lunes, 10 de noviembre de 2025

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«The New York Times»: Los preparativos de la intervención estadounidense en Venezuela relatados paso a paso

 


«The New York Times»: Los preparativos de la intervención estadounidense en Venezuela relatados paso a paso

 

Por Canarias Semanal

kaosenlared

9 de noviembre de 2025 

 

¿Qué prepara Estados Unidos en Venezuela?

Lo cierto es que esta no es solo una «cuestión venezolana». Es un síntoma de una estrategia más amplia de recolonización del hemisferio sur americano. Una estrategia en la que se mezcla guerra híbridachantaje migratorio, manipulación mediática y despliegue militar directo, sin pudores ni disfraces.


Estados Unidos ha desplegado 16.000 soldados frente a las costas de Venezuela, al tiempo que se filtra en el New York Times que estudia tres escenarios de intervención militar en ese país caribeño. En paralelo, Washington ha dejado sin protección migratoria a la friolera de 600.000 venezolanos y ha intensificado las deportaciones. ¿Coincidencias? ¿Estrategia? ¿Advertencia?

Por Máximo Relti

 

El pasado 2 de noviembre, el periódico estadounidense New York Times publicó que el gobierno de Estados Unidos estaría contemplando, en estos momentos, tres posibles escenarios de intervención militar en Venezuela.

En esta ocasión, no se trataba de rumores sueltos o de opiniones de analistas “al margen del poder”, sino, según el periódico, de informaciones filtradas desde el mismo Departamento de Defensa.

Estos tres posibles escenarios serían:

a) Un posible bombardeo selectivo a infraestructuras militares venezolanas. b) Un desembarco limitado de tropas en zonas fronterizas. Y c) Un bloqueo naval total para impedir el comercio internacional de ese país sudamericano con el resto del mundo.

Aunque la noticia fue replicada tímidamente en medios anglosajones, en América Latina apenas tuvo ecoNo se debatió en cadenas internacionales, ni se generaron protestas formales de gobiernos vecinos. Fue como si el fantasma de la intervención, viejo conocido del continente latinoamericano, hubiera pasado sin que nadie se molestara siquiera en encender la luz.

Pero el silencio no duró demasiado.

EL DESPLIEGUE DE 16.000 SOLDADOS

Cuatro días después, el 6 de noviembre, la versión alemana del portal ruso RT confirmaba que Estados Unidos había desplegado 16.000 soldados frente a las costas venezolanas. Los efectivos formaban parte de las maniobras militares “Southern Shield”, que en teoría tenían un carácter preventivo, orientado al entrenamiento y la contención de amenazas regionales. Pero los detalles resultaban difíciles de disimular.

El grupo de combate incluía portaaviones, destructores, submarinos y tropas de desembarco. Se encontraba posicionado entre el Caribe oriental y el golfo de Paria, en línea directa hacia el litoral venezolano. Oficialmente, la operación no mencionaba a Venezuela. Pero, extraoficialmente, la coincidencia temporal con la filtración del «New York Times» desataba todo tipo de alarmas. ¿Era una advertencia? ¿Unensayo? ¿Un gesto de presión o una preparación real?

Históricamente, Estados Unidos ha disfrazado muchos de sus movimientos militares como “ejercicios de rutina” antes de invadir países. Ocurrió en Irak, en Panamá, en Libia. El manual no cambia. Solo cambia el territorio.

 

LOS 600.000 “ILEGALIZADOS” DE UN DÍA PARA OTRO

El mismo día 6, pero esta vez en suelo estadounidense, se confirmaba una medida de consecuencias brutales: a las 11:59 de la noche del 7 de noviembre expiraría el Estatus de Protección Temporal (TPS) otorgado en 2021 a más de 600.000 venezolanos. A partir de ese momento, pasarían automáticamente a engrosar la población migrante indocumentada más grande de la historia reciente del país. Y ya se sabe qué significa eso.

La decisión, tomada por el Departamento de Seguridad Nacional, fue acompañada por nuevas rondas de deportaciones express. Solo el 5 de noviembre, más de 160 venezolanos, fueron enviados de regreso en condiciones inhumanas: encierros prolongados, restricciones alimentarias, golpes, y vejaciones documentadas por medios alternativos. Muchos de ellos habían huido del hambre, del desempleo y de la violencia social en su país. Ahora regresaban, esposados, a un país sitiado por amenazas militares.

