lugareños,
que no sabían que eran conejillos de indias.
Fue el
“Proyecto Indalo”, dirigido por un personaje de novela y apodo definitivo: Mr.
Plutonium. Wright Haskell Langham, director de la división de Investigación
Biomédica del Laboratorio Nacional de Los Álamos, venía de intervenir en la
determinación de los límites legales de la toxicidad del plutonio en su país,
como documenta José Herrera en su investigación La experimentación
humana con plutonio en España. Génesis y desarrollo del “Proyecto Indalo”
(1966-2009), de la que este medio informó hace dos años.
“Fue un plan sistemático de experimentación de varias décadas. Nunca les
dijeron que vivían rodeados de plutonio en sus campos de labor, que era el
pilar casi único de su economía. Siempre que iban a Madrid les decían que no
había peligro ni motivo de preocuparse”, explicaba Herrera.
Ahora, la nueva
respuesta del Estado siembra dudas sobre la mera conveniencia de rehabilitar la
zona. “Hasta ahora ponían como disculpa que no podían limpiar porque los
americanos no se llevaban el plutonio y en España no hay un cementerio nuclear
apto. Pero ahora ya descaradamente dicen que no van a limpiar, una barbaridad”,
lamenta Domínguez.
También el CSN
esperaba una actuación: “Estos enterramientos no pueden denominarse como
almacenamientos ni determinarse que son definitivos, en tanto toda el área de
Palomares está pendiente de las acciones de remedio que se consideren
oportunas”, señala en una monografía incorporada el expediente.
Sesenta años
después del accidente, el Estado dice que puede que lo mejor sea dejarlo todo
como está, mientras sigue esperando en vano que Estados Unidos venga a recoger
lo que se le cayó de un bombardero.
#VagaGeneral29M #mazondimissió: Miles de personas toman las calles de València en defensa del empleo público y los derechos sociales
#VagaGeneral29M
#mazondimissió: Miles de personas toman las calles de València en defensa del
empleo público y los derechos sociales
30 de mayo de 2025
La ciudad de València se
convirtió este 29 de mayo en el epicentro de una masiva protesta en defensa del
trabajo digno y en contra de las políticas implementadas por el actual Gobierno
valenciano. Una multitudinaria manifestación, impulsada por sindicatos,
diversos colectivos sociales y ciudadanos, recorrió las calles del centro para
expresar un enérgico rechazo a los recortes sociales, demandar mejoras
sustanciales en las condiciones laborales y exigir una mayor inversión en los
servicios públicos esenciales.
La movilización, que
coincidió con una huelga general en el sector público valenciano, dejó imágenes
impactantes de unidad y firmeza, con miles de voces coreando consignas que
exigían la dimisión del presidente Carlos Mazón. El clamor unánime se centró en
la necesidad de empleo de calidad, un incremento significativo en la
financiación de la sanidad y la educación, y una rotunda oposición a las
reducciones presupuestarias que impactan directamente a los trabajadores del
ámbito público. Bajo el lema «Trabajo digno – Servicios públicos – Dimisión de
Mazón», los manifestantes alertaron sobre los posibles intentos de privatización
de servicios fundamentales, denunciaron la reducción salarial y el aumento de
la carga de trabajo en el sector público, y demandaron estabilidad laboral,
personal suficiente y mejores condiciones contractuales.
La protesta en las calles
amplificó el impacto de la huelga general, con piquetes informativos y bloqueos
simbólicos que marcaron la jornada desde la noche anterior. Durante el
recorrido, las críticas se dirigieron tanto a las instituciones autonómicas
como al sector empresarial privado, al que se acusó de fomentar la precariedad
laboral y la desigualdad social. Sin embargo, el principal foco de la
indignación se centró en el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, cuyo
nombre resonó repetidamente en las demandas de dimisión.
