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( tercera parte )
Otro de los argumentos que le sirven a Raúl Tristán para renegar en su artículo “ES(incultura)PAÑA “de tanto bodoque soplagaitas, cenutrio con diecitantos, zopenco con veintitantos, mendrugo con treintaipocos, zoquete, palurdo, ignorante, animal, simple, memo, zote, que anega calles, plazas, centros comerciales, iglesias, estadios de fútbol, institutos, universidades o empresas… instituciones, hospitales, medios de transporte, playas…de tanto bodoque soplagaitas, cenutrio con diecitantos, zopenco con veintitantos, mendrugo con treintaipocos, zoquete, palurdo, ignorante, animal, simple, memo, zote, que anega calles, plazas, centros comerciales, iglesias, estadios de fútbol, institutos, universidades o empresas… instituciones, hospitales, medios de transporte, playas…”, etc., lo toma del artículo titulado “Falsa meritocrácia”[1].
Por lo que dice Kanciller deben existir dos tipos de “meritocracia” que yo desde luego desconozco. La verdadera y la que no lo es, o sea, la falsa.
Según él, la meritocrácia buena, la que no es falsa, es en la “que aquellos que más mérito tengan por capacidad o esfuerzo sean más retribuidos que los que no.”
Ya he dicho que desconozco que cosa sea esa de la meritocracia, pero por la datos que da Kanciller, me viene a la memoria un hombre que bien podría caer de lleno en esa concepción de la meritocracia, y que además tampoco está adscrito al socialismo en teoría, y mucho menos por la práctica realizada, y con una gran capacidad demostrada en la Bolsa e instituciones financieras para hacer con un buen paquete de acciones de Endesa, y unos grandísimos y evidentes esfuerzos realizados en el trasiego de las acciones de esa misma empresa, por lo que acabó cobrando trece millones de euros, o sea, que resultó espléndidamente retribuido como consecuencia de su gran capacidad y esfuerzos.
Este hombre al que me refiero es don Manuel Pizarro, ex presidente de Endesa, y hoy, además, a pesar de ser hombre rico, cobrando de mis impuestos (contra mi voluntad), y de los impuestos de Jorge Hernández, que se quejaba el hombre amargamente de que Pajín cobrara de los suyos, siendo don Manuel Pizarro como es, coleguilla de la misma profesión que Pajín, esto es, político no socialista, del PP.
Constata, pues, Raúl Tristán en su articulo, el “hecho de que hemos construido un país de papanatas iluminados, donde la cultura del esfuerzo, la valoración del mérito y la capacidad, han sido desterradas.”
Yo no me doy por aludido en esa construcción del “país de papanatas” al que alude Raúl Tristán. No he sido yo el que ha introducido los contratos basuras, ni el que ha despojado al Estado de sus empresas más rentables como Telefónica o Endesa para ponerlas en manos de unos cuantos grupos capitalistas que ahora chantajean al propio Estado, y que se esconden bajo ese manto de jugar al despiste social que algunos llaman privatización. Tampoco he sido yo el que ha puesto el sistema bancario oficial como el Banco Hipotecario de España, el Banco de Crédito a la Construcción, o el Instituto de Crédito Oficial, entre otras instituciones financieras, como alfombra y al servio de la banca privada. Pero es más, tampoco soy yo el que con fondos públicos está construyendo todo el entramado del AVE, para que una vez esté construido ponerlo como una máquina de hacer beneficios (encarecimiento indebido de un servio) en manos de unos cuantos grupos capitalistas… En el atraco a mano desarmada, puesto que es políticamente correcto, incluso legal (¡que esa es otra!), lo que hace este gobierno, el de Zp, que le llamaría su amigo Rajoy, aunque de partido político de distinta sigla (el uno del PSOE el otro del PP) a la Seguridad Social, tampoco estoy de acuerdo. Y tampoco esto de acuerdo en el plan Bolonia, con el que el futuro titulado universitario, con su titulo va terminar por demostrar solemnemente, que ser universitario será la forma más cara de ser ignorante…
Así que para mí, francamente, yo no tengo nada que ver con la construcción de está sociedad. Si acaso, y para que no me digan que me las estoy dando de chulillo. La única cosa por la que se me podrían buscar las cosquillas es por crédulo. Por creerme todo lo que me dicen, porque si me creyera todo de todo, por ejemplo, que estamos en una sociedad democrática, y que los políticos oficiales que conocemos son mis representantes, y que defienden mis intereses, entonces ya se pasaría la cosa de castaño oscuro, y no se trataría de ser crédulo, ni siquiera de ser tonto, que ya seria gordo, sino de tonto entontecido.
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[1] Aparece escrito por “Kanciller” en el Blog “Kancillería” (para acceder a él, ver nota n.º 1 del primer articulo “Ay, Señor, como está la gente” publicado en este Blog del Ojo Atípico)
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