LA RESPUESTA VENEZOLANA: ENTRE EL SILENCIO MEDIDO Y EL DISCURSO DE RESISTENCIA

 

En un país tan acostumbrado a las crisis como Venezuela, la noticia de que Estados Unidos movilizara 16.000 soldados frente a sus costas no pasó desapercibida, pero tampoco generó reacciones espectaculares en sus autoridades.

Lejos de los gritos o del alarmismo que podría esperarse ante un despliegue de semejante magnitud, el gobierno optó por una respuesta de equilibrio: ni minimizar los hechos, ni sobreactuar ante la amenaza. Una estrategia que, como veremos, tiene sentido en el contexto actual.

El presidente Nicolás Maduro, que lleva años enfrentando sanciones económicas, bloqueos diplomáticos y maniobras de desestabilización, prefirió ubicar el tema en el marco más amplio del conflicto histórico entre soberanía nacional y hegemonía imperial.

    “No queremos guerra con nadie, pero tampoco vamos a permitir que nadie venga a imponernos condiciones desde el extranjero”,  afirmó en una declaración que pasó casi desapercibida en los grandes medios, pero que resume el enfoque oficial: firmeza sin provocación.

La cancillería venezolana, por su parte, emitió un comunicado en el que calificó la maniobra militar estadounidense como “una amenaza directa a la paz y la estabilidad de América Latina”, y solicitó una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU. La solicitud fue ignorada, como suele suceder cuando los países del Sur reclaman a las instituciones multilaterales que fueron diseñadas, precisamente, para que no les escuche  demasiado.

Mientras tanto, el Ministerio de Defensa activó un operativo interno de revisión y alerta en las regiones costeras del noreste, incluyendo los estados Sucre, Anzoátegui y Nueva Esparta. No se trata, como aclaran los propios funcionarios, de una militarización general, sino de un refuerzo logístico y de vigilancia aérea ante cualquier movimiento inusual.

Pero quizás la parte más elocuente de la respuesta no estuvo en los discursos ni en los comunicados, sino en el terreno simbólico. Desde hace años, el gobierno bolivariano ha trabajado intensamente en la construcción de una narrativa histórica que conecta la situación actual con el pasado de resistencia contra la gran potencia del Norte.

En esa línea, se multiplicaron los homenajes a figuras como Simón Bolívar, Ezequiel Zamora y Guaicaipuro en actos oficiales, y se recuperaron fragmentos de discursos de Hugo Chávez para reforzar la idea de continuidad histórica. No es casualidad: en momentos de tensión externa, las gestas del pasado se convierten en eficaces y fuertes herramientas de cohesión social.

 

UNA VALORACIÓN CRÍTICA DEL CONJUNTO

Detengámonos aquí, y permitámosnos un tiempo para respirar un poco. Porque la combinación de estos tres elementos del operativo yanqui, —planificación de escenarios de guerra, despliegue militar, y criminalización masiva de migrantes venezolanos—, no puede leerse como si de una mera casualidad se tratara.

    ¿Acaso no parece un mismo guion, ejecutado en distintas pantallas?

Por un lado, se presiona militarmente al gobierno venezolano desde el exterior, alimentando el clima de aislamiento y de cerco internacional. Por otro lado, se envía un mensaje de castigo colectivo a su población migrante: si el país no se pliega a los intereses norteamericanos, sus hijos en el extranjero sufrirán las consecuencias. Y todo ello envuelto en discursos de “seguridad”, “interés nacional” “protección de las fronteras”.

Nada de esto es nuevo. Lo que sí resulta novedoso —y doloroso— es constatar la pasividad de buena parte de los gobiernos latinoamericanos, que prefieren mirar hacia otro lado  mientras Washington avanza fichas en su tablero geoestratégico sobre el hemisferio sur.

La OEA guarda silencio. La ONU apenas logra balbucear algo ininteligible. ¿Será que algunos ya asumieron que lo que está pasando en Venezuela no les concierneDemasiados pelos en la almohada, como para no sospechar que algo se está urdiendo tras  bambalinas.

Lo cierto es que esta no es solo una «cuestión venezolana». Es un síntoma de una estrategia más amplia de recolonización del hemisferio sur americano. Una estrategia en la que se mezcla guerra híbridachantaje migratorio, manipulación mediática y despliegue militar directo, sin pudores ni disfraces.

Y es que estamos hablando ya del«Gran Reajuste», que con pasos galopantes se nos está aproximando.

