Todo el crecimiento de la deuda pública en la UE desde 1995 corresponde a intereses
Cuestión previa de El Ojo Atipico: En la política ofical no tenemos representantes. Lo que tenemos son sustituyentes, es decir, personas que deciden por nosotros, sin que nosotros nos enteremos realmente qué es lo que deciden.
A veces, incluso, como ocurre con algunoS Tratados comerciales entre USA y la UE, ni siquiera gran número de nuestros sustituyentes tienen acceso al conocimiento del contendio de esos acuerdos que pueden condicionar nuestro futro de forma negativa.
En base a este planteamiento y con respecto a la Deuda pública que acuerdan y deciden nuestros sustituyentes, surge la siguiente pregunta, como ejemplo de pregunta: ¿Los Fondos de NUESTRAS PENSIONES que van a los fondos de inversión es el mismo dinero que estos fondos de inversión le prestan al Estado (deuda pública) y que luego el Estado (nosotros, los propietarios de ese dinero) por ese dinero recibido en forma de préstamo paga intereses a los fondos de inversión, cuyo dinero no es propiedad de esos fondos de inversiones, sino nuestra?
O dicho de otro modo, ¿también pagamos la cama?
* * *
Todo el crecimiento de la deuda pública en la UE desde 1995 corresponde a intereses
Rebelión
Ganas de escribir
20.05.2019
La oficina estadística europea, Eurostat,
publicó el mes pasado los últimos datos oficiales sobre la deuda pública
en la Unión Europea.
A finales de 2018, la deuda total
acumulada por los gobiernos de los 28 país miembros sumaba 12,7 billones
de euros y el de los países de la UE(19) 9,86 billones. En el primer
caso, fueron 136.000 millones más que en 2017 y en el segundo 99.000
millones, es decir, que creció más o menos un 1% anual (datos aquí ).
Por otro lado, la cantidad pagada por los gobiernos en concepto de
intereses en 2018 fue de 293.983,2 millones de euros en la UE(28) y de
213.177,5 millones en la UE(19). datos aquí .
Pero lo más interesante es comparar el aumento de la deuda pública
europea con la suma pagada por intereses a lo largo del tiempo.
Según los datos históricos de Eurostat, desde 1995 -año en que
comienzan a proporcionarse datos para la UE(19)- hasta 2018, la deuda
total aumentó en 5,79 billones de euros y durante esos años se pagaron
6,4 billones de euros en intereses. Es decir, el 110,6%. Lo que
significa que no sólo la totalidad del crecimiento que ha tenido la
deuda pública europea en los últimos 18 años, sino incluso un poco más,
corresponde al pago de intereses.
En España, ese porcentaje ha
sido menor pero también muy elevado. En el mismo periodo, la deuda
pública aumentó en 877.503 millones de euros y se pagaron un total de
569.592 millones de euros en intereses, lo que representa el 64,9% del
incremento de nuestra deuda pública.
Dicho de otra manera: si
los gobiernos europeos hubieran tenido acceso a la financiación del
Banco Central Europeo, que crea el dinero de la nada y puede prestarlo,
por tanto, sin interés, la deuda pública europea no constituiría ningún
tipo de problema para los gobiernos.
Muchos lectores se
preguntarán la razón de por qué el BCE no hace eso y evita que las
familias y las empresas tengan que soportar la pesada carga fiscal que
tienen que soportar para pagar intereses. Y la respuesta es obvia: al
impedir legalmente que el Banco Central Europeo financie a los
gobiernos, se obliga a que éstos tengan que recurrir a la banca privada
en condiciones mucho más onerosas para el resto de la economía pero
extraordinariamente rentables para las entidades financieras . Sobre
todo, si se tiene en cuenta que el dinero que los bancos privados
prestan a los gobiernos a los tipos de interés más altos posibles o lo
crean de la nada o es el mismo que vienen recibiendo del Banco Central
Europeo prácticamente a tipo de interés cero.
Otras personas
que lean esto quizá piensen que si el Banco Central Europeo financiara
sin interés a los gobiernos lo que iban a provocar es que los gobiernos
se desmadrasen y aumentaran su financiación sin límite, provocando un
endeudamiento innecesario y gravísimos problemas económicos, en
concreto, grandes subidas de precios. Pero eso es algo que no tendría
por qué producirse simplemente si el BCE establece criterios de crédito
rígidos y racionales que garanticen que su uso es el adecuado y no el
caprichoso que pudieran imponer los gobiernos si manejaran al banco
central a su antojo, algo que ni ocurre ni tiene por qué ocurrir.
