martes, 11 de noviembre de 2025
lunes, 10 de noviembre de 2025
«The New York Times»: Los preparativos de la intervención estadounidense en Venezuela relatados paso a paso
«The
New York Times»: Los preparativos de la intervención estadounidense en
Venezuela relatados paso a paso
Por Canarias Semanal
kaosenlared
9 de noviembre de 2025
¿Qué prepara Estados Unidos
en Venezuela?
Lo cierto es que esta no es
solo una «cuestión venezolana». Es un síntoma de una
estrategia más amplia de recolonización del hemisferio sur americano. Una estrategia en
la que se mezcla guerra híbrida, chantaje migratorio, manipulación
mediática y despliegue militar directo, sin pudores ni
disfraces.
Estados Unidos ha
desplegado 16.000 soldados frente a las costas de Venezuela, al tiempo que se
filtra en el New York Times que estudia tres escenarios de intervención militar
en ese país caribeño. En paralelo, Washington ha dejado sin protección migratoria
a la friolera de 600.000 venezolanos y ha intensificado las deportaciones.
¿Coincidencias? ¿Estrategia? ¿Advertencia?
Por Máximo
Relti
El pasado 2 de
noviembre, el periódico
estadounidense New York Times publicó que el
gobierno de Estados Unidos estaría contemplando, en estos
momentos, tres posibles escenarios de intervención
militar en Venezuela.
En esta ocasión, no se
trataba de rumores sueltos o de opiniones de analistas “al
margen del poder”, sino, según el periódico, de informaciones filtradas
desde el mismo Departamento de Defensa.
Estos tres posibles
escenarios serían:
a) Un posible bombardeo
selectivo a infraestructuras militares venezolanas. b) Un desembarco
limitado de tropas en zonas fronterizas. Y c) Un bloqueo naval
total para impedir el comercio internacional de ese país sudamericano con el
resto del mundo.
Aunque la noticia fue
replicada tímidamente en medios anglosajones, en América Latina apenas
tuvo eco. No se debatió en cadenas internacionales, ni
se generaron protestas formales de gobiernos vecinos. Fue como
si el fantasma de la intervención, viejo conocido del continente
latinoamericano, hubiera pasado sin que nadie se molestara siquiera en encender
la luz.
Pero el silencio no duró
demasiado.
EL DESPLIEGUE DE 16.000
SOLDADOS
Cuatro días después, el 6
de noviembre, la versión alemana del portal ruso RT confirmaba
que Estados Unidos había desplegado 16.000 soldados frente
a las costas venezolanas. Los efectivos formaban parte de las maniobras
militares “Southern Shield”, que en teoría tenían
un carácter preventivo, orientado al entrenamiento y
la contención de amenazas regionales. Pero los detalles resultaban
difíciles de disimular.
El grupo de combate incluía
portaaviones, destructores, submarinos y tropas de desembarco. Se
encontraba posicionado entre el Caribe oriental y el golfo
de Paria, en línea directa hacia el litoral venezolano. Oficialmente,
la operación no mencionaba a Venezuela. Pero,
extraoficialmente, la coincidencia temporal con la filtración del
«New York Times» desataba todo tipo de alarmas. ¿Era una advertencia?
¿Unensayo? ¿Un gesto de presión o
una preparación real?
Históricamente, Estados
Unidos ha disfrazado muchos de sus movimientos militares como “ejercicios
de rutina” antes de invadir países. Ocurrió en Irak,
en Panamá, en Libia. El manual no cambia. Solo cambia el
territorio.
LOS 600.000 “ILEGALIZADOS” DE
UN DÍA PARA OTRO
El mismo día 6, pero
esta vez en suelo estadounidense, se confirmaba una medida de consecuencias
brutales: a las 11:59 de la noche del 7 de noviembre expiraría
el Estatus de Protección Temporal (TPS) otorgado en 2021 a
más de 600.000 venezolanos. A partir de ese momento, pasarían
automáticamente a engrosar la población migrante indocumentada más
grande de la historia reciente del país. Y ya se sabe qué significa eso.
