miércoles, 10 de diciembre de 2025

La Industria Cultural como máquina de idiotización colectiva: Un análisis de la obra de Adorno y Horkheimer

 


La Industria Cultural como máquina de idiotización colectiva: Un análisis de la obra de Adorno y Horkheimer


Por Jorge Molina Araneda

kaosenlared

9 de diciembre de 2025 

 

La idea de “industria cultural”, formulada por Adorno y Horkheimer en Dialéctica de la Ilustración, surgió como una denuncia de cómo la modernidad capitalista había convertido la producción simbólica en un engranaje más de la lógica del beneficio. Para ambos pensadores, la cultura dejó de ser ese espacio de autonomía intelectual desde el cual era posible revisar críticamente el mundo, y pasó a funcionar como una maquinaria de estandarización capaz de moldear gustos, sensibilidades y expectativas. Adorno insistía en que la producción cultural, en lugar de sublimar, reprimía; no porque prohibiera directamente nada, sino porque reducía lo diverso a fórmulas repetidas que se podían empaquetar y vender. El cine, la música, la televisión o las series, cada uno con su estética particular, terminaban respondiendo a una misma matriz: repetir aquello que entretiene sin incomodar, ofrecer variantes mínimas que producen la ilusión de elección, pero que en realidad reafirman el mismo tipo de consumo.

Horkheimer, desde su crítica a la razón instrumental, explicaba que el pensamiento moderno había sido reducido a un instrumento de cálculo y dominación; en ese marco, la cultura se integraba como un elemento más de la racionalidad económica. La creatividad no desaparecía, pero quedaba subordinada al mandato de ser rentable, reconocible y fácilmente digerible. Adorno llamaba a esto “pseudoindividualidad”: la apariencia de diversidad en un paisaje donde casi todo responde a la misma lógica. Cambian los actores, los ritmos, los colores, los títulos, pero la experiencia que ofrece la industria cultural es cada vez más previsible.

Esta dinámica, señalaba Adorno, no es inocua. La exposición continua a contenidos superficiales, veloces y reiterados termina modelando formas específicas de percepción. En Prismas advertía que la pérdida de un juicio verdaderamente autónomo es el precio que se paga por la adaptación total a un entorno saturado de estímulos que apenas dejan tiempo para la reflexión. La diversión, lejos de liberar, se transforma en una prolongación del trabajo: un modo de mantener al sujeto en funcionamiento, adormecido pero disponible, sin interrogar demasiado el orden que lo rodea.

Si se mira el panorama cultural contemporáneo, muchas de las intuiciones de Adorno y Horkheimer parecen haber encontrado nuevas expresiones. Las plataformas de videos ultracortos, como TikTok, fomentan un tipo de atención fragmentada y ansiosa. Han, en su lectura de la hiperestimulación, advierte que el exceso de estímulos no abre más posibilidades, sino que destruye la capacidad de contemplar y profundizar. Las grandes franquicias cinematográficas como Marvel operan sobre fórmulas repetidas que aseguran un éxito previsible. Incluso géneros musicales como el reggaetón industrial responden a esquemas homogéneos donde la repetición del ritmo y de ciertos imaginarios garantiza viralidad. Y las plataformas de streaming, con su organización algorítmica de recomendaciones, terminan guiando el consumo cultural de las personas sin necesidad de imponer nada explícito: basta con sugerir continuamente aquello que ya funcionó.

A este panorama se suma un fenómeno nuevo: la producción masiva de contenidos a través de inteligencia artificial generativa. Paradójicamente, herramientas presentadas como potenciadoras de la creatividad terminan inundando el espacio cultural con enormes cantidades de textos y productos estandarizados. La multiplicación infinita de contenido no equivale a diversidad; a menudo produce una repetición sin estilo, sin riesgo y sin conflicto, justo aquello que Adorno consideraba la negación misma del arte.

Las críticas contemporáneas al capitalismo digital —desde Zuboff y su descripción del capitalismo de vigilancia hasta Fisher y su idea de que resulta más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo— dialogan con esa tradición de la Escuela de Frankfurt. También Žižek, desde otra vertiente, insiste en que la cultura pop actual convierte la ideología en un espectáculo amable, absorbible, casi simpático. El entretenimiento ya no oculta la realidad: la diluye.

