El espíritu de Suresnes
KAOSENLARED
14 Jun, 2021
Ya he tratado este tema hace
años, pero me ha venido a la mente el tango y quiero recordar aquel espíritu
que vino de Francia. Viene a cuento para continuar reflexionando sobre lo que
significó la Transición 2.0 (21),por un Proceso Constituyente)
sobre lo que escribía la semana pasada. «Volver… con la frente marchita, las
nieves del tiempo platearon mi sien… Sentir… Vivir…», que canta el tango, así
como recordar Suresnes y su espíritu; que si veinte no son nada, cuarenta y
siete son una vida.
En 1974 el régimen de Franco
agonizaba y la oposición democrática se preparaba para acceder a las
instituciones. La alternativa pasaba por reforma o ruptura. Luego, la mayoría
de quienes propugnaban la ruptura, reformaron y los de la reforma, con el
tiempo, anhelamos la ruptura. La muerte del dictador se percibía como próxima y
los cambios sociales y económicos producidos en los años del desarrollo, facilitaron
las actividades de la oposición.
El movimiento obrero,
organizado en torno a las CCOO del PCE y con una UGT muy castigada por la
represión franquista, se pasó de las reivindicaciones laborales a la
concienciación política de la clase trabajadora. Mientras, Portugal desembocaba
en la ‘Revolución de los claveles’. El nacionalismo se reforzaba en Cataluña y
en el País Vasco, con los influyentes Convergència, Unió y el PNV. El
Movimiento de Liberación Nacional Vasco y ETA era protagonista de la lucha armada,
muy crecida por el éxito del asesinato del presidente del gobierno Carrero. El
gobierno cada vez más débil y todos tomando posiciones ante la Transición que
amanecía.
En estas y algunas otras cosas
más se estaba, cuando el Partido Socialista Obrero Español y la muy castigada
Unión General de Trabajadores, comienzan a tener mayor protagonismo. Cuarenta y
siete años han pasado, desde que entre los días 11 al 13 de octubre de 1974, se
celebró el Congreso bajo e lema ¡Por el socialismo! ¡Por la libertad! Suresnes,
pequeña localidad cercana a París, adquirió un protagonismo histórico, por el
cambió de orientación política e ideológica y la toma del poder del «grupo de
los sevillanos» y los vascos, jóvenes dirigentes del interior, que se hacen con
el poder socialista. Más de la mitad de la población de hoy, no había nacido en
1974 y en 1992 todavía no tenían mayoría de edad. El PSOE contó con el
espaldarazo internacional, dado por Willy Brandt, François Mitterrand y Bruno
Pittermann, presidente entonces de la Internacional Socialista.
Ya en el Congreso de Toulouse,
agosto de 1972, se había abordado la renovación, venciendo la tesis renovadora
del interior sobre las del exilio, que encabezada por Rodolfo Llopis. Al no
aceptar su destitución, provocó la ruptura en dos partidos: el PSOE Renovado y
el PSOE Histórico. En Suresnes, a través del comité de redacción de El
Socialista, la Comisión Ejecutiva había informado de las que deberían ser las
líneas de los debates, relatan los hermanos Martínez Cobos, en su Intrahistoria
del PSOE.
La historia del PSOE es larga
y rica en debates sobre ideas, estrategias y objetivos. En Suresnes comenzó
otro cambio de orientación política e ideológica. Se acordó adaptar la idea y
la acción a la lucha por la democracia y las libertades desde el interior. En
el XXVIII Congreso (1979) con el lema Construir en libertad, con aquel «hay que
ser socialistas antes que marxistas» de Felipe González, continuó la revisión
ideológica. Nueva imagen, nuevos métodos, nuevas formas de acción y abandono de
algunos objetivos históricos, a petición de intereses internacionales. Fue
durante la llamada Transición a la democracia, cuando se volvió a perder algún
que otro principio ideológico y seña de identidad. Ahora, sin república y con
monarquía.
Toda la oposición promovía la
ruptura democrática, con el fin de restablecer un régimen de libertades,
siguiendo el modelo occidental europeo. La Resolución de Suresnes establecía un
programa concreto: libertad de todos los presos políticos y sindicales;
devolución de todos los derechos, a las personas desposeídas por sus
actuaciones políticas y sindicales contra la dictadura; disolución de todas las
instituciones represivas; reconocimiento y protección de las libertades
mediante: libertad de partidos políticos, libertad sindical, libertad de
reunión y expresión, derecho de huelga y manifestación, restitución del
patrimonio expoliado a las organizaciones políticas y sindicales suprimidas por
la dictadura, convocatoria de elecciones libres a fin de que el pueblo manifieste
soberanamente su voluntad y el reconocimiento del derecho de autodeterminación
de todas las nacionalidades ibéricas.
