(Sujeto-caballero, sobre caballo de madera, tan despistado tal que cabra en un garaje, o más si cabe, que acude a la llamada de trompetilla hecha por el Rey para cargar contra la crisis -¡si es que van como locos, si es que así no se puede, pero...!-)
Hace dos Navidades en su discurso monárquico a todos los españoles el Rey conminaba a todos a tirar del mismo carro para salir del charco de la crisis, en la que entre otros, el propio Rey nos ha metido, porque también la familia Real ha contribuido directamente en la especulación urbanística, y una de sus hijas con un capital de chichi nabo (menos de 2.000 euros) montó una empresa con una actividad social de para qué te quiero ver, incluida la comerciatibilidad internacional y esto y lo otro de asesoramientos. En fin, la repera con tan solo 2.000 euros.
Que yo sepa al Rey nadie le ha visto tirar de su carro. Tirar de los millones de euros que todos le pagamos para mantenerle, a pesar de la crisis, si que tira, pero del carro no.
El Rey no hace bien ni siquiera su trabajo de reinar, a pesar no sólo de que lo tiene bien pagado, sino que además tiene la puerta abierta para enchufar a su yerno en telefónica con sueldo cojón de mico mayúsculo.
El Rey es el Jefe de las fuerzas armadas, cosa que por lo visto se la trae bien floja, porque llega Aznar, se las mete en guerra en Irak, y el Rey ni mus. Rajoy, seguramente, el próximo presidente del gobierno de España, a micrófono cerrado unos periodistas le pescan diciendo que asistir a un desfile militar es un “coñazo” y esta falta de respeto al ejército, al día siguiente, precisamente en un desfile militar, se ve al Rey junto a Rajoy echándose ambos unas carcajadas, cuando lo procedente, por lo menos para guardar las formas de cara a la galería habría procedido que el Rey le estuviera echando una regañina y no una de risotadas en plan tasca entre paisanos.
Se acaba de descubrir que uno vivales de empresarios, como todos los que para hacer negocio se dedican a chuparnos los dineros a través del Estado, encargados de darles la comida a las fuerzas armadas en misión humanitaria en el extranjero a base de cañonazos, les están vendiendo mala leche, o sea, una leche que además de haber sobrepasado la fecha de caducidad era para la ayuda humanitaria a los afganos, y el Rey sin enterarse.
Es probable que este asunto de la mala leche pueda ser resuelto en cuanto el Rey se encuentre con los empresarios que nos roban dándoles mala leche a las tropas, con unas buenas risotadas en plan campechanía de colega a colega, porque el Rey otra cosa puede que no, pero campechano un rato.
Pero bueno, de lo que se trata es de que el Rey se aburre y asoma la cabeza a la política, y aquí que nos vemos, en plan peri campechano, porque yo otra cosa no, pero para eso de la campechanía a partir un piñón con el Rey.
Toca la trmpetilla el Rey para que todos los que han creado la crisis: el propio Rey en primer lugar, grandes empresarios, auxiliados por los distintos gobiernos que han pasado por la Moncloa, auxiliados a su vez por los dos grandes sindicatos, UGT y CCOO se reúnan en torno suyo, y ver entre todos, como ellos pueden seguir manteniendo sus privilegios y nosotros, la inmensa mayoría de la sociedad, los que ya han trabajado y no pueden seguir haciéndolo por razones de edad o de salud, que ya se han dejado la piel trabajando y creando la riqueza de la que ellos disfrutan; los que ahora trabajamos, creando igualmente riqueza para uso y disfrute de ellos y sus ellas, de sus ellos y ellos, que ahilos, ahilos, según me parece a mi, o sus ellas y ellos de importación, que también hay ellas que se acercan a por los ellos hasta Cuba para recibir unos riegos de esperma, o incluso a Tahilandia, que también hay espermas de raza por allí. Solo es cuestión de gastar dineros y de disponer de tiempo libre, porque cuando se tira con pólvora del Rey lo de menos es el lugar donde ir a espolvorear o que te espolvoreen, lo importante es el polvo. Total, el dinero no es ganado por ti, que más da.