La pregunta que queda abierta, como ya señalaba Adorno en Teoría estética, es si es posible producir cultura que no quede atrapada por esta lógica. El arte, decía, solo puede mantener su verdad si resiste, si no se somete del todo a las exigencias de la mercancía. Pero en un mundo donde la producción simbólica está mediada por algoritmos, plataformas y mercados globales, esa resistencia se hace cada vez más difícil. Aun así, la necesidad de recuperar la capacidad de ver con los propios ojos —esa tarea tan simple y tan ardua que señalaba Adorno en Minima Moralia— sigue siendo central: no para negar la cultura contemporánea, sino para volver a encontrar espacios donde el pensamiento pueda respirar sin ser inmediatamente moldeado, clasificado o monetizado.

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martes, 9 de diciembre de 2025

DIRECTO. EUROPA DECIDIDA AL ROBO A RUSIA. TRUMP SENTENCIA A UCRANIA Y ZE...

DESCOMUNAL ATAQUE DE MISILES RUSOS DEJA A UCRANIA A OSCURAS. LOS RUSOS A...

Policía Nacional, estupefacientes, mafia… otro caso aislado [España]

 

Policía Nacional, estupefacientes, mafia… otro caso aislado

 

Insurgente.org / 09.12.2025


La jueza del Juzgado de Instrucción número 3 ha dictado el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza para el jefe del Grupo de Estupefacientes de la Policía Nacional de Valladolid, Luis F.R., y otros cinco detenidos en la investigación relacionada con las drogas y llevada a cabo por la Unidad de Asuntos Internos, según han informado fuente jurídicas a Europa Press.

Este auto afecta a seis de los siete detenidos desde el pasado jueves, dos hombres dominicanos, dos mujeres dominicanas y dos varones españoles, incluidos el funcionario e Iván V.S., quien en verano de 2022 fue rehén de Pablo Antonio S.H., conocido como ‘Chiqui’, cuando este se atrincheró en su casa de Santovenia de Pisuerga, un suceso que se saldó con dos fallecidos, entre ellos un guardia civil. El séptimo detenido ya quedó en libertad el pasado jueves tras comparecer en comisaría.

Los arrestados, que ya han pasado a disposición judicial, han llegado al Juzgado de Instrucción número 3 de Valladolid a las 9.00 horas  para prestar declaración, compareciendo ante la jueza de menor a mayor implicación. Así, el último ha sido el jefe de Estupefacientes, quien se ha acogido a su derecho de no declarar y se ha mostrado abatido, mientras los cinco dominicanos han prestado testimonio para incriminar al policía e Iván V.S. ha declarado a preguntas de su abogado.

Tras ello, la jueza ha tomado la decisión de decretar el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza para los seis detenidos. La Fiscalía ha pedido precisamente este decreto, mientras las defensas han solicitado libertad bajo fianza u otra serie de medidas alternativas.

En el marco de la operación llevada a cabo por Asuntos Internos, que se inició a principios de año y que supuso que el pasado jueves se desplegase en Valladolid el operativo en el que se detuvo a estas personas, se han incautado 40 kilos de cocaína en maletas.

Según ha podido saber Europa Press, esta maleta se hallaba en la habitación de la madre de uno de los dominicanos detenidos, que vivía en un piso de alquiler compartido. Asimismo, esta sustancia sería la incautación registrada en la operación ‘Churruca’ que llevó a cabo la Policía Nacional de Valladolid el pasado mes de mayo y se saldó con 19 detenidos.

La maleta habría sido entregada al jefe del Grupo de Estupefacientes el pasado 24 de julio para que la llevase a un centro de tratamiento de residuos en Llanera (Asturias), si bien este habría dado el cambio en el proceso y habría movilizado la maleta hasta su llegada a la habitación donde fue encontrada.

Por otro lado, durante la operación se han intervenido más de 100.000 euros guardados en una caja de seguridad en la oficina de BBVA de la calle Duque de la Victoria de Valladolid, que pertenecen al inspector.

