Ampliación de la estación de esquí de Cerler por Castanesa en el Pirineo central
¿Lucha contra la despoblación o especulación urbanística?
Ibon en el Pirineo aragonés
Rebelión
Revista Ecologista
07.11.2019
El Ártico se
deshiela, la tundra siberiana arde por las olas de calor, desaparecen
los últimos glaciares pirenaicos, la península Ibérica se desertiza… Y
en el Pirineo aragonés se reaviva un proyecto de ampliación del espacio
esquiable paralizado por el Tribunal Supremo. ¿Cómo entender este
despropósito?
En marzo de 2019, el Gobierno aragonés reactivó
el plan de ampliación del dominio esquiable de la estación de Cerler
(valle de Benasque) por Castanesa, Huesca, que los ecologistas y los
vecinos del valle opuestos al mismo creían definitivamente olvidado.
Aunque en un principio pareció el típico anuncio que se realiza en
periodo preelectoral, el paso de las semanas parece confirmar que,
aunque su final sea incierto, Aramón (empresa concesionaría semipública)
está decidida a empezar las obras en una huida hacia delante.
La
montaña sobre la que se abrirían las nuevas pistas y el nuevo acceso
pertenece al municipio de Montanuy (17 núcleos, 215 habitantes en
total). Ocupa parte del Parque Natural Possets-Maladeta y está próximo
al Parque Nacional de Aigües Tortes. Su valor paisajístico y natural es
incontestable. El plan general de ordenación urbana (PGOU) de Montanuy
rechazado por el Supremo en 2016 incluía la construcción de más de 5.000
viviendas.
El proyecto Dominio de Castanesa requería una
inversión inicial de más de 200 millones de euros (que deberían
financiarse con la venta de viviendas en suelo recalificado) y recibió
más de 500 alegaciones a la totalidad [1]. Por increíble que parezca, el
PGOU de Montanuy carecía de evaluación estratégica ambiental. El fallo
negativo del Tribunal Supremo paralizó la ampliación de pistas por
Castanesa, pues desaparecía la fuente de financiación del proyecto.
Recorremos
la zona a principios de agosto acompañados de Luis, vecino del valle y
miembro de Ecologistas en Acción, una de las personas que, junto a
Carmen, su compañera, más han luchado para evitar que este macroproyecto
acabe con una zona virgen del Pirineo aragonés. Es territorio de
alimoches, águilas calzadas, quebrantahuesos, perdiz nival… y hasta lo
recorre uno de los escasos osos del Pirineo. Los prados alpinos, que el
etnógrafo catalán Violant y Simorra calificaba como los más verdes y
floridos del Pirineo, están resecos; las marmotas cuyas madrigueras
colonizan toda la ladera han desaparecido aparentemente; los arroyos
bajan casi secos. Las más de mil vacas que cada verano suben a estos
puertos han debido trasladarse a montes vecinos en busca del inexistente
pasto.
“No quieren darse cuenta de que el calentamiento global
ya está aquí, que cada año la nieve aguanta menos. Fíjate que todos los
expertos dicen que las pistas de esquí son inviables a menos de 2.000
metros de altura y, en Castanesa, el frente de nieve (el lugar del que
partirían los remontes) estaría a 1.750 metros”, comenta Luis cargado de
indignación. Y añade: “Claro que ahora ya no se esquía en nieve de
verdad, los cañones la fabrican a todo tren, pero eso supone la
construcción de grandes balsas y desviar los torrentes para llenarlas. Y
cuando se vacían, trasladan la nieve de las hondonadas con buldóceres
hasta las pistas. Una auténtica locura”.
La despoblación de la montaña
Los
valles de la Alta Ribagorza, como tantos otros de la España rural,
pierden población año tras año y, para los políticos, el único
desarrollo posible de esta zona pasa por el esquí. Pero la realidad es
que, en los diez años transcurridos desde que Aramón y otros
particulares comenzaron a comprar los prados rústicos a precio de
terreno urbanizable, el municipio ha perdido cien habitantes, un tercio
de su población. “Quienes consiguieron hacerse ricos vendiendo a 240.000
euros la hectárea (cuando su precio de mercado era de 6.000) se
compraron casa en Pont de Suert, en Barbastro o en Barcelona, y se
fueron a vivir con sus hijos”, cuenta Luis.
Según Carmen,
compañera de Luis, aquí el problema de la despoblación está mucho más
relacionado con la organización social, la cultura tradicional y el
caciquismo que con la falta de inversiones. “La despoblación es una
excusa para que los poderosos de siempre puedan seguir enriqueciéndose”,
dice. Como ejemplo cuenta que, ya en 2001, el Ayuntamiento de Montanuy
encargó al sociólogo David Baringo un estudio sobre las posibilidades de
desarrollo del municipio [2]. Dicho estudio valoraba muy negativamente
la ampliación de Cerler por Castanesa. “Al Ayuntamiento, que ya estaba
pensando en las pistas de esquí y las urbanizaciones, las conclusiones
del informe no le gustaron, así que tras pagar unos dos millones de
pesetas por él, lo escondió bajo llave en un cajón y siguió con su
proyecto”, explica Carmen.
El informe afirmaba que “el proceso de
despoblación de la zona tiene raíces mucho más complejas que los simples
factores macroeconómicos como la falta de infraestructuras o la escasez
de empleo”. Y concluía afirmando que “la oligarquía perdura todavía
hoy, aunque quizás está herida de muerte” [3].
