lunes, 30 de junio de 2025

COMIENZA EL ASALTO A LA CIUDAD DE POKROVSK. EL EJÉRCITO UCRANIANO SE DER...

DIRECTO.UCRANIA EN PÁNICO.RUSIA DESTRUYE BUNKER DE ZELENSKI.TRUMP ABANDO...

La naturaleza como espacio de disputas

 

Este año se cumplen 30 del ajusticiamiento del escritor nigeriano Ken Saro Wiwa. Su delito fundamental: oponerse a los métodos extractivos de la Shell. Métodos que siguen vigentes. La lucha por la justicia ambiental es la lucha por la tierra y por la vida.


La naturaleza como espacio de disputas

 

Guillermo Barreto

El Viejo Topo

30 junio, 2025 


El 10 de noviembre de 1995, el escritor nigeriano Ken Saro Wiwa murió ejecutado en su propio país. En esos días yo vivía en Inglaterra y recuerdo un comercial que se transmitía por la televisión. La pieza de publicidad comienza con una mujer en sus 30s. Camina dentro de un bosque con botas y ropa de campo. Con el agua en las rodillas porta su libreta de campo. Observa y toma notas. La voz en off dice: “Ella está preocupada por la naturaleza, toma notas y colecciona datos que ayudarán a proteger el bosque”. La mujer sale del bosque y camina hacia un helicóptero. Mientras entra al mismo la voz dice: “Ella no está en contra de la industria petrolera”. El helicóptero despega y se observa en la cola del mismo el logo de Shell. La voz concluye diciendo “Ella ES la industria petrolera”.

El comercial no era gratuito. En ese momento, el pueblo Ogoni que habita el delta del río Níger, se encontraba en lucha contra esa misma empresa a la cual acusaba de haber contaminado sus tierras, dañado sus cultivos y generado serios impactos a la salud de las comunidades. Desde 1990, el Movimiento por la Sobrevivencia del Pueblo Ogoni, liderado por el reconocido escritor nigeriano Ken Saro-Wiwa se encontraba en una campaña no violenta en contra de las operaciones de la empresa Shell exigiendo reparaciones por los daños sufridos. El conflicto escaló al punto que el Gobierno del General Sani Abacha ordenó la detención del poeta a quien, bajo falsas acusaciones, sentenciaron a morir en la horca junto con 8 más de sus compañeros. Eso ocurrió en 1995 al tiempo que Shell mostraba su elegante publicidad en la televisora británica.

Ese conflicto no ha culminado. En 2011, el Programa de Naciones Unidas para el Ambiente (PNUMA) publicó un informe en el que se exponían los impactos de las operaciones petroleras en el Delta del Níger y hacía recomendaciones para su limpieza y restauración. En 2020, según reportó en su momento Amnistía Internacional, solo el 11% de los lugares contaminados habían sido abordados por el programa de restauración y en el caso de Hyprep, la empresa que dirige la limpieza, había sido acusada de tener conflictos de intereses toda vez que Shell participaba en sus estructuras de gestión y supervisión. Todavía en febrero de este año 2025, BBC reportaba que el estado de contaminación del área estaba lejos de mejorar y sus comunidades se mantenían carentes de agua potable, con suelos improductivos, imposibilidad de pescar y serios problemas de salud causados, entre otros, por los altos niveles de químicos presentes en aguas y suelos generados por la industria como benceno, tolueno, etil-benceno y xilenos.

El caso que relato es solo un ejemplo de los numerosos conflictos socioambientales en los que empresas extractivistas transnacionales han estado y están involucradas. Es un hecho que, para mantener el modelo económico dominante en crecimiento, se hace necesario mantener operaciones extractivistas de manera constante. De hecho, solo un 7% de la materia prima necesaria en la industria es producto del reciclaje. Los insumos necesarios en la industria son extraídos directamente del planeta.

Una fracción importante de los proyectos extractivistas es llevada a cabo por empresas transnacionales a través de las llamadas inversiones extranjeras directas (FDI por sus siglas en inglés). De acuerdo a datos proporcionados recientemente por UNCTAD, dichas inversiones alcanzaron un monto de 1.4 trillones de dólares en 2024 y se espera un crecimiento moderado en 2025. El sector extractivo (petróleo, gas, minas) comprende una fracción importante de las inversiones, aunque también habría que incluir al sector electrónica y telecomunicaciones, que no aparece como actividad extractivista pero que depende en grado supremo de la extracción de minerales y tierras raras.

De acuerdo a los economistas del Fondo Monetario Internacional, dichas inversiones son positivas en tanto utilizan tecnologías más limpias, así como técnicas y procedimientos más eficientes que benefician al país receptor tanto a sus comunidades locales como a la naturaleza. Una visión opuesta expone que dichas inversiones solo buscan oportunidades en países con ventajas competitivas, leyes ambientales flexibles, mano de obra más barata y facilidades tributarias. El resultado son impactos tanto ambientales como sociales que incluyen desplazamientos forzados, represión, encarcelamiento y asesinato de líderes comunitarios que, como Berta Cáceres en Honduras o Chico Méndes en Brasil, se enfrentaron a estas empresas la mayoría de las veces protegidas por gobiernos débiles y subordinados a los intereses transnacionales.

Recientemente un estudio realizado por Marcelo Llavero-Pasquina de la Universidad Autónoma de Barcelona, España, hace revelaciones muy interesantes sobre el papel de las corporaciones multinacionales como agentes en los principales conflictos socioambientales que se registran en el mundo. En dicho estudio el investigador consultó la base de datos del Atlas Global de Justicia Ambiental (EJAtlas), el mayor repositorio de información sobre conflictos socioambientales disponible. Allí tuvo acceso a 3.388 conflictos y 5.500 corporaciones involucradas. 73% de los conflictos empezaron después del año 2000 y solo 4% registraban fecha de culminación indicando que la mayoría de los conflictos seguían activos.

El análisis realizado reveló que la mayoría de los conflictos se produjeron en países de ingreso bajo a medio del Sur Global y en los mismos se vieron involucradas corporaciones cuyos domicilios se encontraban en países de alto ingreso (Norte Global). Destacan 104 corporaciones involucradas en el 20% de los conflictos, encabezadas por la empresa con más conflictos en su espalda, la Royal Dutch Shell (98 conflictos), seguida de Total Energies (58) y Chevron (51). Destaca entre las primeras 10 la empresa petrolera Exxon Mobil, involucrada en serios conflictos en Mozambique y, actualmente, como agente proxy que intenta exacerbar un conflicto entre Venezuela y Guyana.

Los impactos tanto sociales como ambientales son mayores en los países del Sur Global. En dichos países se evidencian problemas que van desde destrucción de fuentes de agua, deforestación, contaminación hasta enfermedades y violaciones a los derechos humanos. Adicionalmente se registra que los programas de remediación suelen ser incompletos e ineficientes como es el caso relatado aquí en el delta del río Níger. La información analizada muestra que esto es así especialmente en los casos en los que las corporaciones involucradas son extranjeras, poniendo en evidencia la profunda injusticia de un sistema que basa su funcionamiento en la extracción continua de recursos de la tierra, produciendo inmensas ganancias a dichas corporaciones, pero que externalizan los costos de dicha actividad, que son subsumidos por los países del Sur Global. Es un ciclo que implica un flujo constante de riquezas desde el Sur Global al Norte Global.