Además, este domingo la jueza ha levantado el secreto de sumario sobre el caso, justo antes de tomar declaración a los investigados.

eldiadevalladolid

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La escalada de la guerra híbrida

 

hok reclama aquí la expulsión del poder de toda la actual clase política. Es un “que se vayan todos” causado por la sinrazón y el disparate que unos y otros (o muchos de ellos) practican a diario. La cuestión es: si los echamos, ¿entonces qué?


La escalada de la guerra híbrida


Andrea Zhok

El Viejo Topo

9 diciembre, 2025


En los últimos días, tres petroleros y un carguero que transportaban exportaciones rusas fueron alcanzados en aguas internacionales.

Hace unas semanas, el almirante Cavo Dragone declaró que la OTAN está considerando ser «más proactiva» contra Rusia: «Estamos estudiándolo todo… En ciberseguridad, somos algo reactivos. Ser más agresivos, o proactivos en lugar de reactivos, es algo que estamos considerando».

El propio almirante lamentó que «tenemos muchas más limitaciones que nuestros homólogos, por razones éticas, legales y jurisdiccionales. Es un problema. No quiero decir que sea una posición perdedora, pero es una posición más difícil que la de nuestros homólogos».

La cuestión es que la postura de la OTAN es demasiado pasiva. Se necesita más disuasión, y «cómo se logra la disuasión –con represalias, con un ataque preventivo– es algo que debemos analizar a fondo, porque en el futuro podría haber aún más presión al respecto».

La guerra híbrida puede parecer un truco para una película de espías para muchos, pero es el enfoque principal de la guerra moderna, especialmente entre adversarios con armas nucleares, donde una guerra frontal genera la perspectiva de una destrucción mutua asegurada.

El problema con la guerra híbrida es que rara vez se puede discernir con certeza como «agresión». Eventos como las protestas de Maidán de 2014 en Kiev, descritos por Occidente como revoluciones espontáneas, han sido identificados por Moscú como eventos de guerra híbrida, cuyo objetivo es poner a Ucrania en una trayectoria de colisión con Rusia. Eventos como la pandemia de COVID-19 fueron inicialmente interpretados por China como un ataque de guerra híbrida.

Hoy en día, contamos con abundante evidencia de que la «Revolución de Maidán» fue controlada remotamente y que la COVID-19 nació en un laboratorio, pero la comprensión importante va más allá de interpretar la realidad de la responsabilidad.

La cuestión es que, en un entorno de guerra híbrida, la paranoia crece exponencialmente. Eventos accidentales o no relacionados pueden interpretarse como ataques de guerra híbrida y pueden conducir a «respuestas» que el bando contrario interpreta como «ataques no provocados».

La dinámica de la escalada está estructuralmente implícita en la guerra híbrida. Y sus primeras consecuencias se sienten a nivel interno en cada país, donde cada palabra o pensamiento disidente comienza a percibirse como «a sueldo del enemigo». La fase de censura y restricción que hemos experimentado en Europa durante los últimos cinco años ya forma parte de una advertencia relacionada con la percepción de una guerra híbrida en curso.

Estoy bastante seguro de que pocos italianos se entregarán a las bayonetas rusas para defender el capó lacado de Von der Leyen y el todoterreno de Calenda.

Pero no basta, no basta, porque este horizonte de guerra no declarada puede literalmente encadenarnos a todos, saquear lo que queda de nuestro estado de bienestar, confiscar nuestros bienes y derechos, silenciarnos, encarcelarnos bajo pretexto, someternos y destruirnos con múltiples formas de amenaza.

Todo esto, por supuesto, ya está ocurriendo.

La capacidad de autodefensa y autoorganización democrática se ve socavada por una multitud de procesos verticales, procesos de control centralizado, la creación de obstáculos burocráticos y, sobre todo, la desintegración horizontal de la sociedad, que pretende reducirse a un conjunto de átomos o grupos de presión en perpetuo conflicto interno.

Debemos empezar a considerar el uso de los restos de democracia formal que aún quedan para, al menos, derrocar a la clase política actual, tanto de derecha como de izquierda, que está completamente comprometida.

Desde esta perspectiva, incluso las iniciativas populistas deberían ser bienvenidas, porque la prioridad ahora mismo no es «revolucionaria», ni la sustitución de una clase dominante por una nueva es capaz de ofrecer una alternativa coherente.

