(Acto heróico de Aznar: mientras le escriben "sus" libros, él viéndolas llegar)
Aznar no ha escrito ningún libro nunca, y no creo que tenga capacidad para escribirlo. A Aznar se los escriben. Es decir, Aznar pone unas cuantas tachaduras y a partir de ahí se lo escriben”,[1]
Esta afirmación del periodista y escritor Juan José Millas en relación a la flaca y mono neuronal carga merdo intelectual de uno de los hombres más cínicos de la reciente historia de España, don José María Aznar, el cual dicho mono merdo intelectual y rico de España, tadavía se llena los bolsillos con nuestros dineros, ya era supuesta por más de uno.
La tal afirmación que da cuenta y hace justicia del Pro Bush, José María Aznar, a mi personalmente no me ha llamado mucho la atención por lo que de verosímil tiene, por que sabido es según los Santos Evangelios, que por sus rastros los conoceréis. Más hay de aquel que ay, ay, ay. Rastro eres, y no en escritor, jo mío, sino en rastro te convertirás.
Y rastro es don José María Aznar, casado con su señora Botella, la cual señora Botella no sabe sumar[2] peras con manzanas, que aparece en la televisión con los ojos nublos, la boca torcida y lengua de trapo (como otras majestades que yo me sé y no digo ahora porque no viene al caso), o sea, borrachuzo de cágate lorito, para decir que el gobierno no es nadie para decirle que no sobrepase la velocidad máxima permitida en carretera; que ni siquiera sabe comprarse un pisito, porque para una vez que le da por hacerlo, va a Marbella, el oasis de la corrupción-político-urbanística-normalizada, como en el levante español, y, ¡oh!, sorpresa, sorpresivamente asorpresada, va y se compra, precisamente, el pisito del ático del edificio que estaba construido de forma ilegal, como la guerra de Irak, de la que fue inspirador en la parte de un 1/3, al final para que los azulejeros de Castellón no pudieran vender una triste baldosa para la reconstrucción de aquel país arrasado y sembrado de muertos inocentes civiles, por lo que ahora 20.000 firmas claman ante los tribunales para que le metan mano, y si se cuenta la mía, 20.001 firmas.
Y, por si todo lo dicho fuera poco (que es muy poco para lo que se podría contar, si supiéramos como está el asunto de las comisiones por las construcciones en Argentina, por ejemplo, porque yo de paraísos fiscales no sé nada de nada) está el asunto del churretazo de espermas endosado a la ministra francesa del Interior, y valga la redundancia, porque sin churretazo interior de esperma no hay ministra que se embarace, de cuyo embarazo, ha tenido que salir alguien de la Fundación FAES, presidida por el infrascrito o susodicho José María Aznar, diciendo que éste es inocente. ¡Toma! Y yo también soy inocente. Y cualquiera es inocente, porque la única demostración gráfica de que José María Aznar y la ministra francesa se entienden es una foto de ambos besándose castamente en la mejilla, y por un beso en la mejilla no se embaraza ni el propio supuesto padre, según las malas lenguas, de la criatura, José María Aznar.
Y es lo que yo le digo cuando me pongo a eso del levitar sobre dos garrafas de vino y entro en contacto sinergético con él: José Mari, mientras la ministra no haga aguas y rompa a parir, tranqui, tronco, Si icen que igan. Tú no te sofoques ni te querelles con nadie por atribuirte paternidad alguna… que vete tú a saber, que eso de que de esta agua no beberé y que cualquiera puede ser padre tiene miga, y más en francés, que uno no se aclara.
Tú, espérate, le digo, que nace el niño-niña con bigote y un libro bajo el brazo que nadie sabe quien lo ha escrito, tuyo-tuya es.
Que nace inteligente, inocente eres, porque si la criaturita sale inteligente, a saber de quien puede ser (mía tampoco, no te vayas a pensar), y además, ya tienes tema para que te escriban otro libro: “Paternidad enmascarada, ¡ji ji ji!” Pájaro, que eso es lo que eres tú, un pájaro.
*
[1] Juan José Millas. Cadena SER, La Ventana.
[2] Decía la mujer que no sabia sumar lesbianas con homosexuales, lo cual no sabe hacer nadie, y por eso nadie se lo plantea. Es como si a mi me diera sumar un adoquín con Aznar. No se puede. Aznar siempre será Aznar y un adoquín un material noble de la construcción.
