El ejército ruso
no tiene prisa
DIARIO OCTUBRE
/ noviembre 17, 2022
Desde el principio, la Guerra de Ucrania ha sido lo que el ejército ruso ha querido que sea, porque es él quien tiene la iniciativa, que no ha perdido en ningún momento. El problema es determinar los objetivos reales que persigue con la guerra, más allá de las invocaciones formales de “desmilitarizar” y “desnazificar” Ucrania.
Juan Manuel Olarieta.— Aunque,
según dicen, en toda guerra la primera víctima es la verdad, en el caso de
Rusia no es así porque no hay suficiente información sobre la estrategia del
cuartel general, sobre todo si la comparamos con la verborrea cotidiana de la
OTAN y su lacayo Zelensky. Rusia no es un país de mentiras sino de secretos.
Los oficiales rusos no convocan ruedas de prensa.
En cambio los
medios de comunicación imitan a los occidentales y llevan a sus propios
“expertos”, que saben divagar tanto o más que los occidentales. Ahora bien, a
diferencia de su contraparte, sus comentarios -certeros o equivocados- están
influidos por la política interna, más que por la internacional.
A diferencia de
la basura occidental, en las cadenas de televisión rusas hay largos debates y
críticas a la dirección de la guerra, mucho más ruidosos que las tediosas
apostillas de los tertulianos españoles, por poner un ejemplo. En consecuencia,
también hay más información e información más interesante, si bien la mayor
parte de ella también es puramente especulativa.
Otra diferencia
es que el ejército ruso no tiene ninguna prisa, como ha demostrado sobradamente
desde el inicio de la guerra. La Guerra de Ucrania no es lo que esperaban los
“expertos” de la OTAN. No ha habido una “guerra relámpago”, como en 1941, ni
una “Tormenta del Desierto”, como en Irak, porque el tiempo juega a favor de
Rusia, que está dejando que la OTAN y sus lacayos ucranianos se cuezan
lentamente en su propio jugo.
Fuera de
Occidente no existe el “shock and awe” (golpe e intimidación) de nuestras
sociedades, amantes del vértigo y el café instantáneo. La doctrina militar
“shock and awe” es consecuencia de la hegemonía imperialista de Estados Unidos,
basada en el despliegue de una fuerza abrumadora, como los brutales bombardeos
masivos, por ejemplo. No tiene nada que ver con la estrategia de desgaste que
el ejército ruso ha puesto en práctica en Ucrania.
Los matones y
los macarras no necesitan teorías militares sofisticadas. La inteligencia no es
lo suyo. Les basta con ejercitar los músculos que entrenan cada día en el
gimnasio. Lo mismo le ocurre a Estados Unidos, cuyo presupuesto militar es
superior a la suma de los 8 países que le siguen. Les convence de que no hay
rival que pueda desafiar su hegemonía con ninguna argucia militar.
Por eso no se
explican cómo es posible que tuvieran que huir corriendo de Vietnam o
Afganistán. Las academias militares están para glosar las victorias, nunca las
derrotas. A lo máximo la explicación es la misma que la de la “Armada
Invencible”, que fue vencida a causa del mal tiempo. Ahora que en Kiev comienza
a nevar, los “expertos” recurren al mismo argumento que Goebbels: los nazis
fueron derrotados en la URSS por culpa del frío, la nieve y el barro.
Sus neuronas no
dan para más.
FUENTE: mpr21.info
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