Canarias Semanal 

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Georgia impone condiciones a la UE para restablecer las relaciones

 

Georgia impone condiciones a la UE para restablecer las relaciones

 

DIARIO OCTUBRE/ noviembre 10, 2025

 

 

El presidente del Parlamento georgiano, Shalva Papuashvili, afirmó hoy en Tiflis, que reconocer la elección del pueblo georgiano y negarse a interferir en sus asuntos internos permitirá a Bruselas restablecer las relaciones con Tiflis.

«Cuando hablamos de las complicadas relaciones entre Georgia y la Unión Europea (UE), no debemos olvidar lo que las originó. Bruselas se ha desviado hoy de nuestros valores europeos compartidos, el más importante de los cuales es el respeto a la democracia», señaló el parlamentario al canal de televisión Imedi 2.

 

Según él, Bruselas debe reconocer ante todo la elección del pueblo georgiano, que votó por Sueño Georgiano en las elecciones parlamentarias de 2024. “Es imposible hablar de respetar la democracia y al mismo tiempo interferir en la decisión del pueblo”, reiteró Papuashvili.

El presidente del Parlamento también afirmó que “es imposible respetar la democracia y no reconocer el estado de derecho y la justicia”, que es lo que está sucediendo hoy en Bruselas.

También afirmó que “es imposible hablar de respeto a la democracia sin distanciarse de los crímenes motivados políticamente”.

En este sentido, recordó que la UE todavía no ha condenado el intento de golpe de estado en Georgia el día de las elecciones locales, el 4 de octubre.

“La solución es clara. El camino de Bruselas para restablecer las relaciones con el pueblo de Georgia pasa por el respeto a los valores europeos.

La UE acusa a Georgia de retroceso democrático, mientras que Tiflis acusa a Bruselas de grave injerencia en los asuntos internos del país y de apoyo al radicalismo.

Fuente: prensa-latina.cu

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Tensión en África

 

Mientras China construye, Occidente explota. Es una visión tal vez demasiado ingenua, pero tiene algo –incluso bastante– de verdad. Así es como lo ven la mayoría de países africanos. Y tiene consecuencias.


Tensión en África

 

Mohamed Lamine Kaba

El Viejo Topo

10 noviembre, 2025



 TENSIONES SINO-ESTADOUNIDENSES EN ÁFRICA:  POLICENTRISMO ECONÓMICO Y MULTIPOLARIDAD EMERGENTE

 

Durante veinte años, el continente africano se ha convertido en un escenario estratégico clave en la rivalidad entre dos potencias mundiales: Estados Unidos, por un lado, y China, por el otro. Este conflicto ya no se limita a la mera competencia económica. Encarna una convulsión geopolítica, un desafío a la hegemonía occidental e, implícitamente, una lógica multipolar en la que China está constantemente inmersa, mientras que Estados Unidos se presenta cada vez más como un actor agotado y cauto. En todo el continente africano, las relaciones entre China y Estados Unidos se polarizan cada vez más, revelando una dinámica en la que Washington parece cada vez más débil. Este análisis busca demostrar cómo la fuerte implicación de China en África —infraestructura, comercio, alianzas estratégicas— está alterando el orden africano y mundial, y por qué Washington y sus embajadores en Europa y la OTAN están descontentos con esta situación.

Fue en el año 2000 cuando Pekín sentó las bases con el Foro de Cooperación China-África ( FOCAC ), un verdadero marco diplomático para una presencia económica y diplomática destinada a transformar el continente. Trece años después, en 2013, Xi Jinping lanzó la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), un proyecto global que, lejos de las abstracciones occidentales, se basa en resultados tangibles: carreteras, ferrocarriles, puertos, centrales eléctricas, redes digitales y zonas industriales. Estos proyectos visibles y cuantificables están rediseñando el mapa del comercio mundial y transformando la jerarquía de dependencias. Por otro lado, Washington, prisionero de sus rutinas diplomáticas, responde con acuerdos comerciales obsoletos como la AGOA  y  discursos moralizantes vacíos de contenido.

El punto de inflexión estratégico se produjo en 2017, cuando China  inauguró  su primera base militar en Yibuti. Esta instalación, ubicada a pocos kilómetros de la base estadounidense, simbolizó un cambio histórico: por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, una potencia no occidental reivindicó abiertamente su presencia militar en África. Pekín y Yibuti afirmaron que deseaban proteger sus rutas marítimas e intereses económicos comunes, mientras que Washington lo interpretó como una amenaza sistémica que se materializaba para su influencia regional. A partir de ese momento, la rivalidad sino-estadounidense trascendió el ámbito económico para convertirse en una contienda plenamente geopolítica.

