¿HASTA CUANDO VAMOS A CONSENTIR ESTAR EN MANOS DE LAS BESTIAS INSENSIBLES QUE ESTAMOS?

(Los señores feudales modernos, señores del mundo, departiendo plácidamente en la Cumbre del G 8 en Japón)

Sin duda, cuando adquiramos conciencia de nosotros mismos y nos entre una ligera noción de dignidad personal, cosa que no entra de una manera mecánica y sin dolor. Es como un parto, primero se engendra y después se pare, con dolor, claro. Y dolor consciente, no puede ser de otra manera. La vida es así, o la vive uno personalmente, con dolor, o te la viven. Estamos en este punto, en que nos viven la vida, y por tanto no se tienen dolores. Se es un dolor.

Al día de hoy, 17 de enero de 2009, a las 12:06 horas, el ejército israelí lleva sobre sus espaldas la sangre, el dolor y la injusticia de 1.160 personas muertas y 5.000 heridas, a cuyo ejército les proveen de los medios técnicos para matar, las clases dominantes de USA (no los americanos) y las clases dominantes que ordena el gobierno de Zapatero (no los españoles) entre otros.

Hoy en Zaragoza, a las seis de la tarde nos vamos a manifestar contra ese genocidio que los grandes capitales, a través de su mano armada, en este caso, el ejército israelí, está llevando a cabo indiscriminadamente contra el pueblo palestino, pero eso no es suficiente para detener la masacre militar israelí.

La masacre israelita no se diferencia de la de Irak, Afganistán o África, más que en el grado de brutalidad aparente con que se ejerce y el espacio geográfico. El fondo es el mismo, la naturaleza de esa violencia es idéntica, solo cambia en las formas.

La razón última hay que buscarla a partir de la relación de explotación y de fuerza en que está basado el capitalismo. La educación que hoy se imparte a todos los niveles, la política y todos los valores sociales que se inculcan, están encaminados a justificar que unas pocas personas, de hecho, dominen y sometan a todas las demás. Y esto es lo que hay que combatir para que todos los ejércitos se extingan. Y esto empieza por la economía, por establecer otros presupuestos radicalmente opuestos a los del modo de producción capitalista

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