Los precios de los
bonos se están desplomando, y también el valor capitalizado de las hipotecas
empaquetadas y otros valores en los que los bancos mantienen sus activos para
respaldar sus depósitos. La perspectiva no es nada halagüeña.
Por qué el sistema bancario se está desmoronando
El Viejo Topo
15 marzo, 2023
Los colapsos de
Silverlake y Silicon Valley Bank son como icebergs que se desprenden del
glaciar antártico. La analogía financiera con el calentamiento global que está
causando este colapso es el aumento de la temperatura de las tasas de interés,
que se dispararon el jueves y viernes pasados para cerrar en 4,60 por ciento
para los bonos a dos años del Tesoro de EE.UU.
Mientras tanto,
a los depositantes bancarios todavía se les pagaba solo el 0,2 por ciento de
sus depósitos. Eso ha llevado a un retiro constante de fondos de los bancos, y
una disminución correspondiente en los saldos de los bancos comerciales con la
Reserva Federal.
La mayoría de
los medios nos están diciendo que las fallidas bancarias son locales, como si
no hubiera un contexto o una causa general. Pareciera que les da vergüenza
explicar que la quiebra de los bancos que ahora está cobrando impulso es el
resultado de cómo la Administración Obama rescató a los bancos en 2008. Quince
años de flexibilización cuantitativa han vuelto a inflar los precios de las
hipotecas bancarias empaquetadas, y con ello, los precios de la vivienda, de
las acciones y de los bonos.
Los 9 billones
de dólares de QE de la Fed (no contados como parte del déficit presupuestario)
alimentaron la inflación de los activos que generó billones de dólares para los
tenedores de esos activos financieros, con un generoso efecto indirecto para
los miembros de como máximo un diez por ciento de la población. El precio de la
propiedad de la vivienda se disparó al capitalizar las hipotecas a tasas de
interés decrecientes en propiedades apalancadas por la deuda. La economía
estadounidense experimentó el mayor auge del mercado de bonos de su historia,
ya que las tasas de interés cayeron por debajo del 1 por ciento.
La economía se
polarizó entre la clase acreedora con un patrimonio neto positivo y el resto de
la economía, cuya analogía con la contaminación ambiental y el calentamiento
global es la contaminación por deuda.
Pero, al servir
a los bancos y a la clase de propietarios financieros, la Fed se apartó a un
rincón: ¿Qué iba a pasar si las tasas de interés finalmente subieran?
En mi
libro Matando al huésped escribí sobre algo que parecía
bastante obvio. El aumento de las tasas de interés hace que los precios de los
bonos ya emitidos bajen, junto con los precios de los bienes raíces y las
acciones. Esto es lo que ha estado sucediendo con la lucha de la Fed contra la
«inflación», un eufemismo para oponerse al aumento de los niveles de empleo y
salarios.
Los precios de
los bonos se están desplomando, y también el valor capitalizado de las
hipotecas empaquetadas y otros valores en los que los bancos mantienen sus
activos para respaldar sus depósitos.
El resultado
amenaza con empujar los activos bancarios por debajo de sus pasivos de
depósito, acabando con su patrimonio neto: su capital contable. Esto es lo que
amenazó con ocurrir en 2008.
Es lo que
ocurrió de forma más extrema en los años 80 con las S&L y las Cajas de
Ahorros, provocando su desaparición. Estos “intermediarios financieros” no
podían crear crédito como pueden hacerlo los bancos comerciales, entonces
prestaron sus depósitos en forma de hipotecas a largo plazo a tasas de interés
fijas, a menudo por 30 años.
Pero a raíz del
llamado pico de Volcker (en las tasas de interés) el nivel general de las tasas
de interés se mantuvo más alto que las tasas de interés que estaban recibiendo
las S&L y las cajas de ahorro.
Los
depositantes comenzaron a retirar su dinero para obtener mayores rendimientos
en otros lugares, porque las S&L y las cajas de ahorro no podían pagar a
sus depositantes tasas más altas con los ingresos provenientes de sus hipotecas
fijadas a tasas más bajas. Entonces, el desajuste entre los pasivos a corto
plazo y las tasas de interés a largo plazo terminó este tipo de Bancos.
Las S&L y
la Cajas debían dinero a los depositantes a corto plazo, pero estaban atrapadas
en activos a largo plazo con precios a la baja. Por supuesto, las hipotecas
eran a mucho más largo plazo que en el caso de los bancos comerciales.
El efecto del
aumento de las tasas de interés tiene el mismo efecto sobre los activos
bancarios que sobre todos los activos financieros. Así como la baja de la tasa
de interés utilizada por la flexibilización cuantitativa (QE) tenía como
objetivo reforzar a los bancos, su reversión hoy tiene el efecto contrario,
está debilitando a la banca. Y si los bancos han realizado malas operaciones
con derivados están en serios problemas.
Cualquier banco
tendrá problemas si mantiene las valoraciones de sus activos más altas que las
de sus depósitos pasivos. Cuando la Reserva Federal sube las tasas de interés
tanto como para hacer caer los precios de los bonos, la estructura de activos
del sistema bancario se debilita. Esa es la esquina en la que la Fed instaló la
economía con la QE.
