jueves, 21 de noviembre de 2024
miércoles, 20 de noviembre de 2024
Razones de una derrota
Los análisis del
resultado de las elecciones en EEUU se multiplican, y casi todos coinciden en
la pérdida de rumbo del partido demócrata, aunque en general sin entrar a fondo
en sus causas. Aquí, Cerdán pone el acento en tres aspectos fundamentales.
Razones de una derrota
Por Miguel
Ángel Cerdán
El Viejo Topo
20 noviembre, 2024
RAZONES DE LA
DERROTA DEMÓCRATA
Mucho se ha
hablado sobre la victoria de Trump en las elecciones presidenciales de Estados
Unidos. Se han dado numerosas y variadas razones. Sin embargo, a la hora de
analizar la derrota del Partido Demócrata –nosotros preferimos verlo así, como
una derrota de este partido, más que una victoria de Trump–, tal vez convenga
fijarse en perspectivas que iluminen zonas que no están demasiado claras.
Empezaremos
centrándonos en las llamadas ciudades globales –según la terminología de
Sassen, también llamadas ciudades-estado–, que mucho expresan al respecto de
los resultados electorales de Estados Unidos. Según el índice Kearney (2024),
en Estados Unidos hay quince de estas ciudades globales. Excepto en Phoenix
(Arizona) donde ha habido un empate técnico entre Kamala Harris y Donald Trump,
en el resto de estas ciudades ha ganado con enorme amplitud la candidata del
Partido Demócrata. Así, Harris ha ganado en Charlotte, Houston, Dallas, Atlanta,
Boston, Chicago, Los Ángeles, Miami, Minneapolis, Philadelphia, New York, San
Francisco, Seattle y Washington D.C. En esta última ciudad, en Washington D.C,
se encuentran las instituciones centrales federales de los Estados Unidos, en
su vertiente ejecutiva, legislativa y judicial, así como numerosos lobbies, y
en ella Kamala Harris ha obtenido el 92,5% de los votos.
Este aplastante
respaldo que el Partido Demócrata ha tenido en la capital está muy lejos de ser
equiparable a los resultados obtenidos en el resto del territorio
estadounidense. De hecho, aparte del norte de la Costa Este, desde Virginia
hasta Maine, y de la Costa Oeste, en el resto de Estados Unidos ha ganado
Donald Trump. Es más, incluso en los condados y territorios que rodean estas
ciudades-estado o ciudades globales ha ganado también Trump. Así, en Texas,
excepto en Dallas, Houston y Austin, ha perdido en todos los condados el
Partido Demócrata, obteniendo de esta manera el candidato del Partido
Republicano los 40 electores de este Estado. El color rojo de los Republicanos
rodea las ciudades globales teñidas del color azul de los Demócratas.
Si descendemos
con la lupa, y nos fijamos por ejemplo en la propia ciudad de Nueva York,
podemos ver cosas interesantes. En la Gran Manzana, Kamala Harris ha obtenido,
un 67,7% de votos, frente a un 30,45% Donald Trump. Ahora bien, además de
señalar el continuo retroceso de los Demócratas desde hace 8 años, hay datos en
los que conviene fijarse. Así, nos encontramos con que ha sido en Manhattan que
Harris ha obtenido mejores resultados, un 80,8% de los votos. Es cierto que
allí está Harlem, donde obtiene más de 9 de cada 10 votos. Pero también nos
encontramos que en el elitista East Side, entre la Quinta Avenida y Madison
Avenue, Harris obtiene un 72% de votos y Trump un 28%. También en Greenwich
Village, territorio histórico de la élite intelectual y cultural de la ciudad
(los llamados bohemian bourgeois), Kamala Harris obtiene cerca del
90% de los votos. Esto por lo que se refiere a Manhattan. Pero el rendimiento
electoral de la candidata del Partido Demócrata desciende significativamente
fuera de Manhattan. Así, obtiene 10 puntos menos en el Bronx y en Brooklyn.
