COLAU, PODEMOS
Y EL MODELO GRENOBLE
Rafael Poch
Sociología
Crítica
06.06.2015
Romper con la
falsa izquierda, condición del cambio en Europa.
Una clave de la
victoria de la izquierda es romper sin complejos con esa socialdemocracia
degenerada que practica, desde hace décadas, el programa neoliberal de la gran
desigualdad en Europa. No hay nada electoralmente más desmovilizador y tóxico
que ser el compañero de viaje de esa izquierda que no se diferencia en nada
esencial de la derecha.
Syriza ganó
porque rompió con ellos. Podemos, como seudónimo de una variopinta regeneración
política ibérica, sube, y podría ganar unas generales por seguir esa misma
pauta, pero es en Francia donde el cambio de actitud hacia los “socialistas” es
más importante y complicado.
Importante
porque a diferencia de Grecia, un país pequeño, y de España, un país grande
pero periférico en el concierto europeo, Francia es una potencia central. Un
cambio en sentido popular de la política francesa, unido a lo que ya está
ocurriendo en Grecia y España, y lo que pueda pasar en Irlanda y Portugal,
rompería la espina dorsal del regresivo curso de Bruselas y Berlín que lleva a
la Unión Europea contra las rocas.
Difícil, porque
ni la corrupción ni el desprestigio de las instituciones son tan acusados en
Francia como en Grecia o España. En la cultura política de la “gauche” hay una
inercia fatal de falso “frente popular” entendido como la suma del Partido
Socialista con el espectro de la izquierda real, en la que ésta queda siempre
condenada, en el mejor de los casos, al papel de comparsa. Por eso el “modelo
Grenoble” merece tanta atención.
Hace poco más
de un año una coalición de ecologistas y la izquierda presentó a su candidato,
Éric Piolle, al frente de la candidatura “Grenoble, une Ville pour Tous” y le
arrebató la alcaldía de esa gran ciudad de más de 150.000 habitantes a un
alcalde socialista. Se demostró a escala local que con un buen líder y un
programa que apele a los intereses de la mayoría social, se puede introducir
otra manera de funcionar.
Éric Piolle es
un católico-humanista muy introducido en el mundo asociativo que trabajaba como
ejecutivo de la multinacional Hewlett-Packard y que fue despedido por negarse a
aplicar un plan de deslocalización. Como Tsipras y los personajes que están
surgiendo en España, Piolle supo unir en una misma apuesta al partido verde
EELV -normalmente en la órbita del PS- la izquierda anticapitalista, los
alternativos, diversas asociaciones ciudadanas y al Parti de gauche.
Jean-Luc
Mélenchon, que está obsesionado por el modelo Podemos, es decir apelar a los
intereses de la mayoría social rompiendo sin complejos con los socialistas,
contempla el caso de Grenoble con gran interés. El problema es que los verdes
de EELV a nivel nacional y algunos comunistas, siguen fascinados por la
posibilidad de regresar al gobierno u obsesionados por “hacer el juego a la derecha”
si se rompe con el hollandismo, respectivamente.
Lo que pueda
haber de sano en el PS/ PSOE/Pasok, si es que aún queda algo, siempre puede
recuperarse desde una posición de fuerza de la nueva izquierda, como la que
ahora hay en Atenas, Madrid o Barcelona, pero nunca siendo comparsa de
políticas neoliberales disfrazadas de puño y rosa. Esa es, parece ser, la
lección que indica el lento proceso de despertar europeo.
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