Luchas como las que llevó adelante el pueblo Ogoni de Nigeria tienen mucho sentido y apuntan a los verdaderos responsables de los múltiples conflictos socioambientales de los que somos testigos. Este año se cumplirán 30 años de la ejecución de Ken Saro Wiwa. Que su sacrificio nos recuerde que la lucha por la justicia ambiental es la lucha por la tierra, por la independencia de los pueblos y por un mundo donde la vida y no el capital sea la prioridad.

Fuente: Globetrotter.

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domingo, 29 de junio de 2025

DEVASTADOR ATAQUE DE MISILES RUSOS! F-16 DERRIBADO!LOS RUSOS CRUZAN EL V...

La escopeta nacional

 


La escopeta nacional

 

 

Txema García

KAOSENLARED

27 de junio de 2025 

 

En el Estado español, la corrupción no solo no se esconde: se institucionaliza, se subvenciona y, si se tercia, se premia con una embajada o con un cargo en el FMI como director gerente. Lo que en otros países es escándalo, aquí es tradición, incluso deporte. Y como toda buena tradición, tiene sus ritos, sus protagonistas y, por supuesto, su banda sonora. Pero esta vez, el sainete ha superado al guion. La última entrega de esta tragicomedia tiene nombre propio: Koldo García, el último de la fila, el secundario que se cansó de ser sombra y decidió encender la luz del proyector. A su lado, José Luis Ábalos, el ministro que no sabía nada pero firmaba todo, y Santos Cerdán, el organizador de lo inconfesable, el que tejía la trama con la destreza de un sastre de Génova.

Acto I: El esperpento como forma de gobierno. Si Berlanga viviera, no sabría si reír o demandar derechos de autor. Porque lo que estamos viendo no es nuevo: es “La escopeta nacional” reescrita con sobres, adjudicaciones y audios filtrados. En la cinta original, un empresario catalán intenta vender porteros automáticos a la élite franquista durante una cacería. Hoy, los porteros han sido sustituidos por contratos públicos, y la cacería se celebra en despachos ministeriales, viajes en coches oficiales o encuentros con prostitutas. El escenario ha cambiado, pero los personajes siguen siendo los mismos: cortesanos, trepas, mediocres con ínfulas y pícaros con carné de partido.

Santos Cerdán, ese hombre de partido que parece salido de un casting de “Patrimonio nacional”, aparece en los informes de la UCO como el cerebro organizador, el que daba las órdenes sin dejar huella, el que manejaba los hilos desde Nafarroa como si fuera el mayordomo de una finca decadente, eso sí, con una carrera meteórica ue le llevo de trabajar en una fábrica de verduras y ejercer de camarero a ser el segundo del presidente Sanchez.

Acto II: Koldo, el bufón que incendia el palacio. Pero si hay un personaje que merece su propia película es Koldo García. Nacido, se dice, en Baracaldo, ex aizkolari, ex escolta, ex colaborador de la Guardia Civil, ex concejal, ex todo. Un hombre que parecía salido de una novela de Delibes, pero que ha terminado protagonizando un thriller de espionaje cutre. Como “El verdugo” de Berlanga, Koldo no eligió el papel, fue la propia vida la que se lo fue dando en forma de innumerables actuaciones que aceptó e interpretó con entusiasmo. Fue chófer, guardaespaldas, recadero, portero de un puticlub, miembro del consejo de administración de Renfe Mercancías y, finalmente, el hombre que grabó a sus jefes y entregó las pruebas que hoy hacen tambalear al PSOE.

Su figura recuerda al personaje de Luis Ciges en tantas películas: el tipo anodino, torpe, que nadie toma en serio… hasta que aprieta el botón equivocado de este Armageddón político en forma de escándalo intergaláctico. Koldo es el bufón que, sin quererlo o queriéndolo mucho, incendia el castillo. En los audios filtrados, se le oye hablar de billetes de quinientos, de adjudicaciones amañadas, de prostitutas, de mordidas que pasaban por sus manos como si fueran gulas en una cesta de Navidad. Y lo más grotesco: grabó a todos. Como si supiera que, en esta película, el que no tiene copia de seguridad acaba en el foso.

Koldo García es el Lazaro posmoderno, críado humilde y astuto, el pícaro que se cuela en los pasillos del poder y, cuando lo echan, se lleva las grabaciones. Es el Torrente sin parodia, el funcionario que no necesita exageración para resultar grotesco. Y como buen personaje buñueliano, su venganza no es violenta, sino simbólica: dejar que los demás se hundan con sus propias palabras.

Acto III: Ábalos, el ministro que pasaba por allí. José Luis Ábalos, por su parte, es el personaje más berlanguiano de todos. Ministro de Transportes, secretario de Organización del PSOE, y ahora, actor involuntario de una tragicomedia judicial. En los informes de la Guardia Civil, aparece como beneficiario de adjudicaciones irregulares, receptor de favores y cómplice de una red que operaba como una empresa familiar. Pero él, como buen protagonista de “El discreto encanto de la burguesía”, asegura que no sabía nada. Que todo era cosa de otros. Que él solo pasaba por allí.

Como en la película de Buñuel, donde los comensales nunca logran cenar porque siempre ocurre algo absurdo, Ábalos nunca logra explicar nada porque siempre hay un nuevo escándalo que lo interrumpe. Su defensa es el desconcierto, su estrategia, la amnesia selectiva. Y mientras tanto, el personal aue ve esta película asiste a su caída con una mezcla de estupor y déjà vu.

Ábalos es el funcionario de Camus, el que cree que el sistema lo protege hasta que el sistema lo sacrifica. Es el verdugo que no quiere matar, pero que acaba firmando ejecuciones administrativas con una sonrisa de trámite. Su tragedia no es solo la charca de la presunta corrupción que le envuelve, sino su torpeza.

Acto IV: Todos a la cárcel (o no). En “Todos a la cárcel”, Berlanga reunió a lo peor de cada casa en una prisión valenciana. Hoy, la cárcel sigue vacía, pero los despachos están llenos. La trama de Cerdán, Ábalos y Koldo no es una excepción: es la norma. Desde los tiempos de Bárcenas, Rato o Gürtel y desde mucho antes, en el Estado español, incluidas sus periferias, se ha perfeccionado el arte de la corrupción como si fuera una disciplina olímpica. Lo nuevo es el tono: ya ni se disimula. Se graba, se filtra, se comenta en tertulias. La corrupción ha dejado de ser un escándalo para convertirse en un género narrativo.

Y como en “Los santos inocentes”, los de abajo siguen mirando desde el barro cómo los de arriba se reparten el festín. La diferencia es que ahora los inocentes tienen móviles, redes sociales y una paciencia que empieza a agotarse. Pero siguen sin voz, sin justicia, sin final feliz.

Epílogo: El cine como profecía. Quizá el cine español no era sátira, sino profecía. Quizá Berlanga, Buñuel y Camus no estaban exagerando, sino documentando. Lo que parecía grotesco era, en realidad, un retrato fiel de lo que vendría. Y lo que vendría ya está aquí: grabaciones, sobres, adjudicaciones, y un país (?) que asiste, entre la risa y la rabia, a una película que no pidió ver… pero que ya ha pagado.

Koldo, el último de la fila, ha sido el detonante. El bufón que se cansó de hacer reír y decidió contar el chiste final. Y como en toda buena película hispana, el final no es feliz. Pero al menos, esta vez, alguien ha encendido la luz del proyector. Pero, ¿alguien ha dicho final, o es “suma y sigue”? Y una última cuestión, ya solo falta saber si en esta película también hay una X.

