El primer elemento de la corrupción empieza porque los periodistas en vez de acudir a la veracidad del hecho para informar, analizar e incluso dar su opinión personal si lo desea, se dedican a deformar la esencia de mismo. Ello deja la puerta abierta a que sobre ese mismo hecho deformado se le puedan añadir al hecho en si mismo deformado o a sus autores cuantas descalificaciones, mentiras, calumnias, vicios o maldades quiera o le pida el cuerpo el periodista corrupto. Caso del viscerón señor José Aguilar del Diario de Sevilla, porque él escribe con las vísceras, debe cobrar, supongo, dinero de curso legal, pero escribir escribe con las vísceras.
Para ratificarme en estas afirmación me ha bastado comparar dos artículos periodísticos (que se transcriben a continuación) de distintos periódicos del mismo día y relacionados con el mismo tema: la presencia de Puigdemont en Bruselas. ¿De dónde se habrá sacado el víscerón en cuestión que "Puigdemont se acobardó tanto que huyó a Bélgica"?
Para ratificarme en estas afirmación me ha bastado comparar dos artículos periodísticos (que se transcriben a continuación) de distintos periódicos del mismo día y relacionados con el mismo tema: la presencia de Puigdemont en Bruselas. ¿De dónde se habrá sacado el víscerón en cuestión que "Puigdemont se acobardó tanto que huyó a Bélgica"?
* * *
INPEDENDENCIA COBARDONA
JOSE AGUILAR
Diario de Sevilla
11 Noviembre 2017
El 21 de octubre, ante la inminente aplicación del artículo 155 de la
Constitución, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, hizo una
declaración institucional comprometiéndose a no dar un paso atrás en la
secesión de Cataluña proclamada en la cámara que lidera. El 9 de noviembre, con
la Generalitat intervenida por el Estado represor y ante el Tribunal Supremo,
ha dado no un paso, sino un salto atrás: acata la legalidad vigente y dice que
la proclamación de la república catalana fue un acto puramente simbólico. La
cárcel, que es muy mala.
Forcadell ha abierto una tercera vía en la reacción del estado mayor independentista
a la contraofensiva de la democracia española. Puigdemont se acobardó tanto que huyó a Bélgica con varios
consejeros, en un alarde de épica de cartón piedra que le ha convertido en el
grotesco fantasma de Bruselas; Junqueras y otros consejeros dieron la cara, y
en prisión provisional andan, sin que ni siquiera Amnistía Internacional lo
considere preso político, y Forcadell se ha negado a sí misma hasta el deshonor
para quedar en libertad bajo fianza. A la hora de la verdad se apagan los faroles.
Tres respuestas distintas a la Justicia española, y también distintas
estrategias ante las elecciones del 21 de diciembre. El enloquecido Puigdemont,
que ya sólo piensa en sí mismo, propone una lista electoral unitaria de los
independentistas -encabezada por él, por supuesto-, que Junqueras descarta con
una trampa de primero de EGB de política ("o vamos todos juntos o cada uno
por su lado"), la CUP no acepta ni muerta diluirse en candidaturas con
partidos burgueses y los de Ada Colau-Pablo Iglesias quieren ser la llave de la
próxima legislatura, lo que requiere acudir en solitario a las urnas. Total, el
frente secesionista afronta la nueva etapa más dividido que nunca, de modo que
ya no tiene esa ventaja sobre el bloque constitucionalista.
En los otros dos campos de batalla del separatismo tampoco les va bien. En
el ámbito internacional, Puigdemont está más solo que la una y sus escasos
apoyos perjudican más que ayudan: flamencos xenófobos, Le Pen, populistas rusos
y Pamela Anderson. Con estos amigos, ¿para qué necesita enemigos? Dentro de
casa, las masas se desinflan. No ha habido huelga general, sino cortes de
carreteras y trenes por adolescentes y niños (literalmente). Incluso aumentó el
consumo de electricidad. La próxima huelga general aún será un fracaso mayor. Y
los Jordis están presos desde hace veintidós días.
*
LA TRASTIENDA DE LA “OPERACIÓN BRUSELAS”
Óscar
López-Fonseca
11.11.2017
El País
(© Twitter Imagen distribuida ayer
por la CUP de la visita que dos de sus miembros, Anna Gabriel y Benet Salellas,
hicieron a Carles Puigdemont en Bruselas)
La
salida de España de Carles Puigdemont fue algo tan precipitado como estudiado.
Todo se decidió en cuestión de poco más de un día, pero también con un informe
sobre la mesa en el que se detallaba al expresidente de la Generalitat cuáles
eran las mejores opciones para refugiarse en Europa si —como finalmente hizo—
decidía abandonar el país. Ese documento fue elaborado por un jurista entre el
sábado 28 y el domingo 29 de octubre a petición de uno de los entonces ya
consejeros cesados del Govern. En él se proponía como posibles destinos Reino
Unido, Alemania, Bélgica y Holanda al considerar el autor del documento a todos
estos estados de la Unión Europea como los más favorables a priori para iniciar
una batalla legal. El informe también recogía los pros y los
contras de cada uno de ellos, según revelan a EL PAÍS fuentes conocedoras de su
elaboración y contenido.