Aznar no ha escrito ningún libro nunca, y no creo que tenga capacidad para escribirlo. A Aznar se los escriben. Es decir, Aznar pone unas cuantas tachaduras y a partir de ahí se lo escriben”,[1]
Esta afirmación del periodista y escritor Juan José Millas en relación a la flaca y mono neuronal carga merdo intelectual de uno de los hombres más cínicos de la reciente historia de España, don José María Aznar, el cual dicho mono merdo intelectual y rico de España, tadavía se llena los bolsillos con nuestros dineros, ya era supuesta por más de uno.
La tal afirmación que da cuenta y hace justicia del Pro Bush, José María Aznar, a mi personalmente no me ha llamado mucho la atención por lo que de verosímil tiene, por que sabido es según los Santos Evangelios, que por sus rastros los conoceréis. Más hay de aquel que ay, ay, ay. Rastro eres, y no en escritor, jo mío, sino en rastro te convertirás.
Y rastro es don José María Aznar, casado con su señora Botella, la cual señora Botella no sabe sumar[2] peras con manzanas, que aparece en la televisión con los ojos nublos, la boca torcida y lengua de trapo (como otras majestades que yo me sé y no digo ahora porque no viene al caso), o sea, borrachuzo de cágate lorito, para decir que el gobierno no es nadie para decirle que no sobrepase la velocidad máxima permitida en carretera; que ni siquiera sabe comprarse un pisito, porque para una vez que le da por hacerlo, va a Marbella, el oasis de la corrupción-político-urbanística-normalizada, como en el levante español, y, ¡oh!, sorpresa, sorpresivamente asorpresada, va y se compra, precisamente, el pisito del ático del edificio que estaba construido de forma ilegal, como la guerra de Irak, de la que fue inspirador en la parte de un 1/3, al final para que los azulejeros de Castellón no pudieran vender una triste baldosa para la reconstrucción de aquel país arrasado y sembrado de muertos inocentes civiles, por lo que ahora 20.000 firmas claman ante los tribunales para que le metan mano, y si se cuenta la mía, 20.001 firmas.
Y, por si todo lo dicho fuera poco (que es muy poco para lo que se podría contar, si supiéramos como está el asunto de las comisiones por las construcciones en Argentina, por ejemplo, porque yo de paraísos fiscales no sé nada de nada) está el asunto del churretazo de espermas endosado a la ministra francesa del Interior, y valga la redundancia, porque sin churretazo interior de esperma no hay ministra que se embarace, de cuyo embarazo, ha tenido que salir alguien de la Fundación FAES, presidida por el infrascrito o susodicho José María Aznar, diciendo que éste es inocente. ¡Toma! Y yo también soy inocente. Y cualquiera es inocente, porque la única demostración gráfica de que José María Aznar y la ministra francesa se entienden es una foto de ambos besándose castamente en la mejilla, y por un beso en la mejilla no se embaraza ni el propio supuesto padre, según las malas lenguas, de la criatura, José María Aznar.
Y es lo que yo le digo cuando me pongo a eso del levitar sobre dos garrafas de vino y entro en contacto sinergético con él: José Mari, mientras la ministra no haga aguas y rompa a parir, tranqui, tronco, Si icen que igan. Tú no te sofoques ni te querelles con nadie por atribuirte paternidad alguna… que vete tú a saber, que eso de que de esta agua no beberé y que cualquiera puede ser padre tiene miga, y más en francés, que uno no se aclara.
Tú, espérate, le digo, que nace el niño-niña con bigote y un libro bajo el brazo que nadie sabe quien lo ha escrito, tuyo-tuya es.
Que nace inteligente, inocente eres, porque si la criaturita sale inteligente, a saber de quien puede ser (mía tampoco, no te vayas a pensar), y además, ya tienes tema para que te escriban otro libro: “Paternidad enmascarada, ¡ji ji ji!” Pájaro, que eso es lo que eres tú, un pájaro.
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[1] Juan José Millas. Cadena SER, La Ventana.
[2] Decía la mujer que no sabia sumar lesbianas con homosexuales, lo cual no sabe hacer nadie, y por eso nadie se lo plantea. Es como si a mi me diera sumar un adoquín con Aznar. No se puede. Aznar siempre será Aznar y un adoquín un material noble de la construcción.
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