Pablo Iglesias produce picores
3. febrero 2014
Al “PODEMOS” que inspira Pablo Iglesias y otros, como fórmula o proceso político
para lograr la unidad de la izquierda política, sin ninguna duda hay
que hacerle alguna crítica, o cuando menos, una seria advertencia a sus
posibles votantes, cosa que por mi parte pienso hacer, pero no ahora.
Descalificaciones de tipo personal por parte de los medios de
“comunicación” más afines al PP o a la parte del PP que se le ha
escindido para situarse poquito más a la derecha, como es el nuevo partido político
VOX, pero no críticas políticas a lo que representa, ya han aparecido. Y
es de suponer que arrecie el temporal de las descalificaciones a medida que nos vayamos acercando a las próximas elecciones europeas del próximo Mayo.
Afortunadamente para los de izquierdas, la derecha no anda muy puesta
en el manejo de la función intelectual, por lo que al no ser capaz de
elaborar propuestas políticas y ni siquiera fórmulas teóricas para salir
de la crisis que pudieran ser mínimamente creíbles, se tiene que
conformar, por el contrario, con la descalificación personal o, cuando
mucho, con una construcción semántica hueca basada en la ideología para
justificar lo que la práctica diaria dice que no existe ni puede
existir, razón por la cual, no es necesario confrontarle una
rigurosísima elaboración teórica política de izquierdas para echar por tierra
toda el montón de palabras que dicen, vacías de contenido, y a la que
pretenden dar un cariz de discurso político, que cuando mucho, no pasa
de una simple forma de la retórica, en la que apelan por lo general, a
los instintos, a los más bajos algunas veces, en vez de a la razón, y
que como anillo al dedo les llega para fomentar el enfrentamiento y el
encono social. Y ello a pesar de que en la izquierda, por lo general, tampoco andamos muy sobrados en la función intelectual.
Y en esta vorágine de la descalificación personal, y esta vez por
escrito, y no en un medio declarado de derechas (tercerainformacion.es
de 27.01.2014), Raúl Solís, nos da el aviso de que Pablo Iglesias no es
la Virgen de Lourdes, lo cual hay que agradecerle, al tiempo que habría
que decirle que eso ya los sabíamos nosotros.
Tampoco es Pablo Iglesias, según el mismo Raúl Solís, un político
como Alexis Tsipras, el político griego que no fiándose de ninguno de los partidos políticos
tradicionales de Grecia, que en el panorama político español podrían
quedar representados por el PP, PSOE, CiU, PNV, CC, UPyD y los de nuevo
cuño con VOX y algún otro, pretende un contra poder a todos ellos a
partir de la participación de los ciudadanos. Esto también lo sabemos. Y
además, hemos de desear que no lo sea. Con que se quede como español es
suficiente, porque estamos hablando en España y para España, que aun
siendo de la misma naturaleza los problemas que hemos de solucionar, las
circunstancias de Grecia y España no son las mismas.
Redondea sus descalificaciones de tipo personalista Raúl Solís a
Pablo iglesias, diciéndole que es un coletillas, un sabiondocillo, un
figuroncete y un izquierdoso, ante lo cual, cabría preguntarnos que qué
tienen que ver los cojones para comer trigo.
De momento, y esto ya es algo, aunque no suficiente, Pablo Iglesias a
través de los medios que ha podido ha denunciado las diferentes
corruptelas del poder en sus distintos niveles, y eso le ha abierto las
puertas a que grandes masas le puedan escuchar, además de plantear
alternativas, proponiendo a su vez, un procedimiento político
participativo con el fin de propiciar la unidad de la izquierda, al
objeto de hacer frente a las diferentes políticas neoliberales, que de
forma abierta y descarada práctica el PP, que es la misma política que
encubiertamente ha venido practicando el PSOE.
Parafraseando en versión libre al Quijote podríamos decir: si se producen picores es que cabalgamos.
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