Txema García es periodista y escritor

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¿QUÉ HA SUCEDIDO EXACTAMENTE EN LA HAYA?

 

La pieza teatral representada en La Haya ha sido digna de ser escrita por Valle Inclán. Trump, déspota desaforado. Sánchez, el Príncipe Valiente, resistiendo los embates del dragón. Tras la caída del telón, más de lo mismo.


Ernesto Gómez de la Hera

El VIEJO tOPO

29 junio, 2025 



¿QUÉ HA SUCEDIDO EXACTAMENTE EN LA HAYA?

La gran mayoría de los medios de comunicación españoles –no los extranjeros, que se limitan a mencionarlo de soslayo– han centrado su relato de la cumbre de la OTAN, en La Haya, en el pretendido enfrentamiento entre D. Trump y el Dr. Sánchez. Unos lo presentan como un valeroso acto democrático para parar los pies a un autócrata, otros dicen que fue algo que puso en grave peligro los intereses de España, pero todos falsean la realidad. Lo que sí es cierto es que ambos fueron los actores más destacados de la cumbre. Algo que no es de extrañar dado que ambos personajes son dos narcisistas sociópatas de manual.

Lo sucedido en La Haya fue una representación, aunque no una mera representación teatral. Fue una puesta en escena del poder imperial, con todo el boato posible, para que el emperador recibiera la pleitesía de sus satélites. Ni siquiera faltó el obligado bufón, papel que cumplió aplicadamente Rutte con sus histriónicos halagos. Naturalmente todas las cuestiones y decisiones que debían ser oficializadas en La Haya, ya habían sido tratadas y acordadas en las fechas previas. Allí habían de ser presentadas al público y esto suponía la ocasión perfecta para ser aprovechada políticamente por quienes tuvieran necesidad de hacerlo así. Además de las características apropiadas para hacerlo, lo que nos vuelve a llevar a lo de la sociopatía narcisista.

El Dr. Sánchez, que ya había decidido echar más oscuridad sobre unas decisiones que ya son bastante interpretables al gusto del consumidor, se apartó ostensiblemente a un lado en la foto oficial, para remarcar su protagonismo (algunos periódicos derechistas españoles afirman, en su estulticia, que fue marginado por los demás). Por su lado, D. Trump, seguramente admirado de reconocer a un espíritu afín (con bastante menos poder, lo que sirve para que le trate con más condescendencia), le dedicó algunas frases particulares en su rueda de prensa, lo que no hizo con otros, resaltando así su protagonismo y sirviéndole en bandeja la coartada necesaria para que, en España, sus aliados puedan seguir en el alambre político un poco más.

Por supuesto, más allá de eso de los espíritus afines, están las realidades con las que funciona cualquier poder imperial con sus satélites. Y los hechos palpables muestran la absoluta sumisión del actual gobierno español a Washington, por ejemplo con el reciente papel sobresaliente desempeñado por Morón y Rota en el ataque norteamericano a Irán. Qué este Gobierno, por necesidades internas, tiene que usar cierta palabrería soberanista, es algo conocido en Washington. De hecho, hace bien poco, su segunda Vicepresidenta se llenó la boca con esa palabrería, pero las palabras se las lleva el viento y los hechos reales son que hace muchos años que España enfeudó su soberanía a los EE.UU. Y este Gobierno, lo mismo que los anteriores, diga lo que diga de boquilla sigue dentro de ese vasallaje.

Los acuerdos que se han presentado en La Haya obligan a tomar una serie de medidas para cumplir lo que en la jerga de la Organización Terrorista del Atlántico Norte se llaman “capacidades”. El gobierno del Dr. Sánchez (esto significa todos cuantos forman parte de él, incluidos Sumar e IU) ha declarado que cumplirá estrictamente con ello. Y, pese a que no tiene presupuesto aprobado desde 2023, lleva meses desviando dinero público (otros 16.000 millones hace una semana) para gastos militares. Es decir, este Gobierno participa abiertamente del rearme y de la militarización que EE.UU. = OTAN están imponiendo, sin consenso democrático, a todas las sociedades occidentales. Respecto a la cuestión del 5% del PIB, que tanto disgusta al Dr. Sánchez y a sus aliados, es algo a cumplir a futuro (10 años). Y ¿quién sabe lo que pasará dentro de 10 años? Por eso la reacción favorable de casi todos los gobiernos satélites de Washington se ha basado en aquello del Tenorio: ¡Cuan largo me lo fiais! Sólo las necesidades políticas, más acuciantes en un momento en que la riada de la corrupción es tan fuerte, han hecho que Sánchez se engalle y responda de otra manera. Él vive al día y no le afecta un futuro tan lejano. De momento sus aliados respiran y, visto como cumple a la hora de la verdad con EE.UU. (se pueden poner más ejemplos que el descrito arriba) no parece que este engallamiento le vaya a pasar factura.

Somos nosotros quienes hemos de pasársela. Nosotros, todos cuantos seguimos comprometidos con la defensa de la paz y las auténticas necesidades de los ciudadanos. Nosotros que, hoy más que nunca, continuamos de verdad, y no de boquilla, proclamando: ¡OTAN, no, bases fuera!

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sábado, 28 de junio de 2025

NETANYAHU ACORRALADO. LA OTAN EN PÁNICO CONTRA RUSIA. TRUMP DESESPERADO....

UCRANIA SUFRE UNA MASIVA RETIRADA EN DONESTK.RUSOS CRUZAN EL VOVCHA Y CA...

La guerra, el dólar y la deuda

 

Irán es una pieza clave en la geopolítica actual. Su buena relación con Rusia, su situación geográfica, su formidable cantidad de reservas energéticas, su posible control del estrecho de Ormuz, lo han convertido, para Occidente, en el enemigo a batir.


La guerra, el dólar y la deuda


Domenico Moro

El Viejo Topo

28 junio, 2025 


Existe una estrecha conexión entre la guerra, el dólar y la deuda estadounidense. La agresión de Israel contra Irán se produjo en una zona, Oriente Medio y el Golfo Pérsico, que alberga las mayores reservas de petróleo y gas del mundo. En particular, Irán posee la segunda mayor reserva de gas y la tercera mayor de petróleo del mundo. Además, el 30% del petróleo mundial pasa por el Estrecho de Ormuz, controlado por Irán, con destino a Asia Oriental y, en particular, a China, que, a pesar de las sanciones estadounidenses, compra el 90% del petróleo que exporta Irán.

Pocos días después del inicio del ataque israelí, Il Sole 24 Ore publicó en portada un titular titulado “Comercio internacional, menos dólares y más euros” [i] . Según el prestigioso diario económico, el liderazgo del dólar estadounidense se ve cada vez más cuestionado en las transacciones comerciales internacionales. Una parte cada vez mayor del comercio mundial comienza a liquidarse en divisas distintas del dólar, como el euro, el yuan renminbi chino, el dólar canadiense y otras. Resulta significativo en este sentido lo que dijo el jefe de ventas de US Bancorp: “Muchos de nuestros clientes afirman que los proveedores extranjeros ya no quieren que se les pague en dólares. Antes era casi un dogma. Ahora dicen: «Dennos nuestra moneda, siempre que paguen»”.

Esta tendencia a cambiar del dólar a otras monedas no solo se debe a la volatilidad del dólar, que subió un 7 % a finales de 2024 y cayó un 8 % en los primeros meses de 2025 debido a las políticas arancelarias vacilantes de Trump. También pesa el efecto de las sanciones que, por ejemplo, han llevado a China, Rusia e Irán a utilizar el yuan renminbi para sus transacciones.