El PSOE de Suresnes aprobó
otra resolución que marcaba su posición respecto al problema nacional y la
configuración territorial del estado. Claramente se defendía el pleno
reconocimiento del derecho de autodeterminación, que comportaba la facultad de
que cada nacionalidad pueda determinar libremente las relaciones que va a
mantener con el resto de los pueblos que integran el Estado español. De otra
parte el PSOE se pronunciaba por la constitución de una República Federal de
las nacionalidades que integran el Estado, por considerar que esa estructura
permitía el pleno reconocimiento de las peculiaridades de cada nacionalidad y
su autogobierno a la vez que salvaguarda la unidad de la clase trabajadora de
los diversos pueblos. ¡Qué tiempos!, hoy parecen ensoñaciones, por lo que ha
llovido y por la pérdida de las frustradas esperanzas.
La renovación del partido era
inevitable. Acercar la organización a España imprescindible y la necesidad de
un nuevo liderazgo resultaba evidente. «Yo me ocupo de UGT y tú del partido»,
dicen que dijo Nicolás Redondo, «no me jodas”, respondió el sevillano. El
acuerdo fue el reparto del poder: (Isidoro), Felipe González dirigiría el
partido, (Juan) Nicolás, el sindicato y posteriormente de presidente (Pablo),
Ramón Rubial, quién junto con la federación madrileña, se había opuesto a ese
reparto.
Tres etapas, tres PSOE. Todos
ellos necesarios, pero perdiendo identidad de forma paulatina. Principios que
deberían ser inalterables −digo inalterables−, presentes en el socialismo
español, fundado hace 142 años, segundo partido obrero que se creó en el mundo.
Porque el tiempo ha transcurrido, pero las condiciones sociales de la clase
trabajadora y de los humildes están en retroceso, el poder político y económico
sigue estando en las manos de los de entonces, con una corrupción
institucional, política y económica en crecimiento, junto con el avance de las
desigualdades sociales.
En estos tiempos de adelantos
y retrocesos, han empeorado las condiciones de jubilación y cuantía de las
pensiones; las relaciones y condiciones esenciales del trabajo están en manos
de la patronal, bajo la amenaza de despido barato; se han reducido o eliminado
las prestaciones a los dependientes; se disminuye la atención sanitaria pública
y aumenta el pago de medicamentos y servicios hospitalarios; disminuye el
número de profesores y se privatiza educación publica; aumentan los impuestos
indirectos, los que pagamos todos por igual y se protege a quienes defraudan;
disminuye el empleo y los salarios públicos; se salva a la banca, causante de
las crisis financieras y se salvaguarda el pago de la deuda. Hay más
desigualdad, menos justicia social y se criminalizan las protestas. ¿Cuáles de
aquellas reivindicaciones han quedado obsoletas?
La línea ideológica del PSOE
ha evolucionado y no siempre hacia delante, pero no todo ha estado mal hecho.
En otros momentos propugnó la revolución social. Se han producido retrocesos
significativos, alejándose de la realidad social y de las necesidades de la
gente. Hay que retomar algunas viejas ideas y formas de acción abandonadas,
actualizadas a la nueva realidad y construir el futuro en igualdad, solidaridad
y justicia social. Todo ha cambiado, dejándose en el camino objetivos y
definiciones como los de clase, masas, democrático; el marxismo y la república.
Hace cuarenta y dos años, el
PSOE se definía «por un método dialéctico de transición al socialismo», en
combinación con la lucha parlamentaria, la movilización popular en todas las
formas, creando «órganos democráticos de poder de base», como cooperativas y
asociaciones de vecinos, buscando la profundización del concepto de democracia
«superando el carácter formal que las libertades políticas tienen en el estado
capitalista, accediendo a las libertades reales», señalando las
reivindicaciones de cada momento, «con la perspectiva de una revolución
socialista». No podía existir libertad sin socialismo ni socialismo sin libertad.
¿Qué tiempos! ¡Qué cambios!, sin socialismo y con libertad limitada; por mucho
que la reivindique hoy Díaz Ayuso.
Entre el tiempo transcurrido,
los sucesos acontecidos y los que fueron compañeros y viejos amigos que se han
quedado en el camino, mantengo la idea sin formar parte del partido desde hace
años. Contrario al tango de Gardel no «han matado mi vieja ilusión» y «guardo
escondida una esperanza humilde que es toda la fortuna de mi corazón.
Los socialistas decidieron
cambiar modelo organizativo, fines y objetivos, para adaptarlos a los tiempos.
Lo han seguido haciendo en cada ocasión que se ha presentado. Los socialistas,
junto con las otras fuerzas de la izquierda deberían liderar la rebelión
ciudadana por los derechos, por el empleo, la defensa de lo público, el derecho
a la vivienda, la igualdad social, la justicia y la no discriminación.
Víctor Arrogante
En Twitter @caval100
*++
No hay comentarios:
Publicar un comentario