Sin embargo, lo que distingue a China no es solo su capacidad de construcción, sino también su filosofía de acción. Mientras que Estados Unidos predica la democracia a cambio de su ayuda, China promueve el principio de no injerencia. Mientras que Washington condiciona su financiación a reformas «estructurales» a menudo destructivas, Pekín financia primero y debate después. Esta diferencia de enfoque, lejos de ser anecdótica, está alterando el equilibrio de poder: los gobiernos africanos, cansados ​​del paternalismo de sus socios occidentales, ahora prefieren una cooperación sin prejuicios. Pekín trata a los estados africanos como socios soberanos, no como alumnos indisciplinados a los que corregir.

China está construyendo ferrocarriles electrificados, como la línea Addis Abeba-Yibuti, puertos ultramodernos como Doraleh, centrales hidroeléctricas en Uganda y Etiopía y, sobre todo, dotando al continente de infraestructura digital y espacial. Desde 2022, ha firmado más de veinte acuerdos espaciales bilaterales, construido una  fábrica de satélites  en Egipto e implementando una cooperación científica antes impensable para muchos países africanos. Mientras tanto, Washington lidia con sus contradicciones: recortes en su presupuesto de ayuda al desarrollo, retórica vacía sobre «valores universales» y una incapacidad crónica para ofrecer alternativas concretas a la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

Peor aún, en lugar de competir con creatividad, Estados Unidos responde con castigos. En 2025, impuso aranceles punitivos a varios estados africanos bajo el pretexto del «comercio justo», mientras que China, en un gesto diplomático contundente, eliminó los aranceles de casi todos los productos africanos. Este contraste tan elocuente expone la hipocresía de un Washington que se proclama defensor de la libertad, pero se aferra a sus privilegios comerciales castigando a quienes se emancipan. Los africanos, por su parte, no se dejan engañar: entre una potencia que construye carreteras y otra que erige barreras, la elección resulta completamente natural.

En última instancia, esta rivalidad revela dos visiones irreconciliables de la globalización. China aboga por una globalización infraestructural, inclusiva y multipolar, en la que cada Estado, independientemente de su tamaño, puede ejercer influencia mediante la cooperación. Estados Unidos, por su parte, busca preservar una globalización jerárquica, controlada por las mismas instituciones —el FMI, el Banco Mundial, la OTAN— que durante mucho tiempo han usurpado la soberanía del Sur. En otras palabras, Pekín habla de colaboración, mientras que Washington habla de alineación. La diferencia no es meramente semántica: es una cuestión de civilización.

Por su parte, África ya no es el «continente sin destino» que describían los estrategas de antaño. Sus tierras son ricas en minerales cruciales para el siglo XXI —cobalto, litio, cobre— esenciales para la revolución verde y las nuevas tecnologías. Al posicionarse con antelación, China se ha asegurado una ventaja industrial decisiva, mientras que Estados Unidos, cegado por su arrogancia, descubre demasiado tarde que ha perdido el control de cadenas de suministro esenciales y su monopolio sobre las iniciativas estratégicas. De ahí el frenesí de Washington, que multiplica las iniciativas tardías  —corredores ferroviarios , promesas de colaboración, cumbres simbólicas— sin lograr convencer ni competir eficazmente con Pekín.

En realidad, Pekín no solo está revitalizando la economía africana, sino que está transformando radicalmente el orden mundial. Al presentar la cooperación sino-africana como un modelo de emancipación, China está desarmando ideológicamente a Estados Unidos. Está demostrando que es posible existir fuera de la tutela occidental, lograr el desarrollo sin recurrir a las directrices del FMI. Esta realidad, insoportable para Washington, marca el fin de un mito: el de una América indispensable, el centro de gravedad del llamado mundo «libre». De ahora en adelante, las capitales africanas se vuelven hacia Pekín, Moscú, Ankara, Riad o Nueva Delhi; en resumen, hacia el resto del mundo, y Washington ya no es un actor más entre otros, sino uno marginado.

Estados Unidos, acostumbrado a imponerse, nunca ha sido capaz de cooperar en igualdad de condiciones. Su modelo está agotado, su influencia se desmorona y su retórica suena vacía. Siguen hablando como amos cuando no son más que rivales. Su obsesión antichina no es señal de fortaleza, sino de angustia existencial. Mientras predican, China construye. Mientras imponen sanciones, China invierte. Y mientras amenazan, China persuade. Esta diferencia de ritmo, tono y visión explica por qué, hoy, la batalla por la influencia en África se inclina claramente a favor de Pekín.

