LA GUERRA SE COLÓ EN LAS ELECCIONES Y LA OTAN EN LA PAPELETA
Rebelión
Público.es
24.11.2015
La vía
militarista ha cosechado un estrepitoso fracaso en la lucha contra el
terrorismo y, sin embargo, se anuncia como el “arma” política determinante de
los próximos tiempos. Vía que supone un regalo para el Daesh –pues eleva a los
terroristas en el rango de la violencia, dándoles la categoría militar- y le
refuerza en su línea política, asesina, pero política. Y lo que es peor, no
erradica los males de fondo: los agravios seculares que han sufrido los pueblos
que suponen un excelente caldo de cultivo para una orientación filosófica
revanchista, sectaria y excluyente.
La militar es
una opción que lejos de solucionar problema alguno puede acarrear un
agravamiento de los existentes en un contexto internacional inestable, plagado
de equilibrios geopolíticos precarios, minado por una crisis económica larvada
y al borde de un abismo climático de consecuencias desconocidas que pueden
derivar en una agudización de los múltiples focos de conflicto armado presentes
con alto riesgo de internacionalización futura de los enfrentamientos.
¿Catastrofismo? No. Puro realismo a la luz de la experiencias habidas.
Hollande está
intentando, con políticas propias del Frente Nacional de Le Pen, sacar rédito
electoral al dolor humano. No en vano en su agenda tiene presente las
elecciones regionales del 9 de diciembre en las que su partido, antes de la
noche trágica, tenía unas perspectivas catastróficas.
Y ha dado un
paso más este nuevo “general en jefe” capaz de aliarse con Putin el gran aliado
de Bashar al-Asad –su gran enemigo en el país-: llamar a participar en la nueva
cruzada a los gobernantes europeos. De nuevo tristemente se pueden hacer
realidad las palabras de otro francés, el poeta Paul Valéry, cuando dijo que “la
guerra es una masacre de personas que no se conocen, en beneficio de personas
que se conocen pero no se masacran”.
Y en ese
momento entra en escena nuestro Mariano Rajoy que pese a los desmentidos, está
estudiando, la posibilidad de aliviar la carga militar francesa en Mali y
República Centroafricana. Posición que, de llevarse adelante, supondría una
sibilina manera –muy propia de Mariano Rajoy- de entrar en guerra sin entrar en
guerra, o sea, entrar en la guerra por la puerta de servicio. Y ello sin
necesidad, a no ser que se lo pidan de “arriba”, de aplicar ni el artículo 5
del Tratado de la OTAN ni el 42.7 de los tratados comunitarios que contemplan
la ayuda militar a prestar a los socios.
El pacto anti
terrorista, al igual que la cerrada postura anti catalana, y ahora los aires bélicos
han insuflado nuevos dividendos electorales, mucho más palpables que la
clandestina e inasible recuperación económica, al presidente del Gobierno
español ante la cita con las urnas del 20-D. De pronto el anodino Rajoy se ha
erigido en un hombre de estado a la vanguardia de una nueva alianza patriótica
(centralista, occidental y cristiana, por supuesto). Vaya regalo ha recibido a
pocos días de los comicios. La guerra se ha colado en las elecciones generales
al Congreso de Diputados.
Manuel Garí. Ex
portavoz de la Comisión Anti Otan y miembro de Podemos
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