De hecho, lo que ha ocurrido a lo largo de la historia es que la deuda
pública se ha disparado justamente cuando los bancos centrales han
dejado de financiar a los gobiernos.
Como es sabido, el Banco
Central Europeo ha inyectado en los últimos años casi 2,6 billones de
euros para apoyar a los mercados financieros y para financiar a los
gobiernos. Pero como lo ha hecho de una forma más bien indirecta y
torticera (comprando los bonos de los gobiernos en los mercados en lugar
de hacerlo directamente, por las claras y con menos coste) al final no
ha logrado reducir la deuda pública europea. Es verdad que ha evitado
problemas mayores, pero no ha conseguido una reactivación eficaz y
eficiente de las economía ni un saneamiento efectivo de las finanzas
gubernamentales. Y, sobe todo, se ha demostrado que si financia a los
gobiernos (aunque sea de modo tan imperfecto) la economía se recupera
antes y la deuda crece menos que si no lo hace.
Ahora que
estamos en plena campaña de elecciones europeas es más necesario que
nunca tener presente todo esto. Las ciudadanía debería saber que tira su
voto si lo concede a partidos que no se planteen, al menos, denunciar
esta tremenda irracionalidad que solo se lleva a cabo para beneficiar a
la banca privada.
Es imprescindible reclamar que el Banco
Central Europeo desempeñe otra función en Europa, que sea un instrumento
para alcanzar no sólo estabilidad en los precios, que es muy
importante, sino también pleno empleo y bienestar y un modelo de
crecimiento económico que no esté basado en el incremento constante de
la deuda (es decir, en el exclusivo beneficio de los bancos).
Es esencial que el BCE se convierta en el financiador de los gobiernos
europeos precisamente ¡¡¡para reducir su deuda!!!!, para seguir que siga
aumentando como una bomba de relojería, que es lo que viene ocurriendo
cuando se obliga a que los gobiernos se financien en mercados
controlados por los oferentes de crédito.
Es inaplazable que el
BCE ponga en marcha un plan de reestructuración de la deuda pública en
Europa para aliviar la carga fiscal que deben soportar los hogares y las
empresas. Podría, por ejemplo, comprar la deuda pública que supere el
60% del PIB y transformarla en deuda perpetua, liberando así moles de
millones de euros para poder invertir en la economía productiva.
Es fundamental que el BCE deje de actuar como impulsor de la creación
de deuda. Debe ser el financiador del progreso y la garantía del
desendeudamiento de los gobiernos europeos.
No se trata de
pedir que la autoridad monetaria inyecte dinero sin criterio y que
multiplique el crédito sin límite. ¡No! Es justo al revés. Se trata de
todo lo contrario. Hay que acabar con lo que ocurre ahora, precisamente
porque los bancos ganan dinero prestando y lo que hacen es corromper a
las autoridades y fomentar políticas públicas que obliguen a recurrir al
crédito en la mayor medida de lo posible sólo para expandir su negocio
que es el aumento de la deuda. Y para ello lo que debe hacer el BCE es
garantizar que la financiación, que es como la sangre imprescindible
para la vida económica, fluya cuando sea preciso, en la cantidad
necesaria y sin provocar más problemas que los que viene a resolver. La
deuda es una esclavitud y lo que hay que reclamar es poner fin a un
modelo económico basado en su crecimiento ilimitado (algo, además, que
es materialmente imposible que ocurra y por eso las crisis son cada vez
más recurrentes).
Hay que votar sin falta el próximo día 26
pero hay que hacerlo bien y votar a los partidos que lleven en su
programa este tipo de cambios en el Banco Central Europeo porque, si no
lo llevan, será materialmente imposible que se puedan realizar las
propuestas de bienestar o de políticas alternativas que les ofrezcan.
NOTA FINAL:
Se podrían poner muchos ejemplos que prueban que la deuda pública se
disparó precisamente cuando los bancos centrales dejaron de financiar a
los gobiernos para abrir las puertas al gran negocio bancario. Pondré
solamente los dos siguientes referidos a Canadá y Francia. En las dos
gráficas se comprueba cómo se disparan la deuda total y la carga de los
intereses justo a partir de 1974 y 1973, respectivamente, los años en
que se estableció que el Banco de Canadá y el Banco de Francia dejaran
ya de financiar a sus gobiernos (Fuente aquí y aquí ).
Evolución de la deuda pública de Canadá:
Evolución de los intereses pagados por Francia por la financiación de su deuda pública:
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