Este es un ideal normativo que perseguir, pero la necesidad urgente actual es expulsar del poder a los actuales «monopolistas de la violencia» que se alternan en el gobierno.

En este momento, ante una amenaza terminal a la democracia, la renovación de la clase política, la eliminación de la clase política actual, atrincherada en las instituciones y que mantiene a su país como rehén sin representar a nadie, es más importante que cualquier otra cosa.

Unirse para expulsarlos debe ser la prioridad.

Fuente: Andrea Zhok

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🚨LOS VIDEOS MAS OSCUROS de Trump REVIENTAN al CUMPLIRSE el PLAZO

lunes, 8 de diciembre de 2025

RETIRADA MASIVA UCRANIANA EN MIRNOGRAD.LOS RUSOS ATRAVIESAN SIVERSK.SE A...

UCRANIA EN GUERRA: PÁNICO EN EUROPA. ALEMANIA A OSCURAS.RUSIA GOLPEA CON...

¿Será 2026 el año de la crisis?

 

Crecen las advertencias sobre el estallido de una burbuja en el mercado, que podría proceder tanto del campo de la IA como del de las criptomonedas o la deuda. La crisis sería más desastrosa que la de 2008 debido al papel no regulatorio del gobierno USA.


¿Será 2026 el año de la crisis?

Vincenzo Comito

El Viejo Topo

8 diciembre, 2025 



Premisa

Los pronósticos negativos para 2026 destacan la posibilidad de una crisis financiera originada en Estados Unidos y luego extendida en varias direcciones geográficas, particularmente hacia Europa, con distintos grados de daño en varios países.

De hecho, recientemente las advertencias sobre el posible estallido de cualquiera de las muchas burbujas que actualmente existen en los mercados se han vuelto cada vez más insistentes y han formado un coro; en nuestra opinión, no deben subestimarse, especialmente porque entre los profetas catastróficos se encuentran muchas figuras y medios de comunicación influyentes. Si el sistema financiero colapsa, habrá sido una de las implosiones más pronosticadas de la historia (The Economist, 2025, a). Estas advertencias parecen verse reforzadas recientemente por el nerviosismo existente los mercados bursátiles tras aproximadamente tres años de subidas continuas. Sin embargo, no faltan voces que ven las cosas con mayor optimismo.

A continuación analizamos las principales razones esgrimidas que sustentan esta amenaza.

Una posible crisis tendría consecuencias de gran alcance no solo para los mercados financieros; debilitaría aún más la hegemonía estadounidense sobre el orden internacional, en particular en beneficio de China, pero esta también sufriría. También aumentarían las dificultades para los países altamente endeudados, con Italia a la cabeza (y pensemos también en los países pobres). Finalmente, acentuaría aún más las ya fuertes presiones proteccionistas en curso, en particular las de Estados Unidos (The Economist, 2025, a). Por lo tanto, en última instancia, perjudicaría a todos, aunque ciertamente no en la misma medida.

¿Donde podría surgir la crisis?

Un artículo (Roche, 2025) destaca las posibles causas de una crisis inminente, que el autor estima podría estallar en el plazo de un año. Esta podría ser una combinación potencialmente fatal de inversiones desmesuradas en IA, con niveles crecientes de deuda pública y crédito privado no bancario, que ya ha alcanzado niveles equivalentes a entre tres y cuatro veces el PIB de Estados Unidos y la UE. Este crédito se financia en parte por los sistemas bancario y de seguros (que estarían plenamente involucrados en caso de crisis) y esquiva la atención de las autoridades reguladoras. Los bancos, en particular, se inclinan a financiar el sector porque obtienen una mayor rentabilidad económica que con los préstamos directos tradicionales.

También se podría añadir a la lista el crecimiento excesivo de los valores bursátiles, un fenómeno vinculado al menos en parte a la IA; la fiebre del oro, que es un síntoma, entre otras cosas, tanto de la pérdida de confianza en el dólar y en los bonos del gobierno estadounidense como activo de refugio y medio de conversión monetaria: xel crecimiento asociado a las transacciones especulativas (Volpi, 2025)) y a las criptomonedas; y  finalmente la debilidad de los bancos regionales y la crisis en el mercado hipotecario inmobiliario paralela al crecimiento de los precios en Estados Unidos.