Forman parte también de esa inmensa mayoría de la sociedad a la que pretenden amansar el Rey, empresarios, sindicaloides y jefes de los partidos políticos oficialmente principales, diciéndoles que si hasta ahora han vivido mal, tienen que vivir un poquito peor para eso de la crisis, los ocho millones de pobres, ocho, que hay en el reino del Rey, o sea, en España, y que ya eran pobres antes de esto de la crisis; los que no tienen trabajo ni posibilidad de tenerlo y los millones de trabajadores que tiene el alma en vilo, porque sus pensiones de jubilación (que no es pólvora del Rey) pagadas con los dineritos propios, mes a mes y año tras año (a mi el mes de Enero de este año y de la nómina del alma mía, me han descontado entre pitos y flautas y sin posibilidad alguna de llevármela a un paraíso fiscal que me se 182,24 euros) están en el aire, no porque no haya dinero, sino porque todo ese dinero (que tampoco es pólvora del Rey) ZaPaPero/Rajoy/Banca y demás allegados pretenden ponerlo gratuitamente a disposición de los grandes capitales para que sigan hinchando la bola de los beneficios sin aportar nada a la sociedad, para lo cual es requisito indispensable que la edad de jubilación actual de los 65 años pase a los 67, bajando a su vez las pensiones, sin exigir de forma efectiva que los delincuentes sociales que han robado al Estado (o sea, a mi) devuelvan al mismo los 50.000 millones de euros que tiene en los paraisos fiscales (por cierto, legalmente reconocidos).
Pero esto de que el Rey, que se ha hecho rico, no se reúna con otros ricos, como por ejemplo Botín, Matutes, Esperanza Aguirre, Rodrigo Rato, Almunia, Pizarro…, para decirles: “ machos que nos han pescado, que tenemos que devolver lo que ni es nuestro ni lo ha sido nunca ni lo hemos ganado con nuestro trabajo, porque la españolidad, así, en general, esta hasta los huevos de nosotros.”
Esto lo entiendo, no me empiecen ya a señalar con el dedo, que yo soy un hombre muy entendible, lo que pasa es que no estoy de acuerdo. No estoy de acuerdo en que unos cuantos mamones pertenecientes a la clase biológica del parasitismo social sigan viviendo como reyes a mi costa.
Y, es más, para que vean. Yo soy monárquico total. A mi no me importa que Felipe XXXVII recibiera la corona de Felipe XXXVI y se la deje en herencia a Felipe XXXVIII (que coño me importa a mi una corona más o menos), lo que yo quiero, que para eso soy monárquico total, es heredar el producto del trabajo de mi abuelo y mi padre (el de mi bisabuelo lo voy a perdonar, para que no digan) para junto al mío tener una jubilación digna, nada de 400 euros al mes, ni de 1.000, sino la que me corresponda por mi trabajo y el trabajo heredado de mis antepasados. Yo como los Felipes, igual, y si los Felipes no han trabajado no pasa nada, una pensión justa, como las que ahora reciben las viudas de 400 euros al mes en concepto de asistencia social, y a tomar por el culo, que hubieran trabajado, que podían. ¡Viva la monarquía total!
Pero no hay mayor ciego que rey que no quiere ver ni tontada más real que la dicha por un rey ciego.
Toca la trompetilla El Rey para que todos a una, y muy prontamente, añade Su Majestad (la Suya, no la mía): gobierno, empresarios y cosa sindical se den la manita y poder salir así de la crisis. De esa crisis que todos ellos juntos y a costa de los trabajadores ellos han creado.
No ve el Rey (ya he dicho que está voluntariamente ciego) que los ocho millones de pobres que hay en España son anteriores a este negocio de la crisis, y que la crisis, está presente, lo mismo que la anterior y lo mismo que la que viene que ahora se empieza a preparar, no es otra cosa que la riqueza que creamos todos los que trabajamos se la quedan en su mayor parte los que no trabajan: Rey (no podemos pasar por alto que el Rey se está haciendo rico tela marinera), bancos y grandes empresas, y que es el Estado el instrumentos que estos parásitos sociales utilizan para enriquecerse, empeorando con ello las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la sociedad.
Si el Rey no estuviera ciego voluntariamente y no tomara por tontos de capirote a sus súbditos, sin salir de Madrid, podría ver como la política, la política que hacen los políticos a los que manda llamar para acabar con la crisis, concretamente, Esperanza Aguirre, es utilizada y puesta al servicio de unos parásitos sociales para sangrar los fondos del Estado y metérselo en los bolsillos propios.
Por la parte de la sanidad pública Esperanza Aguirre ha robado a los madrileños 576 millones de euros, millón arriba millón abajo. La triquiñuela utilizada por doña Esperancita es la concesión a unos cuantos mamones de una parte de le seguridad social, por la que el Estado debe pagar a eso mismo mamones unos alquileres.
Estos mamones hacen una inversión (tendríamos que ver si esa inversión es con capital propio de los mamones que se van a llevar los beneficios, o si procede de unos créditos de Caja Madrid, o sea, míos, por poner un ejemplo) en instalaciones hospitalarias que luego alquilan al Estado y que este, o sea, lo madrileños, van pagando todos los meses y año tras año hasta un total de 30, que es el tiempo de la concesión.