Pero, más allá de lo contingente, se trata de una tendencia histórica subyacente vinculada al declive del poder económico y militar de Estados Unidos. Según Sole24ore, se está definiendo una arquitectura monetaria global en la que las reservas mundiales de divisas ya no estarán dominadas por una moneda única, sino que se distribuirán entre tres grandes bloques: Estados Unidos, la UE y China.

El control geopolítico de las reservas de petróleo y sus rutas de transporte por parte de Estados Unidos y su Armada es crucial, ya que, gracias a este control, las transacciones de petróleo (y otras materias primas clave) siempre se han realizado en dólares. Sin embargo, como se mencionó, esto ya no es así; por ejemplo, el petróleo iraní se vende a China en yuanes (renminbi). El hecho de que las materias primas más importantes se negocien en divisas distintas del dólar socava la posición del dólar como moneda de reserva mundial. Hasta ahora, el 58 % de las reservas monetarias mundiales estaban en dólares y el 20 % en euros.

¿Por qué es importante para Estados Unidos que su moneda, el dólar, sea la moneda de reserva mundial? Porque los bancos centrales y las instituciones financieras globales, al tener que acumular reservas en dólares, compran activos en dólares, empezando por los bonos del Tesoro estadounidense. Comprar estos últimos es esencial, ya que Estados Unidos necesita financiar una enorme deuda pública. Pero no se trata solo de deuda pública. Como declaró recientemente el exgobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco, en una entrevista en Affari & Finanza: «En el mundo solo hay un gran deudor: Estados Unidos» [ii]. La posición neta de activos de Estados Unidos —la diferencia entre los activos financieros en el extranjero de residentes estadounidenses y los pasivos financieros con no residentes— es negativa en más de 26 billones, el 90 % del PIB estadounidense.

Este pasivo se debe a tres factores. Primero, la acumulación a lo largo del tiempo de los déficits comerciales de Estados Unidos, que durante décadas ha importado más de lo que exporta. Segundo, la apreciación del dólar frente a otras monedas, que también resta competitividad a las exportaciones. Y tercero, el aumento excepcional, superior al 370%, en el precio de las acciones de empresas estadounidenses que pertenecen en una proporción significativa a otros países. Se trata, en particular, de las empresas tecnológicas estadounidenses, las llamadas «7 Magníficas», que por sí solas representan un tercio de la capitalización del mercado estadounidense.

La situación de la deuda estadounidense se ha visto agravada por el intento de Trump de contrarrestar la deuda comercial mediante aranceles y la devaluación del dólar. Esto ha provocado una tendencia a la salida de una serie de activos estadounidenses, desde el dólar hasta los bonos y las acciones. En particular, el bajo atractivo de los bonos del Estado, que ha provocado una caída de sus precios y un aumento de sus rendimientos, ha llevado a Trump a una rápida retirada de los aranceles. En los últimos días, los precios de los swaps de incumplimiento crediticio (CDS) también se han disparado, lo que constituye un seguro de protección ante una posible quiebra de Estados Unidos, ante el temor a un crecimiento descontrolado de su deuda pública.

La guerra entre Israel e Irán también debe analizarse en este contexto económico. La creciente deuda obliga a Estados Unidos a colocar sus bonos gubernamentales en el mercado, pero esto es difícil si el dólar pierde su estatus de moneda de reserva, que solo puede mantenerse si se mantiene como moneda de intercambio internacional. Para seguir siendo una moneda de intercambio internacional, el dólar debe utilizarse como medio de transacción para las materias primas más importantes, empezando por el petróleo y el gas. Esto implica el control político y militar por parte de Estados Unidos de las zonas donde se producen petróleo y gas y donde se encuentran la mayor parte de las reservas.

Como se mencionó, la zona donde se concentran las mayores reservas de materias primas energéticas es el Golfo Pérsico, dominado por Arabia Saudita, Kuwait, Catar, Emiratos Árabes Unidos e Irán. Por lo tanto, el control del Golfo Pérsico es esencial para Estados Unidos tanto desde el punto de vista económico, por las razones expuestas anteriormente, como desde el punto de vista geopolítico, ya que, al controlar el Golfo Pérsico, también controla a países aliados, como Japón, y adversarios, como China, que dependen de esa zona para su abastecimiento de petróleo y otras materias primas estratégicas.

Para controlar el Golfo y Oriente Medio, el imperialismo occidental se vio inmediatamente obligado, desde el siglo XIX, a controlar Irán, el país más importante de la zona en términos de población, historia y posición geográfica. Gran Bretaña fue la primera en ejercer este control, a la que posteriormente se unió Estados Unidos. Ambos países anglosajones apoyaron el golpe militar que, en 1953, derrocó al primer ministro iraní, Muhammad Mossadeq, gran responsable de haber nacionalizado la producción petrolera, arrebatándosela a Gran Bretaña. Posteriormente, Irán se convirtió en una colonia británica y estadounidense de facto, hasta el derrocamiento del sha, Reza Pahlavi, por la Revolución iraní de 1979.

Así pues, desde 1979, Irán ha escapado en gran medida al control occidental, convirtiéndose en una piedra en el zapato para Estados Unidos y su política de hegemonía en Oriente Medio. Por ello, para Estados Unidos, el control total de esta zona pasa por la destrucción de Irán como Estado independiente. Por el contrario, Israel representa el brazo armado del imperialismo occidental y estadounidense en la zona. Por lo tanto, la guerra en curso se inscribe en este contexto y, desde esta perspectiva, representa el último episodio del enfrentamiento entre Irán y el imperialismo estadounidense.

Notas

[i] Vito Lops, “Comercio exterior, la demanda es menos dólares y más euros”, Il Sole24ore, 18 de junio de 2025.

[ii] Walter Galbiati, “En el mundo hay un gran y único deudor: Estados Unidos”, Affari & Finanzala Repubblica, 16 de junio de 2025.

Fuente: Laboratorio-21

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viernes, 27 de junio de 2025

RUSIA LANZA OFENSIVA EN ZAPORIZHIA. LAS TROPAS RUSAS CAPTURAN VARIOS PUE...

La teoría del engaño

 

La teoría del engaño

 

Alejandro Marcó del Pont

Rebelion

27/06/2025 

Rebelion



Fuentes: El tábano economista

Los neoconservadores de EE.UU. e Israel necesitan un enemigo nuclear (El Tábano Economista)

La intervención militar ordenada por el presidente Donald Trump contra las instalaciones nucleares iraníes pareció llevar a Estados Unidos al borde de un conflicto mayor, algo que cuatro de sus predecesores habían logrado evitar. Pero en medio de la tensión, quedó algo claro: el poder de Estados Unidos se sustenta más en su influencia cultural (Hollywood) que en su arsenal bélico o en el dominio del dólar.

Trump logró desconcertar a su homólogo israelí y, al menos temporalmente, paralizó a grupos de presión como el Comité Estadounidense de Asuntos Públicos de Israel (AIPAC) y Cristianos Unidos por Israel (CUFI), organizaciones con una influencia enorme tanto en su gabinete como en el Congreso. Estas facciones han sido históricamente las mayores defensoras de una acción militar contra Irán y del apoyo incondicional a Israel.