La decisión, tomada por
el Departamento de Seguridad Nacional, fue acompañada
por nuevas rondas de deportaciones express. Solo
el 5 de noviembre, más de 160 venezolanos, fueron
enviados de regreso en condiciones inhumanas: encierros prolongados,
restricciones alimentarias, golpes, y vejaciones documentadas por medios
alternativos. Muchos de ellos habían huido del hambre, del desempleo y de la
violencia social en su país. Ahora regresaban, esposados, a un país sitiado por
amenazas militares.
LA
RESPUESTA VENEZOLANA: ENTRE EL SILENCIO MEDIDO Y EL DISCURSO DE RESISTENCIA
En un país tan acostumbrado
a las crisis como Venezuela, la noticia de que Estados
Unidos movilizara 16.000 soldados frente a sus costas
no pasó desapercibida, pero tampoco generó reacciones espectaculares en sus
autoridades.
Lejos de los gritos o del
alarmismo que podría esperarse ante un despliegue de semejante magnitud, el
gobierno optó por una respuesta de equilibrio: ni minimizar los hechos, ni
sobreactuar ante la amenaza. Una estrategia que, como veremos, tiene sentido en
el contexto actual.
El presidente Nicolás
Maduro, que lleva años enfrentando sanciones económicas, bloqueos
diplomáticos y maniobras de desestabilización, prefirió ubicar el tema en el
marco más amplio del conflicto histórico entre soberanía nacional y hegemonía
imperial.
“No queremos
guerra con nadie, pero tampoco vamos a permitir que nadie venga a imponernos
condiciones desde el extranjero”, afirmó en una declaración
que pasó casi desapercibida en los grandes medios, pero que resume el enfoque
oficial: firmeza sin provocación.
La cancillería venezolana,
por su parte, emitió un comunicado en el que calificó la maniobra militar
estadounidense como “una amenaza directa a la paz y la estabilidad
de América Latina”, y solicitó una reunión extraordinaria del Consejo
de Seguridad de la ONU. La solicitud fue ignorada, como suele
suceder cuando los países del Sur reclaman a las instituciones
multilaterales que fueron diseñadas, precisamente, para que no les
escuche demasiado.
Mientras tanto, el Ministerio
de Defensa activó un operativo interno de revisión y alerta en las
regiones costeras del noreste, incluyendo los estados Sucre, Anzoátegui
y Nueva Esparta. No se trata, como aclaran los propios funcionarios,
de una militarización general, sino de un refuerzo logístico y de
vigilancia aérea ante cualquier movimiento inusual.
Pero quizás la parte más
elocuente de la respuesta no estuvo en los discursos ni en los comunicados,
sino en el terreno simbólico. Desde hace años, el gobierno bolivariano ha
trabajado intensamente en la construcción de una narrativa histórica que
conecta la situación actual con el pasado de resistencia contra la gran
potencia del Norte.
En esa línea, se
multiplicaron los homenajes a figuras como Simón Bolívar, Ezequiel
Zamora y Guaicaipuro en actos oficiales, y se recuperaron fragmentos
de discursos de Hugo Chávez para reforzar la idea de
continuidad histórica. No es casualidad: en momentos de tensión externa, las
gestas del pasado se convierten en eficaces y fuertes herramientas de cohesión
social.
UNA VALORACIÓN CRÍTICA DEL
CONJUNTO
Detengámonos aquí, y
permitámosnos un tiempo para respirar un poco. Porque la combinación de estos
tres elementos del operativo yanqui, —planificación de escenarios de guerra,
despliegue militar, y criminalización masiva de migrantes venezolanos—, no
puede leerse como si de una mera casualidad se tratara.
¿Acaso no
parece un mismo guion, ejecutado en distintas pantallas?