Estas dinámicas se ven exacerbadas por las políticas del presidente Trump, que parecen buscar principalmente el beneficio personal de la situación en lugar de regularla, actuando como un agente del caos (The Economist, 2025, b). El suyo es un excelente ejemplo de bombero pirómano, a quien, sin embargo, se le permite discretamente hacer lo suyo. Por el contrario, y como consecuencia, mientras que la última crisis financiera contó con una coordinación global para abordarla, esta vez los distintos Estados se verán obligados a afrontar las dificultades por sí solos (The Economist, 2025, b).

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En los siguientes párrafos exploramos con cierto detalle la magnitud del problema en algunos sectores.

Una bolsa inflada

W.A. Birdthistle, en un artículo publicado en el New York Times (Birdthistle, 2025), sugiere que hoy existen analogías cercanas con la crisis de 1929. Entre otras cosas, argumenta el autor, el dinero especulativo vuelve a fluir en abundancia hacia planes de inversión arriesgados, en particular con enormes sumas invertidas en IA y criptomonedas. Y los reguladores financieros de Trump, en lugar de recordar un siglo de lecciones que salieron caras, están avivando el fuego de diversas maneras. Como dice un eslogan (Tooze, 2025): «MAGA + IA no es una receta para la estabilidad». Pero más allá de las políticas de Trump, las finanzas se han visto infladas desmesuradamente por varias décadas de política monetaria favorable.

Los inversores tienen la vista puesta en los llamados «siete magníficos»: Google, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla, ignorando su capacidad real para generar beneficios (Couppey-Soubeyan, 2025). Por lo tanto, el capital se concentra en un circuito cerrado en unas pocas empresas relacionadas con la IA, y la caída en la bolsa de una de ellas bastaría para desencadenar un rápido y masivo efecto dominó que arrastraría a todo el mercado (Couppey-Soubeyan, 2025).

Los excesos financieros de hace cien años nos recuerdan que cuando los centinelas duermen, los criminales actúan. Los fracasos financieros de aquella época, cuando en tan solo unos pocos años la bolsa se desplomó un 77% y la economía mundial se hundió en la Gran Depresión, nos enseñaron lecciones importantes, incluyendo la necesidad de una regulación prudencial. En cambio, el gobierno estadounidense ha despedido a los reguladores y eliminado las barreras que han mantenido a flote los mercados financieros durante mucho tiempo. Entre otras cosas, la SEC (Comisión de Bolsa y Valores estadounidense) está explorando maneras de permitir que empresas y fondos vendan valores sin registro ni divulgación. Además, Trump presiona incansablemente a la Reserva Federal para que reduzca las tasas de interés, lo que podría estimular aún más un mercado financiero ya de por sí sobredimensionado.

Mientras tanto, los programas de IA están contribuyendo a un aumento significativo de la manipulación del mercado.

Alguien (Tooze, 2025) ha estimado que un ajuste razonable en los valores de las bolsas estadounidenses daría lugar a pérdidas de 20 billones de dólares para los inversores locales (pérdidas correspondientes al 70% del PIB del país) y 15 billones para los del resto del mundo (en este caso estaríamos en el 20% del PIB).

La burbuja de la IA, una imagen diferente

Con referencia específica al sector de la IA, es importante recordar, por un lado, las enormes y crecientes inversiones en el sector en Estados Unidos, y por otro, los temores respecto a si sus puestos de trabajo encontrarán ingresos que los cubran en un futuro próximo, mientras la valoración de algunas de las empresas del sector asciende ya a billones de dólares.

Según McKinsey, para 2030 se invertirán 7 billones de dólares en centros de datos en Estados Unidos; solo en el trimestre agosto-octubre, Google, Meta, Microsoft y Amazon destinaron 112 000 millones de dólares a este proyecto (Frisch, 2025), y 350 000 millones de dólares para todo el periodo de 2025. Hasta hace poco, las inversiones en el sector se financiaban en gran medida mediante capital, pero cada vez se recurre más al endeudamiento, a menudo en forma de estructuras de financiación muy complejas. Por ejemplo, se utiliza el denominado vehículo de propósito especial (SPV), un mecanismo legal que permite a una empresa asumir incluso cantidades significativas de deuda sin que esta aparezca reflejada en sus balances (Frisch, 2025).