También descienden los apoyos a Harris en Queens. Y si nos situamos en Staten
Island, el más pobre de los distritos neoyorquinos, nos encontramos con que
Trump se impone con holgura, llegando a alcanzar el 68% de los votos en algunas
circunscripciones electorales.
Para
interpretar estos resultados, en primer lugar, por lo que respecta al conjunto
de Estados Unidos, y seguimos en este punto a Lind y Guilluy, parece ser que en
el equivalente de la Francia periférica o la España en la que nunca pasa nada,
es decir en los Estados Unidos al margen de la Globalización, es donde
cimenta su victoria Donald Trump. Y su derrota Kamala Harris y el Partido
Demócrata.
Es decir, el
Partido Demócrata se impone en los “Hubs” de los que habla Lind, que pueden
traducirse como “centros” donde “se concentran los servicios empresariales y
profesionales de alto nivel”, y donde estarían las grandes corporaciones
globales. Mientras que Trump y el Partido Republicano lo hace en los
“Heartland” que menciona el mismo autor, mucho menor densidad de población, y
donde se encontrarían las industrias tradicionales que o han sido
deslocalizadas por la Globalización o temen serlo.
En el
territorio donde vence Trump, estableciendo un paralelismo con la descripción
de Guilluy de la Francia periférica, se sitúan los territorios rurales y las
ciudades pequeñas y medianas que han sido las grandes perjudicadas por la
desindustrialización del modelo de globalización neoliberal. En este territorio
se situarían, además, como indica Christophe Guilluy “desde hace décadas las
capas (obreros, empleados, pequeños autónomos, funcionarios) que antes formaban
la base de la clase media”, capas que según él “han sido sacrificadas por un
modelo económico globalizado en el que no encuentran su sitio”. Por el
contrario, Kamala Harris y el Partido Demócrata se imponen netamente en las
grandes Metrópolis, donde encontraríamos a unas élites económicas, políticas e
intelectuales, además de a unas clases aspiracionales sostenedoras de las
mismas, en su doble versión, la llamada ‘conservadora y liberal” a la derecha
por una parte y en la supuesta izquierda los llamados ‘bobos’ (de Bohemian
Bourgeois) en Francia o en Estados Unidos.
Pero ojo, que
como dice Lind, para dotar de servicios en los “Hubs” a la élite urbana se
concentraría una amplia población dependiente, de inmigrantes, sobre todo,
cuyos empleos son precarios y mal pagados. Esta población dependiente es la que
ha abandonado a Harris, y es la sorpresa morrocotuda que se han llevado. En esa
población pensaban arrasar los Demócratas y decantar con ello la votación
presidencial y no lo han hecho. Es la población de la periferia de las grandes
ciudades globales, de las ciudades estado; es la población trabajadora de las
mismas, que no es ni managerial ni Metropolitan elite ni
tampoco clase aspiracional.
Sin duda, el
Partido Demócrata hace tiempo que abandonó a esas capas de obreros, empleados,
pequeños autónomos, ejecutivos intermedios, campesinos, funcionarios, del
centro de Estados Unidos, unas capas que se ven empujadas a la
inseguridad, la precariedad y una creciente pobreza fruto del neoliberalismo
globalizador. Y si no lo ha hecho, a todas luces lo parece. Así han dejado de
ser referentes culturales para sus círculos políticos, mediáticos y académicos
e incluso han sido vilipendiados como “una panda de deplorables”. De ahí que
prefiriesen centrarse en amarrar unos votos en la periferia de las
ciudades-estado, unos votos que les han fallado. Las élites de las que hablaba
Lasch han despertado pues y han descubierto que aislarse en sus redes y en sus
enclaves de bienestar y abandonar al resto de clases sociales a su suerte, no
ha tenido buenos resultados.
El segundo gran
foco que conviene encender es el que contrapone la ideología al mito. Los Demócratas
han contrapuesto su “Ideología woke” o si se quiere su ideología cosmopolita de
derechos al Mito utilizado por Trump de una vuelta a la edad dorada y de hacer
de nuevo grande a América (Make America Great Again o MAGA).