Por un lado, se presiona
militarmente al gobierno venezolano desde el exterior, alimentando
el clima de aislamiento y de cerco internacional. Por
otro lado, se envía un mensaje de castigo colectivo a
su población migrante: si el país no se pliega a los intereses
norteamericanos, sus hijos en el extranjero sufrirán las consecuencias. Y todo
ello envuelto en discursos de “seguridad”, “interés
nacional” y “protección de las fronteras”.
Nada de esto es nuevo. Lo
que sí resulta novedoso —y doloroso— es constatar la pasividad de buena
parte de los gobiernos latinoamericanos, que prefieren mirar
hacia otro lado mientras Washington avanza fichas en
su tablero geoestratégico sobre el hemisferio sur.
La OEA guarda
silencio. La ONU apenas logra balbucear algo ininteligible.
¿Será que algunos ya asumieron que lo que está pasando en Venezuela no
les concierne? Demasiados pelos en la almohada, como
para no sospechar que algo se está urdiendo tras bambalinas.
Lo cierto es que esta no es
solo una «cuestión venezolana». Es un síntoma de una
estrategia más amplia de recolonización del hemisferio sur americano. Una estrategia en
la que se mezcla guerra híbrida, chantaje migratorio, manipulación
mediática y despliegue militar directo, sin pudores ni
disfraces.
Y es que estamos hablando ya del«Gran Reajuste», que con pasos galopantes se nos está aproximando.
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Georgia impone condiciones a la UE para restablecer las relaciones
Georgia impone condiciones a la UE para restablecer las relaciones
DIARIO OCTUBRE/ noviembre 10, 2025
El presidente del Parlamento georgiano, Shalva Papuashvili, afirmó hoy en Tiflis, que reconocer la elección del pueblo georgiano y negarse a interferir en sus asuntos internos permitirá a Bruselas restablecer las relaciones con Tiflis.
«Cuando hablamos de las complicadas relaciones entre Georgia y la Unión Europea (UE), no debemos olvidar lo que las originó. Bruselas se ha desviado hoy de nuestros valores europeos compartidos, el más importante de los cuales es el respeto a la democracia», señaló el parlamentario al canal de televisión Imedi 2.
Según él,
Bruselas debe reconocer ante todo la elección del pueblo georgiano, que votó
por Sueño Georgiano en las elecciones parlamentarias de 2024. “Es imposible
hablar de respetar la democracia y al mismo tiempo interferir en la decisión
del pueblo”, reiteró Papuashvili.
El presidente
del Parlamento también afirmó que “es imposible respetar la democracia y no
reconocer el estado de derecho y la justicia”, que es lo que está sucediendo
hoy en Bruselas.
También afirmó
que “es imposible hablar de respeto a la democracia sin distanciarse de los
crímenes motivados políticamente”.
En este sentido,
recordó que la UE todavía no ha condenado el intento de golpe de estado en
Georgia el día de las elecciones locales, el 4 de octubre.
“La solución es
clara. El camino de Bruselas para restablecer las relaciones con el pueblo de
Georgia pasa por el respeto a los valores europeos.
La UE acusa a
Georgia de retroceso democrático, mientras que Tiflis acusa a Bruselas de grave
injerencia en los asuntos internos del país y de apoyo al radicalismo.
Fuente: prensa-latina.cu
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Tensión en África
Mientras China
construye, Occidente explota. Es una visión tal vez demasiado ingenua, pero
tiene algo –incluso bastante– de verdad. Así es como lo ven la mayoría de
países africanos. Y tiene consecuencias.