La manifestación del 29M
congregó a una amplia representación no solo de trabajadores públicos –
docentes, sanitarios, administrativos y profesionales de servicios sociales –
sino también de plataformas sociales, colectivos feministas, asociaciones
vecinales y organizaciones juveniles. Las pancartas exhibían mensajes en
defensa de los derechos laborales, pero también contra la violencia machista,
la represión a las minorías y la crisis de vivienda.
Desde los sindicatos
organizadores se denunciaron «ataques sin precedentes» a los derechos sociales,
advirtiendo sobre recortes drásticos en sanidad, educación y políticas de
inclusión, en un contexto de inflación y pérdida de poder adquisitivo. Los
líderes sindicales también lamentaron la falta de diálogo por parte de la
Generalitat con los representantes de los trabajadores y la supuesta afinidad
del Consell con sectores conservadores que, según denuncian, buscan debilitar
el tejido sindical y social. Los trabajadores públicos, por su parte,
insistieron en la necesidad de estabilidad laboral, salarios dignos y recursos
adecuados para garantizar servicios de calidad a la ciudadanía.
Más allá de las demandas
laborales específicas, la protesta tuvo una clara lectura política, con
referencias al deterioro democrático y a la regresión social. La consigna
«Mazón dimisión» se erigió como un lema central, evidenciando la profunda
desconexión entre el ejecutivo valenciano y una parte significativa de la
población trabajadora. Los convocantes subrayaron que esta manifestación no es
un evento aislado, sino el inicio de un ciclo de movilización ante la falta de
cambios en la gestión y las prioridades del Consell.
Tras la finalización de la
marcha, los sindicatos anunciaron que evaluarán nuevas acciones de protesta si
el gobierno valenciano no atiende sus exigencias, solicitando una reunión
urgente y advirtiendo sobre posibles huelgas sectoriales y la ampliación de las
movilizaciones a otros sectores afectados por recortes. El impacto a medio
plazo de esta jornada de huelga dependerá de la capacidad de presión sindical y
de la respuesta política del Gobierno valenciano, aunque ya ha dejado patente
una creciente contestación social que podría tener repercusiones políticas si
no se aborda mediante un diálogo social efectivo. La manifestación del 29 de
mayo en València se erige así como un contundente llamado colectivo en defensa
del trabajo digno, los servicios públicos y los derechos sociales, marcando un
punto de inflexión en la relación entre la sociedad valenciana y su gobierno.
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jueves, 29 de mayo de 2025
Detenido un alto cargo de Interior en el gobierno del PP que amenazó que si caía detrás de él irían Rajoy, Cospedal…
Detenido un alto cargo de Interior en el gobierno del
PP que amenazó que si caía detrás de él irían Rajoy, Cospedal…
Francisco Martínez, ex número 2 del ministerio del
Interior, tras el ministro Fernández Díaz ha sido detenido esta mañana
INSURGENTE.ORG /
29.05.2025
OPERACIÓN CATALUNYA
Agentes de Información han empezado el operativo esta
mañana a primera hora con el registro de la vivienda de Martínez y del hacker,
entre otros inmuebles. Martínez, alias «Paco» fue uno de los cerebros
de la operación Catalunya orquestada por la policía patriótica para
acabar con los líderes independentistas. Paco, mano derecha del exministro
Jorge Fernández Díaz, era una pieza clave como secretario de Interior y se
convirtió en uno de los principales interlocutores del excomisario José
Manuel Villarejo, tal como se demostraba en la serie que al Nacional se hizo
sobre los papeles secretos de la operación Catalunya.
KITCHEN
Francisco Martínez también está procesado por el
caso Kitchen por orquestar un operativo parapolicial para obtener una
información comprometida sobre la extresorer del PP, Luis Bárcenas, que podía
perjudicar quién era presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Villarejo
aseguraba en 2016 que Francisco Martínez, le tenía pánico porque estaba
convencido de que disponía de información sobre las actividades que habían
compartido y que esto lo podría llevar en la prisión.