Una ideología
en su definición es un conjunto coherente de ideas y creencias al que se
adhiere un grupo de personas y que proporciona una representación organizada y
sistemática del mundo sobre el que pueden estar de acuerdo. Un mito sin embargo
es un tipo de relato que proporciona una explicación de todas las cosas y que
expresa una representación narrativa de experiencias intangibles. Un mito
político es una narración ideológica que pretende dar cuenta veraz de un
conjunto de acontecimientos políticos pasados, presentes o previstos, y que es
aceptada como válida por un grupo social”
En este
sentido, en el comunicativo y más allá, podemos ver cómo ha naufragado
estrepitosamente el Partido Demócrata. En primer lugar, por su debilidad
ideológica. Abandonada la vía socialdemócrata clásica a partir de Clinton, los
Demócratas han tenido serios problemas para construir una ideología a partir
del Globalismo. Y es que esa Globalización neoliberal casaba muy mal con la
defensa de los trabajadores que propugnaba la socialdemocracia clásica o el
keynesianismo o la Great Society de Lyndon B. Johnson. De ahí que se centrasen
en Derechos humanos en general y en ideas etéreas, o tecnócratas, y que a
partir de un momento determinado se entrase en profundidad en lo que se ha
venido en llamar “ideología woke” o “Síntesis identitaria”, como una vía de
controlar el discurso y de acallar voces que pudiesen discrepar. Es la política
de la identidad llevada al extremo. Y extremo ha sido su fracaso.
Sobre todo
porque enfrente han tenido a un Trump que ha llevado al pie de la letra, él o
sus asesores, la construcción de un potente mito. Así ha identificado en primer
lugar el mito del Enemigo Conspirador como un enemigo externo hostil que
conspira para cometer actos perjudiciales contra un grupo interno, es decir,
los inmigrantes ilegales o la élite cosmopolita de la globalización. El segundo
mito es el Líder Valiente, que sería el propio Trump alzándose tras los
disparos que recibió en el atentado que por poco le cuesta la vida. Y el tercer
mito es el de Unidos Resistiremos. Estos tres mitos los ha aunado a la
perfección Trump en uno solo: Make America Great Again o la vuelta a una edad
dorada.
Frente a ello,
¿qué han ofrecido los Demócratas? ¿Una etérea superioridad moral que encima se
mezclaba con el desprecio a los “deplorables”? ¿Una asfixiante ideología woke
de rasgos inquisitoriales? Lo que es seguro que no han ofrecido es una
ideología que fuese mínimamente de izquierdas, o de una izquierda reconocible
para esos ciudadanos que un día siguieron la Great Society de Johnson o el New
Deal de Roosevelt, para esos ciudadanos de ese Estados Unidos ajeno a la élite
globalista de unas ciudades-estados cada vez más ajenas al territorio, a los
propios Estados Unidos y más imbricadas en esa red de metrópolis donde se hace
palpable la traición de las élites a su propio pueblo.
Enlazándose
entre sí, y enlazando para iluminar el tercer foco tenemos que mencionar Gran
Torino, la obra maestra de Clint Eastwood. Como es sabido, en esta
película, un blanco con toda la pinta de ser un racista de manual acaba
sacrificando su vida por sus vecinos orientales cuando se da cuenta de que son
parte de su Comunidad, que son más importantes para él que su propia familia.
Esta obra es un perfecto reflejo del Comunitarismo que impera en buena parte de
Estados Unidos, sobre todo y precisamente en el territorio alejado de las
ciudades-estado o ciudades globales.
El eje
vertebrador, la idea motriz del pensamiento Republicano, del pensamiento
Comunitarista es el “Bien Común”. Su esencia, como bien dice Sandel, es el
“sacrificio de los intereses individuales en aras de un bien superior”. Para el
Comunitarismo, como indica Schaal y Heidenreich, la Comunidad ocupa el lugar
preferente. Es por ello por lo que se sitúa en las antípodas del liberalismo,
pues éste se centra en el individuo, no en la Comunidad, y además señala como
irrelevante la mayor o menor calidad moral de una persona, entendida como homo
economicus y a la que sólo interesa maximizar su beneficio.