Salvar de la quiebra
Aunque
el desarrollo urbanístico con cuyos beneficios se pretendían pagar las
pistas fue anulado, el proyecto de ampliación de Cerler por Castanesa sí
contó con el beneplácito del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental
(INAGA), que en 2010 aprobó la Declaración de Impacto Ambiental (DIA)
presentada por Aramón. Esta DIA fue prorrogada sucesivas veces, a pesar
de que establecía literalmente que “si las obras (…) no se iniciaran en
el periodo de dos años (…) el promotor queda obligado a someter el
proyecto a un nuevo informe de compatibilidad ambiental”. Dicho informe
(DIA) caducará definitivamente en diciembre de 2020, con lo que la única
forma de salvar las nuevas pistas de esquí es comenzar las obras de
infraestructuras antes de esa fecha.
Aramón (sociedad anónima
participada al 50 por ciento por Ibercaja y el Gobierno de Aragón) es el
primer grupo empresarial español de la nieve y gestiona todas las
estaciones de esquí aragonesas [4] excepto Candanchú y Astún, pero sus
cuentas son deficitarias año tras año y la inversión realizada en
Castanesa figura como activo en su balance. Hasta septiembre de 2016
había invertido más de 36 millones en el proyecto: 21 millones por los
terrenos, casi 9 por el proyecto (diseñado por Norman Foster) y los
estudios ambientales, y lleva gastados más de 8 millones en el pago de
una deuda que no deja de aumentar.
Tal como están las cosas, el
valor rústico de dichos terrenos no pasa del medio millón de euros y el
proyecto es papel mojado, pues incluía entre otros despropósitos, un
teleférico valorado en 70 millones de euros, descartado por inviable.
Así que el acceso a las pistas debe ser reformulado. Pero si la DIA del
proyecto de Castanesa caduca definitivamente a fines de 2020, la
sociedad tendría que reconocer la pérdida de esos 36 millones y vería
aún más comprometido su balance financiero.
Ante esa situación,
el Gobierno de Aragón, a través de su consejera de Economía, ha acudido
en ayuda del holding de la nieve anunciando el pasado marzo la inversión
de 40 millones para iniciar las obras de infraestructuras y remontes en
una zona de escasa innivación. Sin estación de esquí, el proyecto
inmobiliario no avanzará y no salvará a Aramón. Pero las obras las va a
pagar la ciudadanía. Y el nuevo PGOU ni siquiera está presentado.
Según
Carmen y Luis, el impacto de los millones de euros que Aramón dejó en
Montanuy, solo es visible en los rasgos externos de riqueza de los
habitantes que vendieron sus prados: coches de alta gama, casas
rehabilitadas, reconversión de cuadras en apartamentos rurales (que no
se alquilan). No han creado ni un solo puesto de trabajo en el
municipio, ni una empresa. No han contribuido a evitar la despoblación.
Por el contrario, la comarca colindante de Sobrarbe, sin pistas de
esquí, mantiene su población al diversificar sus actividades turísticas y
productivas (rutas en BTT, creación de un Geoparque reconocido por la
Unesco, artesanías, multitud de festivales y ferias todo el año…).
Si
las máquinas comienzan el movimiento de tierras, las asociaciones de
defensa del valle tienen prevista denunciar ante la fiscalía la
invalidez de la declaración de impacto aprobada hace ya siete años, por
la aceleración del cambio climático desde entonces y por la falta de
compromiso de Aramón en cumplir con el ambicioso condicionado de dicha
declaración. La inquietud ha vuelto al valle.
El caciquismo en el Alto Aragón
El
Ayuntamiento de Montanuy es representativo de la pervivencia de la
figura del cacique, que ya criticó Joaquín Costa [5] a finales del siglo
XIX: el alcalde franquista cedió el puesto a su hijo, que gobernó desde
1983 hasta su fallecimiento en 2009; le sucedió su hija, primero
concejala y luego alcaldesa desde 2005. Los pocos empleos municipales se
reparten entre familiares y amigos. La llegada de foráneos pondría en
peligro su sistema clientelar. Apenas hay neorrurales en la comarca.
Del
pueblo vecino es Marcelino Iglesias, alcalde de Bonansa (1983-1999),
presidente de la Diputación de Aragón (1999-2011), secretario del PSOE
(2010-2012) y actual senador, entre otros cargos. Fue el iniciador del
proyecto de Castanesa. Su hijo es el alcalde desde 2011 y presidente de
la comarca. También en la Ribagorza se sitúa Arén, donde nació Miguel
Gracia, alcalde de esa localidad desde 1997 hasta hoy mismo,
vicepresidente de la Diputación Provincial de Huesca (1999-2015) y
presidente de la misma desde 2015. Además fue consejero de
administración de Aramón desde su fundación (2002) hasta 2015.
¿Cómo
es posible que una comarca de la que han salido personas que han
ocupado los más altos cargos a nivel regional y nacional pierda
población año tras año? En 1901, Joaquín Costa afirmaba que buena parte
del retraso del mundo rural se debía al caciquismo: “La apropiación del
poder y los recursos del territorio por unas familias que van heredando
cargos y haciendas, que tienen como fin sus propios intereses y que no
tomarán jamás ninguna medida que favorezca a la mayoría si ellos no se
ven especialmente recompensados”. Pareciera estar escrito ayer.
Notas:
- Impulsadas por la Plataforma de Defensa de las Montañas de Aragón y firmadas por múltiples asociaciones como Naturaleza Rural, Ecologistas en Acción, SEO-Birdlife, Ansar, etc.
- Estudio de potencialidades de desarrollo social y económico del municipio de Montanuy, http://oti.turismo-sostenible.net/wp-content/uploads/2012/12/50df94f6ea65c.pdf
- Ídem, p. 115
- Formigal, Panticosa y Cerler, en el Pirineo oscense, y Javalambre y Valdelinares en el Sistema Ibérico en Teruel.
- Jurista, político, economista e historiador altoaragonés de reconocido prestigio, nacido en 1846
Fuente: Revista Ecologista nº 101
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