En cualquier caso, es importante distinguir entre los distintos sectores de la industria. Una empresa como Nvidia, con diferencia la mayor del sector, cuyo valor bursátil ronda los 4,5 billones de dólares, parece no tener grandes problemas actualmente, ya que sus chips se venden fácilmente y a un precio alto a las empresas usuarias. Incluso las consultoras que operan en el sector parecen disfrutar de una vida relativamente tranquila.

Nvidia no debería estar tranquila. Además de verse envuelta en las disputas políticas entre Estados Unidos y China, que probablemente le han costado el lucrativo mercado del país asiático, también se ve obligada a financiar a sus clientes para que compren sus chips, un sistema que está ganando terreno en Estados Unidos y que, obviamente, aumenta los riesgos (Leparmanitier, 2025); por ello, Nvidia ha invertido 100 000 millones de dólares en OpenAI (Leparmanitier, 2025) (véase también más adelante). Sin embargo, sus resultados financieros actualmente parecen excepcionales, con ingresos estelares y más de 31 000 millones de dólares en un solo trimestre.

La situación es diferente para las empresas que ofrecen su software en el mercado: aquí es donde residen las mayores dudas. Grupos como Meta, Microsoft y Alphabet siguen incrementando significativamente sus inversiones. Mientras que Microsoft, por ejemplo, parece capaz de generar demanda para sus productos incluso más allá de su capacidad de producción, las perspectivas de otras empresas parecen más inciertas (Waters, 2025). En este sentido, es significativa la tendencia de muchas empresas del sector a ampliar el plazo de amortización de los nuevos equipos, tendiendo a distribuir el gasto no en tres años, como parecería razonable, sino en cinco o seis.

Hay algunas señales de que la burbuja puede estar empezando a estallar: en noviembre, las acciones del sector mostraron pérdidas significativas durante un tiempo.

El caso de Open AI

Los temores se centran, entre otros, en el caso de OpenAI y su modelo económico (Piquard, 2025). El fundador de la empresa, Sam Altman, quien ha desempeñado un papel clave en el auge de la IA desde 2022, se encuentra ahora bajo presión y trata de tranquilizar al mercado sobre las enormes inversiones previstas en centros de datos  que ascienden a 1,4 billones de dólares en ocho años. Las dudas giran en torno a cómo recuperará la empresa estas enormes sumas. Para el año que termina, su facturación rondará los 13.000 millones de dólares, mientras que Altman promete facturar 125.000 millones de dólares en 2029 y 174.000 millones en 2030. Sin embargo, mientras tanto, las pérdidas han alcanzado los 5.000 millones de dólares en 2024 y los 8.000 millones solo en el primer semestre de 2025 (Piquard, 2025), mientras que el propio Altman admite que su empresa quemará dinero hasta 2028, cuando perderá 74.000 millones de dólares, y los primeros beneficios llegarán en 2030 (Bertolino, 2025). Por lo tanto, una parte significativa de las futuras fuentes de ingresos parece en gran medida hipotética.

Mientras tanto, Bruselas, que en agosto de 2024 había aprobado la Ley de IA, una normativa que, con bastante acierto, pretendía frenar los aspectos negativos de los programas de IA, en noviembre de 2025, bajo la presión de las empresas y la administración estadounidense, decidió posponer 16 meses la implementación de algunas de las disposiciones más importantes. Ya veremos con qué resultado.

La directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, y el organismo de control de estabilidad financiera británico creen que la crisis podría tener su origen en el sector de la inteligencia artificial.

La deuda pública y privada sigue creciendo

Históricamente, las crisis de deuda pública casi siempre han afectado a los países pobres. Hoy en día, el problema también afecta a los más grandes y ricos, cuyo endeudamiento es cada vez mayor, alcanzando niveles de vértigo; en promedio, la ratio deuda/PIB ha alcanzado el 110 % en las economías avanzadas, mientras que el aumento de los tipos de interés desde 2022 ha incrementado significativamente su participación en los presupuestos públicos (The Economist, 2025, c). La situación se ve más grave desde una perspectiva prospectiva al considerar las amenazas a la deuda que plantean el envejecimiento de la población, el creciente gasto en defensa y el gasto en transición energética.