Pues bien, en
Estados Unidos se ha dado la paradoja de que han convivido en las mismas
comunidades el individualismo extremo y un Comunitarismo muy potente. Pero ese
individualismo extremo tiene el techo de ese “Bien Común”, esa sujeción. Es
algo que estamos hartos de ver en las películas norteamericanas a poco que nos
fijemos y que pasa desapercibido muchas veces en Europa. En este sentido, el
Partido Libertario, de un individualismo feroz pero sólo individualismo obtiene
unos resultados ridículos en todas las elecciones, incluida ésta, donde no ha
obtenido ni el 0,4%.
En este
sentido, el individualismo neoliberal de las grandes urbes, de las
ciudades-estado de la red globalizada ha tenido la respuesta de un Estados
Unidos interior donde todavía existe el Comunitarismo. Y ahí, los Demócratas, con
su segmentación de la síntesis indentitaria, con su ruptura de la Comunidad en
base a identidades, han naufragado estrepitosamente.
Sin duda
podríamos hablar de la inflación, y de mil cosas más para analizar la derrota
del Partido Demócrata. Sin embargo, he preferido centrarme en estos tres focos,
que creo que arrojan luz sobre las causas profundas de la misma. Es por ello,
por lo que deberían empezar a revertir esta situación si quieren tener un
mínimo de futuro y de esperanza. Pero para ello deben ser honrados consigo
mismos. ¿Lo serán?
Bibliografía
Charteris-Black,
J (2006) “Politician and Rhetoric. The persuasive power
of Metaphor Palgrave MacMillan Basingstoke
Geis, M (1987) “The language of politics” Springer-Verlag
Guilluy,
Christophe (2014) “La France périphérique” Flammarion París
Guilluy,
Christophe (2019) “No society. El fin de la clase media
occidental” Taurus Barcelona
Kearney (2024) “The Global cities report”
Lasch,
Christopher (1996) “La rebelión de las élites y la traición
a la democracia” Paidos Barcelona
Lind, Michael (2020) “The new class war. Saving Democracy from the Metropolitan
elite” Ed Penguin New York
Sandel, Michael
J (1996/2023) El descontento democrático.
En busca de una filosofía pública. Barcelona Penguin.
Schaal, Gary y
Heindenreich, Felix (2016) Introducción a las teorías
políticas de la modernidad. Valencia. Ed Tirant lo Blanch
Toddwschneider.com
“NYC Presidential Election Results by Neighborhood”
martes, 19 de noviembre de 2024
Hacia la desdolarización
La lucha entre las
grandes potencias para conservar/liquidar la hegemonía del dólar continúa.
Aunque una posible moneda común de los BRICS+ está lejos, Arabia Saudí acaba de
asestar al dólar un duro golpe al negarse a vender su petróleo en esa moneda.
Hacia la desdolarización
El viejo topo / 19 noviembre, 2024
LA PLATAFORMA
DE INTERMEDIACIÓN COMERCIAL DE CHINA Y LA DESDOLARIZACIÓN
Los medios de
comunicación pusieron mucho énfasis en las declaraciones de Trump según las
cuales Estados Unidos aumentaría los aranceles sobre las importaciones procedentes
de China al 60%. Pocos, sin embargo, recordaron que Biden ya había aumentado
los aranceles sobre toda una serie de productos, cuadruplicándolos para los
coches eléctricos (102,5%), y aumentándolos significativamente para las
baterías de litio (25%), y para los chips y paneles solares (50%). Por lo
tanto, de hecho estamos en medio de una guerra comercial entre Estados Unidos y
China. Pero la guerra comercial es sólo un aspecto de la guerra económica que
involucra no sólo a Estados Unidos y China, sino también a otros países,
incluidos los pertenecientes al grupo Brics+, empezando por Rusia e Irán,
afectados por las sanciones estadounidenses. Un aspecto de esta guerra, incluso
más importante que los aranceles, gira en torno a la llamada desdolarización.