Estos mamones de la inversión para la privatización de la sanidad pública, y en el caso concreto de Madrid, para que el Rey no tenga que salir de casa para ver como está el patio, en tan solo tres años han recuperado el 70% de lo invertido, o sea que le quedan unos 26 años de beneficios mondos lirondos y robaticios, encareciendo innecesariamente los costos de la sanidad, o lo que es lo mismo, incrementando el gasto social del Estado (que es el gasto social que habrá que eliminar, el que se llevan sin aportar nada a la sociedad esos mamones de la inversión, y no el dedicado a escuelas públicas y pensiones a viudas, ¿o qué, Majestad? ¿Va captando, Majestad?), tan sólo, porque doña Esperancita Aguirre es una buena negocianta de bolsillos privados que se vale del engaño y de aprovechar las estructuras del Estado como si fuera una corrala de su propiedad.
Con los 576 millones de euros que llevan pagados los madrileños a los mamones de la privatización de la sanidad pública, gracias a tejemaneje de doña Esperancita, basado en el articulo barra punto más punto y barra, que es legal, ¡y vaya si es legal! Los madrileños podrían haber construido 7 hospitales públicos: el de Vallecas; Parla; Coslada; S.S. de los Reyes; Arganda: Aranjuez y Valdemoro. Pero claro, compréndanlo, de haber sido esto así, doña Esperancita no habría podido instrumentalizar el robo a los madrileños, y hasta es posible, que la corrupción-corruptibulis de corrupción lisa y llana en determinados municipios madrileño no habría sido posible.
Para más información de esta corruptela normalizada de la sanidad pública madrileña de la que el Rey no se entera, puede pinchar el enlace siguiente:
http://www.casmadrid.org/index.php?idsecc=comunicados&id=59&titulo=COMUNICADOS
Y si el lector desea y quiere comprobar que el llamamiento del Rey a partidos y partidas para acabar con la crisis, no pasa de ser una especie de sonaja, y que no tiene más misión que la de domarnos para aceptar las consecuencias de esta crisis que ellos han provocado, y asentar la siguiente, siempre sobre nuestras espaldas, no tiene más que mirar a los Pactos de la Moncloa de los años 70 del siglo pasado que se hicieron también para salir de una crisis.
*+
Hace dos Navidades en su discurso monárquico a todos los españoles el Rey conminaba a todos a tirar del mismo carro para salir del charco de la crisis, en la que entre otros, el propio Rey nos ha metido, porque también la familia Real ha contribuido directamente en la especulación urbanística, y una de sus hijas con un capital de chichi nabo (menos de 2.000 euros) montó una empresa con una actividad social de para qué te quiero ver, incluida la comerciatibilidad internacional y esto y lo otro de asesoramientos. En fin, la repera con tan solo 2.000 euros.
Que yo sepa al Rey nadie le ha visto tirar de su carro. Tirar de los millones de euros que todos le pagamos para mantenerle, a pesar de la crisis, si que tira, pero del carro no.
El Rey no hace bien ni siquiera su trabajo de reinar, a pesar no sólo de que lo tiene bien pagado, sino que además tiene la puerta abierta para enchufar a su yerno en telefónica con sueldo cojón de mico mayúsculo.
El Rey es el Jefe de las fuerzas armadas, cosa que por lo visto se la trae bien floja, porque llega Aznar, se las mete en guerra en Irak, y el Rey ni mus. Rajoy, seguramente, el próximo presidente del gobierno de España, a micrófono cerrado unos periodistas le pescan diciendo que asistir a un desfile militar es un “coñazo” y esta falta de respeto al ejército, al día siguiente, precisamente en un desfile militar, se ve al Rey junto a Rajoy echándose ambos unas carcajadas, cuando lo procedente, por lo menos para guardar las formas de cara a la galería habría procedido que el Rey le estuviera echando una regañina y no una de risotadas en plan tasca entre paisanos.
Se acaba de descubrir que uno vivales de empresarios, como todos los que para hacer negocio se dedican a chuparnos los dineros a través del Estado, encargados de darles la comida a las fuerzas armadas en misión humanitaria en el extranjero a base de cañonazos, les están vendiendo mala leche, o sea, una leche que además de haber sobrepasado la fecha de caducidad era para la ayuda humanitaria a los afganos, y el Rey sin enterarse.