Tensión en África
Mohamed Lamine Kaba
El Viejo Topo
10 noviembre, 2025
Durante veinte
años, el continente africano se ha convertido en un escenario estratégico clave
en la rivalidad entre dos potencias mundiales: Estados Unidos, por un lado, y
China, por el otro. Este conflicto ya no se limita a la mera competencia
económica. Encarna una convulsión geopolítica, un desafío a la hegemonía
occidental e, implícitamente, una lógica multipolar en la que China está
constantemente inmersa, mientras que Estados Unidos se presenta cada vez más
como un actor agotado y cauto. En todo el continente africano, las relaciones
entre China y Estados Unidos se polarizan cada vez más, revelando una dinámica
en la que Washington parece cada vez más débil. Este análisis busca demostrar
cómo la fuerte implicación de China en África —infraestructura, comercio,
alianzas estratégicas— está alterando el orden africano y mundial, y por qué
Washington y sus embajadores en Europa y la OTAN están descontentos con esta
situación.
Fue en el año
2000 cuando Pekín sentó las bases con el Foro de Cooperación China-África
( FOCAC ), un verdadero
marco diplomático para una presencia económica y diplomática destinada a
transformar el continente. Trece años después, en 2013, Xi Jinping lanzó la
Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), un proyecto global que, lejos de las
abstracciones occidentales, se basa en resultados tangibles: carreteras,
ferrocarriles, puertos, centrales eléctricas, redes digitales y zonas
industriales. Estos proyectos visibles y cuantificables están rediseñando el
mapa del comercio mundial y transformando la jerarquía de dependencias. Por
otro lado, Washington, prisionero de sus rutinas diplomáticas, responde con
acuerdos comerciales obsoletos como la AGOA y discursos
moralizantes vacíos de contenido.
El punto de
inflexión estratégico se produjo en 2017, cuando China inauguró su
primera base militar en Yibuti. Esta instalación, ubicada a pocos kilómetros de
la base estadounidense, simbolizó un cambio histórico: por primera vez desde la
Segunda Guerra Mundial, una potencia no occidental reivindicó abiertamente su
presencia militar en África. Pekín y Yibuti afirmaron que deseaban proteger sus
rutas marítimas e intereses económicos comunes, mientras que Washington lo
interpretó como una amenaza sistémica que se materializaba para su influencia regional.
A partir de ese momento, la rivalidad sino-estadounidense trascendió el ámbito
económico para convertirse en una contienda plenamente geopolítica.
Sin embargo, lo
que distingue a China no es solo su capacidad de construcción, sino también su
filosofía de acción. Mientras que Estados Unidos predica la democracia a cambio
de su ayuda, China promueve el principio de no injerencia. Mientras que
Washington condiciona su financiación a reformas «estructurales» a menudo
destructivas, Pekín financia primero y debate después. Esta diferencia de
enfoque, lejos de ser anecdótica, está alterando el equilibrio de poder: los
gobiernos africanos, cansados del paternalismo de sus socios occidentales, ahora
prefieren una cooperación sin prejuicios. Pekín trata a los estados africanos como socios soberanos, no como alumnos
indisciplinados a los que corregir.
China está
construyendo ferrocarriles electrificados, como la línea Addis Abeba-Yibuti,
puertos ultramodernos como Doraleh, centrales hidroeléctricas en Uganda y Etiopía
y, sobre todo, dotando al continente de infraestructura digital y espacial.
Desde 2022, ha firmado más de veinte acuerdos espaciales bilaterales,
construido una fábrica de satélites en
Egipto e implementando una cooperación científica antes impensable para muchos
países africanos. Mientras tanto, Washington lidia con sus contradicciones:
recortes en su presupuesto de ayuda al desarrollo, retórica vacía sobre
«valores universales» y una incapacidad crónica para ofrecer alternativas
concretas a la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
Peor aún, en
lugar de competir con creatividad, Estados Unidos responde con castigos. En
2025, impuso aranceles punitivos a varios estados africanos bajo el pretexto
del «comercio justo», mientras que China, en un gesto diplomático contundente,
eliminó los aranceles de casi todos los productos africanos. Este contraste tan
elocuente expone la hipocresía de un Washington que se proclama defensor de la
libertad, pero se aferra a sus privilegios comerciales castigando a quienes se
emancipan. Los africanos, por su parte, no se dejan engañar: entre una potencia
que construye carreteras y otra que erige barreras, la elección resulta completamente
natural.