Aunque se desconoce cuánto durará este juego estratégico, la maniobra ha sido brillante. Israel mantiene lo que se conoce como «ambigüedad nuclear»: nunca confirma ni niega oficialmente su posesión de armas atómicas. Sin embargo, según un informe de 2021 de Estado de las fuerzas nucleares mundiales de la Federación de Científicos Americanos (FAS), el país cuenta con aproximadamente 90 ojivas nucleares, capaces de ser lanzadas desde aviones, misiles balísticos terrestres y misiles de crucero navales.

Este arsenal forma parte de la «Opción Sansón», una doctrina que plantea una represalia nuclear masiva contra adversarios no nucleares si Israel enfrenta una amenaza existencial. Además, al no haber firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), el Estado judío evade cualquier inspección internacional de sus instalaciones nucleares.

Los recientes ataques iraníes expusieron graves fallos en el sistema de defensa aérea israelí, incluyendo su famosa Cúpula de Hierro. Irán ha utilizado tácticas de saturación, lanzando oleadas de misiles y drones para abrumar las defensas, ya que cada batería antimisiles tiene un número limitado de interceptores.

Además, ha incorporado misiles balísticos e hipersónicos más avanzados, combinados con guerra electrónica para interferir en los radares israelíes. Entre los blancos alcanzados se encuentran el Aeropuerto Ben Gurión (Tel Aviv), la Corporación Eléctrica de Israel y áreas cercanas a la refinería de Haifa y las instalaciones de Rafael Advanced Defense Systems.

Pero el daño más significativo ha sido económico:

– Costo de un misil iraní: U$S 300.000

– Costo de un interceptor israelí (Arrow 3 o David’s Sling): U$S 3 millones

– Interceptores necesarios por misil: 3 (estimación conservadora)

– Gasto diario de Irán (3 misiles): U$S900.000

– Gasto diario de Israel (9 interceptores): U$S 27 millones

– Gasto mensual proyectado de Israel: U$S 810 millones

Esta asimetría financiera y de destrucción de infraestructura es insostenible para Israel a largo plazo.

La operación militar estadounidense buscaba destruir instalaciones nucleares clave como Fordo, Natanz e Isfahán, frenando el enriquecimiento de uranio. Trump declaró que los bombardeos fueron «precisos», pero un informe filtrado de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) reveló que los daños fueron mínimos: Irán aún controla la mayor parte de su material nuclear y, de quererlo, podría desarrollar un arma atómica con relativa rapidez.

Aunque EE.UU. e Israel insisten en que su objetivo era neutralizar el programa nuclear iraní —no iniciar una guerra—, la intervención logró algo más: frenar temporalmente a los halcones proisraelíes en el gobierno de Trump, como los senadores Lindsey Graham y Ted Cruz, y el entonces presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson.

Este grupo, alineado con la ideología neoconservadora, ha impulsado históricamente intervenciones militares para «proteger los intereses de EE.UU.», frecuentemente vinculados a los de Israel. Fueron clave en la guerra de Irak y ahora presionan por un cambio de régimen en Irán.

Pese a la espectacular operación de relaciones públicas de Trump, las imágenes satelitales mostraron que Irán había trasladado previamente su uranio enriquecido y centrifugadoras de las instalaciones bombardeadas. El ataque fue, en gran medida, un bluff estratégico.

Y aunque la intervención logró contener temporalmente a Netanyahu y a los halcones estadounidenses, los neoconservadores ya han regresado al juego. Su objetivo sigue siendo claro: el derrocamiento del régimen iraní.

Mientras tanto, Netanyahu —acusado de corrupción, crímenes de guerra y lesa humanidad— sigue aferrado al poder. Para él, el conflicto es una cuestión de supervivencia: si la guerra termina, podría acabar en prisión.

La intervención de Trump no fue más que un engaño calculado, una puesta en escena para ganar tiempo. Y ahora, con las tensiones internas en la política exterior estadounidense, el presidente está al borde del colapso político.

Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2025/06/26/la-teoria-del-engano/

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Lecciones de EEUU

 

Si Irán ha sido atacado es, precisamente, por no ser aquello de lo que se le acusa. Por no disponer, al menos todavía, de suficiente capacidad de respuesta. Por no poseer la bomba. Todo un aviso para navegantes.


Lecciones de EEUU


Andrea Zhok

El Viejo Topo

27 junio, 2025 



Estados Unidos ha dado al mundo una lección definitiva, grabada en la roca de la historia, irrevocable.

En el valiente nuevo mundo que ellos mismos han hecho nacer, sólo existirán dos tipos de súbditos: los siervos y los poseedores de artefactos nucleares.

Si una nación quiere ser un Estado soberano e independiente, no sólo tendrá que tener un ejército, que en sí mismo puede ser en gran medida decorativo: tendrá que presentarse como una amenaza nuclear creíble.

A partir de ahora, adiós a los tratados de no proliferación nuclear, se aplicará el «todos contra todos», y las décadas venideras serán décadas de una renovada carrera armamentística terminal (sobre todo clandestina, porque si te sometes al escrutinio internacional, basta un Raphael Grossi cualquiera para que te bombardeen).

El fallo evidente de Irán no es que fuera una amenaza excesiva, sino que no era lo bastante amenazadora.

Su culpa no fue ser inmoral, sino exceder –según los estándares internacionales actuales– los escrúpulos morales.

Por cierto, esto también es cierto a nivel nacional. Si Irán hubiera sido el espantoso y llamativo estado policial que se presenta, no habría tenido docenas de científicos y líderes militares durmiendo en casa, con sus familias, con direcciones públicamente disponibles. En los países del antiguo bloque comunista no se habría podido producir una infiltración de inteligencia de este nivel, precisamente porque eran Estados policiales. La paranoia de la que a menudo se burlan las películas de Hollywood sobre el antiguo Pacto de Varsovia era en realidad realismo, en una guerra que se sabía se jugaba con adversarios totalmente despreocupados.

Es muy desagradable decirlo, pero el problema de Irán fue que confió demasiado, que confió en las negociaciones, que confió en el honor de sus adversarios, o al menos en su sentido de la conservación, en su apego a la vida.

Una vez más, Estados Unidos ha demostrado ser el deseducador planetario por excelencia. (Y, permítaseme la nota amarga: la americanización de la cultura europea, incluso académica, es desde hace tiempo una brillante prueba de esta barbarización).

FuenteAriannaeditrice

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DIRECTO. ISRAEL PLANEÓ ATAQUE DE FALSA BANDERA.TRUMP ATACADO.RUSIA ADVIE...

jueves, 26 de junio de 2025

LOS RUSOS TOMAN EL DEPÓSITO DE LITIO MÁS GRANDE DE UCRANIA EN SHEVCHENKO...

DIRECTO.IRÁN A POR EL ARMA NUCLEAR.ISRAEL DERROTADO.TRUMP AMENAZA:RUSIA ...

TRAGEDIA EN ISRAEL. SE REVELA LA DESTRUCCIÓN CAUSADA POR IRÁN. TRUMP EN ...

Una bacteria es capaz de convertir botellas de plástico en paracetamol

 

Una bacteria es capaz de convertir botellas de plástico en paracetamol

TERCERAINFORMACION / 24.06.2025

Un equipo de investigación de Reino Unido ha transformado una bacteria para que produzca este analgésico y antipirético a partir del plástico de botellas desechadas. Este proceso no emite gases de efecto invernadero y su producción resulta más sostenible que la habitual, que utiliza combustibles fósiles.