Archivo:
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Mazón se sale con la suya, apoyado por Vox saca adelante los presupuestos. +++ [España. Sí señor, los buenos españoles (así como yo soy San Cristóbal, y al mismo tiempo, San José bendito), pero buenos, buenos de verdad, como son los dirigentes de VOX, esperanza salvadora de los trabajadores españoles, desde el punto de vista del moderno fascismo del siglo XXI al noble y leal servicio de una fracción de los grandes capitales, votan en Valencia contra los intereses de los españoles. ¡Como debe ser y olé, y arriba España y que viva La legión y la Guardia civil, y que viva el vino y las mujeres y tal!]
Mazón se
sale con la suya, apoyado por Vox saca adelante los presupuestos
INSURGENTE.ORG /
29.05.2025
Por 53 votos a 46 las Corts valencianas sacan adelante los presupuestos y aleja así la posibilidad de dimisión, tal y como exige buena parte de la sociedad valenciana tras su actucaión (con quedada en el Ventorrillo incluida) durante la Dana. Los votos de los parlamentarios de Vox fueron imprescindibles, el partido de extrema derecha consiguió en las negociaciones no pocas cosas.
Este artículo es
un extracto del texto de Ellen Meiskins Wood, «¿Qué es la agenda posmoderna?»,
en En defensa de la historia:Marxism and the Postmodern Agenda, eds. Ellen
Meiskins Wood y John Bellamy Foster (Monthly Review Press, 1997), 12-16.
Por un proyecto universal
El Viejo Topo
29 mayo, 2025
Este artículo
es un extracto del texto de Ellen Meiskins Wood, «¿Qué es la agenda
posmoderna?», en En defensa de
la historia:Marxism and
the Postmodern Agenda, eds. Ellen Meiskins Wood y John Bellamy
Foster (Monthly Review Press, 1997), 12-16.
¿QUÉ ES LA
AGENDA POSMODERNA?
Por Ellen
Meiskins Wood
Una de las
ironías del posmodernismo es que, al tiempo que abraza –o por lo menos se
rinde– al capitalismo, rechaza el «proyecto de la Ilustración», al que
responsabiliza de crímenes que más justamente deberían atribuirse al
capitalismo… Por supuesto, sería absurdo sostener que el capitalismo es
responsable de todos los males de la modernidad, o incluso negar los beneficios
materiales que a menudo lo han acompañado. Pero sería igualmente absurdo negar
los efectos destructivos asociados a los imperativos capitalistas de
autoexpansión, «productivismo», maximización de los beneficios y competencia.
Es difícil ver cómo estos efectos negativos proceden intrínsecamente de la
Ilustración. Como mínimo, debemos preguntarnos si un universalismo emancipador
equivale al expansionismo o imperialismo capitalista, y si los frutos de la
ciencia y la tecnología «occidentales» deben, por definición, servir a las
necesidades de la acumulación capitalista y a la destrucción de la naturaleza
que inevitablemente la acompaña.1
En cualquier
caso, vivimos un momento histórico que, más que ningún otro, exige un proyecto
universalista. Este es un momento histórico dominado por el capitalismo, el
sistema más universal que el mundo haya conocido jamás, tanto en el sentido de
que es global como en el de que penetra en todos los aspectos de la vida social
y el medio ambiente natural. Al abordar el capitalismo, la insistencia
posmodernista en que la realidad es fragmentaria y, por lo tanto, solo
accesible a «conocimientos» fragmentarios, resulta especialmente perversa e
incapacitante. La realidad social del capitalismo es «totalizadora» en grados y
formas sin precedentes. Su lógica de mercantilización, acumulación,
maximización de los beneficios y competencia impregna todo el orden social; y
la comprensión de este sistema «totalizador» requiere precisamente el tipo de
«conocimiento totalizador» que ofrece el marxismo y que rechazan los
posmodernistas.