Es probable que este asunto de la mala leche pueda ser resuelto en cuanto el Rey se encuentre con los empresarios que nos roban dándoles mala leche a las tropas, con unas buenas risotadas en plan campechanía de colega a colega, porque el Rey otra cosa puede que no, pero campechano un rato.
Pero bueno, de lo que se trata es de que el Rey se aburre y asoma la cabeza a la política, y aquí que nos vemos, en plan peri campechano, porque yo otra cosa no, pero para eso de la campechanía a partir un piñón con el Rey.
Toca la trmpetilla el Rey para que todos los que han creado la crisis: el propio Rey en primer lugar, grandes empresarios, auxiliados por los distintos gobiernos que han pasado por la Moncloa, auxiliados a su vez por los dos grandes sindicatos, UGT y CCOO se reúnan en torno suyo, y ver entre todos, como ellos pueden seguir manteniendo sus privilegios y nosotros, la inmensa mayoría de la sociedad, los que ya han trabajado y no pueden seguir haciéndolo por razones de edad o de salud, que ya se han dejado la piel trabajando y creando la riqueza de la que ellos disfrutan; los que ahora trabajamos, creando igualmente riqueza para uso y disfrute de ellos y sus ellas, de sus ellos y ellos, que ahilos, ahilos, según me parece a mi, o sus ellas y ellos de importación, que también hay ellas que se acercan a por los ellos hasta Cuba para recibir unos riegos de esperma, o incluso a Tahilandia, que también hay espermas de raza por allí. Solo es cuestión de gastar dineros y de disponer de tiempo libre, porque cuando se tira con pólvora del Rey lo de menos es el lugar donde ir a espolvorear o que te espolvoreen, lo importante es el polvo. Total, el dinero no es ganado por ti, que más da.
Forman parte también de esa inmensa mayoría de la sociedad a la que pretenden amansar el Rey, empresarios, sindicaloides y jefes de los partidos políticos oficialmente principales, diciéndoles que si hasta ahora han vivido mal, tienen que vivir un poquito peor para eso de la crisis, los ocho millones de pobres, ocho, que hay en el reino del Rey, o sea, en España, y que ya eran pobres antes de esto de la crisis; los que no tienen trabajo ni posibilidad de tenerlo y los millones de trabajadores que tiene el alma en vilo, porque sus pensiones de jubilación (que no es pólvora del Rey) pagadas con los dineritos propios, mes a mes y año tras año (a mi el mes de Enero de este año y de la nómina del alma mía, me han descontado entre pitos y flautas y sin posibilidad alguna de llevármela a un paraíso fiscal que me se 182,24 euros) están en el aire, no porque no haya dinero, sino porque todo ese dinero (que tampoco es pólvora del Rey) ZaPaPero/Rajoy/Banca y demás allegados pretenden ponerlo gratuitamente a disposición de los grandes capitales para que sigan hinchando la bola de los beneficios sin aportar nada a la sociedad, para lo cual es requisito indispensable que la edad de jubilación actual de los 65 años pase a los 67, bajando a su vez las pensiones, sin exigir de forma efectiva que los delincuentes sociales que han robado al Estado (o sea, a mi) devuelvan al mismo los 50.000 millones de euros que tiene en los paraisos fiscales (por cierto, legalmente reconocidos).
Pero esto de que el Rey, que se ha hecho rico, no se reúna con otros ricos, como por ejemplo Botín, Matutes, Esperanza Aguirre, Rodrigo Rato, Almunia, Pizarro…, para decirles: “ machos que nos han pescado, que tenemos que devolver lo que ni es nuestro ni lo ha sido nunca ni lo hemos ganado con nuestro trabajo, porque la españolidad, así, en general, esta hasta los huevos de nosotros.”
Esto lo entiendo, no me empiecen ya a señalar con el dedo, que yo soy un hombre muy entendible, lo que pasa es que no estoy de acuerdo. No estoy de acuerdo en que unos cuantos mamones pertenecientes a la clase biológica del parasitismo social sigan viviendo como reyes a mi costa.
Y, es más, para que vean. Yo soy monárquico total. A mi no me importa que Felipe XXXVII recibiera la corona de Felipe XXXVI y se la deje en herencia a Felipe XXXVIII (que coño me importa a mi una corona más o menos), lo que yo quiero, que para eso soy monárquico total, es heredar el producto del trabajo de mi abuelo y mi padre (el de mi bisabuelo lo voy a perdonar, para que no digan) para junto al mío tener una jubilación digna, nada de 400 euros al mes, ni de 1.000, sino la que me corresponda por mi trabajo y el trabajo heredado de mis antepasados. Yo como los Felipes, igual, y si los Felipes no han trabajado no pasa nada, una pensión justa, como las que ahora reciben las viudas de 400 euros al mes en concepto de asistencia social, y a tomar por el culo, que hubieran trabajado, que podían. ¡Viva la monarquía total!
