ANTOÑITO EL LOCO
Antoñito El loco, como se le conocía en el pueblo, no tenía nada
especial que le distinguiera del resto sus vecinos, salvo la manía acentuada de
mirar las cosas con el único propósito de entenderlas.
No veía lógico, pero esto era lo que veía Antoñito, que habiendo
alimentos abundantes y de sobras mucha gente pasara hambre; que habiendo
medicinas de sobras mucha gente no sanara; que habiendo miles de viviendas
vacías mucha gente viviera en la calle.
En el delirio extremo de la locura de Antoñito, pensaba y, lo que ya
era insoportable, lo decía además, que si todo estaba ordenado y bien ordenado,
y a su vez todo era manifiestamente mejorable, bastaría con cambiar el orden
establecido para que todo funcionara mejor, y esto fue su perdición y el motivo
que origina la presente historia, pues le dio a Antoñito por decir que había
que cambiar el orden del alfabeto griego poniendo la letra a donde estaba la z,
y ésta donde estaba la letra a, pues creía que de ésa manera todos empezarían a
hablar de otra manera, y por consiguiente, todos también empezarían a actuar de
otra manera, puesto que según su decir, antes de hacer siempre se empieza por
hablar.
Y enterado el Alcalde de semejante proposición para empezar a cambiar
cosas, según la locura de Antoñito, le entró un sofoco tan monumental, que
mandó publicar un Bando General al tenor de las leyes establecidas, para que
fuera prontamente detenido y llevado a su presencia de inmediato, incluso vivo,
si fuera menester.
* * *
Manuel Sogas Cotano
Zaragoza 10 Agosto 2005
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