viernes, 4 de octubre de 2019

PUBLICADO EN LA REVISTA EL POLLO URBANO, ZARAGOZA. OCTUBRE 2019


Noción de concepto ([1])


Por Manuel Sogas Cotano
Corresponsal del Pollo Urbano en República Dominicana  
 
     El concepto es un término, una palabra, que define específicamente el significado de ese término o palabra y las relaciones o las formas de relaciones que tiene o puede tener con otros conceptos en condiciones determinadas.

    Los objetos desde el punto de  vista científico o filosófico no deben tener innumerables definiciones ni múltiples sentidos que obedezcan a las apetencias subjetivas de cada cual según sus gustos o deseos personales, ni que respondan a los intereses particulares de ningún grupo social en particular. Tienen que tener como norma general una definición y un único sentido, salvo casos particulares que por tales representarían la excepción, a fin de que todos puedan entender lo mismo para hacer posible el entendimiento.

   Las palabras utilizadas en el lenguaje común habitual no son necesariamente conceptos de por sí, en la medida que a través de ellas no se puede llegar al conocimiento objetivo y profundo de los objetos.
   La expresión común de “tengo frío” puede tener la misma veracidad que la contraria de “no tengo frío”, porque lo único que expresan ambas es la sensación personal subjetiva respectiva de quienes la expresan, porque parece fuera de toda duda y discusión que en un mismo lugar y al mismo tiempo no puede hacer frío y simultáneamente no hacerlo.

    Si estas dos personas a partir de la premisa de que una tiene frío y la otra no lo tiene, y sobre este caso concreto de si “hace” o “no hace” frío establecieran entre ellas una discusión para determinar  cuál de las dos lleva razón al respecto, el acuerdo sencilla y categóricamente sería imposible por mucho tiempo que mantuvieran la discusión y por muchos argumentos que ambas pudieran esgrimirse en defensa de sus respectivas tesis, porque ni el tiempo que dudara la discusión ni los argumentos utilizados podrá evitar que la una sienta frio y la otra no. Esta contradicción es irresoluble a través de la utilización del lenguaje habitual. Únicamente puede ser dirimida a través del auxilio que presta la ciencia, el concepto. Acudiendo al instrumento que objetivamente sea capaz de medir el objeto sobre el que se discute: la temperatura, a cuyo concepto no ha apelado ninguna de las dos personas referidas en el caso expuesto.

    El termómetro, que es el instrumento científico capaz de medir la temperatura marcará una cifra: por ejemplo, 14º C., cifra que no será cuestionada por ninguna de las dos personas y por tanto ambas estarán de acuerdo: ¡cuestión resuelta!, porque a continuación ambas se mostrarán igualmente de acuerdo, sin necesidad de que ninguna de ellas tenga que abandonar el punto de vista inicial de sus respectivas tesis de partida, porque a ello añadirá la una “pero a 14º C. yo tengo sensación de frío” y la otra dirá “pero yo a 14º C no tengo sensación de frío”, con lo que necesariamente ambas mostrarán un absoluto acuerdo.  El lenguaje científico es el único que puede lograr consensos. Siendo cierto que el lenguaje científico fuera del contexto científico que es donde debe ser utilizado podría llegar a la ridiculez. Por ejemplo, si el que quiere presumir de científico se acerca a un grupo de personas que estando a 45º C. a la sombra él dice que no hace ni frio ni calor sino 45º C. sin duda moverá a risas. La escala en la que cinéticamente puede ser medida la temperatura política es el que representa el concepto de clase social.

   Los conceptos se expresan pues con las palabras existentes en el lenguaje habitual puesto que no existe otro. Pero a diferencia de ellas no expresan sensaciones de tipo subjetivo personal ni estados de ánimo, sino realidades objetivas concretas.

   El instrumento científico que mide la “temperatura” económica, política e ideológica desde el punto de vista de de los intereses de los trabajadores es el marxismo.

El marxismo como ciencia (el materialismo histórico), se sustenta en conceptos, al igual que cualquier otra ciencia, al igual que su filosofía (el materialismo dialéctico) tiene los suyos, para poder realizar el conocimiento del hombre, de las sociedades y de su  historia.

