¿RUPTURA CON MADRID O EN MADRID? EL 27S EN CATALUNYA. UN ANÁLISIS AL
SERVICIO DE LA REPÚBLICA
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A.García Bibao
Sociología crítica
20.09.2015
El
enorme deseo de cambio y de medidas sociales sigue siendo muy fuerte en las
masas populares, pero la alienación postmoderna es enorme y el franquismo
sociológico —particularidad del escenario español— es usado sin escrúpulos por
fuerzas como Podemos o Ahora en Común para impedir el debate republicano por la
ruptura. Y este no aflora, no lo logra, pese al enorme potencial latente del
republicanismo, pues no hay fuerzas organizadas que alienten ese fuego como ha
ocurrido en Catalunya con la «República Catalana»
En
resumen: la España realmente existente no tiene nada que ofrecer a la Catalunya
independentista, la desconexión moral es ya una realidad. No hay una narrativa
nacional española convincente posible en una España que niega su pasado y
pretender que la historia comienza en 1977. Para el estado español
actual, el tribunal y la sentencia de Companys siguen siendo considerados como
legales, y él un prisionero ejecutado legalmente, tanto él como los más 155.000
asesinados después de la guerra. Con esta narrativa de la que el PSC-PSOE es
cómplice, ¿qué credibilidad tiene su discurso? La derecha no puede
hacer otro discurso y la izquierda está en una crisis terminal. ¿puede aportar
la izquierda española un camino de solución?
Si
comparamos la dinámica en Catalunya —con la polarización clara que causa que un
sector apueste decididamente por una ruptura, si bien en clave
independentista—, con lo que ocurre en el resto de España, vemos que reina la
confusión política en la izquierda española y desde luego no hay nada
equivalente en términos de reto al Estado y al status quo dominante. ¿Porqué?
Porque el equivalente al reto que supone para el estado central la Republica
Catalana, sólo puede ser un reto igual de directo, y éste no puede ser otro que
la República Española, una República que podría tender la mano a las clases
populares y a los trabajadores por encima de fronteras. Un reto que en España,
en las Cortes y en los estados mayores de los partidos con representación nadie
está dispuesto a asumir, su juego es otro. Ni existe una burguesía «española»
republicana, ni hay una izquierda «estatal» digna de tal nombre, y las fuerzas
emergentes son un magma mal digerido de consignas postmodernas de la revolución
naranja. Nada que preocupe realmente al poder.
De
existir un polo de lucha republicana capaz siquiera de elaborar una estrategia
de reto al estado central, postfranquista y monárquico, su existencia combinada
con la apuesta catalana pondría el sistema entero en grave riesgo de ruptura y
podría crearse un escenario de superación de este régimen. Pero lo cierto es
que no existe.
Es
preciso aclarar el debate, aclarar el campo. El régimen postfranquista está en
crisis pero han logrado el éxito en su paso al nuevo Rey y han desarticulado a
la izquierda tradicional al tiempo que las fuerzas emergentes no representan
una amenaza real: la única amenaza seria es a día de hoy el proceso catalán.
Sin una izquierda fuerte en posiciones republicanas las tendencias autoritarias
que podría desencadenar la posible independencia de Catalunya, más el fraude
político que son las soluciones podemiticas, permiten prever un escenario de profunda
crisis, hundimiento económico, miseria autoritarismo y fascistización de todo
el sistema.
El
independentismo no es panacea de nada por si mismo, como ocurre con una
república: todo depende de los valores dominantes y la relación de fuerzas. No
es dramática una frontera si las personas disfrutan de derechos y libertades a
ambos lados, si predominan los valores republicanos a ambos lados no hay lugar
para el temor, el problema son siempre las oligarquías que enfrentan a los
pueblos para mejor dominar, las derivas irracionales, sectarias, etnicistas,
incluso racistas que pueden acabar imperando y servir de abono al fascismo. Un
nacionalismo con valores republicanos sinceros permite siempre marchar juntos
fraternalmente, esa es la apuesta federal. Pi i Margall, enlazando con una
cierta tradición libertaria propugnaba la libre federación de personas, de los
trabajadores, de los pueblos.