Pero no hay mayor ciego que rey que no quiere ver ni tontada más real que la dicha por un rey ciego.
Toca la trompetilla El Rey para que todos a una, y muy prontamente, añade Su Majestad (la Suya, no la mía): gobierno, empresarios y cosa sindical se den la manita y poder salir así de la crisis. De esa crisis que todos ellos juntos y a costa de los trabajadores ellos han creado.
No ve el Rey (ya he dicho que está voluntariamente ciego) que los ocho millones de pobres que hay en España son anteriores a este negocio de la crisis, y que la crisis, está presente, lo mismo que la anterior y lo mismo que la que viene que ahora se empieza a preparar, no es otra cosa que la riqueza que creamos todos los que trabajamos se la quedan en su mayor parte los que no trabajan: Rey (no podemos pasar por alto que el Rey se está haciendo rico tela marinera), bancos y grandes empresas, y que es el Estado el instrumentos que estos parásitos sociales utilizan para enriquecerse, empeorando con ello las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la sociedad.
Si el Rey no estuviera ciego voluntariamente y no tomara por tontos de capirote a sus súbditos, sin salir de Madrid, podría ver como la política, la política que hacen los políticos a los que manda llamar para acabar con la crisis, concretamente, Esperanza Aguirre, es utilizada y puesta al servicio de unos parásitos sociales para sangrar los fondos del Estado y metérselo en los bolsillos propios.
Por la parte de la sanidad pública Esperanza Aguirre ha robado a los madrileños 576 millones de euros, millón arriba millón abajo. La triquiñuela utilizada por doña Esperancita es la concesión a unos cuantos mamones de una parte de le seguridad social, por la que el Estado debe pagar a eso mismo mamones unos alquileres.
Estos mamones hacen una inversión (tendríamos que ver si esa inversión es con capital propio de los mamones que se van a llevar los beneficios, o si procede de unos créditos de Caja Madrid, o sea, míos, por poner un ejemplo) en instalaciones hospitalarias que luego alquilan al Estado y que este, o sea, lo madrileños, van pagando todos los meses y año tras año hasta un total de 30, que es el tiempo de la concesión.
Estos mamones de la inversión para la privatización de la sanidad pública, y en el caso concreto de Madrid, para que el Rey no tenga que salir de casa para ver como está el patio, en tan solo tres años han recuperado el 70% de lo invertido, o sea que le quedan unos 26 años de beneficios mondos lirondos y robaticios, encareciendo innecesariamente los costos de la sanidad, o lo que es lo mismo, incrementando el gasto social del Estado (que es el gasto social que habrá que eliminar, el que se llevan sin aportar nada a la sociedad esos mamones de la inversión, y no el dedicado a escuelas públicas y pensiones a viudas, ¿o qué, Majestad? ¿Va captando, Majestad?), tan sólo, porque doña Esperancita Aguirre es una buena negocianta de bolsillos privados que se vale del engaño y de aprovechar las estructuras del Estado como si fuera una corrala de su propiedad.
Con los 576 millones de euros que llevan pagados los madrileños a los mamones de la privatización de la sanidad pública, gracias a tejemaneje de doña Esperancita, basado en el articulo barra punto más punto y barra, que es legal, ¡y vaya si es legal! Los madrileños podrían haber construido 7 hospitales públicos: el de Vallecas; Parla; Coslada; S.S. de los Reyes; Arganda: Aranjuez y Valdemoro. Pero claro, compréndanlo, de haber sido esto así, doña Esperancita no habría podido instrumentalizar el robo a los madrileños, y hasta es posible, que la corrupción-corruptibulis de corrupción lisa y llana en determinados municipios madrileño no habría sido posible.
Para más información de esta corruptela normalizada de la sanidad pública madrileña de la que el Rey no se entera, puede pinchar el enlace siguiente:
http://www.casmadrid.org/index.php?idsecc=comunicados&id=59&titulo=COMUNICADOS
Y si el lector desea y quiere comprobar que el llamamiento del Rey a partidos y partidas para acabar con la crisis, no pasa de ser una especie de sonaja, y que no tiene más misión que la de domarnos para aceptar las consecuencias de esta crisis que ellos han provocado, y asentar la siguiente, siempre sobre nuestras espaldas, no tiene más que mirar a los Pactos de la Moncloa de los años 70 del siglo pasado que se hicieron también para salir de una crisis.
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