En última
instancia, esta rivalidad revela dos visiones irreconciliables de la
globalización. China aboga por una globalización infraestructural, inclusiva y
multipolar, en la que cada Estado, independientemente de su tamaño, puede
ejercer influencia mediante la cooperación. Estados Unidos, por su parte, busca
preservar una globalización jerárquica, controlada por las mismas instituciones
—el FMI, el Banco Mundial, la OTAN— que durante mucho tiempo han usurpado la
soberanía del Sur. En otras palabras, Pekín habla de colaboración, mientras que
Washington habla de alineación. La diferencia no es meramente semántica: es una
cuestión de civilización.
Por su parte,
África ya no es el «continente sin destino» que describían los estrategas de
antaño. Sus tierras son ricas en minerales cruciales para el siglo XXI
—cobalto, litio, cobre— esenciales para la revolución verde y las nuevas
tecnologías. Al posicionarse con antelación, China se ha asegurado una ventaja
industrial decisiva, mientras que Estados Unidos, cegado por su arrogancia,
descubre demasiado tarde que ha perdido el control de cadenas de suministro
esenciales y su monopolio sobre las iniciativas estratégicas. De ahí el frenesí
de Washington, que multiplica las iniciativas tardías —corredores
ferroviarios , promesas de colaboración, cumbres simbólicas—
sin lograr convencer ni competir eficazmente con Pekín.
En realidad,
Pekín no solo está revitalizando la economía africana, sino que está
transformando radicalmente el orden mundial. Al presentar la cooperación
sino-africana como un modelo de emancipación, China está desarmando
ideológicamente a Estados Unidos. Está demostrando que es posible existir fuera
de la tutela occidental, lograr el desarrollo sin recurrir a las directrices
del FMI. Esta realidad, insoportable para Washington, marca el fin de un mito:
el de una América indispensable, el centro de gravedad del llamado mundo
«libre». De ahora en adelante, las capitales africanas se vuelven hacia Pekín,
Moscú, Ankara, Riad o Nueva Delhi; en resumen, hacia el resto del mundo, y
Washington ya no es un actor más entre otros, sino uno marginado.
Estados Unidos,
acostumbrado a imponerse, nunca ha sido capaz de cooperar en igualdad de
condiciones. Su modelo está agotado, su influencia se desmorona y su retórica suena
vacía. Siguen hablando como amos cuando no son más que rivales. Su obsesión
antichina no es señal de fortaleza, sino de angustia existencial. Mientras
predican, China construye. Mientras imponen sanciones, China invierte. Y
mientras amenazan, China persuade. Esta diferencia de ritmo, tono y visión
explica por qué, hoy, la batalla por la influencia en África se inclina
claramente a favor de Pekín.
Pero más allá
de los gigantes, lo esencial permanece: África misma. Es África, al
diversificar sus alianzas, la que está transformando la presencia de China en
un motor de soberanía y modernización. Pekín, mediante su enfoque basado en el
respeto mutuo y la cooperación mutuamente beneficiosa, ofrece a los estados
africanos la oportunidad de negociar en igualdad de condiciones y asegurar
alianzas que aporten conocimientos especializados, tecnologías e
infraestructura sostenible. Al aprovechar esta dinámica, el continente no solo
puede beneficiarse de la competencia internacional, sino, sobre todo, acelerar
su propio desarrollo dentro de un marco de equilibrio, respeto y beneficio
mutuo. Si China marca el camino, le corresponde a África elegir la dirección.
En conclusión,
ante la cruda realidad del mundo contemporáneo, África ya no es un mero telón
de fondo, sino el eje de una reconfiguración global. China, pragmática y
paciente, se erige como constructora de la realidad; Estados Unidos, arrogante
y nostálgico, se revela como el sepulturero de un orden que ya no comprende. Y
es quizás allí, en esta tierra largamente explotada, donde se desarrolla el fin
de un mundo —el de la unipolaridad— y el nacimiento de otro: el de un
equilibrio en el que Occidente ya no es el centro, sino una periferia más entre
otras.