En los próximos años, los gobiernos podrían verse obligados a generar superávits primarios muy elevados, lo que conllevaría una severa austeridad; de lo contrario se verían empujados a la suspensión de pagos o a una alta inflación. La amenaza de suspensión de pagos aparentemente no sería a corto plazo, pero afectaría considerablemente a los mercados de bonos gubernamentales.

Cabe recordar también que la deuda privada ha alcanzado niveles estratosféricos. Según el IIF, la deuda pública y privada global combinada asciende a 315 billones de dólares, equivalente a más del 330 % del PIB mundial.

Al mismo tiempo, existe evidencia de un deterioro en los estándares crediticios, particularmente en Estados Unidos, un fenómeno resaltado por varias crisis recientes (las muy discutidas First Brands Group y Tricolor Holdings). Como señaló el director de JP Morgan, James Dimon: «Cuando ves una cucaracha, probablemente haya otras».

Mientras tanto, Estados Unidos, la UE y Gran Bretaña están impulsando la implementación de nuevas normas de regulación bancaria, conocidas como «Basilea III», un mecanismo implementado por etapas después de la crisis de 2008 que provocó la quiebra y el rescate de varios bancos importantes; este mecanismo requiere que las instituciones financieras aumenten su capital social.

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Warren Buffett confirma los temores

Warren Buffett, también conocido como el “Oráculo de Omaha”, su ciudad natal, por su notable capacidad para acumular riqueza mediante operaciones bursátiles a través de su compañía financiera Berkshire Hathaway, concedió recientemente entrevistas en las que se mostró muy pesimista sobre el futuro de la economía y las finanzas, confirmando algunas de las preocupaciones planteadas por las otras fuentes mencionadas anteriormente.

Buffett identifica cuatro puntos críticos en la situación: primero, el mercado de valores ya no tiende a financiar la economía real, sino que se concentra cada vez más en transacciones puramente especulativas y financieras; mientras tanto, el nivel de deuda del sector privado y público está creciendo desproporcionadamente, el mundo económico y financiero está cada vez más preocupado por el cortoplacismo, descuidando los horizontes de largo plazo; y finalmente, la Fed ya no podrá intervenir adecuadamente en momentos críticos.

¿Señales de advertencia?

Al parecer, en las últimas semanas han ido apareciendo algunas señales de alerta ante una posible crisis.

Grandes inversores han estado desinvirtiendo en acciones de Nvidia. El mercado de criptomonedas ha sufrido una segunda caída brutal, llegando a perder su precio un tercio de su máximo de octubre (Editorial, 2025).

La volatilidad de estos instrumentos no es cíclica, sino estructural. De hecho, carecen de valor económico. No generan ingresos, no están vinculados a ningún tipo de producción y no pagan dividendos. Lo que los impulsa no es el flujo de caja, sino las expectativas, en particular de que alguien más compre estos valores en el futuro a un precio superior al actual; cuando la confianza del mercado decae, nadie puede detener su caída. Son la herramienta definitiva para que los poderosos se aprovechen de los débiles (Editorial, 2025). Además, son una herramienta ideal para el blanqueo de capitales.

Las criptomonedas son quizás el ejemplo más extremo del cambio actual hacia una nueva ola de financiarización de la economía, alentada, en lugar de contrarrestada, por la administración estadounidense.

Simon Johnson, Premio Nobel de Economía, y Rana Foroohar, prestigiosa periodista del Financial Times, creen que la gran crisis vendrá precisamente desde estas herramientas.

Algunos disidentes

Junto a este gran coro de profetas del desastre, no faltan voces disidentes, aunque sean pequeñas minorías de expertos.

En este sentido, podemos recordar las declaraciones de Nouriel Roubini, economista conocido por predecir prácticamente en solitario la crisis de 2008. En una conferencia reciente en Milán (Bufacchi, 2025), el experto declaró su convicción de que el futuro del mundo será mucho mejor gracias al avance del nuevo orden tecnológico, con el desarrollo de la IA, que, según el autor, tiene un enorme potencial. Roubini predice que el PIB de EE.UU. podría crecer hasta un 4 % anual en el futuro, y que otros países podrían alcanzar picos de hasta el 10 % anual. En la misma línea optimista, aunque con un toque más cauteloso, se encuentran varios artículos recientes publicados en The Economist (véase, por ejemplo, The Economist, a).