La
desdolarización es el proceso mediante el cual la moneda estadounidense, el
dólar, es desplazada de su papel de moneda de reserva y con la que se
intercambian bienes a nivel internacional. De hecho, hasta hoy, todo comprador
que quiera adquirir bienes cotizados en dólares en el mercado internacional
debe abrir una cuenta en un banco estadounidense, el banco corresponsal, para
obtener dólares. Sin embargo, al hacerlo, el comprador en cuestión se somete a
la legislación estadounidense y, por tanto, al control del gobierno
estadounidense. Por esta razón, el dólar es también un arma de guerra
importante para los EE.UU., que lo utilizan para sancionar, bloqueando
transacciones comerciales, a países con los que mantiene disputas políticas.
En materia de
desdolarización, se ha prestado poca atención a un acontecimiento reciente que
permite comprender cuán agudo es el choque por el dólar entre Estados Unidos y
otros países, empezando por China. El Banco de Pagos Internacionales (BRI),
organismo internacional que agrupa a varios bancos centrales del mundo, ha
abandonado el proyecto conocido como mBridge, que consiste en la creación de un
sistema financiero alternativo al dólar basado en el uso de la tecnología
blockchain. Esta tecnología, que nació tras la crisis financiera de 2008,
permite realizar diversos tipos de intermediación sin ningún control central,
por ejemplo de bancos o instituciones financieras. mBridge comenzó en 2021
dentro del Banco de Pagos Internacionales (BRI), pero el verdadero impulsor de
la iniciativa fue China, con el apoyo de Hong Kong, Tailandia y los Emiratos
Árabes Unidos. Además, el pasado mes de junio ocurrió un hecho de gran
importancia: Arabia Saudita se unió a mBridge.
La importancia
de este hecho es aún más clara si tenemos en cuenta que Arabia Saudita, el
segundo productor mundial de petróleo y con las mayores reservas probadas,
anunció esos mismos días que no tiene intención de renovar el acuerdo vigente
desde 1974 para utilizar únicamente dólares en ventas de petróleo. Además, Arabia
Saudita exporta el 20% de su petróleo a China, que se ha convertido en su
principal cliente. Arabia Saudita, con los buenos oficios de China, ha hecho
las paces con Irán, su principal competidor en la zona, y participó, como
nación invitada, en la reciente cumbre de Brics+ en Kazán. La negativa a vender
petróleo en dólares es un hecho de considerable importancia, porque el dólar
desempeña el papel de moneda de reserva mundial, ya que se utiliza en el
comercio internacional de las materias primas más importantes, empezando por el
petróleo. Por tanto, la decisión saudí puede contribuir a poner en riesgo el
papel del dólar como moneda mundial y representa un revés geopolítico para los
EE.UU., que habían basado el control de Oriente Medio, la zona mundial con las
mayores reservas de petróleo, también en la alianza con la monarquía saudí.
Pero volvamos a
la decisión del BRI. Para entender el motivo de la salida del BRI de mBridge
debemos remitirnos a las siguientes declaraciones del mexicano Augustin Carstens,
director general del BRI: «MBridge no fue creado para satisfacer las
necesidades de los Brics… Bri no opera con ningún país, ni sus productos podrán
ser utilizados por ningún país sujeto a sanciones. Todos los miembros del banco
central opinan que debemos estar atentos a las sanciones y que cualquier
producto que creemos no debe ser un canal para violar las sanciones” [i].
No es muy difícil plantear la hipótesis de que la inesperada salida del BRI de
mBridge se debe a la presión del gobierno y del banco central de Estados
Unidos, preocupados por la estabilidad del dólar y el activismo de los BRICS en
las plataformas de intermediación comercial.