El
documento señalaba al Reino
Unido como el menos favorable sobre el papel. Se destacaba que
al no estar incluido en el espacio Schengen —que permite la libre circulación
de ciudadanos entre los países de la UE acogidos al mismo, entre ellos España—
obligaría a Puigdemont a identificarse al llegar a la frontera. Además, su condición de isla impedía desplazarse
hasta allí por carretera, una de las opciones que se barajó desde el principio
para la huida. Sobre Alemania,
el informe ponía especial énfasis en
la decisión del Gobierno de Mariano Rajoy del pasado 13 de octubre de no
extraditar al escritor turco-alemán Dogan Akhanli, al que reclamaba Ankara. El
documento apuntaba el riesgo de que el Gobierno de Ángela Merkel pudiera
devolver el favor a Madrid acelerando los plazos de una entrega de los
políticos catalanes si se refugiaban en el país centroeuropeo.
Por
ello, el documento reducía
finalmente las opciones más viables a Holanda y Bélgica, a los cuales señalaba
como opciones prácticamente similares desde el punto de vista legal dada su
tradición de acogida. Sólo apuntaba un detalle que finalmente
terminó por decantar la balanza en favor de Bruselas: "razones
políticas". El autor del informe no era más explícito, pero sugería la existencia de una comunidad,
la flamenca, que había
mostrado sus simpatías hacia el movimiento independentista catalán, lo que podía
facilitar crear una imagen favorable dentro de Bélgica hacia Puigdemont y los
suyos.
Según
las fuentes conocedoras del informe jurídico, una copia de este fue entregada el domingo 29 de octubre al
entonces ya expresidente y a los que habían sido miembros del Govern hasta la
aplicación del artículo 155. Estas fuentes desconocen, sin
embargo, si también lo recibió el exconsejero díscolo Santi Vila. Cada uno de
ellos, junto a sus abogados, fueron los que finalmente decidieron si
acompañaban al expresidente en su huida o permanecían en España a la espera de
que la justicia los llamara a declarar como imputados. Ese domingo se conoció
que la Fiscalía General del Estado preparaba una querella contra todos ellos
por los delitos de rebelión y sedición.
Ese
domingo, Puigdemont y cinco de sus exconsejeros —Antonio Comín, Joaquim Forn,
Meritxell Borrás, Meritxell Serret y Dolors Bassa— iniciaron el viaje que les llevó por
carretera hasta Marsella y, desde allí, en avión hasta Bruselas.
El resto decidió en un primer momento quedarse en España, aunque en los días
siguientes —y tras la presentación de la querella de la fiscalía contra ellos y
la decisión de la juez Lamela de citarles a declarar—, dos de ellos —Clara
Ponsatí y Lluís Puig— decidieron unirse al grupo de Bruselas. Otros dos —Forn y
Bassa— decidieron en paralelo regresar para personarse en la Audiencia
Nacional.
Para
entonces, Puigdemont y los suyos ya habían decidido los pasos a dar a partir de
ese momento. El martes 31 de octubre, antes de que la juez Lamela hubiera
ordenado la citación de todos ellos como imputados, el equipo jurídico belga que les
asesoraba desde su llegada —con Paul Bekaert a la cabeza— había mantenido una
reunión con la Fiscalía del país europeo para mostrar su
disposición a colaborar y coordinar los pasos a dar una vez que la Audiencia
Nacional emitiera la más que previsible orden europea de detención.
En
aquel encuentro se cuidó
hasta el último detalle, incluida la hora y la comisaría en la que finalmente
se presentaron Puigdemont y los cinco exconsejeros el pasado domingo.
El objetivo, añaden, era evitar que ninguno pasase la noche en un centro
policial o que se produjera la imagen del expresidente de la Generalitat junto
a un policía. Por ello, se personaron poco después de las nueve de la mañana,
para dar tiempo suficiente a que la justicia belga pudiera tomar una decisión
sobre ellos esa misma mañana. Por ello, también, fueron a la comisaría de la
Rue Royale, en la que una entrada trasera al edificio dificultaba que algún
medio pudiera captar imágenes.
También
acordaron con la fiscalía belga pedir que el proceso judicial se desarrollase
íntegro en neerlandés, una maniobra con la que los abogados aspiran a retrasar
el papeleo ante la mayor dificultad que supondrá previsiblemente a las
autoridades españolas
conseguir las traducciones de los documentos, explican las fuentes consultadas.
El objetivo sigue siendo "ganar tiempo", añaden. El próximo asalto
judicial será el 17 de noviembre. Ese día está previsto que se celebre la vista
ante la Cámara del Consejo de Bruselas para que la justicia belga examine por
primera vez la petición de entrega a España del presidente y los consejeros
cesados. Su equipo jurídico trabaja en la estrategia a seguir ese día. La
Operación Bruselas no ha hecho nada más que empezar.
Diputados de la CUP visitan al ‘expresident’
Los
diputados de la CUP en el Parlament Anna
Gabriel y Benet Salellas se desplazaron dos días a Bruselas
para visitar al expresidente de la Generalitat y a los consejeros cesados que
le acompañan. Gabriel y Salellas se reunieron con Carles Puigdemont y, por otra
parte, con Toni Comín, Clara Ponsatí, Lluís Puig y Meritxell Serret.
Los
diputados expresaron su apoyo en un momento de “represión democrática que vive
Catalunya” por la aplicación del artículo 155 de la Constitución y por la
disolución del Parlament.
El
encuentro se celebró dos
días antes de que la CUP celebre su Asamblea Nacional Extraordinaria
en Granollers (Barcelona), donde
votarán cuatro posibilidades de cara a las elecciones del 21 de diciembre.
Los
cuatro escenarios que votará la CUP son: no presentarse de ningún modo, no
presentarse pero apoyar a una candidatura civil, crear un frente de partidos de
izquierda o bien presentarse en solitario.
*++
No hay comentarios:
Publicar un comentario