Año 8 del 15M
Gobiernos municipales y lo que está por ganar
Rebelión
TopoExpress
18.05.2019
Llega el 8º aniversario
del 15M y hay quien pensará que ya no existe nada digno de ese nombre
que celebrar, pero habrá quien tendrá muy presente que sin la
movilización que emergió en mayo de 2011 difícilmente ciudades como
Barcelona y Madrid estarían gobernadas hoy por proyectos políticos como Barcelona en Comú y Ahora Madrid.
De ahí surgieron. El 15M no nació para ser política institucional, lo
hemos dicho y analizado en otras ocasiones, pero es una de sus
consecuencias, de sus mutaciones. Tal vez la más llamativa en este
momento. Y ante las elecciones municipales del 26 de mayo de 2019, es
inevitable pensar en las del 24 de mayo de 2015. Esa convocatoria, por
diferentes motivos, es la que mejor ha representado el trasvase de la
movilización política de las plazas a la política institucional de los
palacios.
Después de una legislatura siempre debería ser tiempo de
balance. No es algo que sea costumbre por nuestras tierras, se opta más
por la disputa partidista. Pero eso no significa que debamos
reivindicarlo como un ejercicio de transparencia, rendición de cuentas y
responsabilidad. ¿Qué se ha hecho? ¿Se ha cumplido el programa? ¿Qué no
se ha hecho? Algo se está haciendo con los gobiernos municipales
surgidos del 15M. Se acostumbra a tratar estos proyectos políticos como
si de un partido tradicional se tratara. Se habla de vivienda, de
seguridad, de economía… para señalar lo que no han cumplido, cómo han
empeorado las ciudades… Cuesta que se les reconozcan méritos y los hay.
Pero más allá de si se les reconoce, o no, el trabajo hecho en estos
ámbitos, hay otro problema. Es difícil que se hable de aquellas
propuestas que están en su fundamento. Candidaturas como las de Barcelona en Comú o Ahora Madrid llegaron para hacer política de otra manera, que es mucho más que hacer otras políticas.
Desde una mirada 15M
habría que evaluar los proyectos políticos que llegaron a las
instituciones para gobernar o ser oposición desde lo que fue esa
movilización que reivindicaban. Lo podríamos resumir ahora en tres
indicadores que surgirían de los tres lemas más gritados, cantados y
presentes en las movilizaciones de aquellos meses y las que vendrían en
los años siguientes.
No nos representan. El grito tan
escuchado era una evidencia de un gran malestar. El 15M se ha analizado
como una crisis de la representatividad entre personas que actúan como
representantes y las representadas. El 15M como crisis económica, social
y política. Algunos de los proyectos políticos que quisieron entrar en
la institución lo hicieron actualizando el principio zapatista
construido desde el oxímoron que quiere hacernos pensar: mandar
obedeciendo. Otras personas y colectivos vinculados al 15M dijeron que
debía superarse la representación, que no se podía dar ese paso… ¿Ha
habido cambios en la representación? ¿La representación ha dejado de ser
delegación? ¿Se práctica la representación de otras maneras? ¿Existe un
vínculo más estrecho y fuerte entre personas representadas y
representantes? ¿Cómo se gobierna obedeciendo? ¿Se está haciendo?
Seguramente la manera más adecuada de analizar este ámbito pasaría por
prestar especial atención a las políticas de participación. Evaluar las
medidas que se han desarrollado para enfrentarse a una democracia
representativa limitada, en crisis, a partir de mecanismos de democracia
participativa, directa y representativa de mayor calidad. También
habría que dedicar una especial atención a cómo se han ido construyendo
estos artilugios políticos que nos han gobernado y que ahora quieren
revalidar el mandato.
Democracia real ya. El mismo nombre
que sirvió para denominar uno de los colectivos convocantes de la
manifestación del 15 de mayo de 2011 se convirtió en una reivindicación
esencial de la movilización. Ante una democracia existente considerada
deficiente y muy mejorable por un amplio sector, se reivindicaba que la
democracia fuera real. La democracia no podía quedarse en lo nominal.
Esa democracia no es democrática ¿Existe hoy esa democracia real? No era
una demanda muy concreta, como casi ninguna de las que se hicieron.
