(¡Salud! Pero que digo yo, a ver si vamos dejando de derrochar bienes que no producen Majestades, que en España hay cientos de miles de fieles súbditos que no tienen para comer, a pesar de haber producido esos bienes que con tanto caché derrochan Sus Majestades. No sé si me explico)
En España, reserva espiritual de Occidente en tiempos de Franco, y muy amada hoy por Su Majestad (la Suya, no la mía) Don Juan Carlos I hay mas de cuatro millones de parados, de los cuales un millón de ellos no tienen ningún tipo de ingresos, y a este millón de personas que no reciben ingresos habría que sumar los millones de pobres que había en la amada patria del Rey antes de esto que llaman crisis financiera, que en realidad constituye la última evidencia de que el modo de producción capitalista es un modo de producción sobrepasado por la historia y que no tiene solución posible[1].
La amada patria del Rey también la es de Zapatero, Rajoy, Botín, Zaplana, Mayor Oreja, Abel Matutes, Manuel Fraga, Felipe González, Federico Trillo, Ruiz Gallardón, Aznar, etc.
El amor de todos ellos por la patria no se discute aquí, lo que ocurre es que ninguno de ellos ni come ni vive ni se enriquece en base a su amor profesado por la patria, sino por la parte de la riqueza creada por los trabajadores de la que ellos se apropian en forma de dinero. Y esto es lo que hay que discutir, por qué los trabajadores que con su trabajo crean cuanta riqueza existe, en el mejor de los casos, cuando el sistema funciona bien, disfrutan de una mínima parte de la riqueza que ellos crean, y cuando no funciona bien el sistema como ahora, no tienen ni lo más elemental para la subsistencia material.
Iñaqui Urdangarín, duque de no sé qué o cual, yerno de Su Majestad (la Suya, no la mía), y supongo que otro de los amatorios de la patria, ha encontrado trabajo el hombre en los Estados Unidos de América, y junto a su esposa y sus cinco retoños se va a vivir a una lujosa residencia de Washington, donde sus cinco retoñillos iran también a un carisimo colegio, ¡Faltaría más!, posiblemente donde van las niñas de Su Santidad Obama, rey de reyes, al Sidwell Friends Scholl.
El duque Iñaqui Urdangarín va a trabajar para Teléfónica, una compañía rentable del Estado Español, de los españoles no de la patria, puesta en manos de unos parásitos sociales para que se enriquecieran más, como Presidente de la Comisión de Asuntos Públicos de Telefónica Latinoamericana.
Esto que constituye sin ninguna duda una inmoralidad, igual que la del Rey matando búfalos borrachos y osos en países de Europa Oriental, donde tiene previsto unos viajes próximamente, no debe ser tratado desde un punto de vista moral. Inmoral ya lo es, al igual que lo es la monarquía en sí misma.
La cuestión a dilucidar es analizar los procedimientos políticos, económicos e ideológicos que hacen posible que los que crean la riqueza no tienen siquiera para cubrir sus necesidades materiales de subsistencia, en tanto que una minoría sin trabajar y sin aportar nada positivo a la sociedad, se hacen los amos del mundo disfrutando la riqueza que ellos no han creado, dejando a sus vez a toda su prole en condiciones de seguir disfrutando de la riqueza que tampoco han creado. Esta es la cuestión.
*
[1] A la socialización de la producción (y no globalización, término engañoso que no explica nada) como consecuencia de la división social del trabajo y del desarrollo de las técnicas productivas, le corresponde un sistema político también socializado, esto es democrático, donde los agentes productivos tengan la primera palabra en la organización social y política de las diferentes sociedades.
Hoy tenemos diferentes sistemas de ficciones democráticas (el individuo no decide ninguno de los asuntos que determinan su existencia) en los que una minoría, por ejemplo, eso que llaman el grupo G-20, deciden y determinan las condiciones de vida de miles de millones de personas.
En España, reserva espiritual de Occidente en tiempos de Franco, y muy amada hoy por Su Majestad (la Suya, no la mía) Don Juan Carlos I hay mas de cuatro millones de parados, de los cuales un millón de ellos no tienen ningún tipo de ingresos, y a este millón de personas que no reciben ingresos habría que sumar los millones de pobres que había en la amada patria del Rey antes de esto que llaman crisis financiera, que en realidad constituye la última evidencia de que el modo de producción capitalista es un modo de producción sobrepasado por la historia y que no tiene solución posible[1].
La amada patria del Rey también la es de Zapatero, Rajoy, Botín, Zaplana, Mayor Oreja, Abel Matutes, Manuel Fraga, Felipe González, Federico Trillo, Ruiz Gallardón, Aznar, etc.
El amor de todos ellos por la patria no se discute aquí, lo que ocurre es que ninguno de ellos ni come ni vive ni se enriquece en base a su amor profesado por la patria, sino por la parte de la riqueza creada por los trabajadores de la que ellos se apropian en forma de dinero. Y esto es lo que hay que discutir, por qué los trabajadores que con su trabajo crean cuanta riqueza existe, en el mejor de los casos, cuando el sistema funciona bien, disfrutan de una mínima parte de la riqueza que ellos crean, y cuando no funciona bien el sistema como ahora, no tienen ni lo más elemental para la subsistencia material.
Iñaqui Urdangarín, duque de no sé qué o cual, yerno de Su Majestad (la Suya, no la mía), y supongo que otro de los amatorios de la patria, ha encontrado trabajo el hombre en los Estados Unidos de América, y junto a su esposa y sus cinco retoños se va a vivir a una lujosa residencia de Washington, donde sus cinco retoñillos iran también a un carisimo colegio, ¡Faltaría más!, posiblemente donde van las niñas de Su Santidad Obama, rey de reyes, al Sidwell Friends Scholl.
El duque Iñaqui Urdangarín va a trabajar para Teléfónica, una compañía rentable del Estado Español, de los españoles no de la patria, puesta en manos de unos parásitos sociales para que se enriquecieran más, como Presidente de la Comisión de Asuntos Públicos de Telefónica Latinoamericana.
Esto que constituye sin ninguna duda una inmoralidad, igual que la del Rey matando búfalos borrachos y osos en países de Europa Oriental, donde tiene previsto unos viajes próximamente, no debe ser tratado desde un punto de vista moral. Inmoral ya lo es, al igual que lo es la monarquía en sí misma.
La cuestión a dilucidar es analizar los procedimientos políticos, económicos e ideológicos que hacen posible que los que crean la riqueza no tienen siquiera para cubrir sus necesidades materiales de subsistencia, en tanto que una minoría sin trabajar y sin aportar nada positivo a la sociedad, se hacen los amos del mundo disfrutando la riqueza que ellos no han creado, dejando a sus vez a toda su prole en condiciones de seguir disfrutando de la riqueza que tampoco han creado. Esta es la cuestión.
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[1] A la socialización de la producción (y no globalización, término engañoso que no explica nada) como consecuencia de la división social del trabajo y del desarrollo de las técnicas productivas, le corresponde un sistema político también socializado, esto es democrático, donde los agentes productivos tengan la primera palabra en la organización social y política de las diferentes sociedades.
Hoy tenemos diferentes sistemas de ficciones democráticas (el individuo no decide ninguno de los asuntos que determinan su existencia) en los que una minoría, por ejemplo, eso que llaman el grupo G-20, deciden y determinan las condiciones de vida de miles de millones de personas.
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