( María Teresa Fernández de la Vega, diciendo que por allí se va a Madrid -con lo feo que está señalar con el dedo-)
Si hacen como yo: limpios de pecados. Pero limpios, eh. Nada de mariconadas, se lían la manta a la cabeza, se echan al monte, a suerte y verdad, a comer de lo que caiga, y dale que te pego a la oración un día y otro día, y una noche y otra noche, al final, aparece Jesusito todo reluciente y te dice: vale, venga, que te lo concedo pesado, que eres mas pesado que Pepito.
Ya saben, el Pepito aquel que mató la vaca a besos y que por eso, injustamente, se ganó la fama de pesado. Cuando en realidad, es más cierto y verdadero que el mérito de Pepito no fue tanto el de haber matado a la pobre vaca a besos, sino el haberla resucitado besuqueándola después de haberla matado a besos.
Pues, ahí os quiero ver, amadísimo paisanillos míos, aplicaditos a la oración que Dios proveerá, y si por a o b no provee, será por j, o sea, Jesusín, porque esto de la historia funciona así: oración a un lado y otro.
He sido escuchado, y por ello no apretéis a correr, que no pasa nada, alegraos conmigo.
Leía yo pedazos de prensa, y piadosamente decía en mis plegarias: primero tú. Luego escuchaba los pedacillos de noticias que daban unos y otros, y con el fervor propio del caso, cerrando los ojos añadía: eso se lo aplicas a tu padre, hasta que por fín, fue llegado el día (ayer viernes) en que el anteproyecto de la ley de la Pijotada, que no sé por qué, el gobierno de Zapatero ha dado en llamar Ley de Economía Sostenible, seguramente para que desde el título hasta el punto final fuera mentira, pero en esto no quiero entrar, porque yo no me meto en política, lo mío es la oración.
Yo voy al meollo de la cuestión, a lo que Jesusito me ha concedido: a que los políticos desde el momento en que este escrito vea la luz, y hasta que no pasen diez años, diez, los políticos no van a cobrar, por la sencilla razón de que hasta que no pasen diez años, diez, no se empezarán a ver los resultados de la Ley de la Pijotada, según amenazas que nos han hecho la ministra de Economía y Hacienda y la vicepresidenta primera María Teresa Fernández de la Vega al presentarnos dicha Ley.
La economía va bien, no soy quién para discutirlo, la superación de la crisis bien también, y yo muy bien también, gracias.
Y como todo va bien, es lógico que el nivel de paro descienda, pero no lo hace. Y no lo hace no porque el número de parados no haya decrecido (mentira jodida), sino porque como todos los políticos se van a ir al paro durante diez años, hasta que se vea el qué del qué de la Ley de la Pijotada, es lógico y verdadero, porque, ya digo, los políticos se van a ir al paro, para que se cumpla la única verdad que contiene la mencionada Ley, como muy bien señaló la vicepresidenta primera: “que las cifras del desempleo seguirán siendo altas durante los dos próximos años”. Hasta las próximas elecciones para que no le empecemos a dar la tabarra con el problema del paro, y después de esas elecciones, gane Zapatero o el plastilínico Rajoy, el paro seguirá creciendo.
Pero esta última aseveración no la hace ninguna ministra ni me la ha revelado Jesusín, es mismamente mía, como lo están leyendo. Lo juro.
*
Si hacen como yo: limpios de pecados. Pero limpios, eh. Nada de mariconadas, se lían la manta a la cabeza, se echan al monte, a suerte y verdad, a comer de lo que caiga, y dale que te pego a la oración un día y otro día, y una noche y otra noche, al final, aparece Jesusito todo reluciente y te dice: vale, venga, que te lo concedo pesado, que eres mas pesado que Pepito.
Ya saben, el Pepito aquel que mató la vaca a besos y que por eso, injustamente, se ganó la fama de pesado. Cuando en realidad, es más cierto y verdadero que el mérito de Pepito no fue tanto el de haber matado a la pobre vaca a besos, sino el haberla resucitado besuqueándola después de haberla matado a besos.
Pues, ahí os quiero ver, amadísimo paisanillos míos, aplicaditos a la oración que Dios proveerá, y si por a o b no provee, será por j, o sea, Jesusín, porque esto de la historia funciona así: oración a un lado y otro.
He sido escuchado, y por ello no apretéis a correr, que no pasa nada, alegraos conmigo.
Leía yo pedazos de prensa, y piadosamente decía en mis plegarias: primero tú. Luego escuchaba los pedacillos de noticias que daban unos y otros, y con el fervor propio del caso, cerrando los ojos añadía: eso se lo aplicas a tu padre, hasta que por fín, fue llegado el día (ayer viernes) en que el anteproyecto de la ley de la Pijotada, que no sé por qué, el gobierno de Zapatero ha dado en llamar Ley de Economía Sostenible, seguramente para que desde el título hasta el punto final fuera mentira, pero en esto no quiero entrar, porque yo no me meto en política, lo mío es la oración.
Yo voy al meollo de la cuestión, a lo que Jesusito me ha concedido: a que los políticos desde el momento en que este escrito vea la luz, y hasta que no pasen diez años, diez, los políticos no van a cobrar, por la sencilla razón de que hasta que no pasen diez años, diez, no se empezarán a ver los resultados de la Ley de la Pijotada, según amenazas que nos han hecho la ministra de Economía y Hacienda y la vicepresidenta primera María Teresa Fernández de la Vega al presentarnos dicha Ley.
La economía va bien, no soy quién para discutirlo, la superación de la crisis bien también, y yo muy bien también, gracias.
Y como todo va bien, es lógico que el nivel de paro descienda, pero no lo hace. Y no lo hace no porque el número de parados no haya decrecido (mentira jodida), sino porque como todos los políticos se van a ir al paro durante diez años, hasta que se vea el qué del qué de la Ley de la Pijotada, es lógico y verdadero, porque, ya digo, los políticos se van a ir al paro, para que se cumpla la única verdad que contiene la mencionada Ley, como muy bien señaló la vicepresidenta primera: “que las cifras del desempleo seguirán siendo altas durante los dos próximos años”. Hasta las próximas elecciones para que no le empecemos a dar la tabarra con el problema del paro, y después de esas elecciones, gane Zapatero o el plastilínico Rajoy, el paro seguirá creciendo.
Pero esta última aseveración no la hace ninguna ministra ni me la ha revelado Jesusín, es mismamente mía, como lo están leyendo. Lo juro.
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