El equipo investigador ha modificado la bacteria E. coli para que pueda producir paracetamol. / Unsplash

 

La bacteria Escherichia coli (E. coli) puede convertir moléculas de una botella de plástico en paracetamol, según un estudio liderado por la Universidad de Edimburgo (Reino Unido). A diferencia de los métodos actuales de producción de este analgésico y antipirético, este proceso no conlleva emisiones de carbono y es más sostenible, dicen los investigadores del trabajo que se publica hoy en Nature Chemistry.

El tereftalato de polietileno (PET) es el plástico resistente y ligero que se utiliza para botellas de agua y envases de alimentos, y genera más de 350 millones de toneladas de residuos al año que acaban en vertederos y océanos. Por su parte, el paracetamol se fabrica a partir del fenol, un derivado de combustibles fósiles, por lo que este proceso contribuye también al agravamiento del cambio climático.

Para buscar un proceso más sostenible, el equipo investigador de la universidad escocesa modificó la bacteria E. coli para transformar una molécula derivada del PET, conocida como ácido tereftálico, en el principio activo del paracetamol.

Paracetamol en 24 horas

El equipo llevó a cabo un proceso de fermentación, similar al empleado en la elaboración de cerveza, para acelerar la conversión de residuos industriales de PET en paracetamol en menos de 24 horas.

La nueva técnica se llevó a cabo a temperatura ambiente y prácticamente no generó emisiones de carbono, lo que demuestra que este compuesto puede producirse de forma sostenible.

“Descubrimos que una reacción química que se utiliza en la industria desde hace más de 100 años —el reordenamiento de Lossen— puede producirse en el interior de las bacterias vivas”, dice a SINC Stephen Wallace, primer autor del trabajo.

Con este procedimiento, combinado con enzimas naturales de microbios del suelo y hongos, el equipo logró construir el proceso biológico que convierte residuos plásticos en paracetamol con un rendimiento del 92 %. “Es un ejemplo de cómo la biología y la química pueden trabajar juntas para resolver algunos de nuestros mayores retos, como reducir la contaminación y fabricar medicamentos de forma más sostenible”, opina Wallace.

Stephen Wallace, autor principal del estudio, recolectando bacterias para analizarlas. / Universidad de Edimburgo

 

Por el momento, solo se han fabricado pequeñas cantidades de paracetamol en el laboratorio y se necesita más desarrollo para que pueda producirse a escala comercial. Tampoco es posible aún el uso humano del analgésico.

“Para poder utilizarlo como medicamento tendría que someterse a estrictas pruebas de seguridad y a la aprobación de las autoridades reguladoras. Es un proceso largo, y con razón. Pero este trabajo sienta las bases de lo que algún día podría ser una forma más limpia y sostenible de producir medicamentos”, dice el investigador.

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La credibilidad de Occidente

 

Ya no es posible seguir engañando a nadie: la superioridad moral de Occidente es pura superchería. Las famosas reglas han resultado ser de usar y tirar. Mantener la ficción obliga, pues, al uso de la fuerza. Y lo estamos viendo…


TOPOEXPRESS


La credibilidad de Occidente


Andrea Zhok

El Viejo Topo

26 junio, 2025 



EL FIN DE LA SUPUESTA PRIMACÍA MORAL DE OCCIDENTE

A medida que aumentan las tensiones en Oriente Medio y la posibilidad de una guerra total se vuelve más realista, una consideración cultural general puede parecer fuera de lugar, pero creo que es útil para evaluar los acontecimientos a largo plazo.

En todos los grandes conflictos en curso, presenciamos una configuración de oposición bastante clara, con algunos casos ambiguos: la cresta de oposición se da cuando Occidente, culturalmente hegemonizado por Estados Unidos, se opone a todo el mundo que no está sujeto a él, directa o indirectamente.

En otras palabras, se trata de una clara oposición según las líneas de poder, en la que un «imperio» consolidado se opone a otros polos de poder autoritarios que no están sometidos (Rusia, China, Irán, etc.).

Pero toda potencia siempre necesita una COBERTURA IDEAL, ya que requiere cierto grado de consenso generalizado de sus subordinados: el poder puede ejercerse mediante control y represión solo hasta cierto punto, pero para la gran mayoría de la población debe ser válida una adhesión ideal máxima.

La cobertura ideal de los polos de resistencia antioccidental es variada. Salvo cierta desconfianza generalizada hacia la idea de un «mercado autorregulado», no existe una ideología común entre China, Rusia, Irán, Venezuela, Corea del Norte, Sudáfrica, etc. Su única ideología común es el deseo de desarrollarse de forma autónoma, a nivel regional, según sus propias líneas de desarrollo cultural, sin interferencias externas. Esto no los convierte necesariamente en abanderados de la paz, ya que siempre existen heterogeneidades en sus proyectos, incluso en el ámbito de las relaciones regionales, pero en cualquier caso, hace que todos estos bloques sean refractarios a las proyecciones globales agresivas.

Esto representa un límite en términos de proyección de poder pura y simplemente respecto al «bloque occidental» que, dentro o fuera del marco de la OTAN, continúa actuando de forma concertada en todos los escenarios de conflicto. Así como en Ucrania Rusia se enfrenta, aunque indirectamente, a las fuerzas del Occidente unificado, lo mismo ocurre con Irán estos días (acaban de llegar a Israel suministros militares procedentes de Alemania y de EE. UU.). En cambio, las alianzas y los vínculos de apoyo mutuo entre los bloques de la «resistencia antioccidental» son mucho más ocasionales, posiblemente con acuerdos bilaterales y limitados.

La superioridad de la coordinación occidental en el uso de la fuerza, sin embargo, va de la mano de otro proceso, eminentemente cultural, que nos cuesta comprender desde el propio Occidente. Durante mucho tiempo, el Occidente posilustrado se presentó al mundo y a sí mismo como la encarnación de una racionalidad universalista, de una legalidad internacional y, en general, de los derechos humanos. La interpretación opositora de Occidente como un espacio de razón y derecho, en comparación con la «jungla» del resto del mundo, donde prevalecen la violencia y el abuso, sigue siendo un elemento habitual en el adoctrinamiento occidental actual: se repite en todas partes, desde los periódicos hasta los libros de texto escolares.

La paradójica situación reside en que el único elemento verdaderamente fundamental para la unidad ideológica de Occidente no tiene nada que ver con la razón ni con el derecho, sino con la idea de legitimidad que confiere la FUERZA. La verdadera ideología de Occidente se forja, por un lado, en la idea de la Fuerza anónima del capital, que se expresa, por ejemplo, en los mecanismos de la deuda internacional, y, por otro, en la idea de la Fuerza industrial-militar, justificada como el policía necesario para «cumplir contratos» y «pagar deudas».

Lo paradójico de la situación reside en que Occidente se presenta al resto del mundo, pero también internamente, de una forma que solo puede definirse como mentalmente disociada.

Por un lado, se presenta como el defensor de los débiles, los oprimidos, como el guardián global de los derechos humanos, como el severo guardián de las libertades, como la encarnación de una justicia con reivindicaciones universales.

Y por otro lado, adopta constantemente dobles raseros sensacionalistas («pueden ser hijos de puta, pero son nuestros hijos de puta»), rompe promesas hechas (véase el avance de NATO True East), fomenta cambios de régimen (lista interminable), miente internacionalmente sin vergüenza y sin disculparse jamás (la ampolla de Powell), usa la diplomacia para bajar la guardia del adversario y luego golpearlo (las negociaciones de Trump con Irán), también ejerce internamente todas las formas de vigilancia y represión que considera útiles (pero siempre «por una buena causa»), etc. etc.