Pero más allá de los gigantes, lo esencial permanece: África misma. Es África, al diversificar sus alianzas, la que está transformando la presencia de China en un motor de soberanía y modernización. Pekín, mediante su enfoque basado en el respeto mutuo y la cooperación mutuamente beneficiosa, ofrece a los estados africanos la oportunidad de negociar en igualdad de condiciones y asegurar alianzas que aporten conocimientos especializados, tecnologías e infraestructura sostenible. Al aprovechar esta dinámica, el continente no solo puede beneficiarse de la competencia internacional, sino, sobre todo, acelerar su propio desarrollo dentro de un marco de equilibrio, respeto y beneficio mutuo. Si China marca el camino, le corresponde a África elegir la dirección.

En conclusión, ante la cruda realidad del mundo contemporáneo, África ya no es un mero telón de fondo, sino el eje de una reconfiguración global. China, pragmática y paciente, se erige como constructora de la realidad; Estados Unidos, arrogante y nostálgico, se revela como el sepulturero de un orden que ya no comprende. Y es quizás allí, en esta tierra largamente explotada, donde se desarrolla el fin de un mundo —el de la unipolaridad— y el nacimiento de otro: el de un equilibrio en el que Occidente ya no es el centro, sino una periferia más entre otras.

Y en cuanto al aspecto impactante, así como África se está desvinculando progresivamente de la influencia francesa, tarde o temprano también terminará liberándose de la tutela estadounidense.

Mohamed Lamine Kaba es sociólogo y experto en geopolítica de la gobernanza y la integración regional en el Instituto de Gobernanza, Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Panafricana.

Fuente: chinabeyondthewall.org

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domingo, 9 de noviembre de 2025

LOS RUSOS ENTRAN EN SIVERSK DESDE EL ESTE.OFENSIVA RUSA EN DNIPRO Y ZAPO...

PÁNICO EN UCRANIA. BRUTAL GOLPE RUSO. PUTIN FIJA LAS CONDICIONES. ZELENS...

Declaración de los comunistas de EE.UU ante la victoria de Mamdani en Nueva York

 

Declaración de los comunistas de EE.UU ante la victoria de Mamdani en Nueva York


Comité Central de CWPUSA

 

INSURGENTE.ORG / 09.11.2025

 


Victoria de Zohran Mamdani como alcalde de Nueva York

El 4 de noviembre un avión de carha en el Puerto mundial de UPS se estrelló contra las instalaciones durante el despegue. Se ha confirmado la muerte de nueve personas, mientras que muchas siguen desaparecidas. 

Es probable que el número de muertos siga aumentando, sumándose a la lista de trabajadores asesinados por la fría lógica del capitalismo, donde la seguridad siempre queda relegada a un segundo plano frente a las ganancias. Esa misma noche, Zohran Mamdani se proclamó vencedor en las elecciones a la alcaldía de Nueva York. 

Mamdani, miembro de Socialistas Democráticos e EE.UU presentándose como miembro del Partido Demócrata, ha prometido a la ciudad de 20 millones de habitantes una larga lista de políticas populares deviajes en autobús gratuitosa control de alquileres y más. Ha mantenido su compromiso con el sistema capitalista, congraciándose con los adinerados gobernantes de Nueva York y negando vehementemente las acusaciones de ser comunista.

El coro de celebraciones tras la victoria de Mamdani ahogó el horror de Fallo de UPS. Este es solo un ejemplo de la violencia cotidiana que el capitalismo inflige a nuestros hermanos y hermanas de la clase trabajadora. El sistema que trata a nuestra clase como meras herramientas es al que Mamdani ha dedicado su carrera. No nos detendremos en sus motivaciones personales ni en la tenacidad de sus seguidores, sino que destacaremos la realidad objetiva de que la campaña de Mamdani y ahora su alcaldía no forman parte de un proyecto de la clase trabajadora, sino que, en última instancia, buscan humanizar el sistema de explotación.

El capitalismo no es una economía de «libre empresa», como afirman sus defensores. El capitalismo es una dictadura de la burguesía sobre la clase trabajadora, un orden social fundado en una ecuación simple y brutal propiedad privada de toda la sociedad por un pequeño grupo de ociosos que acumulan una riqueza desmesurada a nuestras espaldas. El resto de nosotros, la clase trabajadora, nos vemos obligados a vender nuestra fuerza de trabajo a estos dueños para sobrevivir. Nos pagan menos del valor que creamos, embolsándose la diferencia como ganancia. Esta es la esencia de nuestra explotación bajo el capitalismo. Es por eso que se escatiman recursos en seguridad en Worldport, por eso los alquileres suben a niveles impagables y por eso la policía existe para proteger la propiedad privada y la dominación de clase, no la vida humana. Bajo el capitalismo, las necesidades humanas siempre estarán relegadas a un segundo plano frente a las ganancias.