En cualquier
caso, la salida del BRI del proyecto no impedirá que China pueda utilizar la
tecnología del proyecto mBridge sin la ayuda y supervisión de los bancos
centrales que están dentro del BRI. A través de mBridge, China puede utilizar
blockchain para transacciones transfronterizas mediante el intercambio de
moneda digital china con otros países. De esta forma, China puede
independizarse del dólar y, en particular, de la intermediación de los bancos
corresponsales, que, junto con el sistema de mensajería Swift, son el
instrumento con el que EE.UU. impone sanciones. El sistema mBridge puede
resultar atractivo para muchos países que están fuera del «Occidente colectivo»
y que temen las iniciativas de sanciones de Estados Unidos y sus aliados, o que
ya las han sufrido, como Rusia. En particular, la incautación por parte de
Estados Unidos de los activos financieros en dólares de Rusia y otros países ha
puesto sobreaviso a varios gobiernos del Sur Global, empujándolos a buscar alternativas
al dólar.
Lo que surgió
de la última cumbre de Brics+ en Kazán debería añadirse a la historia de
mBridge. La innovación más importante es la decisión de utilizar monedas
nacionales en las transacciones entre los países Brics+, que se realizarán a
través de sus respectivos sistemas bancarios en una plataforma independiente de
Swift, que es un sistema de mensajería relacionado con pagos internacionales,
controlado por Estados Unidos. Sin embargo, todavía estamos lejos de una moneda
de los Brics, incluso aunque Putin mostrara en Kazán un billete de una nueva
moneda que tomaría el nombre de R5, de las iniciales de las monedas de los
países fundadores (real, rublo, rupia, renminbi y rand). En cualquier
caso, una posible moneda de los Brics no se inspiraría en el ejemplo del euro,
teniendo en cuenta también los resultados poco sensacionales y los graves
desequilibrios creados dentro del área por la moneda única.
En general,
aunque no será fácil para China y los BRICS poner en marcha un nuevo sistema basado
en monedas poco atractivas como el dólar en los mercados internacionales, para
los EE.UU. este sistema representa un peligro considerable. De hecho, no
debemos olvidar que Estados Unidos vive parasitariamente del dólar, ya que
poseer la moneda de reserva y de cambio internacional le permite financiar el
consumo interno y toda su economía, en particular su enorme doble deuda, la
comercial y la estatal. Gracias a la necesidad de muchos países, especialmente
los emergentes y periféricos, de tener reservas en dólares, Estados Unidos
puede colocar fácilmente sus bonos gubernamentales. Sin embargo, la situación
de la deuda estadounidense ha ido empeorando en los últimos años, lo que la
hace más difícil de gestionar. La deuda pública entre 2020 y 2024 creció de
27.700 mil millones de dólares a 35 mil mil millones [ii] ,
mientras que la deuda comercial pasó de 981,9 mil millones en 2020 a 1.151,8
mil millones en 2023 [iii] .
Por lo tanto,
sobre Trump se cierne otro desafío mucho más importante que la introducción de
nuevos aranceles sobre bienes importados de China y la UE: defender el papel
global del dólar. De hecho, es muy poco probable que los derechos de
importación estimulen la recuperación de la producción nacional, haciendo de
Estados Unidos una vez más lo que no ha sido desde hace algún tiempo, es decir,
una potencia industrial y manufacturera. Por este motivo, el dólar conserva
toda su importancia si EE.UU. quiere seguir manteniendo su nivel de consumo y
su posición de hegemonía económica y geopolítica.
Notas
[i] Fancesco
Ninfole, “Bri, adiós al plan antidólar”, Milano Finanza , 5 de
noviembre de 2024.
[ii] Vito
Lops, El riesgo de déficit provoca un aumento de los rendimientos de los bonos del
Tesoro, il Sole 24 ore, 10 de noviembre de 2024.
[iii] Unctad,
Centro de datos, Mercancías: Balanza comercial, anual.
Fuente: Laboratorio-21