    El “cuerpo de conceptos del materialismo histórico comprende entre otros los siguientes: modo de producción, proceso de producción, proceso de trabajo,  relaciones de producción, fuerzas productivas, relaciones técnicas de producción, relaciones sociales de producción, , plusvalía, tasa de ganancia, capital fijo, capital variable, capital orgánico, infraestructura, superestructura, estructura ideológica, estructura jurídico-política,  formación social, coyuntura política, clases sociales, fracción de clase, conciencia de clase, instintos de clase, intereses de clase, dictadura del proletariado, revolución, etc.

    Los primeros fundamentos de este cuerpo de conceptos aunque todavía muy frágiles, se encuentran en la Ideología alemana (1845-1846). Por ello, se considera que esta obra marca una verdadera revolución teórica  en el pensamiento de sus autores, Marx y Engels,  inauguran una ciencia nueva allí donde antes reinaban las filosofías de la historia; allí donde no existían sino filosofías de la historia y narraciones de hechos históricos empíricos.” [[2]]

    Al nacer el materialismo histórico (ciencia) de la observación, estudios y análisis (crítica) de la realidad social concreta, que es la que demanda la necesidad del concepto como instrumento de conocimiento teórico objetivo y profundo (conciencia) como paso necesariamente obligatorio para la realización de la transformación social (realización de la filosofía), no pueden aparecer ni variar en tanto no aparezca o varíe la realidad de la que nacen y a la que sirven. Es en la realidad social concreta donde se enraízan los  conceptos marxista para su conocimiento y transformación.

    La práctica política (aplicación de la teoría-realización de la filosofía) en su acción transformadora (dialéctica) y en la medida que resulte transformada la realidad social da lugar a una nueva realidad social como consecuencia de la transformación, y de aquí puede surgir la necesidad de un nuevo concepto, bien sea mediante la creación nueva de un concepto no existente, la reinterpretación de uno ya existente o deducirlo de uno ya existente para el conocimiento de la nueva realidad social surgida como consecuencia de la transformación social realizada.

     Una de las dificultades para la comprensión del marxismo, como veremos en el capítulo correspondiente, viene dada precisamente, por la necesidad permanente del marxismo de proveer de nuevos conceptos capaces de poder entender y explicar a las clases trabajadoras las nuevas realidades que se van presentando originadas por el propio desarrollo de las formaciones capitalistas, lo que ha dado lugar también a la aparición de los denominados post o neo marxismos, expresiones que aparte de constituir nuevos términos semánticos, no han contribuido absolutamente a nada que tenga que ver con el conocimiento del marxismo.

    A nadie se le ocurre hoy llamar post avión o neo avión al moderno avión actual de reactores y controles electrónicos para diferenciarlo del  primer avión de hélice y con controles mecánicos de los hermanos Wright, Wilbur y Oliver, quienes desarrollaron el primer avión a inicios del siglo XX, nos referimos al primer avión funcional, que voló un 17 de diciembre de 1903, se llamaba Flyer. [[3]].

    Esta característica inherente a la naturaleza del marxismo de tener que estar continuamente elaborando o modificando conceptos en función de los cambios realizados en la realidad social, siempre cambiante, debería bastar por sí misma para deshacer la supuesta dogmática del mismo con que sus detractores, incluidos los post y los neo marxistas pretenden estigmatizarlo para darlo como cosa del pasado y por tanto sin ninguna vigencia ni posibilidad de tenerla actualmente, cuando es el propio desarrollo del modo de producción capitalista el que más a gritos lo está paciendo, y especialmente tras la crisis del sistema capitalista mundial de 2008.

([1]) Del libro del autor, en preparación, La crisis de 2008. Apuntes para la Nueva Revolución Social, Capitulo II, NOCIÓN DE CONCEPTO.
[[2]] Marta Harnecker. Los conceptos elementales del materialismo histórico, pág.
  1. Siglo XXI Editores, México, España, Argentina, 28ª edición, marzo 1975 (4ª ed. España).
[[3]] https://www.google.com/search?client=firefox-b-d&q=cuando+aparecio+el+primer+avion

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