Pues sí, personaje
histórico sí que fue. Y asesino también. Después de la guerra, cosa que parece
haberse olvidado, llovieron los muertos. Asesinados. Los paseos, las fosas
comunes. El miedo. Las tapias de los cementerios… Y no vamos a olvidarlo.
Franco, un personaje histórico
El Viejo Topo
4 mayo, 2024
Se llama Elisa Núñez y es consellera de Justicia e Interior del gobierno valenciano. Es de Vox. En mi tierra no se durmieron PP y Vox para pactar el gobierno de coalición después de las elecciones del 28M. En un plisplás se pusieron de acuerdo. Ningún problema. ¿Por qué habría de haberlos? Vienen del mismo sitio, se alimentan uno del otro como hermanos que saben de una lealtad inquebrantable, tienen la misma mirada hacia el pasado aunque el PP se vista obligadamente, algunas veces, con la seda de mona democrática.
Hace unos días,
la consellera Elisa Núñez dijo: “Francisco Franco es un personaje
histórico. No puedo decir nada más”. Un rato más tarde sí que dijo algo más:
que fue un dictador. Y punto. Todos contentos. El mismo presidente
de la Generalitat, Carlos Mazón, del PP, salió a la palestra para
aclarar lo que pensaba, como había hecho unos días antes: el franquismo
fue una dictadura. Aplausos de la feligresía y a otra cosa, mariposa. Flipo
al ver la facilidad con la que nos conformamos cuando nos enfrentamos al
lenguaje. Flipo de verdad. Dicen la consellera de Vox y el presidente del PP
que Franco fue un dictador y lo suyo una dictadura, y aquí paz y allá
gloria. Punto final del debate.
Los dos
personajes pasan ya al lado de la decencia democrática. Nada
sospechosos de amarrarse al franquismo como una lapa, pedigrí de demócratas de
toda la vida, intachable huella dactilar en su currículum político e
ideológico. Flipo, de verdad que flipo. Qué fácil lo tienen la derecha
y la extrema derecha para salir airosas de un asunto tan complejo como la
manera en que nos enfrentamos al pasado, en cómo gestionamos ese
enfrentamiento, en la cara que ponemos cada cual cuando una paletada de tierra
levanta en una fosa común casi cien años de vergüenza democrática. Llegan Mazón
y Núñez, dicen que lo que hubo casi 40 años atrás fue una dictadura y a
bailar agarradas derechas e izquierdas Only you, como si los
Platters no hiciera ya siglo y medio o más que desaparecieron del mapa.
“Vivimos tiempos
inhabitables, tiempos contradictorios y atrevidos, donde el escarnio
ostenta sus pantuflas, ahíto de osadía e impudicia”, escribe Paca
Aguirre en uno de sus poemas inmortales. En eso se empeñan el PP y
Vox, también cuando hablan o callan de lo que fue el pasado en este país al que
están convirtiendo cada vez más en más inhabitable. Decir sólo que el
franquismo fue una dictadura no significa nada, absolutamente nada.
Lo dicen Mazón y Núñez, luego se cepillan bien fuerte los dientes, hacen
gárgaras con un elixir bucal, sueltan la espuma sobre el agujero del desagüe y
se van juntos a celebrar la victoria del franquismo una vez más en esta
democracia. Se dicen entre ellos a risotada limpia: «¿No era eso lo que
querían que dijésemos?, pues ya lo hemos dicho, se han quedado contentos y
nosotros a lo nuestro».
Y es
precisamente en eso, en ese “a lo nuestro”, donde está la esencia
de lo que piensan del pasado. Y lo que piensan no es otra cosa que lo evidente
desde que el franquismo más listo se convirtió en la UCD y
luego en una mezcla con AP de la que saldría un PP que nunca
ha renunciado a sus raíces franquistas. Cuando Carlos
Mazón dice que el franquismo fue una dictadura no está diciendo nada porque
sabe que lo que piensa de verdad lo llevarán a cabo los socios
de extrema derecha en su gobierno. Que él y su vicepresidente de Vox, el torero
franquista Vicente Barrera, piensan lo mismo sobre la justicia que
se merecen las víctimas de la dictadura no hay ninguna duda. Y
es ahí donde reconocer que el franquismo fue una dictadura se queda corto.
Lo que podrían
haber añadido el presidente y su consellera de Justicia e Interior es muy
claro. Yo les pongo aquí el añadido que aclararía un poco más lo que se niegan
a decir porque sólo pensarlo les provoca sarpullidos: el franquismo fue
una de las dictaduras más crueles del horror contemporáneo, una dictadura que
asesinó sin que pudieran defenderse en un juicio a miles y miles de personas,
que amontonó a esas personas como a perros muertos en fosas que todavía hoy
sufren su silencio desde que uno de sus presidentes, Mariano Rajoy, decidió
no destinar un solo euro de los presupuestos generales del Estado a las
exhumaciones. Podrían decir también, Mazón y los suyos, que la guerra no fue
necesaria para, según ellos, salvar España del caos republicano, sino que llegó
después de un golpe de Estado contra los avances democráticos que estaba
suponiendo la Segunda República.
Pero claro, que
asuman las derechas esos añadidos que les digo es imposible. Porque, en
realidad, a lo que le tienen miedo las derechas no es al pasado sino al presente.
Porque saben que delante o detrás de un asesinato hay un asesino. Porque saben
que si salen a la luz los nombres de las víctimas, han de salir igualmente
los nombres de los verdugos. Ya sé que a lo mejor hablamos
mucho del pasado cuando hay asuntos que están descalabrando lo que ahora nos
pasa. Pero es que también creo que el pasado, como decía William Faulkner, no
ha pasado, que venimos de sitios anteriores, que somos una mezcla de
tiempos y de gentes, que vivir como si la vida naciera ahora mismo sería
como ir creciendo a medias, como surgidos de una amputación injusta que nos
convertiría en seres deformes corazón adentro, que si convertimos la historia
en una mentira, también será una mentira la memoria y un
triste paisaje de muertos en vida sus protagonistas.
Cuando el
presidente del gobierno valenciano y una de sus conselleras dicen a secas que
el franquismo fue una dictadura están ocultando lo que fue de verdad esa
dictadura. Y es a esa verdad a lo que le tienen miedo. Porque
si hubieran leído a Joyce Carol Oates igual habrían retenido
estas palabras suyas: “Porque yo creo en la verdad, aunque duela.
Especialmente, si duele”. Y lo que menos quieren el PP y Vox es buscar y
defender la verdad de un tiempo sometido a la devastación como fue el de la
dictadura franquista. Y digo ninguno de los dos porque en lo que se refiere a
la Memoria Democrática seguirán siendo firmes defensores del
franquismo, unas veces con la boca pequeña y otras a galope legionario. Pero,
en resumidas cuentas, defensores de la dictadura. Aunque se quieran revestir,
como hacen en algunas ocasiones, con la seda de la mona democrática. Tanto el
PP como Vox piensan lo mismo de Francisco Franco: que fue un personaje
histórico. Hasta ahí llegan. Sólo hasta ahí. ¡Qué vergüenza, dios, qué
vergüenza!
Fuente: infoLibre.
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