España electoral (I)
Formas de Gobierno
24.04.2019
El significado último de unas elecciones generales son las distintas formas de gobierno que nos proponen los partidos candidatos. Es evidente que no es lo mismo la propuesta de gobernanza de Vox que la de Unidas Podemos. Ni tampoco lo son las propuestas de PP, Ciudadanos y del PSOE. Ni siquiera lo son las del PP, Ciudadanos y Vox entre sí –aunque se parezcan como hermanos mellizos-, ni lo son la del PSOE y la de Unidas Podemos, que aún debieran diferenciarse más.
Todas las propuestas, no les queda más
remedio hoy por hoy, se envuelven en el significante del concepto de
Democracia. Pero unas propuestas son más democráticas que otras.
Algunas, claramente antidemocrática, autoritarias, o de la cosmovisión
neoliberal neofascista.
La democracia española
El “Democracy Index” de The Economist sitúa a España como una de las 20 democracias plenas del mundo. ¿ Qué entiende por Democracia The Economist?
Para realizar su clasificación, se basa en factores como el proceso
electoral, pluralismo político, libertades civiles, funcionamiento del
Gobierno y participación política. Hoy por hoy, si estos conceptos no se
explicitan con claridad y en profundidad, sólo son lemas publicitarios
–propaganda política pasada por el marketing comercial-, del
neoliberalismo salvaje que defiende The Economist.
Ciertamente, todas esas premisas se pueden encontrar explicitadas en el
planteamiento político español. Otra cuestión es su práctica cotidiana
en una sociedad completamente mediatizada por los grandes poderes
económicos, verdaderos detentadores de la voluntad y la realidad
política nacional e internacional.
Analizando la premisa de funcionamiento del Gobierno,
¿se puede considerar democrático un país en el cual el Gobierno del PP,
al menos, encabezaba la dirección del partido considerado por los
jueces como una organización para delinquir?
¿Se puede
considerar una democracia un país cuyo Gobierno ha utilizado el
Ministerio de Interior para intereses partidistas? [1]
¿Se
puede considerar una democracia cuyos dos principales partidos, PP y
PSOE, han legislado siempre en pro de intereses particulares contra los
sociales?
¿Se puede considerar democrático un país en el que
los medios dominantes de comunicación están controlados por los grandes
poderes económicos y han colaborado con su hacer mediático en la
corrupción sociológica del país?
Evidentemente se puede
considerar positivo el pluralismo partidista. Siempre que se consideren
partidos distintos PP, Ciudadanos y Vox, entre otros, y no facciones de
los mismos intereses económicos.
P or mucho que nos martilleen
con ello los protagonistas, aún vivos e interesados, de la Transición,
en España nunca ha existido un Estado, una Sociedad democrática más que
en sus formas. Nunca ha sido la voluntad del pueblo español la que ha
gobernado la nación. El Estado franquista evolucionó en una perfecta
performance hasta el actual estado democrático poniendo en práctica las premisas que señala The Economist. Una
performance en la que han colaborado los franquistas, sus herederos
políticos, muchos socialistas, algunos comunistas, y, sobre todo, los
llamados poderes fácticos.
Lo que llamamos Poderes Fácticos gobernaron y gobiernan por nosotros. Si bien, durante estos cuarenta años, los tales Poderes Fácticos han evolucionado adaptándose a los tiempos globalistas que nos toca vivir.