Un artículo aparecido en el Financial Times (Waters, 2025) reconoce de forma más moderada que algunas empresas que se benefician del auge de la IA son potencialmente vulnerables a una caída en los precios de sus acciones, una caída que incluso podría ser grave, pero esto, para Waters, no significa necesariamente que vaya a estallar una burbuja devastadora.

Conclusiones

Desde hace algún tiempo, los países occidentales, y en particular Estados Unidos, han experimentado un nuevo y poderoso impulso hacia la financiarización desenfrenada de la economía. Una ola anterior de la misma naturaleza culminó en la grave crisis de 2008, que se superó tras un largo período, con considerables dificultades, gracias en parte a la intervención decisiva y coordinada de los sistemas regulatorios. Esta vez, un posible colapso del mercado, que podría tener su origen, como hemos visto, en múltiples fuentes, chocaría con una escala aún mayor de valores en juego y unas defensas potencialmente mucho más débiles, en parte debido a la presencia de una administración estadounidense aparentemente irresponsable, que contribuye especialmente a avivar las llamas.

El estallido de una crisis tendrá consecuencias significativas para todo el mundo. Estados Unidos intentará trasladar la carga lo máximo posible a otros países, en particular a la UE, perdiendo así terreno en el escenario económico y político mundial. Mientras tanto, los países más pobres tendrán mayores dificultades para acceder al crédito, con tipos de interés más altos y mayores dificultades para exportar sus productos a los países desarrollados.

El proceso de desdolarización en curso, que hasta ahora había avanzado de forma decisiva pero relativamente lenta, se acelerará. Al mismo tiempo, aumentará significativamente la presión de los países del Sur para desarrollar vínculos económicos con China, y entre ellos.

Algunos se muestran categóricos respecto a la situación; así, el profesor Gary Marcus declaró: “Nadie sabe cuándo estallará la burbuja, pero sucederá” (Bertolino, 2025).

Además, hay quienes, como hemos visto, creen que la burbuja no estallará o que tendrá dimensiones controlables, y que, en cambio, el desarrollo de la IA, en particular, traerá una ola de gran prosperidad al mundo. Ojalá que así sea. Pero, en cualquier caso, nadie parece capaz ni dispuesto a controlar el proceso de financiarización en curso, que tiende a deprimir el rendimiento de la economía real.

Textos citados en el artículo

Bertolino F., Open AI & Co., lo que esconde la web de Altman, Corriere della será finanza , 17 de noviembre de 2025

Birdthistle , WA, Trump nos está llevando hacia un colapso. Podríamos repetir lo de 1929, www.nytimes.com , 7 de noviembre de 2025

Bufacchi I., Roubini ahora ve rosa, Il Sole 24 Ore, 13 de noviembre de 2025

Couppey-Soubeyran J., Et si l’euphorie boursière…, Le Monde , 15 de noviembre de 2025

Editorial, The Guardian analiza la última caída de las criptomonedas, www.theguardian.com , 18 de noviembre de 2025

Frisch I., La deuda ha entrado en el auge de la IA, www.nytimes.com , 8 de noviembre de 2025

Leparmentier A., ​​​​Sobre la loca circulación de miles de millones de dólares, Le Monde, 26-27 de octubre de 2025

Piquard A., IA abierta: les doutes s’accumulent…, Le Monde , 9 de noviembre de 2025

Roche D., Se avecina un colapso, Ideas de Engelsberg , 29 de octubre de 2025

The Economist , Cómo los mercados podrían derrumbar la economía global, 15 de noviembre de 2025, un

The Economist , Cómo podría ocurrir la próxima crisis, 3 de mayo de 2025, b

The Economist , Gobiernos en quiebra, 18 de octubre de 2025, c

Tooze A., Maga + AI no es una receta para la estabilidad, www.ft.com , 11 de noviembre de 2025

Volpi A., Píldoras para la bancarrota n.° 2, www.contropiano.org , 28 de octubre de 2025

Waters R., Los rumores sobre los problemas de la burbuja de la IA son exagerados, www.ft.com , 13 de noviembre de 2025

Fuente: Sinistrainrete

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