Engels advirtiéndonos contra la vulgarización del
materialismo histórico.
«También en la
Volks-Tribüne ha habido una discusión acerca de si la distribución de los
productos en la sociedad futura se hará de acuerdo con la cantidad de trabajo o
de otra manera. La cuestión ha sido enfocada desde un punto de vista muy
«materialista», en oposición a ciertas frases idealistas sobre la justicia.
Pero, por extraño que esto parezca, a nadie se le ocurrió pensar en que el modo
de distribución depende esencialmente de la cantidad de productos a distribuir,
y que esta cantidad varía, naturalmente, con el progreso de la producción y de
la organización social y que, por tanto, tiene que cambiar también el modo de
distribución. Sin embargo, para todos los que han participado en la discusión,
la «sociedad socialista» no es algo que cambia y progresa continuamente, sino
algo estable, algo fijo de una vez para siempre, por lo que también debe tener
un modo de distribución fijo de una vez para siempre. Razonablemente, lo único
que se puede hacer es: 1) tratar de descubrir el modo de distribución que se
haya de aplicar al principio, y 2) tratar de establecer la tendencia general
que habrá de seguir el desarrollo ulterior. Pero acerca de esto no encuentro ni
una sola palabra en toda la discusión.
En general, la
palabra «materialista» sirve, en Alemania, a muchos escritores jóvenes como una
simple frase para clasificar sin necesidad de más estudio todo lo habido y por
haber; se pega esta etiqueta y se cree poder dar el asunto por concluido. Pero
nuestra concepción de la historia es, sobre todo, una guía para el estudio y no
una palanca para levantar construcciones a la manera del hegelianismo. Hay que
estudiar de nuevo toda la historia, investigar en detalle las condiciones de
vida de las diversas formaciones sociales, antes de ponerse a derivar de ellas
las ideas políticas, del Derecho privado, estéticas, filosóficas, religiosas,
etc., que a ellas corresponden. Hasta hoy, en este terreno se ha hecho poco,
pues ha sido muy reducido el número de personas que se han puesto seriamente a
ello. Aquí necesitamos masas que nos ayuden; el campo es infinitamente grande,
y quien desee trabajar seriamente, puede conseguir mucho y distinguirse. Pero,
en vez de hacerlo así, hay demasiados alemanes jóvenes a quienes las frases
sobre el materialismo histórico –todo puede ser convertido en frase– sólo
les sirven para erigir a toda prisa un sistema con sus conocimientos
históricos, relativamente escasos –pues la historia económica está todavía
en mantillas–, y pavonearse luego, muy ufanos de su hazaña. Y entonces es
cuando puede aparecer un Barth cualquiera, para dedicarse a lo que, por lo
menos en su medio, ha sido reducido a la categoría de una frase huera». (Friedrich Engels; Carta a Konrad Schmidt, 5 de
agosto de 1880)
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