¿Qué significa “democracia real”? El 15M atendió especialmente a una
idea de democracia vinculada a la participación, apuntada en el apartado
anterior, y a las condiciones necesarias para poder desarrollar la
vida. Derechos que debían ser reconocidos. La PAH que, pese a ser previa
al 15M al ser creada en 2009, fue una continuidad de las
movilizaciones, ponía y continúa poniendo el foco en garantizar el
derecho a la vivienda. ¿Se garantizan estos derechos que atienden a las
condiciones materiales de vida? La participación en estos gobiernos
municipales de personas provenientes de colectivos de la PAH ha llevado,
desde dentro y desde fuera, a poner el foco especialmente en esta
cuestión. Asumiendo las limitadas competencias de los ayuntamientos en
este terreno no se pueden obviar los cambios vividos. Los desahucios no
han desaparecido, pero las políticas en este ámbito se han aumentado y
profundizado. ¿Se ha repensado la democracia? ¿Se ha democratizado la
democracia?
No somos mercancía en manos de banqueros y empresarios.
Una de las concreciones de sus exigencias relativas a la democracia
pasaba por evitar la opresión. Era el grito de una sociedad altamente
precarizada, con condiciones de vida y trabajo consideradas como
opresivas. ¿Ha cambiado? ¿Qué capacidad de intervención tienen desde los
ayuntamientos? ¿La han utilizado? ¿Han reivindicado lo que no estaba en
sus manos a hacer? ¿Han sido trasparentes al reconocer sus limitaciones
o errores? Estos ayuntamientos han hecho bandera de su inversión
social. ¿Es suficiente? Parece evidente que no. ¿Se puede hacer más?
¿Cómo? ¿Otros proyectos han hecho más desde lo municipal u otras
administraciones?
Preguntas que debemos hacernos, respondernos y
trabajar a partir de lo obtenido, aunque no sea lo que “se lleve”, lo
que “venda”, en las sociedades de las que formamos parte. Necesitamos
evaluar el trabajo hecho. Aunque no lo hagan la mayoría de partidos, la
mayoría de medios de comunicación, la mayoría de personas… Eso es
emprender otra manera de hacer política y no simplemente hacer otras
políticas. Estos proyectos políticos no ganaron haciendo lo que hace la
mayoría, vinieron a cambiar lo que hace la mayoría para que mayorías
desatendidas se sintieran representadas y no oprimidas. Aunque se quiera
gobernar para la mayoría, se viene de los márgenes y el territorio
electoral, como recordaba Josep Fontana, desde su enciclopédico
conocimiento histórico, no es propio de estos proyectos. Demasiados
intereses actúan para evitar su victoria y que gobernar signifique tener
poder para hacer los cambios necesarios para esas mayorías
desatendidas.
Se ganaron las instituciones por el 15M. La gran
ola que fue el 15M y lo que vino después llevó a estos proyectos
políticos a las instituciones, eran parte de esa ola. No eran surfistas
que quisieran cabalgarla y aprovecharla. Esa ola de movilización ha
bajado y eso tiene implicaciones diversas al pensar qué la puede
substituir en 2019 para tener la fuerza de 2015 y ganar las
instituciones. Pero lo que se ha mantenido, incluso ha crecido es otra
de las victorias del 15M, la discursiva. La movilización de esos meses
consiguió poner en el centro del diálogo político determinadas ideas y
reivindicaciones. Otras se sumaron posteriormente desde movilizaciones
que podemos vincular y desde las instituciones en las que se entró a
gobernar.
El 15M y algunos de los proyectos políticos a él
vinculados han conseguido ganar una especie de hegemonía discursiva,
pero eso puede tener poco que ver con las políticas que se desarrollan.
La emergencia habitacional o climática hoy son reconocidas por la casi
mayoría por los partidos políticos, también el feminismo. Otra cosa es
qué hacen y, especialmente, la distancia entre lo que dicen querer hacer
y lo que hacen donde gobiernan. El 15M ha tenido influencia en todos
los partidos políticos, pero en la mayoría de casos lo han utilizado
como la manera de acercarse a algo bien valorado en su sociedad. La
hegemonía discursiva debe concretarse en transformaciones vitales, ahí
encontraremos la diferencia entre proyectos políticos que son ola de
cambios o los que intentan aprovechar la ocasión para ganar poder sin
querer transformar la sociedad como nos obligan esas ideas que dicen
defender…
Sigamos con una canción que escuchamos mucho ese 2011 y
convendría volver a escuchar, pensando en que lo importante está más
allá de lo electoral:
Ahora que estamos en pie
y nada nos puede detener,
es importante saber
cómo hemos tejido esta red.
Si rompemos el cristal
y ya vemos lo que hay detrás,
tratemos de conseguir
que lo vean todos los demás.
Si es tan obvio, ¿por qué no somos más?
Volvamos a empezar…
Ahora que estamos en pie
y parece que todo marcha bien,
conviene no olvidar
lo que nos jugamos esta vez.
Ganemos el porvenir
acercando a los que están allí.
Seamos en cada lugar
más de los que fuimos al llegar…
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