Y en cuanto al
aspecto impactante, así como África se está desvinculando progresivamente de la
influencia francesa, tarde o temprano también terminará liberándose de la
tutela estadounidense.
Mohamed
Lamine Kaba es sociólogo y experto en geopolítica de la
gobernanza y la integración regional en el Instituto de Gobernanza, Humanidades
y Ciencias Sociales de la Universidad Panafricana.
Fuente: chinabeyondthewall.org
domingo, 9 de noviembre de 2025
Declaración de los comunistas de EE.UU ante la victoria de Mamdani en Nueva York
Declaración
de los comunistas de EE.UU ante la victoria de Mamdani en Nueva York
Comité Central de CWPUSA
INSURGENTE.ORG
/ 09.11.2025
Victoria de Zohran Mamdani como alcalde de Nueva
York
El
4 de noviembre un avión de carha en el Puerto mundial de UPS se estrelló contra las instalaciones durante el
despegue. Se ha confirmado la muerte de nueve personas, mientras que muchas
siguen desaparecidas.
Es
probable que el número de muertos siga aumentando, sumándose a la lista de
trabajadores asesinados por la fría
lógica del capitalismo, donde la seguridad siempre queda relegada a un segundo
plano frente a las ganancias. Esa misma noche, Zohran Mamdani se
proclamó vencedor en las elecciones a la alcaldía de Nueva York.
Mamdani, miembro de Socialistas Democráticos e
EE.UU presentándose como miembro del Partido Demócrata, ha prometido a la
ciudad de 20 millones de habitantes una larga lista de políticas populares
deviajes en autobús gratuitosa control de alquileres y más. Ha mantenido su compromiso
con el sistema capitalista, congraciándose con los adinerados gobernantes de
Nueva York y negando vehementemente las acusaciones de ser comunista.
El
coro de celebraciones tras la victoria de Mamdani ahogó el horror de Fallo de
UPS. Este es solo un ejemplo de la violencia cotidiana que el capitalismo
inflige a nuestros hermanos y hermanas de la clase trabajadora. El sistema que
trata a nuestra clase como meras herramientas es al que Mamdani ha dedicado su
carrera. No nos detendremos en sus motivaciones personales ni en la tenacidad
de sus seguidores, sino que destacaremos la realidad objetiva de que la campaña
de Mamdani y ahora su alcaldía no forman parte de un proyecto de la clase
trabajadora, sino que, en última instancia, buscan humanizar el sistema de
explotación.
El capitalismo no es una economía de «libre
empresa», como afirman sus defensores. El capitalismo es una dictadura de la
burguesía sobre la clase trabajadora, un orden social fundado en una ecuación
simple y brutal propiedad
privada de toda la sociedad
por un pequeño grupo de ociosos que acumulan una riqueza desmesurada a nuestras
espaldas. El resto de nosotros, la clase trabajadora, nos vemos obligados a
vender nuestra fuerza de trabajo a estos dueños para sobrevivir. Nos pagan
menos del valor que creamos, embolsándose la diferencia como ganancia. Esta es
la esencia de nuestra explotación bajo el capitalismo. Es por eso que se
escatiman recursos en seguridad en Worldport, por eso los alquileres suben a
niveles impagables y por eso la policía existe para proteger la propiedad
privada y la dominación de clase, no la vida humana. Bajo el capitalismo, las
necesidades humanas siempre estarán relegadas a un segundo plano frente a las
ganancias.
