TERRORISMO ISLÁMICO / Aprovechando la derrota del Estado Islámico en Irak y en Siria
Al-Qaeda prepara un atentado más cruento que el 11-S, según los servicios secretos
Los servicios policiales y de inteligencia españoles tienen datos para afirma que existe “una rivalidad” entre el llamado Estado Islámico (ISIS) y al-Qaeda y sus diversas ramas. Estiman que la organización terrorista ahora dirigida por Mohamed Ayman al Zawahiri, el sucesor de Osama bin Laden, capturado y muerto en Pakistán en 2011, volverá a cobrar protagonismo con la inminente derrota del Dáesh en Iraq y Siria. La portavoz del PP, Ana Belén Vázquez, se refirió a estos análisis en la última reunión de la Comisión de Seguridad Nacional con el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, diciendo que esa rivalidad dificulta todavía más la detección y prevención de las amenazas del terrorismo yihadista.
Según esos análisis, el riesgo de atentados es doble. Procede, por un lado, de los individuos captados por los activistas de ISIS, y por otro, de la posible activación de las células durmientes de al-Qaeda. Respecto a los primeros se sabe que han captado a más de doscientos jóvenes en España para luchar en Siria e Iraq, de los que se estima que más de treinta han regresado. De los 208 individuos con nacionalidad o residencia en España que se han trasladado a los campamentos del Califato, 21 eran mujeres. La utilización de las mujeres para cometer atentados es el elemento diferencial de los terroristas del califato respecto a al-Qaeda. Desde 2014 han sido detenidas 23 en España de un total de 175 personas relacionadas con el terrorismo yihadista.
Aparte de la detención de 732 individuos acusados de terrorismo en las más de doscientas operaciones realizadas desde los atentados del 11 de marzo de 2004 en los trenes de cercanías de Madrid, la policía española ha intercambiado datos con los aliados europeos sobre más de 15.000 presuntos terroristas. Algunos responsables políticos reconocen que la puesta en común de los datos policiales ha evitado algunos atentados y podría haber evitado más sin la renuencia de algunos países a colaborar.
En relación con al-Qaeda (la base, en árabe), los servicios de inteligencia españoles apuntan a una “amenaza más compleja” de la conocida hasta ahora y no dudan de que Al Zawahiri persigue recuperar el protagonismo con un gran atentado, superior incluso al del 11 de septiembre de 2001, el 11-S, en el que murieron 3.016 personas –incluidos los 19 terroristas– y más de 6.000 resultaron heridas.
Informes de distintos servicios antiterroristas citados por el diario El País el pasado 7 de julio coinciden en que al-Qaeda mantiene desde su creación el objetivo de realizar ataques masivos con armas químicas, tóxicas y bacteriológicas, venenos capaces de provocar matanzas de miles de personas. La amenaza es muy seria y ha llevado a varios gobiernos de la UE, el español entre ellos, a adoptar medidas especiales de prevención del llamado “bioterrorismo”. El diario menciona la potencial existencia de una bomba sucia, es decir, de un artefacto con un núcleo altamente radiactivo, que, en lugar de estallar, iniciaría una reacción en cadena que contaminaría con radiactividad una amplia zona.
La primera herramienta para hacer frente a estas amenazas es un “plan de biocustodia” que, según anunció en febrero pasado Alberto Moragas, jefe del gabinete del presidente Mariano Rajoy, tratará de impedir el acceso de los terroristas a los llamados “agresivos biológicos”. Los laboratorios de las universidades y centros de investigación y la industria farmacéutica han de extremar la vigilancia y prevención.
Este plan de biocustodia, para defender a la población de la posible manipulación de bacterias y virus con fines terroristas, sería insuficiente en un mercado global si España no formase parte de la agenda global de Seguridad Sanitaria (GHSA), del plan de acción de la UE en esta materia y de otros organismos internacionales como el subgrupo de biocustodia del partenariado global del G-7.
La prevención de la amenaza bioterrorista llevó en 2009 a las autoridades españolas a crear la Red de Alerta de Laboratorios Biológicos (RELAB) y, posteriormente, el Grupo Interministerial para Armas Biológicas y Toxínicas (GRUPABI) y a adoptar medidas de información para la sensibilización del sector empresarial, y de las instituciones científicas y académicas respecto a las amenazas nuclear, radiológica, bacteriológica y química (NRBQ).
Con independencia de los planes de prevención internos y de coordinación internacional contra el terrorismo, la resolución 1.540 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas obliga desde 2004 a los estados a abstenerse de suministrar cualquier tipo de apoyo a los agentes no estatales que traten de desarrollar, fabricar, adquirir, poseer, transportar, transferir o emplear armas nucleares, químicas o biológicas y sus sistemas, vectores o materiales conexos. Los estados debían presentar ante el Comité un primer informe sobre las medidas adoptadas o previstas para aplicar la resolución, pero a 1 de marzo de 2015, diecinueve de los 193 obligados por la resolución no lo habían hecho. Quince de ellos se encuentran en el continente africano.
En ese sentido, el Gobierno español recuerda lo elemental: que la información científica sobre el uso de determinados virus (por ejemplo el de la gripe aviar o el del ébola) es fácilmente accesible en Internet y podría ser utilizada por grupos terroristas y criminales. La realidad de Siria nos muestra que las armas químicas aún se usan. Y todo ello ocurre en un contexto de globalización de las transacciones comerciales, logísticas y económicas. Las amenazas nos hacen plantearnos, añaden los responsables de Asuntos Exteriores, la necesidad de reforzar la protección de instalaciones críticas, la biocustodia o la ciberseguridad. Y concluyen que la resolución de la ONU y el Comité 1540 “tienen mayor relevancia que nunca”.
*++
No hay comentarios:
Publicar un comentario