Lo que es a la vez terrible y desestabilizador es que hemos internalizado tanto esta forma de «doblepensar» que podemos seguir produciendo un discurso público de neurodelirio en el que, para permitir que las mujeres iraníes caminen serenamente con el pelo suelto, nos parece razonable bombardear sus ciudades. O tiene sentido, y no se percibe ningún doble rasero, al justificar cómo un país lleno de bombas atómicas clandestinas bombardea preventivamente a otro para evitar que, tarde o temprano, posiblemente, este último también tenga algunas.

El verdadero y gran problema que Occidente pagará en las próximas décadas es que toda su gran tradición cultural, su racionalismo, universalismo, su apelación a la justicia, a la ley, etc., ha demostrado ser pura palabrería, disfraces verbales incapaces de construir una civilización donde se pueda confiar en las palabras.

Desde fuera de esta tradición, solo se puede llegar a una simple conclusión: toda nuestra charlatanería, nuestras apelaciones al rigor científico, a la verdad, a la razón y a la justicia universal, en última instancia, no valen la palabrería con la que se expresan. Son meras tapaderas para el ejercicio de la Fuerza (el «Ideenkleid» marxista).

De nada sirve decir que no siempre ha sido así, que no es necesariamente así; nuestra pérdida de credibilidad frente al resto del mundo es colosal y difícil de recuperar (solo podría ser recuperable si esas apelaciones a la razón y a la justicia demostraran que tienen las riendas del poder en las democracias liberales occidentales; pero estamos a años luz de esa posibilidad).

FuenteAriannaeditrice

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miércoles, 25 de junio de 2025

DIRECTO. ISRAEL DESTRUIDO POR IRAN. TRUMP HUMILLA A ZELENSKY. NETANYAHU ...

LOS RUSOS TOMAN SHEVCHENKO Y EL DEPÓSITO DE LITIO MÁS GRANDE DE UCRANIA....

Trump y Rubio aprietan el nudo

 

Los efectos del endurecimiento del bloqueo estadounidense, la pandemia de COVID-19 y el regreso de Trump con un vengativo Marco Rubio como secretario de Estado han agravado la crisis en Cuba. La solidaridad con la isla es más importante que nunca.


Trump y Rubio aprietan el nudo


Manolo De Los Santos

El Viejo Topo

25 junio, 2025 



Cuba se enfrenta una vez más a una crisis grave y multifacética, no debido a los huracanes que azotan el Caribe cada año, sino a la presión implacable y asfixiante que ejerce su poderoso vecino del norte. Es la historia recurrente de un pueblo que lucha por su independencia bajo un asedio y un bloqueo implacables. Mediante acciones deliberadas, el Gobierno de los Estados Unidos ha construido y aplicado meticulosamente barreras aún mayores que amenazan la propia supervivencia del pueblo cubano.

La última manifestación de esta crisis se produjo el 30 de mayo con el anuncio de ETECSA, la empresa estatal de telecomunicaciones de Cuba, sobre una importante subida de las tarifas de datos móviles. Aunque aparentemente insignificante para los extranjeros, para los cubanos esto desencadenó una gran crítica nacida de la frustración acumulada. Las nuevas tarifas, especialmente las de datos adicionales, son elevadas en comparación con el salario medio. Ahora, 3 GB adicionales cuestan 3.360 pesos cubanos, casi diez veces el precio del plan mensual de 6 GB. No se trata de un simple ajuste de precios, sino de un golpe para la gran mayoría de los 8 millones de usuarios de teléfonos móviles de Cuba, muchos de los cuales dependen del acceso a internet para estudiar, trabajar y comunicarse con sus familiares en el extranjero. Sin embargo, el anuncio de ETECSA no es un hecho aislado, sino que pone de relieve la enorme presión a la que se ve sometida Cuba para satisfacer las necesidades básicas de su población bajo el bloqueo estadounidense.

Endurecimiento del bloqueo

Para quienes no estén tan familiarizados con la historia reciente de Cuba, la economía de la isla, ya afectada por el devastador golpe de la pandemia al turismo y el bloqueo de seis décadas, se ha visto aún más afectada desde que Trump asumió el cargo. Las 243 sanciones impuestas por Trump entre 2017 y 2021 siguen vigentes, una manta asfixiante que se ha entretejido en el tejido de la vida cotidiana. Incluso bajo el mandato del presidente Biden, que hizo campaña con promesas de cambio, se mantuvo la presión.

En 2017, los Estados Unidos acusó a Cuba de “ataques sónicos” contra funcionarios de su embajada. La acusación resultó ser falsa, pero sirvió a su propósito: fue un pretexto para que Trump congelara las relaciones, colapsara el turismo y cerrara la puerta a los más de 600.000 visitantes estadounidenses que visitaban el país cada año. Luego, en 2020, se produjo el cierre de Western Union, lo que interrumpió las remesas vitales. La suspensión de los servicios de visados en la embajada estadounidense en La Habana en 2017 desencadenó la mayor ola de migración irregular desde 1980, un éxodo desesperado de cubanos que buscaban cualquier salida.

La devastación económica desde entonces ha sido profunda. El PIB de Cuba se contrajo un asombroso 15% en 2019 y un 11% adicional en 2020. Imaginen un país incapaz de adquirir productos de primera necesidad debido a las restricciones bancarias, con sus servicios públicos y sus industrias paralizados. Cuando el COVID-19 golpeó en 2020, el sólido sistema de salud pública de Cuba, un motivo de orgullo nacional, se vio sometido a una presión inmensa. Su única planta de oxígeno, fundamental para tratar a los pacientes, dejó de funcionar porque no podía importar piezas de repuesto debido al bloqueo. Miles de cubanos luchaban por respirar, pero Washington se negó a hacer excepciones.

La respuesta de Cuba a la crisis cada vez más profunda

La última medida de Trump en el cargo, incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo en enero de 2021, fue un golpe devastador. Esta designación hace casi imposible que Cuba realice transacciones financieras normales, lo que corta el comercio vital. Luego, en los primeros 14 meses de la administración Biden, la economía cubana perdió aproximadamente 6.350 millones de dólares debido a las continuas sanciones de Trump, lo que impidió inversiones cruciales en su anticuada red eléctrica y la compra de alimentos y medicamentos. El peso cubano se desplomó, devaluando los ya bajos salarios del sector público. Si bien el sistema de racionamiento proporciona una dieta de subsistencia, este nivel de privación no se había sentido desde el “Período Especial” de la década de 1990, tras el colapso de la Unión Soviética.

Ante estas graves limitaciones, el Gobierno cubano ha tenido que adaptarse. En 2020, comenzó a depender más del sector privado como nueva fuente de empleo e importador de productos básicos, una medida pragmática nacida de la necesidad. Desde 2021 se han registrado más de 8.000 pequeñas y medianas empresas, y en 2023 el sector privado estaba en camino de importar 1.000 millones de dólares en bienes. Si bien este auge del sector privado ha impulsado la importación de algunos suministros, también ha planteado nuevos retos para el proyecto socialista cubano al crear disparidades de ingresos, lo que contrasta fuertemente con el énfasis histórico de Cuba en la distribución equitativa de la riqueza.