Los poderes fácticos
Aunque son invisibles, no por eso son menos reales.[2]
Ejército
Es evidente que el poder fáctico innegable del Ejército no es el mismo
que el del Ejército franquista de la Transición. Aunque aún den
coletazos como un pez moribundo algunos de sus miembros fieles al
franquismo. Muchos de los militares en activo han sido educados/formados
ideológicamente en el espíritu franquista, aunque han sufrido un
aggiornamento a los tiempos otanistas que viven. La OTAN, una
organización belicista, imperialista y terrorista, cuya finalidad
primordial es defender los intereses de las grandes corporaciones
multinacionales de EEUU y la UE.[3] La Iglesia Católica
El poder de la Iglesia Católica no se muestra tan abiertamente
totalitario e inquisitorial como en tiempos del Dictador. Sin embargo,
la gran mayoría de la jerarquía y sus partidarios evidencian su
pretensión de imponernos a todos los españoles su ideario, manifestando
continuamente su apoyo a las propuestas de los partidos más
neoliberales, o incluso fascistas como Vox. Forma parte, por otro lado,
de la corrupción económica y social en que se sustenta la derecha
sociológica española. Se torna dolorosamente anticristiana –Que como yo os he amado, así también os améis unos a otros,
Juan, 13, 24- con sus formas de rechazo a medidas socialmente aceptadas
como el divorcio, la eutanasia, el aborto, leyes contra la
discriminación sexual, a favor de la discriminación sexual y económica
en las escuelas. Nunca se manifiestan tan agresivamente contra la
pobreza, la injustica laboral, las carencias en la educación y la
sanidad públicas, la mala e injusta aplicación de la ley de Dependencia,
los encarcelamientos injustos [4], las muertes en las cárceles, el
feminicidio, y tantas injusticias más. No parece importarles mucho el
sufrimiento de los ciudadanos comunes.
Cierto es que en cualquier sociedad hay cristianos hasta entre los ateos, e incluso entre los católicos españoles.
El Poder económico
Del poder fáctico económico de los grandes capitales nacionales e
internacionales, sólo con decir que son quienes realmente gobiernan
desde las sombras más abyectas de la corrupción moral, está todo dicho
en una sociedad tan evidentemente injusta como la española. Comprobar
cómo la prensa nacional e internacional no alza la voz contra el rescate
de una banca claramente corsaria, al tiempo que –los grandes grupos
mediáticos- están contra la sanidad y la educación públicas, están
contra las pensiones públicas y a favor de las privadas, la protección
de los grandes defraudadores y el desmantelamiento del sistema de la
Fiscalidad pro-estatal. Sólo hay que seguir la legislación de los
sucesivos gobiernos estatales, y hasta muchos autonómicos, cuya
preferencia ha sido y es la preservación y aumento de los privilegios de
los grandes capitales. Recolectando las migajas de los beneficios los
subordinados partidos gobernantes. El aumento de la brecha económica
entre las grandes fortunas y el resto de clases, incluso esas clases
medias que simula defender el diario El País, sigue aumentando. Ver el artículo de Rosa Guevara Landa, “Las 'clases medias' (y las menos medias) en un editorial de El País”.[5]
La principal herramienta ideológica de este poder económico son los grandes grupos mediáticos, de los que son dueños.[6]
Notas:
[1] Rosa María Artal, “Watergate contra Podemos”,
[2] José Cavero, poderes fácticos en la democracia, Espasa Calpe, 1990
[3] Entre otros: Daniele Ganser, Los ejércitos secretos de la OTAN: la Operación Gladio y el terrorismo en Europa occidental, El Viejo Topo, 2010
[4] César Manzanos Bilbao, “Víctimas mortales de la cárcel”,
[5] Rosa Guevara Landa, “Las 'clases medias' (y las menos medias) en un editorial de El País”.
[6] "El
74,8 por ciento de los periodistas cede a las presiones ante el "miedo"
y las "represalias" a ser despedido o relegado en la asignación de
trabajos, principalmente los autónomos, y un 57,2 % de los profesionales
de los medios reconoce que se autocensura". Agencia EFE, “Periodismo Informe. El 75 % de los periodistas cede a las "presiones" y el 57 % se autocensura”, 15 dic. 2016, https://www.efe.com/efe/ espana/sociedad/el-75-de-los- periodistas-cede-a-las- presiones-y-57-se-autocensura/ 10004-3125682
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