Al optar por postularse como demócrata, al optar
por reformar el sistema de explotación en lugar de combatirlo, Mamdani se opone
objetivamente a los intereses de los trabajadores. Incluso si adopta el título
de «socialista», ha dejado claras sus intenciones de maquillar la realidad
capitalista. En un momento crítico en el que millones están perdiendo Beneficios del SNAP, aterroriza trabajadores migrantes- Mamdani se dedica a blanquear el sistema
responsable de todos estos horrores, mientras les dice a millones que lo que
defiende es el «socialismo». La responsabilidad de combatir esta confusión en
este momento crítico recae sobre quienes nos enorgullecemos de la bandera roja,
quienes nos llamamos con orgullo comunistas y luchamos por la clase trabajadora.
La Plataforma Comunista Obrera de EE. UU. está
comprometida con la lucha contra el sistema capitalista. Aspiramos nada menos
que a la victoria de los trabajadores sobre los capitalistas, mediante la
destitución de la clase capitalista dominante de todo poder político y la
transición a una economía planificada donde cada trabajador sea liberado de la
esclavitud salarial de una vez por todas. Nos negamos a permitir que el
proyecto político de Mamdani genere confusión en el movimiento y mantenemos
firme nuestro compromiso con la victoria de los trabajadores. Luchamos por un
mundo donde la atrocidad en Louisville.
no se repita, donde los
trabajadores estarán seguros y libres.
EE.UU. despliega bombarderos estratégicos B-52 en Europa
EE.UU.
despliega bombarderos estratégicos B-52 en Europa
Las tripulaciones se entrenarán para "perfeccionar sus tácticas, aumentar su flexibilidad y fortalecer la coordinación con los aliados, incrementando así sus capacidades de combate", indica la Fuerza Aérea del país norteamericano.
Bombardero
estratégico estadounidense B-52H, 21 de mayo de 2019. | Senior Airman Keifer
Bowes/U.S. Air Force via AP / AP
Un grupo de
bombarderos estratégicos estadounidenses B-52 llegaron a España para realizar
ejercicios, informó el sábado el Comando de la
Fuerza Aérea de EE.UU. en Europa.
«Aviones
B-52 de la Fuerza Aérea de EE.UU., desplegados desde la Base Aérea de
Barksdale, Luisiana, llegaron a la Base Aérea de Morón, España,
el 8 de noviembre de 2025, para realizar operaciones de entrenamiento
multilateral junto con Finlandia, Lituania y Suecia, así como con otros
aliados y socios, como parte de la Fuerza de Tarea de
Bombarderos Europa 26-1″, reza el comunicado.
Según
el organismo, dicho despliegue permite a las tripulaciones «perfeccionar
sus tácticas, aumentar su flexibilidad y fortalecer la
coordinación con los aliados, incrementando así sus capacidades de combate y su
preparación».
«Mediante
el despliegue estratégico de fuerzas y recursos a través de entrenamientos
multilaterales como este, la Fuerza Aérea de EE.UU. está
mejor posicionada para responder rápidamente a las amenazas emergentes y
mantener una disuasión creíble a lo largo del flanco oriental de Europa
y el Ártico«, detalla.
Se
prevé que las tripulaciones de los cazas lleven a cabo «una serie de misiones
de entrenamiento que simulan operaciones en un espacio aéreo complejo
y de alto riesgo«, entrenándose «en los elementos clave del
proceso de localización, fijación, seguimiento y ataque, perfeccionando la
velocidad y precisión con la que los bombarderos y cazas pueden actuar contra
las amenazas en escenarios
reales».
«Mientras
practican estas habilidades, se entrenan simultáneamente contra amenazas
terrestres y aéreas simuladas, diseñadas para limitar su libertad de maniobra,
lo que les exige actuar con decisión para contrarrestar las amenazas y lograr
la superioridad aérea», detalla la Fuerza Aérea de EE.UU.
·
A
su vez, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, denunció que la Unión Europea
busca «revivir la ‘máquina de guerra’ europea».
·
Según
afirmó, las élites del bloque utilizan la narrativa de la amenaza rusa
como herramienta
para desviar la atención pública de sus problemas
económicos internos, agravados por el encarecimiento de la energía tras la
ruptura de los lazos
Fuente: RT
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