La Fed, por
supuesto, reconoce este problema. Por eso evitó subir las tasas de interés
durante tanto tiempo, hasta que los asalariados comenzaron a beneficiarse con
la recuperación del empleo. Cuando los salarios comenzaron a recuperarse, la
Fed no pudo resistirse a librar la habitual guerra de clases contra los
trabajadores. Pero al hacerlo, su política se ha convertido también en una
guerra contra el sistema bancario.
Silverlake fue
el primero en caer, pero fue un caso especial. Había tratado de aprovechar la
ola de las criptomonedas sirviendo como banco para varios de estos “valores”.
Después que se conoció el gran fraude del SBF, hubo una caída de criptomonedas.
Los inversores abandonaron el barco. Los administradores de criptografía
tuvieron que pagar retirando los depósitos que tenían en Silverlake, y este se
hundió.
El fracaso de
este Banco destruyó la gran ilusión de los depósitos en criptomonedas. La
impresión popular antes de esta estafa, era que las criptomonedas brindaban una
alternativa a los bancos comerciales y a la «moneda fiduciaria». Pero, ¿en qué
invertían los criptofondos para respaldar sus compras, sino que en depósitos
bancarios y valores gubernamentales, acciones y bonos privados? ¿Qué son las
criptomonedas? En última instancia, son simplemente un fondo mutuo secreto para
proteger a los lavadores de dinero?
Silicon Valley
Bank también es, en muchos sentidos, un caso especial, debido a sus préstamos
especializados para nuevas empresas tecnológicas. El banco New Republic también
ha sufrido una caída, y también está especializado, presta a depositantes
adinerados en el área de San Francisco y el norte de California.
Pero la semana
pasada se habló de una quiebra bancaria, y los mercados financieros se
conmovieron cuando los precios de los bonos bajaron después de que el
presidente de la Fed, Jerome Powell, anunció que en realidad planeaba subir las
tasas de interés más de lo que se había propuesto anteriormente.
El aumento del
empleo ha hecho que los asalariados estén dispuestos a defender su capacidad de
compra o al menos mantener sus ingresos al día con la inflación. Una inflación
causada, entre otros factores por las sanciones del gobierno de Estados Unidos
contra la energía y los alimentos rusos. El otro factor inflacionario es
responsabilidad de los monopolios que han aumentado los precios como una manera
de “anticipar la inflación que se avecina”. El resultado es que los salarios no
han seguido el ritmo de las altas tasas de inflación resultantes.
Parece que
Silicon Valley Bank tendrá que liquidar sus valores con pérdidas. Probablemente
será absorbido por algún banco más grande, pero todo el sistema financiero está
siendo puesto en cuestión.
Reuters informó
el viernes que las reservas bancarias de la Fed se estaban desplomando. Esto
difícilmente sorprende, ya que los bancos disfrutan de tasas diferenciales de
interés récord. No es de extrañar que los inversores acomodados estén huyendo
de los bancos.
La pregunta
obvia es por qué la Fed no rescata a los bancos en la posición del SVB. La
respuesta es que los precios más bajos de los activos financieros parecen la
Nueva Normalidad. Para los bancos con patrimonio negativo, ¿cómo pueden
resolver su solvencia sin reducir drásticamente las tasas de interés y sin que
se restaure la Política de Tasa de Interés Cero a 15 años?
Hay un elefante
aún más grande en la habitación: se trata de los derivados. La volatilidad
aumentó el pasado jueves y viernes. La agitación ha alcanzado grandes
magnitudes más allá de lo que caracterizó la caída de 2008 de AIG y otros
especuladores.
Hoy, JP Morgan
Chase y otros bancos de Nueva York tienen decenas de billones de dólares en
derivados: es decir, apuestas de casino sobre cómo cambiarán las tasas de
interés, los precios de los bonos, los precios de las acciones y otras medidas.
Por cada
posición ganadora, hay un perdedor. Cuando se apuestan billones de dólares,
algún operador bancario está obligado a terminar con una pérdida que fácilmente
puede acabar con todo el patrimonio neto del banco.
Ahora hay un
vuelo hacia el «efectivo», hacia un refugio seguro, supuestamente los valores
del Tesoro de EE. UU. A pesar de que los republicanos se niegan a elevar el
techo de la deuda, el Tesoro siempre puede imprimir dinero para pagar a sus
tenedores de bonos. Parece que el Tesoro se convertirá en el nuevo depositario
elegido por quienes tienen recursos financieros. Caerán los depósitos
bancarios. Y con ellos, las tenencias bancarias de reservas en la Fed.
Por el momento,
el mercado de valores se ha resistido tras la caída de los precios de los
bonos. Mi conjetura es que ahora veremos el gran comienzo del fin del gran auge
del capital ficticio de 2008-2015. Por lo tanto, las gallinas tienen esperanzas
de volver a anidar, esta “gallina” es tal vez el exceso de derivados alimentado
por la relajación de la regulación financiera y el análisis de riesgos
posterior a 2008.
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