Las heridas del pasado serán heridas del futuro: seguirán
siempre abiertas. Pero al PP y Vox les da igual la historia. Eso dice Cervera,
y es una verdad fácilmente constatable. Quizás los que quieren ignorar la
historia querrían que se repitiera.
Vox, PP y la nueva Ley de
Memoria Democrática
El Viejo Topo
8 noviembre, 2022
Siempre estamos
con la misma canción: hay que olvidar ese pasado y cerrar sus heridas. Y ya
está. Ésa es la lección. Cuando en un Instituto de Enseñanza Secundaria se
llegue (si se llega) a ese periodo histórico, hay que saltárselo. Y a otra
cosa, mariposa. Y ojo con lo que se diga en las clases porque ahí estará la
vigilancia de algunas familias (sobre todo ahora, con la aprobación de la nueva
Ley y la negativa del PP y Vox a aceptarla)
para protestar si su prole llega a casa diciendo que en clase han dicho que la
guerra en España vino por un golpe de Estado contra la República. Y
que después de la guerra llegó la dictadura franquista, con sus cárceles y sus
miles de muertos y que muchos de esos muertos aún siguen en las cunetas o en
las fosas comunes que se están descubriendo todos los días para que sus
familias puedan descansar, aunque sea un poco y tan tarde, después de tanto
sufrimiento. Son años de angustia esperando ese momento. Y el silencio lo único
que hace –como escribía Mario Benedetti– es añadir más angustia a
la angustia de la espera interminable.
Ya sé que buena
parte del profesorado no se salta la realidad de los hechos históricos. También
sé que otra parte de ese profesorado sí que lo hace. He sido testigo de esa
anomalía en alguna ocasión. Una vez lo escuché en directo: “El profesorado ha
de ser neutral”. O sea, que si se habla en clase de que hubo un golpe de Estado
contra la legitimidad de la Segunda República, por ejemplo, es que
falla la neutralidad. Así que mejor callárselo. Lo que tiene que haber en la
enseñanza de la historia no es neutralidad ni gaitas. Lo que tiene que haber en
esa enseñanza es sólo una cosa: el rigor más exigente a la hora de contarla.
Los de Vox son
una plaga contra la memoria del sufrimiento. Ellos no
sufren. Al revés, quieren que vuelva la dictadura, hacen lo que pueden para que
las fosas comunes sigan cerradas a cal y canto. No les interesa que salgan los
nombres de los verdugos. Seguro que bastantes de esos nombres les resultan
conocidos. Y cercanos. Mejor el silencio, por lo tanto. Mejor las mentiras que
aseguran que Franco salvó a España de la «barbarie» republicana. Mejor seguir
contando que la dictadura franquista fue lo mejor que le ha pasado a España en
los últimos años de nuestra historia. Los únicos muertos buenos son los suyos.
A los demás que se los sigan comiendo los gusanos en sus tumbas, muchas de
ellas aún desconocidas. Menuda plaga. Digo de
¿Pero qué dice
el PP en estos asuntos? Pues que si gobierna, ya tiene dispuesta la derogación
de la Ley de Memoria Democrática y escrita su Ley de Concordia. Como
si la democracia estuviera contra la concordia. Son excusas de mal pagador. En
estos asuntos, dicen más o menos lo mismo que Vox. Que la historia se calle,
que sigamos con las mentiras. Lo acabamos de ver hace unos días en Teulada y
Alfafar, dos pueblos valencianos gobernados por el Partido Popular. En el
primero, el consistorio gobernado por el PP y dos concejales
exsocialistas había denegado la ayuda a un proyecto del alumnado de
Secundaria: un estudio sobre personas de la comarca alicantina de la Marina
Alta que sufrieron el horror de Mauthausen. El proyecto incluía la realización
de un viaje al campo nazi, también de un documental y la edición de un libro.
Después de negar la ayuda solicitada, han rectificado ante la avalancha
de críticas que cayeron sobre esa negativa. Una negativa que venía calcada
de la de Rajoy cuando presumió, orgulloso él, de que no había destinado un solo
euro de los presupuestos del Estado a la Memoria Histórica. El ilusionante
trabajo estudiantil lo había asumido el ejecutivo municipal de Benitatxell.
Cuando ha llegado la rectificación, ya se había perdido una subvención por
llegar la solicitud fuera de plazo. En todo caso, parece que al final la cosa
pinta bien y el consistorio en pleno ha aprobado respaldar el proyecto sobre
las personas de la comarca que sufrieron los horrores de Mauthausen. Desde la
propia alcaldía aseguran que no saben quién o quiénes del equipo de gobierno
negaron su apoyo en nombre del ejecutivo local. Todo líos. Con lo fácil que es
decir sí o no y dejar de marear la perdiz cuando se trata de algo que tenga que
ver con la Memoria Democrática.
Y muy cerquita
de València, en Alfafar, más de lo mismo. Una exposición, preparada por los
historiadores Joan Josep Baixauli y Josep Mª Tarazona sobre
la represión franquista en el pueblo, ha sido prohibida por el gobierno local
del PP. Finalmente, como pasara en Teulada, ha sido acogida por el ayuntamiento
de la vecina Benetússer. Y otra vez la cantinela de siempre para las excusas:
“queremos mirar al futuro cerrando heridas del pasado”. Las heridas del pasado
se cierran contándolas. Si no se cuentan seguirán donde siempre: en la
invisibilidad, en la más cruel de las inexistencias. Las heridas del
pasado serán heridas del futuro: seguirán siempre abiertas. Pero al PP y
Vox les da igual la historia, el derecho al duelo que nos exige una memoria
machacada, el sufrimiento de quienes no son los suyos. Sólo quieren que las
heridas del pasado sigan abiertas, que las víctimas del
franquismo sigan silenciadas, que la victoria de los suyos en 1939
siga siendo la misma victoria tantos años después de aquel horror, que no
salgan a la luz pública los nombres de los asesinos. Lo tienen bien claro y lo
dicen bien claro: ellos ganaron la guerra y la van a seguir ganando por mucha
Ley de Memoria que apruebe la propia democracia. Entre dictadura y
democracia no tienen ninguna duda: dictadura.
Entre la
palabra y el silencio también lo tienen claro. Eligen el silencio. Los versos de
la inmensa Paca Aguirre: “Callar. No decir lo que abrasa”. Y lo que
les abrasa, al PP y a Vox, es la verdad. Esa palabra les quema en la garganta.
La única historia que les interesa que se cuente es la que a ellos les gusta,
aunque esté llena de mentiras. Sólo con gritar emocionados “¡Viva Franco!”
tienen bastante. Ese grito resume la historia que les gustaría que se contara
en las escuelas. Sólo ese grito. Sólo.
Fuente: Infolibre.
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