Al optar por postularse como demócrata, al optar por reformar el sistema de explotación en lugar de combatirlo, Mamdani se opone objetivamente a los intereses de los trabajadores. Incluso si adopta el título de «socialista», ha dejado claras sus intenciones de maquillar la realidad capitalista. En un momento crítico en el que millones están perdiendo Beneficios del SNAP, aterroriza trabajadores migrantes- Mamdani se dedica a blanquear el sistema responsable de todos estos horrores, mientras les dice a millones que lo que defiende es el «socialismo». La responsabilidad de combatir esta confusión en este momento crítico recae sobre quienes nos enorgullecemos de la bandera roja, quienes nos llamamos con orgullo comunistas y luchamos por la clase trabajadora.

La Plataforma Comunista Obrera de EE. UU. está comprometida con la lucha contra el sistema capitalista. Aspiramos nada menos que a la victoria de los trabajadores sobre los capitalistas, mediante la destitución de la clase capitalista dominante de todo poder político y la transición a una economía planificada donde cada trabajador sea liberado de la esclavitud salarial de una vez por todas. Nos negamos a permitir que el proyecto político de Mamdani genere confusión en el movimiento y mantenemos firme nuestro compromiso con la victoria de los trabajadores. Luchamos por un mundo donde la atrocidad en Louisville. no se repita, donde los trabajadores estarán seguros y libres.

 

EE.UU. despliega bombarderos estratégicos B-52 en Europa

 

EE.UU. despliega bombarderos estratégicos B-52 en Europa

 


Las tripulaciones se entrenarán para "perfeccionar sus tácticas, aumentar su flexibilidad y fortalecer la coordinación con los aliados, incrementando así sus capacidades de combate", indica la Fuerza Aérea del país norteamericano.


Bombardero estratégico estadounidense B-52H, 21 de mayo de 2019. | Senior Airman Keifer Bowes/U.S. Air Force via AP / AP


Un grupo de bombarderos estratégicos estadounidenses B-52 llegaron a España para realizar ejercicios, informó el sábado el Comando de la Fuerza Aérea de EE.UU. en Europa.

 

«Aviones B-52 de la Fuerza Aérea de EE.UU., desplegados desde la Base Aérea de Barksdale, Luisiana, llegaron a la Base Aérea de Morón, España, el 8 de noviembre de 2025, para realizar operaciones de entrenamiento multilateral junto con Finlandia, Lituania y Suecia, así como con otros aliados y socios, como parte de la Fuerza de Tarea de Bombarderos Europa 26-1″, reza el comunicado.

Según el organismo, dicho despliegue permite a las tripulaciones «perfeccionar sus tácticas, aumentar su flexibilidad y fortalecer la coordinación con los aliados, incrementando así sus capacidades de combate y su preparación».

«Mediante el despliegue estratégico de fuerzas y recursos a través de entrenamientos multilaterales como este, la Fuerza Aérea de EE.UU. está mejor posicionada para responder rápidamente a las amenazas emergentes y mantener una disuasión creíble a lo largo del flanco oriental de Europa y el Ártico«, detalla.

Se prevé que las tripulaciones de los cazas lleven a cabo «una serie de misiones de entrenamiento que simulan operaciones en un espacio aéreo complejo y de alto riesgo«, entrenándose «en los elementos clave del proceso de localización, fijación, seguimiento y ataque, perfeccionando la velocidad y precisión con la que los bombarderos y cazas pueden actuar contra las amenazas en escenarios reales».

«Mientras practican estas habilidades, se entrenan simultáneamente contra amenazas terrestres y aéreas simuladas, diseñadas para limitar su libertad de maniobra, lo que les exige actuar con decisión para contrarrestar las amenazas y lograr la superioridad aérea», detalla la Fuerza Aérea de EE.UU.

·         A su vez, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, denunció que la Unión Europea busca «revivir la ‘máquina de guerra’ europea».

·         Según afirmó, las élites del bloque utilizan la narrativa de la amenaza rusa como herramienta para desviar la atención pública de sus problemas económicos internos, agravados por el encarecimiento de la energía tras la ruptura de los lazos

Fuente: RT

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