De
todas las fuerzas políticas en presencia en Catalunya representadas en el
Parlament y con candidaturas este 27S solamente las CUP combinan voluntad de
ruptura, republicanismo, perspectiva de clase e independentismo. La coalición
en torno a Más aparece mucho más embriagada de lirismo nacional que de realista
visión de clase.
La
inexistencia de unas CUP a nivel estatal impiden crear una coordinación
política efectiva que cambie la relación de fuerzas en Madrid y en Barcelona.
Para vergüenza eterna de la izquierda española, los únicos que se atreven a
pronunciar en alto la palabra República son los independentistas catalanes (y
muy particularmente las CUP). No puede extrañarnos lo que pase.
En
el campo no independentista hay una excepción clara: el PRE – Partit
Republica d´Esquerra que desde una perspectiva republicana con la que
nos sentimos hermanados totalmente han confluido en Catalunya Sí que es
Pot. No obstante, de todas las fuerzas que la apoyan, el PRE es
la única fuerza que de forma decidida y clara plantea Ruptura en Madrid (que no
en Madrid) y por la República Española. Es decir, la deserción de la
República Española de la izquierda estatal es de tal magnitud que incluso Catalunya
Sí que es Pot no hace su campaña contraponiendo laRuptura en
Madrid, con la Ruptura con Madrid que
caracteriza a los independentistas.
En
nuestro colectivo Al Servicio de la República apoyamos sin fisuras la valiente
actuación del PRE, que se ha visto sometido a una presión intolerable tanto por
sectores independentistas como por sectores del ciudadanismo emergente y la
izquierda estatal que consideran la Ruptura y la República no prioritarias. La
coalición Catalunya Sí que es Pot, en este sentido, ve aumentada su
credibilidad con la presencia de republicanos que lo son explícitamente y
abordan el conflicto en clave constructiva. Es la inexistencia de una fuerza
republicana fuerte en Madrid y partidaria de la ruptura la que está impidiendo
una marcha distinta de los acontecimientos.
Debemos
hacer frente a esta situación. Es preciso reorganizarse sobre objetivos y
estrategias claras. La República es una necesidad democrática ineludible y la
construcción de alianzas, los objetivos y las estrategias de acción política
deben articularse explícitamente. Necesitamos la ruptura democrática en
Madrid. El drama no es que Catalunya se vaya, sino la inexistencia de una
España a la que podamos servir sin avergonzarnos, como dijese don Manuel Azaña. Es
preciso recuperar nuestro país, construir un estado al servicio del pueblo,
comprometido con los derechos y libertades de todos, capaz de afrontar los
terribles retos que el futuro nos depara (cambio climático, pico del petróleo,
transición energética, caos geopolítico). España necesita volver a ser dueña de
sus destinos. En Catalunya nos dicen que es ya tarde. Tal vez. Pero
honradamente, como republicanos españoles que nos sentimos, Catalunya es parte
de nosotros mismos y perderla es el último acto de un drama más antiguo; si se
van será solo por un motivo, porque la España democrática, fraterna, plural y
solidaria no existe ya, sigue en una cuneta. La Tricolor os ampara a vosotros
también, hermanos.
Necesitamos
una alianza republicana, se llame así o no, con tres objetivos y una estrategia
para lograrlos.
1º Un programa social de emergencia frente a la crisis para ayudar a la población.
2º La declaración de nulidad de los referéndum que trajeron la monarquía y la ley de Amnistia, que son los elementos clave para acabar con la impunidad y recuperar la República. Sin ellos no hay ruptura.
3º La plena recuperación de nuestra soberanía popular, económica y de defensa. (federalismo real, cuestionamiento del euro y UE, salida de la OTAN)
Y
desde esa confluencia, tender la mano a todos y avanzar con quienes se sientan
identificados con esta estrategia. Ya sabemos que esta es una propuesta
modesta, pero es la que los republicanos estamos intentando sacar adelante.
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