El presidente Miguel Díaz-Canel ha destacado constantemente el compromiso del Gobierno con la prestación de servicios esenciales, al tiempo que reconoce la necesidad de cambios debido a la situación actual de un bloqueo cada vez más estricto. Define el proyecto socialista de justicia social de Cuba no solo como bienestar, sino como una distribución justa de los ingresos, en la que quienes ganan más contribuyen más y quienes no pueden hacerlo reciben apoyo. Esta es la cuerda floja por la que camina la Revolución: equilibrar las realidades económicas con sus principios fundamentales. Los dirigentes insisten en salvaguardar el proyecto socialista y garantizar los servicios esenciales, al tiempo que se resisten a las presiones para llevar a cabo importantes privatizaciones.

La pandemia, que diezmó el turismo, la principal industria de Cuba, agravó aún más la crisis. A pesar de la disminución del acceso a divisas fuertes, el Gobierno gastó cientos de millones de dólares en suministros médicos y siguió garantizando los salarios, los alimentos, la electricidad y el agua, lo que añadió 2.400 millones de dólares a su deuda para cubrir las necesidades básicas.

Seis décadas de intentos de cambio de régimen por parte de los Estados Unidos

El obstáculo definitivo que consume todos los esfuerzos de Cuba por satisfacer las necesidades básicas de su pueblo es el antagonismo abierto e implacable de los Estados Unidos. El objetivo del Gobierno estadounidense desde el primer día de la Revolución Cubana ha sido el cambio de régimen, logrado mediante la creación de condiciones cada vez peores y el patrocinio de la subversión interna. Si bien el bloqueo siempre ha obstaculizado el desarrollo de Cuba, durante las tres primeras décadas, el apoyo soviético y un entorno favorable en el Tercer Mundo compensaron gran parte de su impacto. La década de 1990, conocida como el “Período Especial”, fue una crisis de proporciones inmensas, ya que Cuba tuvo que enfrentarse por sí sola al poderío del bloqueo estadounidense, pero esa época obligó a adoptar respuestas innovadoras que le permitieron sobrevivir.

Sin embargo, el momento actual es diferente. Los efectos acumulativos de las sanciones de Trump, la pandemia, la recesión económica mundial, la inacción de Biden y el regreso de Trump con un vengativo Marco Rubio como secretario de Estado han creado una tormenta perfecta para que los Estados Unidos intente alcanzar sus objetivos de cambio de régimen, que persigue desde hace mucho tiempo. El infame memorándum de Lester Mallory de 1960, que afirmaba explícitamente que el objetivo del bloqueo era provocar una rebelión interna a través del hambre y la desesperación, ha encontrado una nueva y más sofisticada aplicación. Esta estrategia está obligando al Estado cubano a adoptar medidas que pueden ser contrarias a su proyecto, pero que son fundamentales para su supervivencia en un período de gran hostilidad.

Las empresas estatales, pilar fundamental de la economía socialista cubana, se están desmoronando por la imposibilidad de financiar el mantenimiento que tanto necesitan o de generar suficientes reservas de divisas, debido al bloqueo.

ETECSA, fuertemente sancionada por los Estados Unidos, se ha quedado sin opciones para renovar toda su infraestructura interna, salvo subir sus tarifas por primera vez en años. Desde sus servidores hasta las estaciones base de radio, todo requiere tecnología importada. El Estado, históricamente capaz de subvencionar todo, desde la educación y la salud hasta el transporte y la alimentación, se ve obligado a reducir, adaptar y, en algunos casos, renunciar a su capacidad para satisfacer todas las necesidades a la vez. La recogida de basuras, los servicios de agua y, lo que es más grave, la electricidad, se enfrentan a retos tan graves que su mal funcionamiento genera no solo frustración, sino también una creciente desconfianza en la capacidad del Estado para resolver estos problemas.

Aunque el Gobierno estadounidense, en sesenta años de guerra económica, no ha logrado derrocar al Estado cubano, sus medidas han comenzado a tener ahora sus efectos más graves, hasta el punto de que la Administración Trump y sus secuaces, como Marco Rubio, están estrechando aún más el cerco sobre la capacidad del Estado cubano para satisfacer las necesidades de su pueblo. Las medidas que Cuba adopte en este momento no son signos de debilidad o rendición, sino una consecuencia directa de la crisis que le ha impuesto el bloqueo.

Las respuestas del pueblo a esta crisis han sido variadas. Desde julio de 2021, las protestas, a menudo pequeñas y aisladas, se han convertido en algo habitual en toda la isla, y los cubanos en general se han vuelto más críticos y exigentes con el Estado cubano. En respuesta al aumento de precios de ETECSA, cubanos de diversos sectores de la sociedad han expresado sus críticas. Entre ellos se encuentran estudiantes y secciones de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en todos los campus, que, desde el anuncio, no solo han criticado, sino que también han liderado negociaciones directas con el Estado cubano y ETECSA para encontrar soluciones. No obstante, como era de esperar, las voces anticubanas en los Estados Unidos han tratado de aprovechar este momento de crisis para manipular las críticas de los estudiantes y convertirlas en intentos de derrocar la Revolución Cubana.

En respuesta a ello, Roberto Morales, un alto dirigente del Partido Comunista, condenó las “manipulaciones mediáticas y distorsiones oportunistas” que “los enemigos de la Revolución han intentado imponer”. Si bien las críticas legítimas del pueblo son comprensibles y constituyen un aspecto importante de la vida en Cuba, sostiene que deben considerarse en el contexto más amplio de una nación sitiada. El objetivo de Trump y Rubio, como siempre ha sido el de los elementos anticubanos de Miami, declara Morales, ha sido “sembrar el caos, promover la violencia y romper la paz de nuestra patria”.

El coste humano del bloqueo

Sin embargo, una respuesta aún mayor a esta crisis ha sido la mayor ola migratoria de la historia de Cuba, que ha superado la crisis del Mariel y la crisis de los balseros de 1994 juntas. Casi 425.000 cubanos emigraron a los Estados Unidos en 2022 y 2023, lo que representa más del 4% de la población. Miles más se han ido a España, México, Brasil y otros países. La población de Cuba ha caído por debajo de los 10 millones por primera vez desde principios de la década de 1980, perdiendo el 13% de sus habitantes desde su pico en 2012. Sin embargo, los Estados Unidos, que durante décadas ha creado las condiciones y promovido esta migración masiva de cubanos, ha dado un giro radical. Los solicitantes de asilo cubanos están siendo deportados y Cuba acaba de ser añadida a la lista de países prohibidos por Trump, lo que impide a los cubanos viajar de forma segura y legal a los Estados Unidos.

Esta es la cruda realidad de Cuba: un país asediado, cuyo pueblo soporta grandes penurias y cuyo Gobierno se adapta de formas que son necesarias y difíciles para la supervivencia. Los retos son inmensos y los sacrificios de su pueblo son profundos para mantener los logros de su revolución.

En este contexto debe forjarse de nuevo la solidaridad de los pueblos del mundo y de los Estados Unidos. No podemos limitarnos a ser conscientes, debemos ser activos. Debemos ir más allá de la sensibilización y tomar medidas concretas para apoyar al pueblo cubano. Esto significa exigir el fin del brutal y genocida bloqueo estadounidense, una política cruel e inhumana que castiga a toda una nación por su compromiso con la autodeterminación. Significa apoyar los esfuerzos de ayuda humanitaria, abogar por el compromiso diplomático y movilizarse por un mundo sin sanciones ni bloqueos. El pueblo cubano necesita más que nuestra simpatía; necesita nuestra solidaridad activa e inquebrantable.

Fuente: Globetrotter

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