(Foto. EFE. El Rey enchufante, con el enchufador Arturo Fernandez)
Su Majestad, no la mía, sino la Suya, Don Juan Carlos I, Rey de España, ciertamente no es un ejemplo de buen tirador en la matancia de elefantes, porque a razón de site tiros por trompa ya me contarán ustedes (¡y anda que son chicos los elefantes!). Como filósofo, hombre de ciencias o letras, lo vamos a dejar en virgen, puesto que no se le conoce obra filosófica ni nada que se le parezca. En lo tocante a la moralidad más nos vale no tocalla ni menealla no sea que empecemos por joder la cosa antes de empezar.
Al Rey lo que le va es el barro, porque el Rey es muy campechano y muy popualr, no sé si lo sabían ustedes, y dentro del barrizal se desembuelve como un marrano en charco en la cosa de enchufe, por donde se podría inferir que a su majestad el oficio de electricista para ganarse la vida le habria ido de perlas, y a nosotros también.
Enchufó a su yerno Urdangarín en Telefónica en New Yor, ahí es nada. Y esto yo si lo entiendo muy bien, porque Urdangarín necesitaba salir corriendo de la Guardia Civil a toda leche, porque es ley natural, dentro de la delincuencia, el poner cuanta mas tierra de por medio mejor, entre el lugar del delito y el cuerpo del delinciuente, así que muy bien por el Rey ayudando a su yerno a escapar de la justicia.
Y esto no me lo vayan a mal interpretar, porque el Rey y yo carne y uña, pero con más uña que carne, y digo que no me lo vayan a interpretar mal creyendo que el Rey ayudó a su yerno a suerte y verdad, a lo que saliera, al buen tum, tum, que si pensaran eso se equivocarían de medio a medio, que el Rey es muy consciente de lo que hace y sabe muy bien lo que se hace (que luego nos vayamos enterando de las charranadas que hace, eso ya es otra cosa), que si enchufó a su yerno es porque ya le tenía tomado el gustillo a eso del enchufe y le resultó bien.
Pero no me crean a mi, que lo reconozco, es tanta mi devoción por la cosa coronaria, por esto de las coronas y los reyes, que a poca ocasión que tenga se me hacen los dedos huespedes y no me salen más que ladrillazos contra las coronas y los coronarios, eso sí, siempre con mi más tierno afecto. Crean, si es que lo quieren creer a lo que dicen otros, como por ejemplo, José L. Lobo, que dice, lean por favor:
" Las excelentes relaciones que el Rey mantiene con Arturo Fernández, dueño del grupo empresarial Arturo Cantoblanco, y los favores prestados por éste a Don Juan Carlos, han acabado abriendo las puertas de La Zarzuela al también presidente de la patronal madrileña (CEIM) y vicepresidente de la CEOE. El monarca pidió incluso a Fernández que colocara en su empresa al antiguo jefe de su Cuarto Militar, el almirante Antonio González-Aller, y que diese trabajo en la CEIM a su ex subdirector de Comunicación, el periodista Jordi Gutiérrez. Ambos trabajan ahora a las órdenes de Fernández." (EL CONFIDENCIAL.COM 02.07.2010)
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