Robert Weil Rebelión.
Traducido para Rebelión por Sebastián Risau
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=37814 1 of 14 26/9/2006 07:51
La mayoría de ellos tienen hasta miedo de reunirse y discutir de esta manera; esto fue manifestado más de una vez por los trabajadores más viejos.
En parte es por esta razón que aquellos que aún se dedican a la lucha por el socialismo han encontrado otras maneras de transmitir su conciencia y su experiencia: usando formas culturales, y no sólo económicas y políticas, para mantener vivo el legado de la revolución y pasarlo a las nuevas generaciones. En una esquina del parque que visitamos dentro del distrito obrero en Zhengzhou, los trabajadores y sus familias se reúnen cada noche para entonar las viejas canciones revolucionarias. La noche de un día laborable que estuvimos allí, cien personas o más (desde viejos jubilados hasta
adolescentes e incluso niños) tomaron parte cantando animadamente acompañados
por un grupo de músicos, dirigidos por un dinámico director. Se nos dijo que durante los fines de semana es frecuente que haya muchísima mas gente», llegando casi al millar de personas. Como lo expresó uno de los trabajadores que nos llevó a ese parque: El sentido político de estos cantos es mostrar nuestra oposición al Partido Comunista (a lo que se ha convertido) y usar a Mao para enfrentarlo y despertar conciencias.
El mismo espíritu histórico permea también las luchas prácticas en la ciudad. Cuando comenzó la huelga de la papelera en 2000, que aún sirve de modelo a las resistencias a las privatizaciones en esta área, los obreros usaron métodos de la Revolución Cultural, según un activista, sacando a los administradores, tomando la fábrica, evitando que las máquinas fueran retiradas, y estableciendo el control obrero. Después de muchas vueltas, parte de la fábrica continúa en manos de los trabajadores, pero está aún está luchando para sobrevivir, no sólo en la economía de mercado sino también contra los intentos del gobierno de debilitarla económicamente. Como explicó su líder, después de estar en prisión, esta forma especifica de lucha fue adoptada porque los principios de la Comuna de París vivirán por siempre . En la huelga de la fábrica de equipamiento eléctrico pudo verse una similar perspectiva histórica de izquierda, ya que no de los eslóganes era los trabajadores quieren producir y vivir , pero también se colgó un cartel que decía Defendamos continuamente el pensamiento de Mao Tse-Tung . Otras acciones de los trabajadores adoptan formas aún más abiertamente políticas.
El mismo año de la toma de la papelera comenzó la celebración del aniversario de la muerte de Mao. En el 2001 esto reunió a decenas de miles de trabajadores (con 10000 policías rodeándolos) y hubo una gran huelga y enfrentamientos. Hoy en día los trabajadores tienen prohibido siquiera ir al pequeño parque donde se encuentra la última estatua de Mao en la ciudad durante las fechas de su nacimiento y de su muerte. Pero ellos van de todos modos, y se enfrentan a la policía. Fue allí que, el 9 de septiembre de 2004 un activista obrero, Zhang Zhengyao, distribuyo un panfleto [1] en el que acusaba al Partido Comunista y al gobierno de abandonar los intereses de la clase de trabajadora y participar de la corrupción generalizada. El panfleto también denunciaba la restauración del capitalismo en China y llamaba a volver a la vía socialista de Mao. Tanto él como su coautor, Zhang Ruquan, fueron arrestados después de que la policía allanara sus apartamentos.
Su caso pronto se transformó en una cause célebre en China, e izquierdistas de todo el país viajaron hasta Zhengzhou para protestar fuera de la dependencia donde se realizó el juicio a puertas cerradas, en diciembre de 2004, donde fueron condenados a tres años de prisión. A estos trabajadores, junto a Ge Liying y Wang Zhanqing, quienes ayudaron en la escritura e impresión del panfleto, se los conoce como los 4 de Zhengzhou .
Un petitorio por su liberación, iniciado en Estados Unidos y dirigido al presidente Hu Jintao y dirigido al Primer Ministro Wen Jiabao, atrajo más de doscientas firmas, mitad de dentro y mitad de fuera de China. Esto fue una muestra de apoyo sin precedentes a los trabajadores de izquierda, debido especialmente a los riesgos potenciales para los que firmaron, que unió a los intelectuales y activistas chinos con sus pares de otros países. Aunque el gobierno no respondió directamente el petitorio, Zhang Ruquan fue luego liberado, supuestamente por cuestiones de salud. Algunos activistas creen que en parte esto fue el resultado de la presión generada por el petitorio y otras actividades solidarias relacionadas, como la publicación en sitios Web de izquierda de extensos análisis e informaciones relacionadas con el caso.
Los 4 de Zhengzhou representan la negativa de los trabajadores de aceptar pasivamente las nuevas condiciones que les imponen el partido y el estado, así como la persistencia de la ideología de izquierda y el activismo entre sus filas, y el creciente apoyo que están recibiendo de toda la sociedad, e incluso del exterior. Pero este caso también reveló tanto las divisiones como la renovada fuerza de la izquierda china. Fueron principalmente los jóvenes de la izquierda quienes tomaron la iniciativa al firmar el petitorio y usar la Internet para darle amplia difusión, criticando a la vez a aquellos de entre sus mayores y mentores que, al menos al principio, se resistían a firmar.
Para la nueva generación, la solidaridad con los trabajadores que adoptaron públicamente una postura de izquierda era más importante que seguir correctísimamente la línea. Rebelión.
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