Con ocasión del drama humano vivido en una playa de Ceuta, las mayores inmundicias morales publicadas estos días atrás han vuelto a proceder de la extrema derecha. Luna, así se llama la cooperante, tuvo que cerrar su cuenta en las redes sociales.
En una noche sin Luna mataron a Federico
El Viejo Topo
27 mayo, 2021
©Reduan – Reduan / EFE
Cada vez más
crecidos en su frenética intolerancia y en una inquina cebada sin reparo y con
impunidad por determinados medios de comunicación, han vuelto a
proceder de la extrema derecha las mayores inmundicias morales publicadas estos
días atrás con ocasión del drama humano vivido en una playa de
Ceuta.
Entre los
pestilentes bulos perpetrados por esa gentuza excremental que supura la
sociedad española está el de una ex política y tertuliana valenciana, cuyo
nombre eludo por no manchar este artículo con su cita, a la que el diario La
Razón dio tribuna para exponer uno de sus hediondos mensajes.
En el mismo se
decía que uno de los miles de migrantes llegados a la playa del Tarajal fechas
atrás, de nacionalidad senegalesa y con el rostro cubierto de lágrimas, se
aprovechaba “de la turgencia de los senos” de una cooperante de Cruz Roja
cuando esta mujer le ofreció la humanidad de su abrazo. Hay que apestar mucho a
cadáver moral, con el consiguiente tufo de inmunda repelencia, para expeler esa
bilis y atreverse a expresar públicamente semejante vileza.
Luna, que así
se llama la cooperante, tuvo que cerrar su cuenta en las redes sociales
porque una avalancha de miserables la agredió también con similares
mensajes vomitivos en cuanto se difundió gesto solidario. Solo me cabe desde
aquí ciscarme en todos ellos y abrazar la imagen de Luna consolando a un ser
humano desesperado y abatido en busca de vida y esperanza.
Quienes no lo
hagan en esas circunstancias son unos sacos de mugre cuyo lugar está en el
estercolero de los desechos humanos. Mi gratitud y admiración a Luna y a
quienes como ella dejan asomar en medio de tanto odio ese luminoso destello de
humanidad que de seguro habría celebrado nuestro inolvidable y admirado
Federico García Lorca, el mismo que en la última entrevista publicada en el
diario El Sol el 10 de junio de 1936, antes de su asesinato en
Granada dos meses después, le dijo a su amigo el ilustrador y caricaturista
Lluís Bagaría:
Yo soy español
integral, y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; odio
al que es español por ser español nada más. Yo soy hermano de todos y
execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista abstracta por el
solo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno
está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la
médula; pero antes que esto soy hombre de mundo y hermano de todos. Desde
luego, no creo en la frontera política.
Federico sigue vivo, por más que lo mataran y ocultaran sus restos mortales los asesinos fascistas aquella noche sin luna que tan a fondo evoca e interpreta por los teatros Juan Diego Botto. La obra y la palabra del poeta nos siguen alumbrando. Lo acaba de mostrar una joven llamada Luna al darnos vida a todos con ese abrazo de humanidad en una playa de Ceuta. Otro poeta muerto en las cárceles franquistas, Miguel Hernández, habló también un día de las almas sin fronteras.
Publicado originalmente en La Última Hora.
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