La oposición al
sistema capitalista también nos obliga a recurrir a intereses y recursos que
unifican, en lugar de fragmentar, la lucha anticapitalista. En primer lugar, se
trata de los intereses y recursos de la clase, la fuerza más
universal capaz de unir las diversas luchas emancipadoras; pero, en última
instancia, estamos hablando de los intereses y recursos de nuestra humanidad
común, en la convicción de que, a pesar de nuestras diferencias manifiestas,
existen ciertas condiciones fundamentales e irreductibles comunes para el
bienestar y la realización humana que el capitalismo no puede satisfacer y el
socialismo sí.
Para la gente
de izquierda, y especialmente para una generación más joven de intelectuales y
estudiantes, el mayor atractivo del posmodernismo es su aparente apertura,
frente a los supuestos «cierres» de un sistema «totalizador» como el marxismo.
Pero esta pretensión de apertura es en gran medida espuria. El problema no es
solo que el posmodernismo representa un tipo de pluralismo intelectual que ha
socavado sus propios cimientos. Tampoco se trata simplemente de un eclecticismo
acrítico pero inofensivo. Hay algo más grave en juego. La «apertura» de los
conocimientos fragmentarios del posmodernismo y su énfasis en la «diferencia»
se consiguen a costa de cierres mucho más fundamentales. El posmodernismo es,
en su vertiente negativa, un sistema implacablemente «totalizante», que excluye
un amplio abanico de pensamiento crítico y políticas emancipadoras, y sus
cierres son definitivos y decisivos. Sus supuestos epistemológicos lo hacen
inaccesible a la crítica, tan inmune a ella como el dogma más rígido (¿cómo se
puede criticar un conjunto de ideas que a priori descarta la
práctica misma del argumento «racional»?). Y excluyen –no solo rechazando
dogmáticamente, sino también haciendo imposible– una comprensión sistemática de
nuestro momento histórico, una crítica global del capitalismo y prácticamente
cualquier acción eficaz.
Si el
posmodernismo nos dice algo, de forma distorsionada, sobre las condiciones del
capitalismo contemporáneo, el verdadero truco consiste en averiguar exactamente
cuáles son esas condiciones y hacia dónde vamos a partir de aquí. El truco, en
otras palabras, consiste en sugerir explicaciones históricas para estas
condiciones en lugar de simplemente someterse a ellas y entregarse a
adaptaciones ideológicas. El truco está en identificar los problemas reales a
los que las modas intelectuales actuales ofrecen soluciones falsas –o ninguna–
y, al hacerlo, desafiar los límites que imponen a la acción y la resistencia.
El truco está en responder a las condiciones actuales no como robots alegres (o
incluso miserables), sino como críticos…2
El mundo está
cada vez más poblado no por robots alegres, sino por seres humanos muy
enfadados. Tal y como están las cosas, hay muy pocos recursos intelectuales
disponibles para comprender ese enfado, y casi ninguno político (al menos en la
izquierda) para organizarlo. El posmodernismo actual, a pesar de su pesimismo
aparentemente derrotista, sigue arraigado en la «edad de oro del capitalismo».3 Es hora de dejar atrás ese legado y afrontar las
realidades actuales.
Notas
- Esto también plantea grandes interrogantes sobre la relación entre el
capitalismo y la Ilustración, que no hay espacio para discutir aquí. En «Modernidad,
posmodernidad o capitalismo?» [Monthly Review, julio-agosto
de 1996], intento esbozar algunas distinciones entre las condiciones
históricas que dieron lugar a la Ilustración y las que dieron lugar al
proceso de desarrollo capitalista.
- Sobre los «robots alegres», véase C. Wright Mills, The
Sociological Imagination(Oxford: Oxford University Press, 1955),
175.—Ed.
- En Eric Hobsbawm, The Age of Extremes: The Short Twentieth
Century, 1914–1991(Nueva York: Pantheon, 1995), 165–67. La «edad de
oro» (aproximadamente de 1947 a 1973) se encuentra entre la «edad de la catástrofe»
y el «derrumbe».